Presentación feita polo alumnado de latín de 1º de bacharelato do IES A Sangriña.
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Language: es
Added: Jun 20, 2017
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LOS ÁRBOLES Y LOS MITOS
CLÁSICOS
ABEDUL (BETULA)
En la antigua Roma, el abedul era símbolo de poder y autoridad;
se empleaban sus ramas para adornar las cabezas de las
personas importantes, denominándose fasces, de donde viene el
vocablo fascista.
Para los celtas era un árbol sagrado; era el árbol de comienzo,
símbolo de la renovación, de las nuevas oportunidades, lo que
vuelve a nacer. Esto se debe a que es de todos los árboles, el
primero que echa nuevas hojas. Su mes lunar es del veinticuatro
de diciembre hasta el veinte de enero.
Existen muchas regiones frías en las que no se conocen más
árboles de hoja caduca que los abedules. Por tanto, para los
habitantes de esas solitarias tierras, el abedul significa la
persistencia de la vida. Al llegar la primavera con el brotar de las
nuevas hojas del árbol, todo se viste de verde y de alegría,
anunciándonos que comienza un nuevo ciclo de fecundidad y de
vida.
ABETO (ABIES ALBA)
Su altura y sus agujas siempre verdes convierten al abeto en el símbolo de la vida eterna, de la
espiritualidad y la elevación.
En la Antigua Grecia el abeto estaba consagrado a la diosa Artemisa, la diosa de la luna, por ello
el Caballo de Troya, también consagrado a la luna, fue construido con madera de abeto.
Para la cultura celta el abeto simboliza la vida eterna y la inmortalidad. Además, el abeto
plateado simbolizaba el árbol del nacimiento y quemaban sus agujas para bendecir a la madre y
niño tras el parto.
El árbol de Navidad: Existen muchas leyendas sobre el origen del uso del abeto como árbol de
Navidad pero no se tiene claro el origen verdadero de esta tradición. Según la tradición cristiana,
San Bonifacio derribó un fresno gigante, el Yggdrasil, que sostenía todos los niveles del mundo
desde el cielo hasta los infiernos. En su lugar plantó un abeto o pino como símbolo del amor
eterno de Dios y los llenó de velas simbolizando la purificación y la luz de Cristo. Otra leyenda
cuenta que San Bonifacio lo que derribó fue un enorme roble que se llevó consigo todos los
árboles que le rodeaban, excepto un pequeño abeto al que llamó “árbol del Niño Dios”,
simbolizando su forma triangular las Santísima Trinidad.
ALCORNOQUE (QUERCUS SUBER)
El alcornoque simboliza la virtud de saber conservar y proteger. Ya desde la época del
neolítico se buscaba la protección de estos nobles árboles. Los alcornoques saben dar
sin mostrar arrogancia, así nos ofrecen su madera recia, sus bellotas, su corcho. Su
leyenda negra a ser símbolo en algunos casos de rudeza o incluso torpeza, cuando por
el contrario las personas que han vivido a su sombra han sentido la gran fuerza interior
que tienen estos generosos árboles.
ALMENDRO (PRUNUS DULCIS)
Según el mito frigio, Zeus había depositado su semilla en la tierra mientras dormía en el monte
Dídimo, en Frigia. De ahí nació una criatura hermafrodita que fue castrada por los dioses,
Cibeles. De sus genitales creció un almendro cuyo fruto se depositó en el vientre de la ninfa
Nana, que quedó embarazada, y tuvo un hijo al que abandonó después de dar a luz. El joven,
Atis, fue criado por una cabra y se convirtió en un joven muy hermoso. Cibeles se enamoró de él
y cuando se disponía a hacer planes de boda para casarse con otra mujer, ella se puso tan
celosa que le obligó a castrarse. Hay muchas versiones del mito de Cibeles y Atis, todas las
cuales incluyen el tema de la muerte y la resurrección. Según algunas de ellas, Atis no
sobrevivió a la mutilación y quedó convertido en un pino. Otras aseguran que fue enterrado en
Pessinus (Pesino) y resucitado por Cibeles. Por último, alguna versión asegura que vivió como
sacerdote eunuco al servicio de la diosa.
