Las Diez Sefirot están representadas por las diez vocales del alfabeto hebreo. De acuerdo
con el pulso, uno puede diagnosticar la enfermedad.
En el Zohar, los diez modos son vistos como paralelos de las Diez Sefirot, las que a su vez
corresponden a los diez tipos de signos vocales utilizados en el lenguaje hebreo (de hecho, existen
nueve, siendo el décimo la ausencia completa de toda vocal, tal como Maljut, de la cual se dice que
no posee una luz propia y que sólo refleja las diferentes energías de las Sefirot superiores al fluir a
través de ella). Estos signos vocales sirven como una especie de Código Morse. El código es muy
simple: un signo vocal puede estar compuesto por uno, dos o tres puntos (colocados en diferentes
posiciones), por un guion con un punto debajo o por un guion solo. Al comparar el ritmo del pulso
en un lugar particular del cuerpo, con los diferentes puntos vocales, uno puede identificar la fuente
espiritual de la enfermedad que yace detrás de todo síntoma físico. Así afirma el Zohar:
A veces, un pul so está compuesto por un golpe corto y simple. Si su golpe es bajo, es un
Jirik (un punto simple ubicado debajo de la letra). Si está arriba, corresponde a Jolem (un punto
simple ubicado sobre la letra). Si está en el centro, corresponde a Shuruk (un punto simple ubicado
en el medio de la letra)... A veces, el pulso está conformado por dos golpes iguales, uno
inmediatamente después del otro. Esto corresponde a Tzeiri (dos puntos ubicados uno al lado a lado
del otro, debajo de la letra). Si un golpe es fuerte y el otro débil, esto es Shva (dos puntos, uno sobre
el otro, ubicados debajo de la letra) ... A veces un golpe sube y otras veces baja... A veces, un golpe
es largo, (como un guion) y uno corto...
Para el propósito de nuestro estudio acerca del pulso, recapitulemos algunas de las
correspondencias básicas Kabalistas. Recordemos que las Diez Sefirot corresponden a las cuatro
letras del Tetragrámaton, IHVH y al ápice de la letra Iud. Desde arriba hacia abajo, Keter corresponde
a este ápice, Jojmá corresponde a la Iud misma, Biná es la primera Hei, las Seis Sefirot desde Jesed
a Iesod corresponden a la Vav; y Maljut corresponde a la Hei final.
Por extensión, estos cinco niveles corresponden a los cinco niveles del alma - Iejidá, Jaiá,
Neshamá, Rúaj y Néfesh - y a los cinco universos - Adam Kadmón, Atzilut, Briá, Ietzirá y Asiá.
Finalmente, estos corresponden a los Cinco Partzufim - Arij Anpin, Aba, Ima, Zeir Anpin y Nukva de
Zeir Anpin (Maljut) (ver arriba, Capítulo 3).
Ahora, centrémonos en el Partzuf de Aba, que como hemos visto, corresponde a la Sefirá
de Jojmá, el Universo de Atzilut y al nivel del alma de Jaiá. Una hermosa alusión a la conexión entre
Jojmá (Sabiduría) y Jaiá (Esencia de Vida) puede verse en el versículo (Eclesiastés 7: 12), "Jojmá t
'jaié ba'alea - la Sabiduría le da vida a quien la posee". Basado en esta conexión, el Ari explica que,
oculta dentro de la Sefirá de Jojmá, se encuentra la Esencia de Vida de Dios, que le da vida a todos
los niveles que están debajo de Jojmá.
La expansión del Tetragrámaton asociada con Jojmá -Aba Jaiá (cuando está escrito
mediante el método de ajoraim) sum a 1 84 (ver Apéndice C). Este es el valor de la palabra DoFeK,
que en hebreo designa el pulso: dalet (4), pé (80), kuf (100). Así, la Esencia Vital, que le provee vida
al hombre, puede hallarse y sentirse en el pulso. El Rabí Jaim Vital registra que su maestro, el Ari,
era efectivamente capaz de determinar la deficiencia espiritual o la enfermedad de una persona
a través de su pulso (Shaar Rúa) HaKodesh, p. 14).