4.3. Terapia Estructural

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About This Presentation

Material didáctico para la asignatura de Terapia Sistémica para la Licenciatura en Psicología


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4.3. Escuela estructural Laura Eguia Magaña Abril 2022

4.3. Escuela estructural ANTECEDENTES HISTÓRICOS La terapia familiar ha surgido en un campo que tradicionalmente ve a la familia como una fuerza opresora. Bruno Bettelheim , en la escuela ortogenética de Chicago, prescribía la “ perectomia ”, la remoción de los padres de la vida del niño, como una solución a las criaturas severamente dañadas.

4.3. Escuela estructural La primera terapia familiar, coherente con este prejuicio contra los padres, encaró a los pacientes con la idea de protegerlos de las familias.

4.3. Escuela estructural El concepto de estructura familiar fue propuesto inicialmente por Minuchin para indicar las restricciones funcionales. Las estructuras familiares son conservadoras pero modificables.

4.3. Escuela estructural La meta de esa terapia es aumentar la flexibilidad de esas estructuras subyacentes.

4.3. Escuela estructural La tarea de la terapia es ayudar a la familia a readaptarse a las circunstancias cambiantes .

Desarrollo familiar:

Desarrollo familiar: Para un clínico formado en psiquiatría infantil las familias pueden verse como organismos que evolucionan a través de diversas etapas de desarrollo.

Desarrollo familiar: Cada etapa presenta nuevas exigencias; estas obligan a los miembros de la familia que crecen o envejecen, a acomodarse a las nuevas necesidades, y a las circunstancias que cambian.

Desarrollo familiar: Como las familias son conservadoras, su respuesta natural a estos cambios evolutivos es insistir en lo habitual.

Desarrollo familiar: Las personas tienen la costumbre de convertirse en los relatos que cuentan. Cuando la memoria habla establece una verdad narrativa que llega a tener más influencia que la verdad histórica.

Desarrollo familiar: Las estructuras se convierten en la realidad compartida de una familia reflejan la comprensión reciproca de los miembros y prejuicios compartidos, algunos de los cuales son promisorios y útiles, mientras que otros no lo son.

Desarrollo familiar: La organización de la familia se relaciona son la concepción que tienen ella de si misma, y también el hecho de que, a medida que pasa el tiempo, la construcción del un mito familiar refuerza la estructura que guía el movimiento natural.

Desarrollo familiar: Para sentirse seguras, las personas deben participar en interacciones predecibles. Lamentablemente, ese carácter predecible se puede congelar en moldes limitadores, de modo que las pautas se vuelven inflexibles y los miembros de la familia emplean solo una pequeña gama de las conductas a las que podría tener acceso. El resultado es que las familias funcionan por debajo de su potencial.

Fundamentos teóricos

Fundamentos teóricos: El modelo normativo de Minuchin para una familia que está funcionando bien es de especial utilidad. Una familia apropiadamente organizada tendrá límites claramente marcados;

Fundamentos teóricos: El subsistema marital tendrá límites cerrados para proteger la intimidad de los esposos. El subsistema parental tendrá limites claros entre el y los niños, más no tan impenetrables que limiten el acceso necesario a los padres,

Fundamentos teóricos: El subsistema de hermano s tendrá sus propias limitaciones y estará organizado jerárquicamente, de modo que se den a los niños tareas y privilegios acordes con su sexo y edad, determinados por la cultura familiar.

Fundamentos teóricos: Por ultimo, el limite entorno de la familia nuclear también será respetado, aunque esto dependa de los factores culturales sociales y económicos. Varía grandemente el grado en que se admiten parientes o agentes de instituciones sociales en general.

Fundamentos teóricos: El método de Minuchin de “trazar el mapa” del terreno psicopolítico de una familia ahorra mucho tiempo al terapeuta, ya que la naturaleza de la organización de la familia da al terapeuta estructural las claves que necesita para determinar qué direcciones debe seguir al revisar las pautas de relaciones en la familia.

En su libro , Families and family terapy , Minuchin muestra su propio método de seguir la huella de los grupos familiares, indicando factores importantes como la pertinencia a coaliciones, la naturaleza de los limites y como están estructurados los subsistemas.