CIBELES
El culto de Cibeles en Roma se caracterizaba por los rituales estruendosos y las Procesiones.
Durante su festividad, sus sacerdotes, los Galli, enterraban un pino que simbolizaba a Atis.
Días después se perforaban los brazos y rociaban el altar con su sangre en un estado de
éxtasis. El último día se celebraba la resurrección de Atis mientras se paseaba la estatua de la
diosa en procesión y se limpiaba.
Otra fábula da al almendro un interesante origen:
Demophon, hijo de Teseo y de Fedra, volviendo de Troya,
fue arrojado por una tempestad en las costas de Tracia,
donde reinaba entonces la bella Phylis. La joven princesa
recogió al príncipe, enamorándose de él y convirtiéndole en
su esposo. El joven, llamado a Atenas por la muerte de su
padre, marchó prometiendo a Phylis volver en el término de
un mes. Su fiel y enamorada esposa contó los minutos de la
ausencia, y cuando el plazo llegó a su término, acudió
nueve veces a la orilla del mar en busca de su amado.
Phylis, desesperada, al ver que no regresaba, perdió toda
esperanza y cayó muerta de dolor siendo metamorfoseada
en almendro. Sin embargo, Demophon, regresó tres meses
después, y abatido por la muerte de su esposa, hizo un
sacrificio en las orillas del mar para aplacar los males de su
amante. Ésta pareció sensible a su arrepentimiento, y el
almendro, que la ocultaba bajo su corteza, floreció de
repente, probando en este último esfuerzo que seguía
amándole.
En la mitología griega Arce era hija de Taumante y la oceánide Electra, y hermana de Iris y
de las Harpías. Se decía que personificaba el segundo arco iris que desvanece. En la guerra
que enfrentó a los dioses olímpicos con los Titanes (la Titanomaquia), ambas hermanas
escogieron bandos opuestos: Arce fue la mensajera de los Titanes e Iris la de los olímpicos.
Zeus castigaría más tarde a Arce por ello, arrojándola al Tártaro y despojándola de sus alas,
que fueron regaladas a Tetis en su matrimonio con Peleo. Luego Tetis fijaría estas alas a los
pies de su hijo Aquiles, que sería por esto llamado ποδάρκης podárkes, ‘pies veloces’.
ARCE (ACER)
CASTAÑO (CASTANEA SATIVA)
La ninfa de Diana, Nea, siempre ligera de ropa, salió de caza y el insaciable Júpiter, al verla quiso
cazarla, pero de una manera sexual. Obsesionado por los encantos salvajes de la dama, Júpiter intentó
poseerla por la fuerza, y la casta Nea prefirió convertirse en erizo de castaña al caer en los brazos de
su violador. Enfurecido, el Dios Supremo transformó el deseado cuerpo en un árbol de frutos espinosos
recordatorios de su desventura. Así la casta Nea se transformó en Castanea (Castaño en latín), pero el
frustrado olímpico quiso apropiarse de su alma. La perspicaz Diana, propulsándola al firmamento, la
transmutó en el temible cinturón de asteroides NEA (Near Earth Asteroids), que ni el mismísimo Júpiter
se atrevió a visitar.
El castaño simboliza a Júpiter, pero por su sentido funerario, podría atribuirse también a Saturno, ya
que en la antigüedad clásica las castañas eran el alimento de los difuntos en su viaje al más allá.
Para aplacar las iras de los difuntos, en la noche de Todos los Santos, en algunos lugares, existe la
costumbre de dejar unas castañas como ofrenda, de este modo las almas no estropearán la cosecha
que hayamos guardado.
CEDRO (CEDRELA ODORATA)
La palabra «cedro» procede del latín
cedrus, que a su vez viene del griego
(kedros), expresión con la que se
denominaba también al enebro.
El cedro es el árbol protector del hogar;
en el lenguaje de las plantas significa
resistencia. Estaba dedicado a las
Euménides, personificaciones
femeninas de la venganza, que
perseguían a los culpables de ciertos
crímenes.
