Pero, porque era bueno, empezaron a abusar de él. Era fuerte, para ser tan pequeño,
lo cargaron demasiado; era sobrio, casi no le dieron de comer; era resistente, le hicieron
trabajar más de lo que era posible. Y cuando ya no daba más, empezaron a
maltratarlo.
Se le avinagró el genio; sus orejas no se movían ya risueñas, sino que las echaba
hacia atrás, enojado, enseñando los dientes y dando coces.
Y el amo, desconfiado, a pesar de tener en la mano el palo amenazador, decía:
«¡Qué malo es el burro!»*
Tal vez, durante buena parte de tu vida, has vivido junto a personas que utilizaban
la vergüenza como método de disciplina. Padres o abuelos que pensaban que,
corrigiéndote o exhortándote en público, aprenderías más rápido la lección.
Jefes severos que necesitaban mostrar su poder o su cargo descalificando tu
trabajo delante de otros.
Parejas que, sin importar quien esté delante, tratan por todos los medios de dar a
conocer tus errores y tus carencias, pensando que cuanto más mengües, más permiso
tienen ellos para crecer y demostrar que son superiores a ti.
Palabras, insultos, menosprecios, desprestigios, críticas cuyo único fin es
descalificarte y dañar tu estima.
Por eso, si tu autoestima no está sana, si aún no sabes que en tu interior albergas
todo el potencial y el dominio de ti mismo para sobreponerte a cualquier error o
fracaso, caerás preso de la vergüenza. Y, seguramente, abandonarás todo lo que
habías emprendido por miedo a ser ridiculizado y dejarás atrás todo aquello con lo
que alguna vez soñaste.
El síndrome de la amabilidad crónica es la necesidad de hacer las cosas para recibir
aprobación. Este tipo de personas son inseguras y todo lo hacen
para recibir aprobación externa.
Hoy más que nunca, en tiempos en los que la competitividad crece a la velocidad
de la luz, necesitamos entender que el que avergüenza lo hace por inseguridad.
Exagera y se burla de los errores de los demás como queriendo decir: «eso te ha
pasado a ti, no a mí, yo soy mejor que tú».
Cuanta más competitividad haya, más tratará la persona insegura de sí misma por
todos los medios de descalificar a su competencia, a quien considera su rival de la
manera que sea. Se burlará de tu manera de hablar, de vestir, de pensar, y tratará de
herir tu estima, obsesionándote con la opinión de los demás, con el fin único de que
tu autoestima quede destruida, deshecha. Su objetivo es hacerte sentir que no sirves
y que vivas atado a lo que los demás piensan de ti. Pero aquí dale la vuelta a su10P