The Biosphere - Vladimir Vernadsk 1926 Download

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About This Presentation

Main book on the subject, one of the greatest references.


Slide Content

La presente edición de La Biosfera de Vernadsky encaja plenamente en
teeta es Ben de Verity tener
Naturaleza» de informar los trabajos pioneros de autores que trataron
de conectar economía y naturaleza sin que su esfuerzo intelectual fue:
za debidamente apreciado en su momento, ni divulgado en el mundo
de la edición. Fl mero hecho de que esta sea la primera edición en cas-
tellano de una obra que había visto la luz en ruso y en francés, hace
ya más de medio siglo, evidencia el vacío indicado. Sobre todo, cuan
Go el libro pionero de Vernadsky La biosfera (1926) desempeñó un pa-
pal de primer orden I hora de historir cómo se acun la noción de
biosfera, como objeto de reflexión sistémica y encrucijada de saberes
parcelarios, y cuando tampoco encontró en su momento el eco que
merecía su carácter innovador en el ferreno científico. Pero más allá
de la pertenencia de su autor a un período histórico determinado (dl
timo tercio del siglo x1x-primera mitad del xx) la presente obra sigue
brindando a quienes están interesados en superar el actual oscurantis-
mo de las especialidades científicas la posibilidad de beneficiarse del
«enorme valor formativo de sus razonamientos y aun de sus intuicio-
nes» (R. Margalef)

La noción de biosfera desempeña un papel fundamental en la conexión
entre economía y ciencias de la naturaleza, al extender la reflexión sis-
témica al oikos planetario, frente al de los Estados, empresas y hoga-
ros, desde el que viene razonando la economía ordinaria. Profundizar
en la forma en que se gestó esta noción, a través del mensaje de su
principal formulador, resulta sugerente desde muchos puntos de vis-
ta, inchuido el de facilitar un mejor entendimiento entre las dos disci-
plinas que razonan sobre cada uno de los dos oikos antes menciona-
dos: la economía y la ecología. Se trata, en suma, de avanzar en la
línea de pensamiento abierto y transdisciplinar que esta Colección se
ha propuesto desbrozar. A ello espera contribuir la presente edición,
notablemente enriquecida con el estudio preliminar, elaborado por el
ecólogo Ramón Margalef, y la cronología bio-bibliográfica sobre Ver-
nadsky, realizada por el historiador de la ciencia Jacques Grinevald.

ul

Vladimir Vernadsky

La Biosfera

ECONOMÍA Y NATURALEZA

La Biosfera
Vladimir I. Vernadsky

Introducción de Ramón Margalef

EZ ARGENTARIA VOR,

s,s)

VLADIMIR 1. VERNADSKY

La BIOSFERA

INTRODUCCIÓN DF RAMON MARGALEF

COLECCIÓN
ECONOMÍA Y NATURALEZA
SERIE «TEXTOS BÁSICOS»

VLADIMIR I. VERNADSKY

La BIOSFERA

EZ ARGENTARIA

isa

Clin «Economía y anun vl DC
‘Sere cen Bie

Comi Coen
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jos Manuel Nase Pee (eo)
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Me Nord y Gai

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(© Funden Arge - Vo Di 1997

sun: 77740705
Dap Ip M38 564957

Vine Foca
ligue Exp Prine inSain
les Raat Narra (Made)

INDICE

INTRODUCCIÓN. Ramin Marga

CRONOLOGIA BIO-BIBLIOGRÄFICA DE V. I. VER
NADSKY. Jacques Grincvald —

— Biografla -————
= Bibliografie ——

LA BIOSFERA. — ==

= Prólogo a la edición francesa =
= Prólogo a la edición rusa
Pruyena Patte, LA BIOSFERA EN EL COSMOS ——

= La Biosfera en el medio cósmico
= La Biosfera como región donde se transforma la energía cós-

= La multiplicación de ls organismos y la energía geoquímica
de la materia viva

— ha marea viva verde 7
Algunas observaciones sobre la materia
dela Biosfera ——

Secunon Parte, EL CAMPO DE LA VIDA ——

— La Biosfera, envoltura terrestre

= La materia viva de

= Los limites de la vida

= Laos limites de la vida en la Biosfera —

= La vida en la Hidrosfera = A
Ciclos geoquímicos de las concentraciones y peliculas viales
de la Ihidrosfera —-———— E

La materia iva en terra firme

9

19
a
3
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a
si
5

m
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145
155

164
173

Conexión entre las peliculas y las concentraciones viales de

Ik Hidrosfera con las de la iera firme


LA BIOSFERA Y LA NOOSFERA ..