Al delinear la forma que toman estos aspectos en una familia que acude en demanda de tratamiento, y el revisar el mapa conforme progresa el tratamiento Minuchin nos da un método grafico con que documentar las etapas de la terapia .

Fundamentos teóricos: Una de sus principales aportaciones a la terapia familiar ha consistido en señalar la confusión de la normal jerárquica entre miembros de una familia que no está funcionando bien, la reestructuración de las relaciones familiares, la acomodación de las estructuras ya existentes y dar a cada persona la experiencia de vivir en un grupo normalmente organizado.

Fundamentos teóricos: El enfoque estructural debe mucho a la “Teoría de los Sistemas”, y sin embargo se inclina muy poco hacia el paradigma cibernético que tanto se ha desarrollado, pero es una de las facetas que sirven para identificar al movimiento de la terapia familiar. Sólo ocasionalmente en su mayor parte, su lenguaje parece derivarse de la teoría de la organización y la teoría de los roles , basándose en gran medida en metáforas espaciales como fronteras, mapas, territorio, estructura, rol, etcétera.

Características del terapeuta estructural

Características del terapeuta estructural El terapeuta tiene la tarea de notar el ángulo de desviación entre él y la familia que acude a él. Desde un punto de vista estructural, su terapia consiste en rediseñar la organización familiar de modo que se aproxime más de cerca de su modelo normativo.

Características del terapeuta estructural Por ejemplo , una familia funcional tendrá una clara línea entre generaciones .

Características del terapeuta estructural Esto significa que si la madre y una hija están actuando como hermanas el terapeuta pondrá la madre a cargo de las actividades de la hija durante una semana.

Características del terapeuta estructural De manera semejante, encontramos un buen grado de individualización en una familia que esta trabajando bien.

Características del terapeuta estructural Sino se respeta el límite que delinea a un individuo, el terapeuta estructural podrá pedir a cada persona que piense y hable solo por si misma.

Características del terapeuta estructural O bien, puesto que una familia funcional el subsistema marital y el subsistema parental tiene “ fronteras” distintas, el terapeuta que ve que una pareja pasa todo su tiempo cuidando de sus hijos podrá pedirle que se vaya dejando solo a los niños.

Características del terapeuta estructural Desde luego, la suposición es que un “ síntoma” es producto de un sistema familiar disfuncional, y que si la organización familiar se vuelve más “normal” el síntoma automáticamente desaparecerá.

Características del terapeuta estructural Minuchin menciona que es muy importante la inclusión del terapeuta, como intruso activo , que cambia el campo de la familia con su sola presencia.

Características del terapeuta estructural Las escuelas de terapia que subrayan obtener información o ahondar en la historia pierden de vista el hecho de que el enfoque del contenido puede oscurecer para el terapeuta cuestiones de extrema importancia:

Características del terapeuta estructural Ejemplo: ¿A quién habla?, ¿Quién está autorizado a hablar?, ¿A quién eleva él?, ¿A quién desafía?, ¿A qué personas une?, ¿Qué es lo que está separando?, ¿Con quién está haciendo una coalición?, ¿Con quién no la está haciendo?.

Características del terapeuta estructural Mediante tales pasos, el terapeuta empieza a reestructurar el sistema de relación en la familia y a alterar el contexto que supuestamente alimenta al síntoma.

Coparticipación

Coparticipación: Coparticipar con una familia es más una actitud que una técnica y constituye la cobertura bajo la cual se producen todas las interacciones terapéuticas.

Coparticipación: Coparticipar con una familia es hacer saber a sus miembros que el terapeuta los comprende y trabaja con ellos y para ellos.

Coparticipación: Sólo con esta protección puede la familia sentirse segura para ensayar alternativas, intentar lo no habitual, y cambiar. Esa participación es lo que mantiene unido al sistema terapéutico.

Coparticipación: En teoría, la familia y el terapeuta comienzan la terapia con las mismas metas.

Coparticipación: La presencia de la familia es un reconocimiento de que sus miembros desean asistencia y de que invitan al terapeuta, un especialista a introducirse en su sistema y ayudarlos a modificar una situación que sustenta o produce tensión, malestar o sufrimiento.