CIPRÉS (CUPRESSUS)
En la mitología griega, un mito ambientado en
Quíos, habla de Cipariso, hijo de Télefo,
descendiente de Heracles, quien fue uno de los
amantes del dios Apolo. Se trata de un mito de
época helenística, que también aparece en la
literatura latina y en varios frescos de la ciudad
romana de Pompeya.
Según el mito, Apolo regaló a Cipariso una
jabalina para cazar, pero por error el muchacho
mató a su ciervo domesticado, un hermoso
animal con astas de oro y guirnaldas de
piedras preciosas. Tanto fue su duelo y dolor
que le pidió al dios Apolo que le permitiera
llorarlo para siempre. El dios aceptó su súplica
y lo convirtió en ciprés, árbol relacionado con el
duelo y el dolor por los seres queridos.
Según algunos autores el mito representa el paso de la
adolescencia a la madurez, mostrando un muchacho que se
inicia en la caza y las artes de la guerra, y que debe cambiar
para convertirse en adulto. No se ha identificado ningún
culto griego relacionado con la adoración de Cipariso.
De acuerdo con una tradición diferente Cipariso era hijo de
Orcomenos, hermano de Minias y el mítico fundador de la
ciudad de Kyparisso en Fócida, posteriormente llamada
Anticyra. Otra tradición lo convierte en amante del dios
Silvano.
El ciprés es el árbol atributo de Hades. La ciudad de
Ciparisa fue llamada así por estar rodeada de cipreses.
Siguiendo la costumbre de algunos pueblos antiguos, los
griegos colocaban este árbol alrededor de los sepulcros y
monumentos funerarios. Su ramaje sombrío y lúgubre
parecía llamar a la melancolía y al dolor.
Los latinos daban al ciprés, lo mismo que
a Plutón, el sobrenombre de feralis, árbol
fúnebre. También rodeaban de cipreses
los altares de los dioses infernales y los
sepulcros de los hombres ilustres. Así
sucedió con el de Augusto en Roma. Se
cubrían también con ramas de este árbol
los pavimentos de las casas de los
desgraciados y los delincuentes. Todas
las víctimas que se ofrecían a Plutón
eran coronadas de ciprés, y los
sacerdotes, en los sacrificios en honor de
este dios, llevaban hojas de este árbol
esparcidas en sus vestiduras.
ENCINA (QUERCUS ILEX)
La encina es considerada un árbol sagrado, símbolo de fuerza, solidez y longevidad en diferentes
ámbitos religiosos de la antigüedad. Era un árbol consagrado al dios Zeus en Dodona, a Júpiter
Capitolino en Roma, o a Perun, dios de la mitología eslava. Según diversas tradiciones, la clava
de Hércules era de madera de encina, lo mismo que la cruz donde se crucificó a Jesucristo.
Abraham recibe las revelaciones de Yavé cerca de una encina.
En la mitología griega, encontramos unas ninfas protectoras de los bosques encinares, las
dríadas, que corrían y bailaban alrededor de los venerables ejemplares. Estos seres
representaban la humedad y el hálito vital, que juega y serpentea entre la naturaleza sin dejarse
atrapar. Se las ha relacionado con las apsaras védicas, fuente de la alegría del agua, y habitantes
del interior de las nubes, a las que se consideraban agentes de la acción fecundante. Según la
tradición griega, dejaron sus moradas celestes para residir, junto a los mortales, en los encinares,
convirtiéndose en divinidades terrestres. El nombre de estas ninfas proviene del término drys, es
decir, árbol, ya que la encina era el árbol por antonomasia para los helenos.
EL GRANADO (PUNICA GRANATUM)
Los romanos conocieron la granada gracias a los fenicios, que la trajeron de Fenicia a Roma,
de ahí su nombre científico de Punica. Este nombre proviene del latín pūnĭcum, y alude a los
fenicios, activos impulsores de su cultivo, mientras que granatum, el epíteto específico, deriva
del adjetivo latino grānātus, que significa 'con abundantes granos'. En la Antigua Roma se
denominaba al granado como punicum arbos (árbol púnico) y al fruto como malum granatum
(manzana granada) o punicum malum (manzana púnica).
Por tener la granada gran cantidad de pepitas, era considerada en la antigüedad como un
símbolo de fertilidad y fecundidad. Era atributo de Hera, Deméter y Afrodita. En Roma era
habitual que las novias llevasen un tocado de ramas de granado. Este fruto tiene especial
relevancia en el mito de Perséfone y Hades.
