Había una vez una muchacha llamada Natalie que tenía 16 años, esa muchacha vivía con
sus padres. Se acababan de mudar de su antigua ciudad, Los Ángeles, hacia San Francisco. En
realidad ella no quería irse a vivir ahí pero por cuestiones de trabajo de su padre tuvieron que
mudarse. ¿Por qué teníamos que venir aquí? – Decía refunfuñando -Yo solo quiero estar con
mis amigas.
Su familia entendía que estuviera molesta pero no podían hacer nada para alegrarla,
simplemente esperaban que al entrar a su nueva escuela Preparatoria todo se compusiera
respecto a su mal humor.
El primer día de clases Natalie entró por la puerta de enfrente y como toda chica nueva ,
quiso hacérsela de “rebelde”, entró con paso decidido y sin mirar a las personas detrás de ella,
se comportaba con una actitud grosera y simplemente hacía como si no le importara que los
demás la notaras. –Disculpa, ¿eres tú la chica nueva? –Se escuchó una vocecita.
Cuando ella volteo vio a una chica poco alta, un poco boba, con anteojos muy grandes,
mal vestida y parecía sacada de una revista de Geeks, La muchacha era nada más y nada
menos que la Representante de la sociedad de alumnos, y por lo tanto la encargada de recibir
y orientar a los nuevos alumnos para que se ubiquen bien en la escuela, y solo quería
presentarse amablemente con Natalie, pero ella solo respondió –No ocupo ayuda de nadie–
Dijo con voz indiferente.
La muchacha solamente se fue decepcionada por la actitud de la nueva estudiante y
entre susurros se alcanzó a escuchar –Que mal que solo llegan chicas huecas a la escuela–.
Después de eso, todo el demás día fue normal, y típico como en cualquier escuela, casi
ninguna chica quiso hablarle a Natalie por su mala actitud. Ella ya tenía en la mira a un
muchacho que era uno de los más populares del colegio y siendo así era casi imposible que él
se fijara en ella.
Después de unos cuantos días, cuando Natalie llegó a la escuela pensó que tal vez
necesitaba una nueva actitud, sin embargo, no la cambió. Inmediatamente que entró a la
escuela, su sensor se activó y observó a un chico que a su parecer era muy apuesto. Cuando
vio que él se iba acercando a ella por supuesto que primero le dio mucha vergüenza pero
luego pensó – ¿Por qué un chico como él se querría acercar a hablarme? – . Lo que no se
esperaba era que él se acercó un poco enojado a reclamarle…… – ¿Tu eres Natalie? – Le
preguntó. – Ssss….ssi..sí, soy yo – Le respondió titubeando. A lo que él le respondió – Hola, soy
Brayan, hermano de Nancy, la chica que quiso darte la bienvenida y la trataste mal, ¿Quién
rayos te crees?! –. Ella muy apenada no tubo cara para, nada más que pedir una más sincera
disculpa.
A Brayan le pareció bien que Natalie se sintiera apenada, pero él le dijo que solo la
perdonaría cuando le pidiera las disculpas a su hermana. En cuando ella vio a Nancy se sintió
muy culpable e inmediatamente fue junto con Brayan a decirle que la perdonara y que por
favor fueran amigas, entonces le explicó que ella era nueva y no sabía cómo adaptarse bien ya
que se sentía muy sola sin sus amigos de Los Ángeles. Brayan y Nancy comprendieron la
situación y entonces le dijo Nancy –No debes fingir ser fuerte, con nosotros puedes ser tu
misma y así te aceptaremos–.
Después de Meses y vario tiempo de conocerse y ser amigos juntos Nancy se hizo su
mejor amiga, Brayan por fin le confesó su amor, y se adaptó a su nueva vida, se dio cuenta que
los amigos no se juzgan por como vistan o por su aspecto, sí no más bien por los sentimientos
que tiene cada persona, claro que no olvidó a sus amigos de Los Ángeles, pero la vida consta
en capítulos y ese capítulo ya estaba concluido.