Acompañante terapeutico.Rol e injerencias

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Clase n 2 del curso de At.


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Clase 2 AT El acompañante es un agente de salud. Es una incorporación nueva dentro de ese ámbito. Responde a un dispositivo alternativo nuevo que trabaja con patologías complejas que hasta el momento los métodos tradicionales no podían cubrir. Entonces se trabaja de manera interdisciplinaria con todo un equipo que trata esas patologías que exceden el ámbito privado de la atención.

Nociones básicas y rol del AT El acompañamiento terapéutico es un dispositivo que permite sostener la continuidad de tratamientos ambulatorios, en casos en los que a la persona o a los familiares se les dificulte hacerlo por cuenta propia y cuando los profesionales tratantes evalúen la necesidad. A lo largo de más de 60 años que lleva esta práctica en nuestro país, ha demostrado ser una herramienta eficaz en la reducción de recaídas y hospitalizaciones, así como también en la reinserción de la persona al lazo social. El acompañante terapéutico es un auxiliar de la salud que cuenta con los conocimientos y experiencia para abordar los diversos casos. El “rol del acompañante terapéutico” no responde a estándares, sino que se define a partir de la singularidad de cada sujeto. Algunas de sus funciones más destacadas son: propiciar la emergencia de la subjetividad, promover el desarrollo del lazo social, trabajar sobre los puntos de dificultad, haciendo hincapié en los recursos (capacidades) presentes en la persona y orientar al familiar en el vínculo con el paciente.

En un sentido coloquial acompañar es "estar con otro”. En cuanto a "acompañar terapéuticamente” indica también "estar con otro/s” pero desde un marco teórico y referencial que fundamenta un accionar terapéutico, una operatoria con direccionalidad. El acompañante terapéutico es un recurso humano preparado para asistir personas que se encuentran atravesando por alguna circunstancia o proceso, que afecta su salud, es decir, una crisis, una enfermedad ,una discapacidad, etapa vital, etc. El acompañante terapéutico es quien sostiene, con su presencia, una función asistencial específica en el área de la salud, incluido siempre dentro de un equipo que trabaja con la diada salud – enfermedad. El acompañante terapéutico cuenta con conocimientos que le permiten transitar junto a su acompañado, por los procesos antes mencionados, desempeñando un rol centrado en el apoyo y sostén frente a las dolencias de su asistido. El acompañamiento terapéutico implica la apertura de otro espacio más al servicio del paciente y su familia, que ofrece una presencia terapéutica en lo cotidiano de las actividades de quien padece.

Dicho espacio, a su vez, crea una cotidianeidad con el paciente que va a resultar inédita, ya que se presta a la construcción de un vínculo en un espacio – tiempo que va a tener características particulares. Retomando lo expuesto, es posible afirmar que el acompañante terapéutico es un agente de salud que se ubica en lo cotidiano para poder actuar. De este modo, es capaz de operar sobre lo subjetivo, lo vincular, lo comunitario y lo social. Es oportuno indicar que apunta a contener en forma empática al paciente y a su familia, otorga escucha, contención, apoyo y comprensión psicológica de los procesos por los que atraviesa el paciente, como sujeto y como miembro de un grupo. La posibilidad de brindar apoyo, así como otros posicionamientos del acompañante, son convenidos con el profesional actuante. El carácter de este abordaje es flexible, por ello comprende la posibilidad de implementar propuestas, estímulos y adecuaciones. Además el A.T interviene, modera, induce, evita, programa, implementa la mediación, limita, etc. Con el propósito de otorgar entidad terapéutica a su trabajo. Por todo lo expuesto hasta aquí, es apropiado señalar que el servicio se desarrolla y configura según la problemática del paciente, las características socio - familiares, el momento del tratamiento, los objetivos del mismo y el o los lugares en donde se llevará a cabo.

Una de las características de este recurso terapéutico es que en todos los casos propone e incentiva la realización de actividades positivas como la apertura de espacios y contextos de interacción, apropiación del ocio, actividades recreativas y lúdicas, etc.; apuntando en todos los casos a mejorar la calidad y estilo de vida. De lo antes mencionado se desprende que la labor del acompañante terapéutico se adapta a las características, necesidades y situación de cada paciente. Por ello se desempeña en los distintos ámbitos en donde se encuentre el sujeto de la atención, ya sea en el domicilio, en la vía pública o en instituciones. Una de las tareas del acompañante terapéutico es oficiar de sostén para que el paciente pueda mantener su función dentro de la familia, la comunidad y el ámbito social. Además desempeña un rol activo para que el paciente pueda conservar actividades vinculadas con lo laboral y/o educativo. También coopera con la realización de tareas que promuevan el desarrollo del lazo vincular - social. Vale destacar que los acompañantes terapéuticos no enseñan, no formulan demandas al paciente, no se ubican en lugares de saber – poder, no se ofrecen como modelo de salud, no piden que el paciente asocie, etc. Los acompañantes influyen e intervienen en el área intersubjetiva – vincular; por lo tanto se requiere de un seguimiento por parte de los profesionales a cargo, ya sea para orientar la operatoria en el sentido terapéutico pertinente o buscado, así como también, para "trabajar” las vicisitudes que todo vínculo reporta.

