razones: porque aprendimos cosas importantes y porque nos enseñaron de una manera
distinta.
Traigamos algunos de esos recuerdos: el reto de la maestra después de la pelea con un
compañero, la charla de alivio ante una humillación, un chiste, una sonrisa, una pregunta, un
pedido de disculpas... En la escuela, aprendimos todas estas cosas, y hasta tuvimos la suerte de
aprenderlas jugando o experimentando.
En esos momentos aprendimos cosas fundamentales que hoy debemos seguir enseñando a
nuestros hijos: que la violencia nunca sirve para resolver nada , que es importante tomarse un
tiempo para pensar, que está bien decir lo que sentimos y creemos, que todos somos distintos
y eso es bueno, y que ningún ser humano es más importante que otro, que la solidaridad es
imprescindible...
Hay un proverbio africano que dice: “Para educar a un niño hace falta todo un pueblo”. Por eso
estas palabras están dirigidas a todos los adultos aquí presentes, seamos padres, madres o
maestros: porque todos somos “maestros de la vida”. Todos somos responsables de la
educación de los chicos y de la sociedad que estamos construyendo. Sigamos educando,
juntos, a nuestros hijos. Juntos, cada uno desde su lugar, desde su espacio, padres y maestros.
Ese es el desafío. No perdamos la oportunidad de enseñar con el ejemplo, de marcar los
límites con claridad y con ternura, de decirles a los chicos qué está bien y qué está mal, de ser
coherentes y sostener con los actos lo que pensamos y decimos; de luchar por lo que sabemos
justo; de mostrarles que, aunque a veces parezca más difícil, siempre es mejor cuando los
proyectos son colectivos.
Y, ahora sí, unas palabras especialmente dedicadas a ustedes, quienes eligieron trabajar en
educación:
Gracias, maestros, por hacer del colegio el lugar colectivo más confiable y el que brinda el
amparo más profundo. Gracias por el compromiso, que hace de los alumnos sujetos
responsables y críticos. Gracias por alimentar en nuestros alumnos la alegría del compartir, la
esperanza de un mañana mejor y la magia de hacer los sueños realidad como lo hizo Madre
Alfonsa .
Con estas palabras quise agradecer a los docentes del colegio Guillermina quienes a ejemplo
de Jesus Misionero día a día enseñan, cambian historias ,hablan de sueños y del proyecto de
Dios para con nuestros alumnos y me acompañan en la labor diaria.
RETIRO DE LA BANDERA DE CEREMONIA:
CON UN CÁLIDO APLAUSO DESPEDIMOS A LA BANDERA DE CEREMONIA, HASTA QUE VUELVA
A ESTAR CON NOSOTROS EN OTRA CELEBRACIÓN.