¡Quién no recuerda con cariño aquellas clases de Historia de España! Romanos, griegos,
fenicios, godos... Todos aquellos pueblos y aquellas invasiones (porque de otra cosa puede
ser, pero de invasiones nunca fuimos mal). Conquistas y reconquistas contadas por el
profesor de Historia de turno, muchas veces entretenidas, en otras ocasiones provocadoras
de un profundo sueño, al estilo de algún que otro documental de “La 2”.
Los libros de Historia no tienen por qué ser aburridos. Cuando las historias son contadas
con vocación y verdadera pasión, nos enriquecen como ciudadanos, con sentido crítico y
con responsabilidad. Porque parafraseando a la gran Cecilia, “mi querida España, esta
España mía, esta España nuestra” guarda secretos históricos, anécdotas y entresijos de
realeza dignos de “The Crown”, que alimentarían a un patio de vecinas por los siglos de los
siglos.
Como supondrás, todo ello trasladado a un manual de clase resulta, cuanto menos, curioso.
Y es que, sin meternos en cuestiones políticas, que cada cual tiene su inclinación, conocer
realmente lo que ocurrió puede ayudarnos a comprender el presente y profundizar en la
cultura y geografía de nuestro país. Algo que, según están las cosas, no nos viene nada mal.
Al lío, que nos quedan 175 días lectivos y 140 horas de clase
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Roma asedia la ciudad celtíbera de Numancia (143 a.C. – 133 a.C.)