La mitología griega cuenta que Hades, Señor de los infiernos,
estaba enamorado de Perséfone, hasta el punto de
secuestrarla por amor. Un día en el que la joven se encontraba
recogiendo flores en compañía de sus amigas, junto a la
fuente de Pergo, en el momento en que fue a coger un lirio, la
tierra se abrió y por la abertura surgió Hades. Ante la sorpresa
de todas, Hades ase por la cintura a Perséfone y la sube
rápidamente a su carro negro tirado por corceles negros como
el carbón, llevándosela a sus dominios. Su madre, Deméter,
desesperanza por la ausencia de su hija, lanzó una maldición
a la tierra, produciendo una gran hambruna. Al tiempo, Zeus
ante el dolor de Deméter, ordenó a Hades que devolviera a
Perséfone, pero ya no era posible pues la muchacha había
comido unos granos de granada, de la granada prohibida y por
ello había quedado encadenada a él para siempre. Deméter
consigue de Zeus que Perséfone permaneciera seis meses en
los infiernos y los otros seis sobre la tierra.
HIGUERA (FICUS CARICA)
En el libro del Génesis, Adán y Eva se cubren la desnudez con hojas de higuera, tras ser
sorprendidos en pecado. Tener una higuera es tener prosperidad, así lo entendían los antiguos
pueblos del Mediterráneo, para ellos la higuera junto con la vid eran símbolos de abundancia y
bienestar. La importancia de este árbol frutal en Roma fue tal, que aparece en la leyenda de su
propia fundación: a la sombra de una higuera, la loba Capitolina alimentó a los legendarios
fundadores, Rómulo y Remo.
LAUREL (LAURUS NOBILIS)
Cupido enfadado con Apolo por bromear de sus habilidades
de arquero, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una
flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien
hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de
plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando
Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó
en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto
contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta que
agotada pidió ayuda a su diosa protectora, Ártemis, la cual
determinó convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó
a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió
de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en
el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al
árbol y se echó a llorar. Y dijo: «Puesto que no puedes ser
mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre
verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de
victoria».
LAVANDA (LAVANDULA)
Lavandula es el nombre genérico que se derivaría del francés antiguo lavandre, y en última
instancia del griego λανω, a través del latín lǎvo, -āre, -lǎvātum, ‘lavar, limpiar’, refiriéndose al
uso de infusiones de las plantas para el lavado. Sin embargo, se ha sugerido que esta
explicación puede ser errónea, y que el nombre podría derivarse del latín līvěo, -ēre, ‘azulado’,
etimología mucho más plausible que la anterior, puesto que se refiere al color habitual de las
flores de dichas plantas y, además, no consta que en la antigüedad se lavase con lavanda.
LIMONERO (CITRUS X LIMON)
NARANJO (CITRUS SINENSIS)
En la mitología se atribuye a Hesperis y Atlas la
progenitura de tres hijas que ostentan el
patronazgo de los Citrus (cítricos): Arethusa, el
limonero; Aeglen, el cidro, y Hespertusa, el
naranjo. El limonero o naranjo sería, pues, uno de
los tres árboles que disputan ser el verdadero
“árbol de las manzanas de oro” del jardín de las
Hespérides.
El preciado fruto fue un regalo de la diosa Gea a
la diosa Hera con motivo de su enlace con el dios
Zeus. El árbol estaba situado en el Jardín de las
Hespérides, y era custodiado por un dragón-
serpiente de cien cabezas llamado Ladón. Dicho
Jardín parece haber existido en el perdido
continente la Atlántida.
ÚLTIMO TRABAJO DE HÉRCULES
Euristeo, rey de Micenas, encomendó a Hércules el robo del codiciado árbol, ya que estas
manzanas áureas proporcionaban la inmortalidad. La diosa había plantado el árbol en un jardín
divino que se hallaba en la ladera del monte Atlas. Las Hespérides se encargaban de cuidar el
árbol, y para evitar posibles hurtos, Hera situó al dragón Ladón junto al árbol.
