La arquitectura gótica y la del renacimiento rodearon generalmente el patio con galerías porticadas de
dos pisos y gran lujo de ornamentación, continuando su uso tradicional. De las épocas árabe y
renacentista son celebres en España, los patios: de Los leones (Alhambra de Granada), el de Las
infantas del Alcázar y Casa de Pilatos (Sevilla), el antiguo de La Infanta (Zaragoza), el del palacio de
los Duques del Infantado (Guadalajara) y el de Los Reyes (El Escorial). Véase Figura 7 (Patio de Los
Leones de La Alhambra, 1363 D.C.)
Fuera de España son dignos de mención, el del Louvre, el del Luxemburgo y Los Inválidos (Paris); el
del Quirinal y de los palacios Borghese y Farnesio y el del Belvedere (Roma), el del museo Plantin
(Amberes) y otros muchos. De las arquitecturas exóticas que no han influido en Europa, son notables
los suntuosos patios indostánicos que adornan todos los palacios de la India, casi siempre porticados.
En la arquitectura China los patios, adornados de jardines, sirven para separar los cuerpos de
habitación (Figura 8, Villa Imperial Tamozawa, 1899: Figura 9 Ciudad Prohibida, 1402 D.C.). En la
arquitectura Inca los patios se distinguían por la riqueza metálica de su ornamentación.
En los Palacios Reales, Universidades, Casas Consistoriales, Institutos, Palacios de Justicia,
Academias y arquitectura pública en general, el patio es una de las dependencias más vistosas y mejor
ornamentadas. En los penales, colegios y cuarteles, es una de las dependencias donde se reúnen las
personas para gran parte de los actos de la vida en común, como formaciones, revistas, juegos y
reuniones en general.
En las urbanizaciones modernas se deja grandes patios en el interior de las manzanas, mucho mas
higiénicos, naturalmente, que los miserables patios de luz de las viviendas de vecindad antiguas y que
por desgracia perduran en los cascos viejos de las grandes ciudades, como vestigio de la habitación
obrera.