Coparticipación: Pero en la práctica, es posible y frecuente, que los miembros de la familia y el terapeuta no entiendan de la misma manera la localización del sufrimiento, su causa y el proceso de la curación.

Coparticipación: Para el terapeuta, el paciente individualizado es solo portador del síntoma, la causa del problema son las interacciones disfuncionales de la familia.

Coparticipación: La familia aceptará al terapeuta como líder ; pero, tendrá que ganarse su derecho a conducir, será llevado y traído por las demandas implícitas que organizan la conducta de los miembros de la familia.

Coparticipación: Se sentirá inclinado a hacer alianzas , pero debe tener la aptitud para separarse y tornar a reunirse en un modo diferenciado y aquí es donde se presenta el problema.

Posición de cercanía

Posición de cercanía: El terapeuta valida la realidad de los sistemas en que coparticipa. Busca los aspectos positivos y se empeña en reconocerlos y premiarlos.

Posición de cercanía: También detecta sectores de sufrimiento, dificultad o de tensión y da a entender que no pretende evitarlos, pero que responderá a ellos con delicadeza.

Posición de cercanía: El terapeuta puede llegar a confirmar a miembros de la familia que le disgustan, las personas que acuden a terapia se desempeñan lo mejor que pueden.

Posición de cercanía: Cuando el terapeuta confirma los aspectos positivos de las personas, se convierte en fuente de autoestima para los miembros de la familia.

Posición de cercanía: Por otra parte, incrementa su capacidad de maniobra instituyéndose en fuente de la autoestima y el estatus de la familia. De este modo también reúne el poder de retirar su aprobación si los clientes no responden a sus orientaciones.

Posición intermedia

Posición intermedia: El terapeuta coparticipa como un oyente activo, neutral. Asiste a la gente para que cuente lo que le pasa. Esta modalidad de coparticipación se llama “rastreo” , es un buen método para recopilar datos.

Posición intermedia: El terapeuta puede recoger información útil sobre la familia observando el modo en que él mismo rastrea el proceso familiar. No interpretará sus acciones frente a la familia, por que hacerlo definiría su papel como el de un extraño, ajeno a la familia.

Posición intermedia: Al mismo tiempo tomará nota de ellas para sí, como medio de evitar ser absorbido y una manera de compenetrarse con la estructura que gobierna la conducta de los miembros del sistema.

Posición distante

Posición distante: En este caso se apoya en su condición de especialista para crear contextos terapéuticos que procuran a los miembros de la familia el sentimiento de ser competentes o la esperanza del cambio. No hace el papel de actor sino de director.

Posición distante: Percibe las pautas de la “danza familiar” y entonces dispone de secuencias de interacción; así promueve la escenificación de movimientos habituales o introduce novedades forzando a los miembros de la familia a empeñarse unos con otros en interacciones desacostumbradas.

Posición distante: Estas técnicas sirven para producir cambios , pero sirven para aumentar el liderazgo del terapeuta por el hecho de que se lo experimentan como el neutro de las reglas de la sesión.

Posición distante: En su condición de especialista, el terapeuta opera como verificador de la cosmovisión de la familia. Acepta y apoya determinados valores y mitos familiares. Aprende el modo en que los miembros de la familia encuadran su experiencia.

Tipos de familia

Tipos de familia Nuestra planificación, partirá de una teorización (hipótesis); aunque esta es inicial y pueda ser lejana al problema real, es muy importante y valiosa para el terapeuta. Los terapeutas de familia aprenden a teorizar más allá de los datos que poseen acerca de una familia, pero siempre conscientes de que la estructura de ésta nunca se les manifiesta en seguida.

Tipos de familia Sólo en el proceso de coparticipar con una familia, sondear sus interacciones y vivenciar la estructura que la gobierna alcanzarán a conocer su modalidad de interacción. Las hipótesis iniciales que se pudieron hacer tendrán que someterse a prueba en la coparticipación y acaso muy pronto se las deba desechar a todas.