DICE. La evolución de las especies y la materia viva ——

179
183

203

205
210

INTRODUCCION

Ramón Margalef
Universidad de Barcelona

La palabra biosfra ha pasado a ser de wo corriene para refrine ala po
ción de nuesto planeta habitada por ser vivos y manifiestamente orga
zada por ellos. Coincide con apart sólida superficial, que sieve de soporte;
à la vez, esl arrastrada, aunque sen parcialmente, en a dinámica dela vida,
más las envoleursliquida y gaseosa cuya composición no se entiende si no es
a través de la actividad dela propia vida. Según el propio Vernadsky la vor.
biosfera habría sido usada ya por Lamarck, a comienzos del siglo xx, aunque
su difusién viene más propiamente después de su empleo por el geólogo aus-
ufaco Eduard Suess (1831-1914) en su obra Die Entebung der Alpen (1875)
y, posteriormente, en su gran libro Das Araltzder Erd, del que hay una cdi-
ción española, publicada dentro del presente sigo, bajo ef tulo La fz de la
Tiere (Madrid, 3 vol. 1923-1928). Como todos los humanos, los peólogos
son pare de la biosfera y además ésa les ha proporcionado los (sil, que
son un elemento esencial en su trabajo. Al paces, Suess no manifesta mayor
inter por el tema que d aociable al deseo de caracterizar la condición pecu-
jr que caracteriza 2 una buena pare delos lugares de encuentro ente una
litosfera sólida, una hidrosfera líquida y una armósfera gascosa. No es un
estrato más, sino el resultado de wna especial actividad dinámica que informa
sivament la promesa de un mundo nuewo. Esta era una intezpreta-
probablemente coca del punto de visa de Vera ey form
ción era básicamente química (y mineralógic. En 1926 produce est libro
que tula La Biogfra, muy consciente de que mana un punto de vista rela
vamente sintetizador que no es común, aunque usa y trata de combinar
materiales proporcionados por distintas ramas de la ciencia natural
Este punto de vista, por razones mis bien psicológicas, pudo interesar
más a unos cultivadores de la ciencias de la Naturalera que a ottos. Pero
los tiempos cambian y ahora, con la conciencia del carácter global de
muchos problemas ambientales, la noción de biosfera puede resultar más
popular y aun experimenta el riesgo de civializarse excesivamente, Esta
puede ser una buena ruzón que jusifique la elección de ete libro para su
traducción al español. Claro que, al imo que ha ido la producción cie

9

fica en su dre, el contenido descripivo y experimental de su texto se cae
ahora de puro viejo, aunque el punto de vista permanece sorprendente»
‚mente fiesco y puede servir incluso de oorrecivo a muchas de las diva
ciones al uso en los medios de dfsi6n. Se supone que al lector actual l va
a imeresar más la flosofa de fondo que cualquier información métrica o
experimental, que puede resular ya anticuada, y más contando con el
simo vivaelsimo al que avanza la obtención de datos sobre el ambiente
global. Tampoco puede decirse que La Bioera fuera revolucionaria en su
dia, lo cual da razón de que el méxico se le ha reconocido más tarde. En su
dia apenas causó impacto apreciable. Y es silenciado en la mayor parte de
los libros de tema ecológico que se publicaron en la misma década y en la
inmealica posterior. Sin embargo, actualmente el término biosfera se pro-
diga dentro del campo de la ecología

Con o sin nombre especial, el ámbito de e que hoy se
conoce como ecología había experimentado un considerable desurollo a
parir de mediados del siglo pasado; Darwin cs auto de libros de cont
ido propiamente ecológico, como los que trate de las lombrices de «i
sa, o de las plantas carnívoras. Recordemos, además, que ya se habían
publicado en Europa, entre otras, obras tan genuinamente de ecologia
como Das Pflncendleben der Alpen, de C. Schröter (1923-26), Grunntrak
“af den okologista Planzengengrafi, de Warming (1895), y Tiegeograpbie auf
‘ockologscher Grundlage, de Hesse (1924).

