continuación extendía uniformemente el color elegido llenando todo el campo; por último,
sobre este color, y ya con el trazo lineal del pincel, aplicaba las pinceladas o trazos
oscuros que concretarían las sombras, así como las pinceladas claras para las zonas de
luz.
A este procedimiento sucede la innovación de la época de Giotto, consistente en la
preparación inicial del dibujo, que ya no es puramente lineal, sino que se indican en el con
precisión las tonalidades claras y oscuras; luego se procede a la aplicación del color por
partes, zona por zona, figura por figura y, dentro de estas, por colores e incluso por
tonalidades, procediendo cuidadamente, yuxtaponiendo unos colores a otros. Es una
técnica obligada para representar los nuevos valores del modelado, el claroscuro y la
profundidad. Se aplican, primero, los colores oscuros en la parte correspondiente de la
figura; a continuación, las tonalidades medias, y, por último, las claras, siempre en las
partes correspondientes del claroscuro, tal como se ha preparado en el dibujo de base,
esfumando con suavidad.
En la segunda mitad del siglo XV la técnica de la pintura al temple avanza
considerablemente, se utilizan ya las veladuras, aplicación del color por transparencias
que llenan el dibujo y modifican los colores subyacentes: algunos artistas, como
Mantegna, emplean ya un temple mezclado con colores preparados con aceites y resinas.
En otros casos, como el de los Van Eyck, un cuadro al temple se remata con veladuras al
óleo, protegiendo previamente el temple con una capa de barniz.
Ya se ha dicho que los colores del temple de huevo son frescos v brillantes; si a ello
se añade el trabajo por veladuras y el hecho de que la tabla puede barnizarse, con el
consiguiente aumento del brillo natural, se comprenderá la dificultad de distinguir a simple
vista, en este momento histórico, la técnica al temple de la técnica al óleo sobre tabla,
teniendo en cuenta, además, lo dicho sobre el frecuente recurso a técnicas mixtas.
Por último, y ya tras la consolidación y difusión de la técnica al óleo y la adopción
subsiguiente del nuevo soporte en lienzo, algunos maestros y escuelas siguen utilizando
el temple como pintura de base para el óleo. El uso de una capa inferior de temple acorta
extraordinariamente el proceso pictórico, y el cuadro gana en luminosidad. Tiziano y la
escuela veneciana se valieron de este procedimiento de colores al óleo sobre fondo de
temple de pintura pastosa; no se trataba en realidad de un temple puro de huevo, sino de
una mezcla de color en partes iguales, amasadas al óleo y al temple de huevo,
respectivamente. Según explica Pacheco, el maestro de Velázquez, la escuela sevillana
siguió esta misma técnica. Un ejemplo es el famoso retrato el Papa Inocencio VIII, de
Velázquez, que se encuentra en la Galería Doria; en él, sobre un fondo gris-blanco al
temple, pinto en forma directa con colores pastosos.
Se ha dado incluso el caso inverso, es decir, la aplicación de colores al temple sobre
el óleo. Se sabe que este procedimiento lo utilizaba Van Dyck para trabajar con
determinados colores, especialmente con el azul, al objeto de conservar su limpieza y
evitar el amarilleo; con el fin de impedir el deslizamiento sobre el óleo y facilitar la
aplicación del color al temple, daba previamente una mano de jugo de cebolla o de ajo.
Recuperado de
http://recursos.educarex.es/escuela2.0/Humanidades/Historia/la_obra_de_arte/pintura/tem
ple-1.htm el 14 de Octubre del 2013