hay sitio alguno que esté más allá del TODO. No puede ser de
otra manera, sino continuo y omnipresente en el espacio, sin
cesación, separación o interrupción, porque no hay nada en El
que pueda interrumpirse, separarse o cesar en su absoluta
continuidad, y nada existe tampoco que pueda “llenar las grie-
tas”. Debe ser infinito en Poder, o Absoluto, porque nada hay
que pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo u obstaculizarlo. No
está sujeto a ningún poder, porque no hay otro que el Suyo.
III.-El TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto a cam-
bio en su naturaleza real, porque nada existe que pueda obli-
garlo a cambiar, ni nada de lo que pueda haberse transforma-
do. No puede ser aumentado ni disminuido, ni ser mayor o
menor, bajo ningún aspecto. Debe haber “sido” siempre, y de-
be seguir “siendo” siempre también, idéntico a lo que es ahora:
el TODO. Nunca ha habido, ni hay, ni habrá algo en lo que
pueda transformarse o cambiar.
Siendo el TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable, debe
deducirse que todo lo que es finito, mudable, transformable y
condicionado, no puede ser el TODO. Y como nada existe fue-
ra de El en realidad, todo lo que sea finito debe ser nada real-
mente. No os vayáis a sorprender o asustar, porque no trata-
mos de embarcarnos en Ciencia Cristiana, cubriendo estas
enseñanzas bajo el título de Filosofía Hermética. Hay una re-
conciliación entre estos aparentemente contradictorios asun-
tos. Tened paciencia, que a todo llegaremos a su debido tiem-
po.
Vemos en torno nuestro eso que se llama “materia”, la que
constituye las bases físicas de todas las formas. ¿Es el TODO
materia simplemente? Absolutamente no. La materia no puede
manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente está manifes-
tada en el universo, el TODO no puede ser materia, pues nada
asciende más allá de su propia fuente, nada puede manifes-
tarse en un efecto si no lo está también en la causa, nada
puede evolucionar o emerger como consecuente si no está in-
volucrado o involucionado como antecedente. Y además la
ciencia moderna nos dice que la materia no existe realmente,
sino que es “energía o fuerza interrumpida”, esto es, energía o
fuerza en un grado menor de intensidad vibratoria. Como ha
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