fa injusto no reconocer que La Biophäre de Vernadskáj
escri originalmente en ruso y mejor conoci
publicada por la editorial Félix Alcan, en 1929, plantea por primera vez la
posibilidad de una visión planetaria que, naturalmente, pide un punco de
vista más funcional que descriptivo. Es el punto de vista que dende a coin-
ii con el que informa numerosas organizaciones y proyectos inernac
ales que ahora se preocupan y ocupan del llamado cambio global,
sentido de estudiar la respuesta de nuestro planeta como una entidad u
ficada, cal como se expresa especialmente en la distribución y actividades
de los organismos, ya su respuesta alos cambios de todo tipo, muchos de
ellos generados por las actividades humanas o consecuencia indirecra de las
mismas. Ciencia biosfrica vendría aser, por tanto, un sinónimo de ecolo-
Sa global.

Es inevitable que las tendencias actuales en la ecología, tal como se
manifiestan en a presentación de los resultados de los escudios, aparezcan
muy regidas o influidas, de una patte, por diversas propagandas y, por
ou, por la disponibilidad de cecmologfas apropiadas, a veces generadas
contemporineamente para cubrir necesidades reales o fictcia, por ejem-
plo en relación con la industria o con proyectos militares. Entre los méri-
tos de Vernadsky está el de que no necesita hablar d ecología, quizá por-
que queda implícito que la ecología de su tiempo era más una anatomía

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que una fisiología dela biosfera. Y, por otra parte, la función más aparente
de la cubieta viva del planeta, como maquina que extrae organización de
tuna inevitable degradación entrópica de la energía que en dicha región
acontece, ya queda de manifiesto, como me señala el Dr. Martinez Ale,
en ora obra anerio del propio Verhadsky, La Géachimie según la edición
francesa de Félix Alcan, de 1924, Y conviene recordar que est visión pre
cede en bastantes años a la formulación de Schrédinger en What i life
(1944) la cual valió a su autor un rapapolvo de Linus Pauling, en.una obra
publicada precisimente para honrar el centenario del nacimiento del pro
pio Schrödinger (Schrödinger, Centenary celebraron of a polymath, edit. C.
WW Kilmister, Cambridge Univ. Press, pp. 225-233)

El punto de vita que incroduce la noción de biosfee viene a proponer
‘una aproximación que, en el limite, nos llevaría a reconocer en la biosfera

ntera los rasgos esenciales de un organismo o a considerarla como un

«superorganismo». Este punto de visa nos conduce a una manera de ver
que es hoy frecuente, y que se asoca a un nivel divulgativo con el nombre
de Gaia, por la diosa o personificación de la Tierra (o Gea, que es lo
mismo, cuya grafía se recncuencra en Geo-logia). Aunque los daros que
maneja Vernadsky pueden haber quedado anticuados, su manera de enfo-
car las yenerlidades suscita cuestiones de indudable actualidad y anticipa
la visión global de la biosfera como una entidad Funcional unificada, con
Las propiedades y capacidades sincétcas que añora se propugnan y com-
pendian bajo la indicada imagen de Gaia, en una forma divulgada princi-
alimente por J. E. Lovelock (1982. Gaia: A New Look at Lie on Earth
Oxford Univ. Pres) y sus seguidores, A semejante visión unificada perte-
nc las nociones de «cambio globels, aunque el uso ftecuente de esta y
otras nociones semejantes no presupone una adherencia formal ala noción
de entidad más o menos perfectamente ¡unificada desde el punto de vista
funcional,

‘Ouro texto posterior (1945) y complementario de Vernadsky que se
incluye en este mismo volumen, contribuye a poner al día su presentació
inicial y Neva la idea de síntesis un poco más all, asta incluir el desarrollo
de actividades mentales y esiriuals, en relación con las cuales habla de
noosfera. Es posible ver deuäs de todo esto influencias filosóficas, que sc
pueden rebuscar desde Hegel y con posibles contribuciones de Spencer
con la meta quizá en una sociedad sochlisca perfecible para Vernadsky o
en la sociedad cristiana (Cristo en el mundo) para el padre Teilbard de
Chardin

