En la edad media la corriente que predomino fue el
teocentrismo por que en ese
entonces las personas tenían el pensamiento de que todo
era gracias a Dios de que de
el provenía todo aquello que nos proporcionaba
satisfacción.
En esta época se coloco a Dios como centro de todo, es por
ello que no hubo
Florecimiento en el campo científico porque todo aquel
pensamiento contrario al ya
Establecido era considerado como erróneo y fuera de las
normas establecidas.
El teocentrismo valoraba al hombre, la sociedad, el mundo
como reflejo de lo divino.
El arte y la literatura son fruto de la religiosidad
Para San Agustín (354-430) la felicidad auténtica y el objetivo último del comportamiento
humano es la sabiduría que se encuentra en las profundidades
de uno mismo, que nos muestra a Dios y que se revela a través de la conciencia.
San Agustín realiza la búsqueda de Dios desde la racionalidad, después de haber pasado
por el maniqueísmo y de haber vivido una vida, esclavo de sus deseos instintivos.
Platón fue su inspiración; y su Dios es el que se revela a través del Verbo, porque las palabras de personas
célebres fueron las que influyeron en su vida; las palabras de Cicerón lo
orientaron hacia la filosofía, las palabras de Fausto,
obispo maniqueo, lo liberaron de esa doctrina, San Ambrosio lo acercó al cristianismo y
por las palabras de Pablo, se convirtió.
Agustín nació al norte de África, en poder de Roma. Su padre era funcionario municipal y era pagano,
mientras que su madre era cristiana. Esa diferencia provocaba tensiones en la vida familiar
pero ambos progenitores estaban de acuerdo en procurar a Agustín una buena educación.
Agustín buscaba la fe a través de la razón y Cristo era el objetivo de su búsqueda. Estaba
obsesionado por el origen del mal. Se preguntaba cómo Dios, que era toda
bondad, permitía la existencia en el mundo del mal.
La explicación dualista que le daba el maniqueísmo sobre la existencia del mal, como una
fuerza externa en lucha con Dios en esta vida, de la cual el hombre no tenía responsabilidad,
le aligeraba la culpa por su propia conducta moral que lo atormentaba.
Creó uno de los sistemas filosóficos más completos en la historia del
pensamiento occidental; al modo de una catedral gótica, con su arquitectura
elegante y racional,
espigada hacia el cielo, cada concepto está en el lugar que le
corresponde,encaja perfectamente con los demás,los soporta, y en su
interrelación da lugar a un modelo del mundo pocas veces igualado por otra
filosofía. Claro seguidor de Aristóteles, Santo Tomás logra de un modo
sorprendente hacerlo compatible con la doctrina cristiana, razón que sin duda
explica el éxito que pronto tuvo en toda la cultura cristiana medieval y
moderna. No es menor mérito de Santo Tomás el equilibrio que parece lograr
entre la razón y su ejercicio y la fe y su práctica; los dos ámbitos le interesaron,
aunque, sin duda, el motor de su extraordinario esfuerzo filosófico fue la
experiencia religiosa que siempre le acompañó. Por su relevancia e influencias
en la historia de la filosofía y, más aún, por mostrarnos una posibilidad del
pensamiento (acercarse a lo sagrado y absoluto), Santo Tomás es un filósofo
imprescindible para todo
aquél que se atreva a pensar con radicalidad la vida humana y el mundo.
Sitúa al ser humano como medida de todas las cosas, y el de la ética defiende
que los intereses de los seres humanos es aquello que debe recibir atención
moral
por encima de cualquier otra cosa. Así la naturaleza humana, su condición y
su bienestar -entendidos como distintos y peculiares en relación a otros seres
vivos-serían los únicos principios de juicio según los que deben evaluarse los
demás seres y en general la organización del mundo en su conjunto.
Igualmente, cualquier preocupación moral por cualquier otro ser debe ser
Subordinada a la que se debe manifestar por los seres humanos. El término ha
sido aplicado en modos distintos. Por una parte, ha sido empleado en la
historiografía, en la cual es un lugar común calificar de antropocéntrico a la
cultura renacentista y moderna, en contraposición con el pretendido
teocentrismo del Medioevo. La transición de la cultura medieval a la moderna
se concibe con frecuencia como un tránsito de una perspectiva filosófica y
cultural centrada en el Dios judeocristiano a una centrada en el hombre—
aunque este modelo ha sido reiteradamente cuestionado por numerosos
autores que han intentado mostrar la continuidad entre la perspectiva
medieval y la renacentista.
Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos
racionales inductivos de la ciencia, y en concreto de las
matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había
estado dominada por el método escolástico, que se basaba por
completo en comparar y contrastar las opiniones de autoridades
reconocidas. Rechazando este sistema, Descartes estableció: “En
nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos
ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una
certidumbre similar a las de las demostraciones de la aritmética y la
geometría”. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad
hasta haber establecido las razones para creerla. El único
conocimiento seguro a partir del cual comenzó sus investigaciones
lo expresó en la famosa sentencia: Cogito, ergo sum,“Pienso, luego
existo”. Partiendo del principio de que la clara consciencia del
pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de
Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos clases de
sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la
sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o
física.