ESTÍMULO DISTAL Y PROXIMAL Durante el proceso perceptivo, se forman imágenes a partir de los objetos del mundo exterior Sin embargo, esa imagen inicial poco tiene que ver con el percepto final que construimos. Lo que percibimos es producto de las múltiples transformaciones que ocurren desde el receptor sensorial hasta la corteza cerebral donde, finalmente, podemos asumir que hacemos consciencia de lo que percibimos. La psicología de la percepción diferencia dos tipos de estímulos en todo proceso perceptivo.
El estímulo distal corresponde al objeto físico del mundo. El estímulo proximal corresponde al estímulo que toma contacto con el observador. Está constituido por aquellas características del objeto que arriban a las superficies sensoriales, por lo tanto, es una imagen con características ciertamente distintas a las del estímulo distal que lo origina.
Es a partir del estímulo proximal que el sistema reconstruirá lo que conoce del estímulo distal, logrando un percepto que representa al estímulo distal. El estímulo distal en sí mismo es incognoscible para el sujeto, ya que solo podemos conocer sus efectos (el estímulo proximal es uno de ellos). La similitud entre estímulo distal y percepto es mayor que el parecido entre el estímulo proximal y el percepto.
Ej : un libro (estímulo distal) que estamos viendo no es nada parecido a la imagen que existe de ese libro en nuestras retinas. En la retina hay una imagen borrosa, invertida y que se mueve cada vez que hacemos un movimiento con los ojos. Sin embargo, no estamos percibiendo eso al mirar el libro ya que el percepto se construye en relación a los conocimientos sobre el mundo que vamos adquiriendo en la interacción con este. Podemos representarnos el proceso perceptivo en fases bien diferenciadas:
1°. El estímulo distal (que definimos como el objeto físico en sí mismo, ej : el libro propiamente dicho). El reflejo de la luz en dicho objeto (para el caso del sistema visual, pero es análogo en el resto de modalidades sensoriales) genera una imagen en la superficie sensorial donde dicho objeto se proyecta (la retina, para el caso de la visión) que es lo que llamamos estímulo proximal. El proceso continúa tomando al estímulo proximal como punto de partida desde el cual el cerebro intentará formar un percepto que re-presente adecuadamente (en términos de interacción con el mundo) al estímulo distal.
Llamamos primera fase del proceso perceptivo a las transformaciones físicas que ocurren entre el estímulo distal y el estímulo proximal. Estas transformaciones se relacionan directamente con las posibilidades de captación de cada receptor sensorial (por e; para el caso de la visión, el estímulo distal es tridimensional, pero el estímulo proximal se transforma en bidimensional). Por último, el proceso continúa en el percepto o experiencia psicológica de percibir, es decir: lo que finalmente percibimos. La transformación que ocurre desde el estímulo proximal al percepto es donde ocurren las operaciones propiamente perceptivas que concluirán con la experiencia psicológica de percibir.
Llamamos percepción a todo el proceso que permite acceder a un percepto. Para construir un percepto lo que necesitamos es agregar información a la imagen sensorial inicial que aparece como estímulo proximal sobre la superficie sensorial. En el fondo, lo que agregamos son «ideas»; es decir, conocimiento del mundo que, de alguna manera, contribuye a organizar las imágenes sensoriales, construyendo un percepto nítido y estable. Construimos un percepto a partir de dos fuentes: Unos rasgos sensoriales que provienen del estímulo proximal Y una serie de ideas que tenemos producto de la interacción con ese objeto Ejemplo que ilustra este proceso donde se agregan ideas o información al estímulo proximal: