Es necesario conectar lo que se aprende dentro y fuera de la escuela.
DAVID ISTANCE
La OCDE está trabajando en un ambicioso proyecto internacional
llamado "Ambientes de Aprendizaje Innovadores" (ILE, de acuerdo a
la sigla en inglés). Diversos países (entre ellos Chile), estados,
provincias y redes internacionales, están participando activamente.
Educadores y los encargados de crear políticas públicas
provenientes de países tan distintos como Finlandia y México,
España y Austria, Alberta y Australia, se nos unieron con el fin de
abordar la pregunta: "¿Cómo podemos aprovechar el aprendizaje
que está a disposición de nuestros hijos y jóvenes?"
Al ponerle el título a nuestro proyecto, evitamos deliberadamente hablar de "escuelas
innovadoras", porque eso implicaría la suposición que sólo tendríamos interés en lo que
sucede al interior de las escuelas y salas de clase. Por supuesto, éstas son muy
importantes. Pero también lo es el aprendizaje que tiene lugar en las comunidades, en los
lugares de trabajo, en la casa y en internet; y con adultos que no sean profesores, así
como también con los propios pares. Nuestro punto de partida son los medioambientes
que permiten altos niveles de un aprendizaje apropiado para el siglo XXI; en cualquier
parte y en cualquier momento que éste suceda.
Primero. Necesitamos que el aprendizaje estudiantil sea la actividad central de la
educación, y que todo lo demás se organice en torno a ello. En demasiados colegios, las
reglas o los profesores son lo primero.
Segundo. En lugar de pensar que el aprendizaje es intensamente individualista y está sólo
en la cabeza de cada persona, el aprendizaje eficaz depende de la interacción social. La
evaluación de la investigación confirma que algunos de los mejores métodos se
encuentran en aquellas instancias donde los estudiantes trabajan juntos.
Tercero. En lugar de estar preocupados sólo de los estándares y resultados cognitivos -aun
cuando éstos sean importantes-, los ambientes de aprendizaje eficaz están sumamente
sintonizados con las emociones de los estudiantes. Esto significa desarrollar emociones
positivas, como la autoeficacia y el deseo de perseverar, y reducir las negativas, como
sentirse incapaz o inútil.
Cuarto. Los mejores ambientes de aprendizaje son muy sensibles a las diferencias
individuales -diferencias en los niveles de conocimiento, habilidad o seguridad en sí
mismos- y pueden adaptar la enseñanza para conciliarlas.
Creando Ambientes de Aprendizaje Innovadores
Quinto. Los ambientes de aprendizaje tienen que ser exigentes con cada estudiante, pero
sin una sobrecarga excesiva ni un trabajo demoledor. El desafío es asegurar que nadie
quede fuera del aprendizaje.
Sexto. La evaluación es esencial para que podamos saber cuán exitoso es el aprendizaje
que se está produciendo. Pero deberíamos evaluar los conocimientos y competencias que
realmente queremos que los estudiantes aprendan. Debería enfatizarse una evaluación
que entregue información útil acerca del resultado del proceso.
Séptimo. Tenemos que promover una "conexión horizontal"; en que se construyan
puentes desde cada episodio de aprendizaje hasta los conceptos más amplios, desde un
tema al otro y, en especial, desde lo que se aprende en el colegio hasta lo que se aprende
fuera de él.