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PARASHÁ 34 “BeMidbar” En el desierto de...
Edicion: Regresando a las Raices de la Fe –
[email protected] Estudio: K. Blad
Hechos 4:32-35: “La congregación de
los que creyeron era de un corazón
y un alma; y ninguno decía ser
suyo lo que poseía, sino que todas
las cosas eran de propiedad
común. Con gran poder los
apóstoles daban testimonio de la
resurrección del Señor Yeshúa, y
abundante gracia había sobre
todos ellos. No había, pues, ningún
necesitado entre ellos, porque
todos los que poseían tierras o
casas las vendían, traían el precio
de lo vendido, y lo depositaban a los
pies de los apóstoles, y se
distribuía a cada uno según su
necesidad.”
Las manifestaciones del Espíritu no
son para la exaltación de una
persona sino para que el colectivo, la
congregación del Eterno, sea
beneficiada. ¡Ay de aquel que busca
los dones del Espíritu para su propia
exaltación o para su enriquecimiento
económico! Necesitamos cultivar el
pensamiento colectivista, sin perder
la vista de los individuos. Yo me
niego a mí mismo por causa del
Reino colectivo, para que el Reino
prospere por medio de mi aportación,
y de esa manera yo también
prospero, no porque busque lo mío,
sino lo del Reino.
PORCIÓN DE LA Torah Números 1:1 – 4:20; Oseas 1:10 – 2:20
(2:1-22 versión hebrea); Juan 1:1 – 2:25