“Hutchinson, en un arículo titulado «The Biosphere, que encabeza u
número de Sciemfic American (vol. 223, n° 3, pp. 45-53. 1970), con

"lr pe ha id iad en cpl xo ll Ze Bf, Mei Ans Edo

n

dera a Vernadsky como fundador de la biogeoquimica moderna, y lo
caracteriza como un ruso liberal que creció en el siglo Xx, que aceptó la
Revolución Rusa, que hizo una gran parte de su labor después de 1918,
æunque scgún Hutchinson, sus numerosas referencias filosóficas lo sitian
lejos del marxismo, En realidad, Marx, cn lo concerniente a aspectos

nos directamente relacionados con la problemérica social, recibe u
indudable influencia de Darwin, en relación con la selección natural, tanto
de organismos como de artefactos -y est es un aspecto interesante, a La
que quiso corresponder, en vano, porque, por lo que se lee, parece que
Darwin ni siquiera se dignó cortar las páginas de EI Capital. Este libro
contiene alusiones que se reconocen como muy acertadas en relación con
el mecanismo de la selección, que opera sobre artefactos producidos en
serie por el hombre y otros temas en los que Marx seguramente reconoció
la idoneidad de la teoría dela evolución por selección natural

Según la publicación de Hutchinson citada antes, Veenadsky, antes de
su muerte ocurrida el 6 de enero de 1945, escribió a su amigo y antiguo
discípulo Alexander Petrunkevitch en los siguientes términos: «Veo el
futuro con optimismo. Pienso que estamos experimentando un cambio no
sólo histórico, mas también planetario, Vivimos una transición que nos ha
de levar ala noosfera. A ete concepto volveremos, Hutchinson no puede
deja de notar que los años transcurridos desde que rales palabras se esri-
bieron han servido sólo para demostrar cuán irracionales han sido las ten-
siones que la humanidad ha infligido a la biosfera. Sin embargo, añade
que sería la única akernarva a lo que puede abrevia la existencia de la
Humanidad quizá por millones de años.

G. Evelyn Hutchinson, en su libro autobiográfico The Kindly Fruits of
she Bart Sale Univ. Press. New Haven y Londres, 1979), señala ls hi
que la relacionan con nuestro Vernadsky; y que pasan à través del estu-
dioso de los arácnidos, fósiles y vivientes «Pete Petrunkevicch, que llegó à
Norteamérica en 1903 y que a panir de 1919 fue profesor en la Universi
dad de Yale, Este Petrunkevisch había trabajado en la Universidad de
Moscú con V. 1. Vernadsky y el propio hijo de éste, Goorge Vernadsky, un
eminente estudioso de la historia de Rusia, que emigró y formó también
parce de la facultad de Yale. Refiere Hurc we Peteunkeviteh,
Cuando era estudiante, estuvo a punto de perecer junto con nuestro V. I.
‘Vernadsky, mientras eran conducidos hacia las profundidades de una mina
para estudiar un depósito mineral. Un obrero anarquista, pensando que
era una buena oportunidad para liquidar a un oficial, coró el cable de la
Jaula. Afortunadamente, la jaula quedó encallada de manera que sus ocu-
pantes pudieron salie sin más daño. Hutchinson refiere que, a través de
Petrunkevitch y de Vernadsky hij, se interesó mucho por la ideas de Via-
dimir Vermadsky en lo que se retire a la presencia y contenido en los orgt-
nismos de elementos químicos menos estudiados. Y posiblemente la

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influenci se extiende a los propios alumnos de Hutchinson, por ejemplo,
ala visiön expresada por Raymond Lindeman cn ración con I termodi
‘ndmica de los ecosistemas, y que causaron considerable sinsaboris a me:
tory doctorando. El inerés de Hutchinson por Vernadsky queda de mani-
fiesto en la insroducción editorial del artículo «The Biosphere and the
Noospheres, de 1945, publicado pocos días después del fllecimiemo de
WI. Vernadsky el 6 de enero de 1945.