Tipos de familia A partir de la más simple información recogida en la llamada telefónica en que se convino la primera entrevista, o registrada en la hoja de admisión en una clínica, puede desarrollar algunos supuestos sobre la familia.

Proceso de coparticipación

Tipos de familia Por ejemplo: ¿Cuántos son sus miembros y dónde viven? ¿Qué edad tienen? ¿Influyen en este caso alguno de los puntos normales de transición que crean dificultades a toda familia? El problema que motiva la demanda, puede ser otra pista que indique sectores de fortaleza o debilidad posibles en la familia cliente.

Tipos de familia Con estos elementos simples, el terapeuta elaborará algunas conjeturas que le permitirán orientar sus primeros sondeos en la organización familiar. La señal más inmediata es la composición de la familia. Ciertas combinaciones son indicativas de ámbitos definidos de investigación. Las configuraciones más comunes en la práctica son:

Familias de pas de deux

Familias de pas de deux Supongamos que la familia se componga de dos personas solamente. El terapeuta puede conjeturar que con probabilidad están muy apegadas.

Familias de pas de deux Si se trata de madre e hijo, es posible que éste pase mucho tiempo en compañía de adultos. Acaso esté adelantado en su capacidad verbal; y como en un elevado porcentaje sus interacciones son con adultos, se interesará por los temas de éstos antes que sus contemporáneos y parecerá más maduro.

Familias de pas de deux La madre (padre), si así lo decide, tiene la posibilidad de dar al hijo más atención individual de la que podría, si debiera ocuparse de un marido una esposa u otros hijos. En consecuencia, podrá ser muy sagaz para interpretar el carácter de su hijo, satisfacer sus necesidades y responder sus preguntas.

Familias de pas de deux Otro ejemplo de familia de pas de deux es la pareja anciana cuyos hijos ya han dejado el hogar. Se suele decir que padecen del síndrome del nido vacío. Un ejemplo más lo constituyen un progenitor y su hijo único adulto, que han vivido juntos toda la infancia de éste.

Familias de pas de deux La estructura de dos personas es proclive a una formación de liquen en que los individuos contraen una recíproca dependencia casi simbiótica.

Familias de tres generaciones

Familias de tres generaciones La familia extensa con varias generaciones que viven en íntima relación es probablemente la configuración familiar más típica en todo el mundo.

Familias de tres generaciones Diversos terapeutas han destacado la importancia de trabajar con tres generaciones, sin tener en cuenta el posible distanciamiento geográfico.

Familias de tres generaciones Pero en el contexto urbano de los países de Occidente, la familia de varias generaciones tiende a ser más característica de la clase media baja y de los grupos socioeconómicos inferiores.

Familias de tres generaciones En consecuencia, es posible que el terapeuta se incline a considerar en esta configuración familiar sus deficiencias, en lugar de pesquisar las fuentes de fortaleza adaptativa que esta forma contiene.

Familias de tres generaciones La configuración de la familia extensa aloja en la multiplicidad de sus generaciones la posibilidad de una especialización funcional. La organización del apoyo y la cooperación en las tareas familiares se puede llevar a cabo con una flexibilidad inherente a esta forma de familia, y a menudo con una genuina pericia.

Familias de tres generaciones Cuando trabajan con familias de tres generaciones, los terapeutas de familia se deben evitar su tendencia a realizar una separación. Es que se inclinan a deslindar las fronteras de la familia nuclear.

Familias de tres generaciones El terapeuta deberá dirigir sus preguntas a las tareas fundamentales de los padres ¿Quién las realiza? En muchas ocasiones, las generaciones superiores son los que cuidan y protegen a las generaciones más recientes.

Familias de tres generaciones En el caso de la familia de tres generaciones lo indicado desde el punto de vista terapéutico es trabajar dentro del sistema cooperativo hacia una diferenciación de funciones, y no promover la formación de una estructura acorde a la norma cultural.

Familias de tres generaciones Para el terapeuta es importante descubrir el peculiar ordenamiento de la familia a con que trata. Es probable que la abuela viva con su hija y su nieto. Pero lo es también que ella sea la cabeza de la casa, y madre e hijo estén a su cuidado.