A quiénes va dirigido y cuándo se implementa el acompañamiento terapéutico Se pueden beneficiar de forma directa, con la implementación del acompañamiento terapéutico, diversos grupos vulnerables; ligados estos a problemáticas de: salud mental, discapacidad, adicciones o vejez; así como también pacientes con patologías duales. El recuso de acompañamiento terapéutico se brinda tanto a niños como a adolescentes, adultos, adultos mayores y gerontes . Es importante destacar la importancia de este recurso para la asistencia de pacientes que atraviesan por crisis de crecimiento o momentos de cambios importantes como: adolescencia, matrimonio, elección del trabajo, casamiento de los hijos, separación, jubilación, viudez, etc. El enfoque de trabajo del acompañamiento terapéutico conlleva en si una mínima distancia que requiere de gran disponibilidad afectiva. Constituye el método menos agresivo de contención de pacientes descompensados. Dispositivo de acompañamiento terapéutico En este sentido el desempeño del acompañante dentro del dispositivo, se manifiesta con por lo menos dos caras visibles. Por un lado, lo cotidiano, lo dramático – vivencial, lo intersubjetivo y que engloba también las actividades a realizar y las posibilidades de sostén del paciente. Dichas actividades cooperan con la optimización de las condiciones concretas de existencia, mejorando la adaptabilidad. Por otro lado, el aporte al dispositivo conjunto, por parte del A.T; integrando al mismo datos relevantes, para que puedan ser tratados en el encuadre del consultorio por el profesional actuante.

Conforme a lo expresado lo que va a aparecer como figura, para el paciente ,es la presencia del A.T en lo cotidiano; es decir la compañía, la posibilidad de intercambio, el encuentro con otra mirada de la realidad, la oportunidad de realizar tareas que antes no podía, etc. Mientras lo que va a suceder como fondo será la definición, en equipo, de estrategias de abordaje y otros lineamientos de pertinencia terapéutica. Vinculo acompañante terapéutico – acompañado (paciente). Uno de los ejes del trabajo del mencionado recurso es el relacionado con la producción y características del vinculo A.T – paciente. Se puede entender a dicho vínculo, desde nuestra perspectiva, como una experiencia intersubjetiva móvil, con la forma de elipse dialéctica en la que se suceden recurrentemente momentos de apertura y cierre en distintos aspectos; permitiendo recrear el mismo y alejarse de la estereotipias y cristalizaciones. ámbitos de intervención y acompañamiento El acompañante terapéutico se relaciona con el paciente en distintos ámbitos: domicilio, instituciones de salud, así como también en el afuera, a través de la realización de actividades pensadas para cada individuo y acorde a los distintos momentos del proceso de tratamiento.

EL ROL DEL AT: LO QUE SE ESPERA DE UNO ALLÍ DONDE ACOMPAÑA 2 " En un vigilante de insensatos es menester buscar una contextura corporal bien proporcionada, músculos llenos de fuerza y vigor, un continente orgulloso e intrépido cuando llegue el caso, una voz cuyo tono de ser necesario, sea fulminante; además, el vigilante debe ser una probidad severa, de costumbres puras, de una firmeza compatible con formas suaves y persuasivas […] y de una docilidad absoluta a las órdenes del médico” (Esquirol, 1838). Es conveniente, antes que todo, diferenciar el rol de la/s función/es del acompañante terapéutico, ya que de esta confusión provienen buena parte de las dificultades de in-definición de nuestro campo ( Rossi , 2011). En primer lugar, el rol representa un determinado tipo de actor (el acompañante terapéutico) en un contexto determinado (el ámbito clínico y sociocomunitario ), lo cual establece una determinada expectativa social acerca de lo que se puede esperar de ese actor. Berger y Luckmann establecen que un rol “es un correlato de la institucionalización del comportamiento” (“serie de acciones y tareas tipificadas por tipos de actores”), “representa un orden institucional” y circunscribe zonas específicas de conocimiento socialmente objetivado (Berger y Luckmann , 2001). En este sentido, al Acompañamiento Terapéutico corresponden una serie de acciones y tareas tipificadas:acompañar , apoyar, contener, etc.; por tipos de actores: los acompañantes terapéuticos; y un campo de saber específico que lo enmarca y fundamenta: el saber en torno al vinculo en lo cotidiano, y por supuesto el marco conceptual desde donde se sostiene su intervención: el psicoanálisis, la psicología sistémica y la psicología social.

