2. «Ayúdanos», involucra, envuelve y presenta la misión evangelística así
como la misión social de la iglesia.
3. «Ayúdanos», es predicar un mensaje de fe, interpretado con obras.
4. «Ayúdanos», es ver y hacer, observar y dar, descubrir y sentir.
«¡Cosa curiosa, mi primer esfuerzo fue completamente inútil! Aquella misma
noche comencé mi campaña y para mi grande tristeza, fue una decepción
horrible. Como a las siete de la noche me situé en una esquina de la calle
Figueroa (hay doctor Ferrer) en la Parada 18½... Comencé a cantar himnos,
luego de haber orado al Señor e implorado Su ayuda y compañía en aquel
servicio... Pero para mi grande tristeza, nadie se acercaba... Comencé solo y
terminé solo. Es decir, no solo, pues mi dulce Salvador estuvo conmigo todo
el tiempo. Si bien el aguijón de la decepción y el desconsuelo querían hacer
dura huella en mi alma, el amor de Cristo traía consuelo y me animaba a
continuar en la lucha... Para esparcir las doctrinas pentecostales en Puerto
Rico iba a tener que lidiar una fuerte batalla, y estos primeros tropiezos
habrían de hacer de mí un soldado esforzado y aprobado por las vicisitudes,
quebrantos y decepciones... Cuanto más pensaba en el fracaso aparente de
aquella noche, tanto más anhelaba que llegara el nuevo día para volver a
atacar las murallas de resistencia que el enemigo de la Justicia trataba de
levantar a mi alrededor.» (Las anteriores palabres son del primer misionero
pentecostal a Puerto Rico, transcritas del único libro escrito por el
reverendo Juan L. Lugo.)
CONCLUSIÓN: Dijo el himnólogo: «A cualquier parte sin temor iré si Jesús
dirige mi inseguro pie; sin su compañía todo es pavor, mas si el me guía no
tendré temor» (Himno 47, «Himnario de Gloria»).
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UN LLAMADO AL MINISTERIO
«Después oí la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré, y quién irá por
nosotros?” Entonces respondí yo: “Heme aquí, envíame a mí”» (Isaías 6:8).