Familias con soporte

Familias con soporte La familia grande no es tan común como lo fue antaño en la cultura occidental. En cierta época, lo normal era tener muchos hijos. Se los consideraba un bien de la familia.

Familias con soporte Han cambiado los tiempos, pero no lo ha hecho el nexo estructural que se descubre en la mayoría de las familias grandes. Cuando las instituciones aumentan de tamaño, es preciso delegar autoridad.

Familias con soporte Cuando son muchos los niños en un hogar, por lo común uno de ellos, y a veces varios de los mayores, reciben responsabilidades parentales. Estos niños parentales toman sobre sí funciones de crianza de los demás niños, como representantes de los padres.

Familias con soporte Este ordenamiento funciona sin tropiezos mientras las responsabilidades del niño parental están definidas con claridad por los padres y no sobrepasan su capacidad, considerado su nivel de madurez.

Familias con soporte Esa situación tiene aspectos atractivos, puesto que el hijo parental tiene acceso directo a los progenitores; además, puede promover sus habilidades ejecutivas. Este modo de relación ha dado buenos resultados durante milenios.

Familias con soporte En la terapia puede ser eficaz emplear técnicas de fijación de fronteras que reorganicen el subsistema parental sin el niño parental, y realizar sesiones con los hermanitos solos, en que la posición de aquél sea integrativa al holón de hermanos.

Familias con soporte O bien, si el subsistema parental ya está recargado, la responsabilidad de brindarle apoyo se puede distribuir de manera más equitativa entre los hermanos.

Familias acordeón

Familias acordeón En ciertas familias uno de los progenitores permanece alejado por lapsos prolongados. El ejemplo clásico son las familias de militares.

Familias acordeón Cuando uno de los cónyuges se ausenta, el que permanece en el lugar tiene que asumir funciones adicionales de cuidado de los niños, ejecutivas y de guía, pues de otro modo quedarían privados.

Familias acordeón Las funciones parentales se concentran en una sola persona durante una parte de cada ciclo. En estos casos es una cristalización posible la familia de un solo progenitor.

Familias acordeón Es posible que estas familias acordeón demanden terapia cuando el progenitor viajero cambia de trabajo y se convierte en figura permanente dentro de la organización familiar.

Familias acordeón El programa antiguo estorba la elaboración de funciones nuevas que incluyan al cónyuge ausente. El progenitor periférico debe ser reinsertado en una posición provista de sentido.

Familias acordeón Como en otras situaciones de transición, la terapia incluirá en ésta maniobras no sólo reestructuradoras, sino educativas. La familia tiene que comprender que, en efecto, forma una familia “nueva”. Esta concepción es de aceptación bastante difícil porque las “partes” de la familia han permanecido juntas durante largo tiempo; sólo la configuración de la familia es nueva.

Las familias cambiantes

Las familias cambiantes Ciertas familias cambian constantemente de domicilio. Por ejemplo, en los guetos, las familias que lo abandonan cuando deben demasiadas mensualidades de alquiler. Es también el caso de los gerentes de grandes empresas que son transferidos con frecuencia de una sucursal a otra.

Las familias cambiantes El ejemplo más frecuente es el progenitor soltero que cambia de pareja una y otra vez. Un padre puede tener muchas amantes, cada una de las cuales será esposa y madre en potencia.

Las familias cambiantes Si el cambio de contexto interesa a adultos que desempeñan un papel significativo, es importante para el terapeuta reconstruir un historial que le permita determinar si lo que parece una organización estable no es.

Las familias cambiantes La función del terapeuta será ayudar a la familia para que defina con claridad su estructura organizativa. Si el cambio del contexto atañe al domicilio, hay pérdida de sistemas de apoyo, tanto familiares como de la comunidad.

Las familias cambiantes La familia queda aislada. Los niños que han perdido su red de compañeros y deben ingresar en un contexto escolar nuevo pueden desarrollar disfuncionalidad. Si la familia se convierte en el único contexto de apoyo en un mundo cambiante, es posible que sufra fallos en su capacidad para entrar en contacto con el medio extrafamiliar.