La primera dificultad con la que se topó el héroe fue averiguar dónde se encontraba el famoso
jardín. Para ello primero se dirigió hacia Macedonia, donde luchó y venció a Cicno. En Iliria
consultó a unas ninfas que le indicaron que solo Nereo podría desvelarle la situación del jardín.
Le llevaron ante Nereo, y aunque el dios para desasirse del abrazo de Heracles se
metamorfoseó de mil maneras diferentes, el héroe no consintió en soltarle mientras no le
mostrase el camino que debía seguir. Camino del jardín luchó con Busiris. En Asia mató a
Ematión. Y a su paso por el Cáucaso liberó a Prometeo, con el consentimiento de Zeus,
matando con una flecha al águila que todas las mañanas le roía el hígado. En agradecimiento
Prometeo le aconsejó que no arrancase las manzanas con sus propias manos.
Una vez en el jardín de las Hespérides,
siguiendo el consejo de Prometeo, le
pidió a Atlante que cogiese las
manzanas, mientras él sujetaba la
bóveda terrestre en lugar del titán.
Cuando Atlante tuvo las manzanas,
comunicó al héroe, que él mismo llevaría
las manzanas a Micenas. Heracles
utilizando la astucia, se mostró de
acuerdo, pero le pidió al titán que
sujetase durante un momento la bóveda
mientras el se colocaba una almohada
para estar más cómodo. Una vez que el
cándido titán tomó de nuevo el peso
sobre sus hombros, Heracles cogió las
manzanas y echó a correr. Una vez en
Micenas, Euristeo devolvió las manzanas
a Hera, que las puso de nuevo en el
jardín.
MANZANO (MALUS DOMESTICA)
El juicio de Paris es una historia de la mitología griega en la cual se encuentra el origen
mítico de la guerra de Troya.
Eris, la diosa de la discordia, molesta por no haber sido invitada, se presenta en la boda de
Peleo y Tetis, y deja una manzana dorada con la frase "para la más bella". Tres de las
diosas presentes, Hera, Atenea y Afrodita se pelean por la manzana, por lo que Zeus
escoge como juez para dirimir la disputa al príncipe pastor de Troya, Paris.
Las tres diosas intentan sobornarlo ofreciéndole distintos dones: la diosa Hera, esposa de
Zeus, le ofreció el poder de Asia; Atenea, la diosa de la inteligencia, le ofreció la posibilidad
de vencer todas las batallas a las que se presentase; Afrodita, le propuso el amor de la más
bella mujer del mundo. Al final Paris elige a Afrodita, haciéndose así con Helena, la esposa
del rey Menelao. Helena se enamora de Paris, quien la rapta y se la lleva a Troya, lo que
provoca la venganza de Menelao, desencadenando así la guerra de Troya.
La manzana se consideraba en la antigua Grecia un fruto consagrado a Afrodita, y se
lanzaba una manzana a alguien para declarar simbólicamente su amor, y del mismo modo,
el atraparla, era aceptar simbólicamente la aceptación de ese amor.
NOGAL (JUGLANS REGIA)
Etimológicamente, Cariatis significa "virgen de Caria", y Caria proviene de "karua" (nogal) o
"karuon" (nuez).
Según algunos, la deidad preclásica Cariatis habría sido asimilada por la figura de Artemis. Otro
sector opina que Cariatis es el nombre utilizado para designar a Artemisa, derivado de un famoso
templo dedicado a ella, que estaba situado en Laconia, concretamente en la ciudad de Caria.
La construcción del templo de Artemis se debe, según la mitología, a la muerte repentina de
Caria, hija doncella del rey de Laconia, que era amada por Dionisos, y cuya muerte inminente
obligó a éste a transformarla en nogal. Su apenado padre construyó en el lugar el templo en
honor a Artemis, diosa de la castidad.
Cariatis dará nombre a las cariátides, elementos arquitectónicos que cumplían la función de
columna o pilastra, y que habían sido esculpidas con forma de mujer. Este nexo se fundamenta
en la utilización de columnas talladas para tener la figura de una mujer, cuyo materia prima, en
épocas muy anteriores, era la madera del tronco de nogal sagrado.
