1 Por aquel tiempo, el emperador Augusto ordenó que se hiciera un censo de todo el mundo. 2 Este primer censo fue hecho siendo Quirinio gobernador de Siria. 3 Todos tenían que ir a inscribirse a su propia ciudad. 4 Por esto salió José del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David. 5 Fue allá a inscribirse, junto con María, su esposa, que se encontraba encinta. 6 Y sucedió mientras estaban en Belén, que a María le llegó el tiempo de dar a luz
A veces en la vida, mientras hemos ido avanzando por nuestro Camino, hemos ido buscando refugio, apoyo, un lugar calentito en el que realizar una parada técnica y recomponernos. Otras veces, nosotros hemos sido como esos “posaderos” que a mitad de camino hemos recogido a alguien que nos necesitaba. ¿En qué momentos, a quiénes hemos dado posada a alguien? ¿Cuándo, quiénes nos han dado posada a nosotros cuando nos han hecho falta?
7 Allí nació su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el pesebre, porque no había alojamiento para ellos en el mesón El nacimiento del Niño Jesús está iluminado por una estrella brillante en el firmamento. El mismo acto de traer vida a este mundo lo denominamos como “dar a luz”. Caminando, hay veces que el sendero puede discurrir entre momentos de luces y sombras, oscuridades y momentos más relajados. Te pedimos que pienses ahora en tu historia reciente, en tu discurrir en este trimestre, en esos momentos plenos de felicidad, momentos en los que la Luz ha invadido nuestra vida, y piensa quiénes te acompañaban en esos momentos. PIENSA en Personas y momentos felices que han sido luz y te han iluminado tu camino
Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. 9 De pronto se les apareció un ángel del Señor, la gloria del Señor brilló alrededor de ellos y tuvieron mucho miedo. 10 Pero el ángel les dijo: “No tengáis miedo, porque os traigo una buena noticia que será motivo de gran alegría para todos: 11 Hoy os ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. 12 Como señal, encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
13 En aquel momento, junto al ángel, aparecieron muchos otros ángeles del cielo que alababan a Dios y decían: 14 “¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!” 15 Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros: –Vamos, pues, a Belén, a ver lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado. 16 Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, 18 y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores.
Los ángeles se aparecen a los pastores, gente humilde y sencilla pero también pertenecientes al grupo de los apartados de la sociedad, no eran precisamente la gente más destacada socialmente en tiempos de Jesús. Dios se revela a los más humildes de las periferias. Nosotros tenemos nuestra obra social y mil oportunidades más en nuestras clases de atender a los niños y niñas con carencias materiales y afectivas. Piensa en los chicos y chicas con mayores dificultades a la hora de aprender, de relacionarse, de comprender qué le está pasando en este caminar por la vida… Podemos ser sus guías durante una parte de sus vidas, para que no se pierdan parte de su camino. ¿A quiénes acompañamos desde su periferia (existencial, vital, real) para que puedan seguir continuando en el camino?
Llegaron por entonces a Jerusalén unos sabios de Oriente que se dedicaban al estudio de las estrellas, 2 y preguntaron: –¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle. 3 El rey Herodes se inquietó mucho al oír esto, y lo mismo les sucedió a todos los habitantes de Jerusalén. 7 Entonces llamó Herodes en secreto a los sabios de Oriente, y se informó por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. 8 Luego los envió a Belén y les dijo: –Id allá y averiguad cuanto podáis acerca de ese niño; y cuando lo encontréis, avisadme, para que yo también vaya a adorarlo.
9 Con estas indicaciones del rey, los sabios se fueron. Y la estrella que habían visto salir iba delante de ellos, hasta que por fin se detuvo sobre el lugar donde se hallaba el niño. 10 Al ver la estrella, los sabios se llenaron de alegría. 11 Luego entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre. Y arrodillándose, lo adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron oro, incienso y mirra.. Los Reyes llevaron el mejor regalo posible que podían tener a mano, regalos que aliviaron a José y a María en su caminar diario.
Probablemente, uno de los mejores regalos que recibimos a diario en nuestro cole es la convivencia con nuestros compañeros y compañeras docentes y PAS, todos educadores maristas. Otro regalazo enorme son nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Sería genial poder vivir la Navidad como educadores maristas que somos pero con la ilusión de los más pequeños. Se lo hemos pedido a los reyes… Y ellos nos han respondido que…
¿Cuándo has sido un regalo para los demás? ¿Quién ha sido un regalo para ti? ¿Sabremos vivir con la mirada de un niño? ¿Seremos capaces de vivir la Navidad con la ilusión de un niño? PIDE UN DESEO, escríbelo en el papel que te hemos dado y cuando estés preparado sal y ponlo en el cofre. Si te animas, compártelo con el resto.
El camino que lleva a Belén Baja hasta el valle que la nieve cubrió Los pastorcillos quieren ver a su rey, Le traen regalos en su humilde zurrón Al redentor, al redentor. Ha nacido en un portal de Belén el niño dios. Yo quisiera poner a tus pies, Algún presente que te agrade, señor. Más, tú ya sabes que soy pobre también, Y no poseo más que un viejo tambor, Viejo tambor, viejo tambor. En tu honor frente al portal tocaré, Con mi tambor. El camino que lleva a Belén, Yo voy marcando con mi viejo tambor. Nada mejor hay que yo pueda ofrecer, Su ronco acento es un canto de amor, Al redentor, al redentor. Cuando dios me vio tocando ante el, Me sonrió.