Las familias cambiantes El terapeuta debe tener presente que si la familia pierde su contexto por cambio de domicilio, sus miembros entrarán en crisis y tenderán a funcionar en un nivel más bajo de capacidad que en circunstancias en las que se recibe el apoyo del contexto extrafamiliar.

Las familias cambiantes En consecuencia, se vuelve importantísimo evaluar el nivel de competencia tanto de la familia en su condición de organismo, cuanto de sus miembros individuales. Es esencial no dar por supuesto que la crisis es producto de una patología existente en la familia.

familias huéspedes

Familias Huéspedes Un niño huésped es por definición miembro de una familia temporaria. Los asistentes sociales de los institutos de colocación dejan en claro que la familia huésped no debe apegarse al niño; es preciso evitar una relación padre-hijo.

Familias Huéspedes No obstante, estos lazos padre-hijo se crean a menudo, sólo para quebrarse cuando el niño debe mudarse a un nuevo hogar huésped o es devuelto a su familia de origen.

Familias Huéspedes Un problema potencial en esta configuración familiar es que en ocasiones la familia se organiza como si no fuera huésped. El niño es incorporado al sistema familiar.

Familias Huéspedes Si después desarrolla síntomas, pueden ser el resultado de tensiones dentro del organismo familiar. El terapeuta y la familia pueden suponer que los síntomas del niño son producto de su experiencia previa al ingreso en esta familia, o bien de una patología internalizada, puesto que es un niño huésped y técnicamente no es miembro de la familia.

Familias Huéspedes Es preciso evaluar el nexo del síntoma con la organización familiar. Si la sintomatología es el producto del ingreso del niño en un sistema nuevo, éste funciona como si atravesara una crisis de transición.

Familias Huéspedes Por el contrario, si el niño ya está integrado plenamente a la familia, sus síntomas obedecen a la organización de ésta y se relacionan con las tensiones que otros miembros de la familia manifiestan de diverso modo.

Familias Huéspedes En estos casos el terapeuta tiene que contemplar la posibilidad de introducir a la asistente social del instituto en el contexto terapéutico y utilizarla como coterapeuta a fin de prestar asistencia al organismo familiar total, incluido el niño.

Familias con padrastro o madrastra

Familias con padrastro o madrastra Cuando un padre adoptivo se agrega a la unidad familiar, tiene que pasar por un proceso de integración que puede ser más o menos logrado. El nuevo padre puede no entregarse a la nueva familia con un compromiso pleno, o la unidad originaria puede mantenerlo en una posición periférica.

Familias con padrastro o madrastra Es posible que los hijos redoblen sus demandas dirigidas al padre natural, exacerbando así el problema que a éste le plantea la división de lealtades. En los casos en que los niños vivieron alejados de su padre natural hasta el nuevo casamiento de éste, tendrán que acomodarse tanto a su padre natural como al postizo.

Familias con padrastro o madrastra La cultura occidental impone la formación instantánea de la familia. Tras el ritual, legal o paralegal, los miembros de una familia “mixta” se precipitan para constituir holones familiares.

Familias con padrastro o madrastra El terapeuta tendrá que asistir a la familia introduciendo esquemas para una evolución gradual.

Familias con padrastro o madrastra En ciertos casos puede ser conveniente para los miembros de las dos familias originales mantener al comienzo sus fronteras funcionales y relacionarse como dos mitades que cooperan para resolver problemas en la vía que la familia sigue hacia la configuración de un solo organismo.

Familias con un fantasma

Familias con un fantasma La familia que ha sufrido muerte o deserción puede tropezar con problemas para reasignar las tareas del miembro que falta. A veces la familia se colocará en la postura de decir que, si la madre viviera, sabría qué hacer.

Familias con un fantasma Apropiarse de las funciones de la madre se convierte entonces en un acto de deslealtad a su memoria. Es posible que se respeten las antiguas coaliciones como si la madre siguiera con vida.

Familias con un fantasma Los miembros de estas familias pueden vivir sus problemas como la consecuencia de un duelo incompleto.