OLIVO (OLIVUM)
Etimología: La palabra "olivo" procede del latín olīvum que
designa el mismo árbol. A su vez término latino es un
préstamo del griego λαι(F)ον, tomado de un dialecto que
ἔ
conservaba la wau (-F-) en el momento del préstamo. En
griego la forma neutra λαι(F)ον designaba el producto de
ἔ
la oliva (el aceite), mientras que el masculino λαι(F)ος
ἔ
designa el árbol salvaje (acebuche, lat. "oleaster"), y la
forma femenina λαι(F)α designa tanto el árbol como el
ἔ
fruto. El término está testimoniado ya en micénico (e-ra-wo)
y chipriota. Al parecer se trata de un préstamo de una
lengua mediterránea que también ha sido tomado por otras
lenguas indoeuropeas como el armenio. La mayoría de las
lenguas europeas usa formas para designar el árbol, el
fruto y su producto que proceden del latín olīvum. En
español y portugués el fruto y su producto principal (aceite,
aceituna) se designan con un préstamo del árabe az-záyt.
El olivo representa la paz y la plenitud en numerosas culturas.
Para los antiguos hebreos, el aceite de oliva era símbolo de prosperidad, bendición divina y
alegría. Su carencia, significaba catástrofe o castigo. Para ellos, la unción en aceite les confería
el reconocimiento divino de su autoridad, poder y gloria; por esta razón los reyes de Israel eran
ungidos. Los cristianos ven en el olivo el símbolo de la paz y la alianza, como recuerdo de la
tregua de Dios con el hombre tras el diluvio universal, cuando una paloma volvió a Noé con una
rama de olivo en el pico. El ramo de olivo que se daba en España y se ve en muchas de sus
medallas y otros monumentos indica que esta región producía y era abundante en aceite. Se ve
representada la paz sobre algunas piedras sepulcrales de los primeros cristianos con una
paloma que tiene en el pico un ramo de olivo.
Dentro de esta cultura, se contempla al olivo como el árbol central, el eje del mundo, el símbolo
del hombre universal, del Profeta. Es el árbol de luz, de la verdad, árbol bendito, como lo llama el
Corán, pues como el aceite de oliva alimenta las lámparas, así el Profeta ilumina a quienes le
escuchan.
Otras tradiciones, que no proceden de la judeocristiana, también ven en la rama de olivo
un mensaje de paz:
El héroe troyano Eneas, según lo describió Virgilio en el siglo I a.C., al acercarse a la orilla donde
le esperaba el rey Evandro, le mostró un ramo de olivo para indicarle que se acercaba en son de
paz, buscando una alianza.
El olivo estaba consagrado a Minerva, por cuya razón se la ve en muchos monumentos con un
ramo de olivo en la mano, de donde se le dio el nombre de Pacífera. El olivo, considerado como
símbolo de la paz, lo era también de la victoria y de la castidad. Los nuevos esposos llevaban en
Roma guirnaldas o coronas de olivo y coronaban con él los a losmuertos que conducían a la pira.
Era asimismo el atributo de los guerreros triunfadores y el premio de los vencedores en los
Juegos Olímpicos. Un olivo herido por el rayo era un presagio cierto, según la opinión de los
augures, del rompimiento de la paz. Virgilio, para dar a conocer que el reinado de Numa
Pompilio, segundo rey de Roma, fue pacífico, lo representa con un ramo de olivo en la mano.
El olivo silvestre estaba particularmente consagrado a Apolo. Solía plantarse delante de los
templos, y en sus ramas se colgaban las ofrendas y las armas antiguas. La maza de Hércules
era de esta madera y de la misma se hacían los cetros de los reyes.
En el pabellón de la ONU, la corona de ramas de olivo simboliza la paz universal.
PINO (PINUS)
Cibeles era en origen una diosa frigia. Los griegos hicieron de ella una madre de los dioses, la
madre de Zeus y de otros dioses importantes. Su culto derivaba probablemente de la antigua
adoración de las grandes madres o diosas de la fertilidad, al igual que el de Deméter, la diosa de
la agricultura.