Definir el rol del acompañante terapéutico lejos de poner en riesgo la singularidad de lo que se juega en un acompañamiento, asienta un nexo institucional de comportamiento que permite delimitar socialmente, entre lo que es y lo que no es Acompañamiento Terapéutico. No es lo mismo la tarea por la que el acompañante terapéutico es convocado (rol), que las coordenadas que guían y determinan la ejecución singular de la tarea (función). Si bien en sus inicios esta indefinición, este dejarse ubicar por las demandas institucionales, públicas y privadas, facilitó el crecimiento y la expansión del Acompañamiento Terapéutico en Latinoamérica, permitiéndole integrarse en espacios muy heterogéneos como el ámbito sanitario, social o judicial, Desde el punto de vista del rol, se espera que un acompañante terapéutico siempre priorice entre sus objetivos: la construcción de un vínculo positivo y de confianza en el marco de una metodología de lo cotidiano sobre otros objetivos (como higiene, traslados, habilidades de la vida cotidiana, etc.) entendiendo que lo primero es el camino para llegar a lo segundo. Según Rossi (2011) el trabajo inicial debe estar encaminado “hacia el establecimiento de alguna confianza en el vínculo, desde la actitud de cautela y la disposición del acompañante hacia el diálogo”. Podría pensarse que esta jerarquización de las prioridades, a la hora de la intervención, varía cuando el rol del acompañante terapéutico se desarrolla en otros ámbitos como en el ámbito escolar o de la discapacidad intelectual, dado que el elemento educativo cobra en estos casos especial interés. Perola práctica demuestra que esto no es así, como demuestran estas dos elocuentes experiencias de acompañantes en el campo de la discapacidad:

Acompañar a un joven con deficiencia mental es caminar a su lado ofreciendo una ayuda especializada… Pero sobre todo es un acto de amor que le permite el crecimiento… respetando sus limitaciones, potenciando sus capacidades. (Guzmán, 2002) El Acompañamiento Terapéutico, aunque mayoritariamente ha sido dentro de la escuela, también ha sido fuera de ésta, me he ido con él de campamento, he hecho AT en su casa, nos hemos ido a lugares recreativos. Todas estas salidas ayudaron sobre todo a fortalecer el vínculo conmigo, a poder trabajar también con aquellos elementos que pertenecen a su día a día, como es su casa.(Mirón, 2010). En cuanto a sus objetivos generales es importante destacar que son aplicables, por su similitud, aquellos que son propios de otros dispositivos de intervención sociocomunitaria , demostrando su pertenencia a este ámbito de intervención. Si bien es cierto que estos objetivos no contemplan la función auxiliar del acompañamiento en cuanto al tratamiento, son aplicables en tanto se tenga en cuenta esta característica como algo tácito e intrínseco al Acompañamiento Terapéutico. El planteo según el cual “El rol del At implica una ardua tarea teórica, que se va a materializar en la práctica individual de cada Acompañante en relación al acompañado” (Goyeneche y Piccini , 2011) es correcto dado que el rol se materializa en la práctica individual y por lo tanto en cada relación. Ahora bien, el principal esfuerzo, “la ardua tarea teórica”, no está en la definición del rol, sino en el trabajo de dilucidación de las funciones que ocupa el acompañante en relación a los actores significativos dentro del tratamiento (acompañado, familia, equipo, terapeuta).

La definición del rol, en tanto tarjeta de presentación del dispositivo, debe ser clara, genérica y fácilmente comprensible para el entorno en donde el dispositivo pretende insertarse. Desde esta perspectiva, en sentido general, en la mayoría de los casos el rol del acompañante terapéutico se asocia a la tarea de proveer “una adaptación ambiental” (Duarte, 2005), un acomodamiento al mundo del acompañado a modo de una “una red artificial temporal” similar a lo que Erickson define como “sistema sustitutorio por tiempo limitado” (Erickson en Haley , 1994) “red artificial sustitutiva provisoria”, que de soporte y apoyo, y abra posibilidades al crecimiento de la persona y su entorno.