Familias con un fantasma Pero si el terapeuta actúa con este supuesto, puede cristalizar a la familia en lugar de ayudarla para que avance hacia una organización nueva. Desde el punto de vista terapéutico, se trata de una familia en transición. Las configuraciones anteriores estorban el desarrollo de nuevas estructuras.

Familias con un fantasma El terapeuta trabaja con la configuración que la propia familia presenta como esencial. Incluye elementos sobre el estadio de desarrollo en que ella se encuentra y los problemas inherentes a ese estadio. Si se conocen la religión de la familia, su nivel económico o su origen

Familias con un fantasma Ciertos síntomas son claro indicio de determinados ordenamientos estructurales de la familia. Por ello el “problema que motiva la demanda” pone en marcha la imaginación de todo terapeuta experimentado.

Familias con un fantasma En seguida evocará la página de cierto libro de psicología, el rostro de un niño a quien atendió antes o la configuración de una familia que presentaba problemas semejantes

Familias descontroladas

Familias descontroladas En familias en que uno de sus miembros presenta síntomas en el área del control, el terapeuta supone la existencia de problemas en uno o varios entre determinados campos: La organización jerárquica de la familia, la puesta en práctica de las funciones ejecutivas dentro del subsistema parental y la proximidad entre miembros de la familia.

Familias descontroladas El tipo de problemas de control varía según el estadio de desarrollo de los miembros de la familia. En familias con hijos pequeños, uno de los problemas más comunes que se presentan en una clínica pediátrica es el niño en edad preescolar a quien sus padres definen como un “monstruo” que no quiere admitir regla alguna.

Familias descontroladas En esta situación la meta terapéutica consiste en reorganizar la familia de modo que los padres cooperen entre sí y el niño sea rebajado hasta su lugar.

Familias descontroladas En familias con adolescentes, es posible que los problemas de control se liguen con la incapacidad de los progenitores para pasar del estadio de padres solícitos de niños pequeños al de padres respetuosos de adolescentes.

Familias descontroladas Es posible que los niños se adapten bien a los cambios que les impone su desarrollo, al tiempo que los padres no han elaborado aún alternativas nuevas para el estadio de vida en que ellos mismos se encuentran.

Familias descontroladas En general, en el trato con familias en que hay adolescentes en conflicto, lo mejor es que el terapeuta siga un camino intermedio. Sustentará el derecho de los padres a formular determinadas demandas y a pedir que se los respete como tales. Y también apoyará las demandas de cambio que haga el adolescente.

Familias descontroladas Cuando estas familias tienen varios hijos, el subsistema de los hermanos puede llegar a ser un contexto importante que permita iniciar la organización de una nueva configuración familiar y crear fronteras significativas.

Familias descontroladas En ciertos casos, la familia que maltrata a sus hijos se organiza en torno de una diada demasiado unida, uno de los progenitores y un hijo. Por lo común, la forman la madre y su hijo, a quienes el padre ataca de manera indiscriminada, como si se tratara de una alianza enemiga. En estas familias, los malos tratos entre los padres desbordan sobre el hijo.

Familias psicosomáticas

Familias psicosomáticas Cuando la queja que motiva la demanda es un problema psicosomático de alguno de los miembros de la familia, la estructura de ésta incluye una excesiva insistencia en los cuidados tiernos.

Familias psicosomáticas La familia parece funcionar óptimamente cuando alguien está enfermo. Entre las características de estas familias se descubre sobreprotección, fusión o unión excesiva entre los miembros de la familia; la incapacidad para resolver conflictos, enorme preocupación por mantener la paz o evitar los conflictos y una rigidez extrema.

Familias psicosomáticas Uno de los problemas con que el terapeuta tropieza en estas familias es justamente su carácter agradable. Sus miembros parecen ansiosos por responder.

Familias psicosomáticas El terapeuta puede creer que cooperan con él, sólo para sentirse una y otra vez decepcionado por los problemas que le oponen, así como por la facilidad con que lo absorben en las melosidades de su política de paz a cualquier precio.

Referencias Bibliográficas: Minuchin, S . (1983). Técnicas de la terapia familiar. Ed. Paidos . Buenos Aires 2004 Minuchin S. (1997) El arte de la terapia familiar. Barcelona: Paidós.