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campo (Figura 2). También comenzó a ser un elemento primordial en la construcción de las
viviendas y grandes edificaciones que anteriormente se hacían solamente con madera y paja, y
que daban paso a la creación de grandes castillos y templos de culto.
El Hierro forma el núcleo fundido del planeta, un núcleo mayor que la luna y con la
temperatura del sol, sin él no existiría la atmósfera ni los campos magnéticos, así como tampoco
existiría la vida, es el cuarto elemento más abundante de la corteza terrestre, siendo el segundo
metal más abundante después del aluminio y presenta propiedades magnéticas.
Para trabajar el hierro se debía ser mucho más hábil que para trabajar los otros metales,
en ese momento se empleaba un potente combustible, el cisco, que es básicamente carbón
vegetal, madera que se quemaba en las cisqueras que se alimentaban con enormes fuelles para
avivar el fuego; a mayor combustible se tenía mayor temperatura y más tiempo de fundición, así,
el calor ablandaba el hierro y después formaba una masa que se podía moldear a capricho. A
pesar de ello, el hierro tuvo un proceso de propagación bastante lento ya que las técnicas para
su manipulación eran difíciles de aprender.
Como he mencionado anteriormente, en la Edad del Hierro las civilizaciones equipaban a
sus ejércitos con armas hechas con éste metal y que por ende tenían las tropas más poderosas
en comparación con guerreros proveídos con armas de cobre o bronce. Según varias fuentes
históricas, existían grades pueblos invasores que arrasaban con las grandes ciudades e imperios
de toda la costa mediterránea, éstos invasores eran los Pueblos del Mar, de los cuáles ni hoy en
día se tiene un registro exacto sobre su comienzo. Debido a éstas invasiones había mucho caos,
cuando los Pueblos del Mar lograban derrotar a una ciudad se tenía un efecto dominó, el resto
de los pueblos del Mediterráneo caían detrás. Esto para mi significa que debido a las condiciones
en que quedaban las ciudades invadidas, los
demás pueblos del Mediterráneo preferían
conservarse en un estado óptimo antes que
perderlo todo en una guerra.
Pero hubo un pequeño reino de la
antigua Grecia que resistió hasta las últimas
consecuencias en el año 480 a.C., era una
sociedad de guerreros que contaba con las
mayores minas de hierro de Grecia; Esparta,
y estaba siendo acechada por la súper
potencia de la época; el Imperio Persa, que
para entonces abarcaba más de 2,000,000
km
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, Esparta en cambio sólo ocupaba poco
más de 7,500 km2 (Figura 3). Los espartanos
tenían no sólo las mejores armaduras y las mejores armas gracias a que estaban fabricadas con
hierro, si no que tenían la mejor estrategia de guerra y su arma secreta: la Falange, que era una
técnica que permitía a los soldados luchar muy juntos, tanto para protegerse entre sí como para
poder avanzar gracias a la fuerza del grupo, al colocar los escudos juntos y separarlos después
Figura 3: Territorio Espartano y Territorio Persa