Según el mito frigio, Zeus había depositado su semilla en la tierra mientras dormía en el monte
Dídimo, en Frigia. De ahí nació una criatura hermafrodita que fue castrada por los dioses. Así fue
la creación de la diosa Cibeles. De sus genitales creció un almendro cuyo fruto se depositó en el
vientre de la ninfa Nana, que quedó embarazada y tuvo un hijo al que abandonó después de dar
a luz. El joven, Atis, fue criado por una cabra y se convirtió en un joven muy hermoso. Cibeles se
enamoró de él, y cuando se disponía a hacer planes de boda para casarse con otra mujer, ella se
puso tan celosa que le obligó a castrarse. Hay muchas versiones del mito de Cibeles y Atis, y
según algunas de ellas, Atis no sobrevivió a la mutilación y quedó convertido en un pino. Otras
aseguran que fue enterrado en Pessinus (Pesino) y resucitado por Cibeles. Por último, alguna
versión asegura que vivió como sacerdote eunuco al servicio de la diosa.
LA DIOSA CIBELES
En Roma, Cibeles se convirtió en una diosa muy popular. Durante la Segunda Guerra Púnica
(218-201 a.C), un periodo desastroso para los romanos, su culto llegó a Roma dado que, según
ciertas profecías de los Libros Sibilinos, un tipo de libro de frases de los oráculos, Roma sólo
podría vencer si se adoraba a la «Gran Madre».
El león, el animal más fuerte de la naturaleza, estaba dedicado a Cibeles, siendo representada a
menudo como una leona en un carro tirado por leones. Ovidio la describió «en su carro tirado por
leones atravesando el cielo». Su estela iba acompañada por «la música de los címbalos y de las
flautas». El culto de Cibeles en Roma se caracterizaba por los rituales estruendosos y las
procesiones. Durante su festividad, sus sacerdotes, los Galli, enterraban un pino que
simbolizaba a Atis. Días después se perforaban los brazos y rociaban el altar con su sangre en
un estado de éxtasis. El último día se celebraba la resurrección de Atis mientras se paseaba la
estatua de la diosa en procesión y se limpiaba.
ROBLE (QUERCUS ROBUR)
A lo largo de la historia, el roble ha sido y es uno de
los árboles más queridos por el hombre. La belleza de
sus bosques, la majestuosidad de su porte, su
preciada madera, y la abundancia de los robledos
hace de este árbol todo un símbolo, una identidad. En
latín roble y fuerza se expresan con la misma palabra:
robur y simboliza tanto la fortaleza física como la
moral.
Por su grandiosidad, muchas culturas lo han
considerado el árbol de los dioses. Probablemente,
Zeus descansara bajo un roble en lugar de bajo una
encina, aunque es difícil de diferenciarlos en los mitos,
porque ambos pertenecen al género Quercus. En
Roma este árbol estaba consagrado a Júpiter, y el dios
Esculapio lleva un bastón con una rama de roble como
símbolo de Zeus.
ROMERO (Rosmarinus officinalis)
El Romero o “Rocío del mar”, significado de su nombre botánico, tuvo una gran aceptación
entre griegos y romanos, tanto por sus usos en gastronomía, como en cosmética,
perfumería y medicina.
El manto azul de la Virgen María al huir de Egipto se enganchó sobre las ramas de un
arbusto, a partir de entonces el arbusto floreció con pequeñas flores azules. La misma
leyenda se cuenta en la mitología egipcia sobre el manto de Isis.
TILO (TILIA)
El tilo, por ser árbol frondoso, de aspecto robusto y por
su longevidad, fue considerado como elemento
sagrado entre varias de las antiguas tribus
indoeuropeas. En la Hélade clásica este árbol era muy
apreciado como benefactor y como medio de sabiduría
por el poder restaurativo de sus flores.
Según la mitología griega, existía una gran
benefactora de la humanidad, Fílira, hija de Océano.
Fílira en griego quiere decir tilo. En cierta ocasión,
Cronos yació con ella, pero la diosa Rea les
sorprendió juntos, por lo que él se transformó en
caballo y huyó al galope; el hijo que nació fue mitad
equino y mitad humano: el famoso centauro sabio
Quirón, preceptor de héroes y sabios. Fílira fue
transformada en tilo.