La entrada de los pueblos germánicos en el imperio romano transformó la vestimenta.
Los jefes militares vestían a la romana cuando pasaban el pomoerium. Al guiar las tropas
–en su mayoría, germanos– vestían bragas, a la manera de estos pueblos. Hubo
adaptación de prendas de uno y otro lado, así los bárbaros usaron la túnica más corta
que la romana para favorecer los movimientos. A través de escritos de Paulo Diácono,
se sabe que la vestimenta de los lombardos era suelta y generalmente de lino, como
solían llevarla los anglosajones, decorada con amplias orlas de tejido de diversos colores.
Los zapatos eran abiertos casi hasta la extremidad del dedo mayor, sostenidos por
medio de correas entrelazadas.
Dama de Flandes, siglo XV.
Generalmente, se conoce mejor la ropa usada por los príncipes. Así por ejemplo, de la
apariencia de Carlomagno, su biógrafo Eginardo contaba que aquél llevaba la
vestimenta nacional de los francos. Sobre el cuerpo, una camisa y un calzoncillo de tela
de lino. Encima, una túnica bordada de seda y un pantalón corto, bandas alrededor de
las piernas y los pies, y un chaleco de piel de nutria o de rata, protegiéndole las espaldas
y el pecho. Sólo en días de grandes fiestas se utilizaban piedras para adornarse como,
por ejemplo, en accesorios como una espada. Los reyes bárbaros fueron llamados reges
pelliti (reyes con pieles) ya que acostumbraban a usarlas. Tal vez, inicialmente fue por
una cuestión climática y luego constituyó lujo y adorno. Poco después se empiezan a
utilizar vestidos de cuero. Pablo Diácomo menciona una vestimenta de piel de reno "en
forma de túnica larga hasta las rodillas". El vestido femenino consistía, de ordinario,
también en una túnica larga hasta los pies, sobre ésta se colocaba la stola, y para salir
se usaba la palla, gran sobreveste con borde con la cual se podía cubrir la cabeza.
Noble Franco.
Los mantos se tomaban con fíbulas de metales preciosos que llevaban piedras
incrustadas. Debajo de la ropa exterior, las mujeres llevaban una túnica de lino y la
fascia, una especie de venda para sostener el pecho. En el siglo XIV, el vestido femenino