Ta ampliación de cualquier visión global a otros dominios dela ciencia
‘ de la filosofía, en el sentido se superponer, al considera a cvolución del
mundo físico, una nueva esfera en la que podrían tener cabida la mente, la
inteligencia o el prit, era cs de prever y tampoco puede extraiar que
entre sus paladines se hallen Jos que crefan descubrir una orientación más
manifiestamente spittal en los términos avanzados de Ia evolución, en el
sentido que adopta el filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) y el
también francés y palcontólogo Pierre Teilhand de Chardin (1881-1955),
jesuita que fue considerado un tanto hercrodoxo por sus correligionacios y
cuyas ideas alcanzaron considerable dfusiön en España, eñaladamente a
waves del cambién paleoncolégo Miguel Crusafont, del Museo de Sabado.

Ts indudable que el renacido interés por esta visión global dela Terra,

guida superponiendo esferas sucesivas, posee un arracivo especial
para certo grupo de público, Ahora el foco de al interés se centra en Gaia
y creo que el mismo colectivo puede ser especialmente sensible alos es
tos de Vernadsky, que son un anticipo de oros textos más recientes, como
los producidos por vacios autores entre elos Lovelock, y editados por M.
B. Rambles, L. Margulis y R. Fester: 1989. Global Ecology: Towards à
Science of the Biosphere. Academic Pres. 204 pp, o Jacques Grinevald 4
potesi Gaia: una geofisiologia de la Biosfera», en 3 milenio, 1997, 7, pp.
4-15. O, tambien, ¿por qué no? la serie editada por Enciclopedia Cara-
lana, bajo el dtulo de Bioera, con el patrocinio, por lo menos moral, de
UNESCO y en cuyo primer volumen, aparecido en 1993, se incluye lo
que puede interpretarse como una visión global de la Biosfera o de Gaia, si
se quiece. Lyan Margulis es bien conocida en España en relación con estos
temas, y colaboró extensamente en a sección sobre eel pasado de la bios-
fera» del volumen que se acaba de mencionar. En esta misma obra se rinde
el debido homenaje a la memoria de nuestro autor, cuya fotografía se
incluye en el texto (vol. 1, p. 161). Tanto Vernadsky como Lovelock han
podido servir como punto de partida para extapolacioncs menos funda-
mentadas, de las que elos no son responsables, porque ambos, como.
ttficosserios, jamás han abandonado terreno ire.

De hecho, ambos encuentran una buena base en el hecho de que la
vida, al separar oxígeno libre en la corteza terrestre, bajo la acción de la
luz, genera al mismo tiempo ozono y protege así ala biosfera de las noci-
vas radiaciones de onda corta que nos vienen en todas las direcciones del

13

Universo. «La pantalla de oronos, a que s refiere Vernadaky en la edición
que presencamos, cs ahora tema de actualidad. Con R. Mayer, Vernadsky
dice que la lla consiste en rayos solares fósiles, aunque no sc extiende
más hacia un desarrollo del concepto de energía cxosomática, o energía
auxiliar utilizada en cantidad creciente por la humanidad actual. Es
‘correcta su opinión de que la migración hiógena de clementos químicos se
ha acclerado después dela aparición de la humanidad, y especialmente a
Parti de hace unos 10.000 años: «La evolucién de las especies que con-
duce a la creación de nuevas formas de vida estables debe moverse en el
sentido de aumentar la migración biógena de los átomos en la biosfera» y
acepta sel papel acelerador que sobre tal lujo tien la humanidad Givi
adas

Pero, aunque pudo conocer sus actividades, no tiene ocasión de hablar
de otros científicos que, también en Europa Oriental, se habían preoe
pado, desde mucho ant, por la energéica humana dentro de la Nat
Ieza (Podolinsky y otros; véase Los principios dela Economta Ecológica, die
tado por Joan Martinez Alier, en esta misma colección, 172 páginas,
1995).

El articulo ya mencionado, publicado en Estados Unidos en 1945 y
que complementa esa edición, es de lecuura obligada, como posterior, más
meditado y que express muy atinadamentc algunas relaciones y evaluacio-
ne que fueron presentadas de manera menas precisa en el texto original, y
que son importantes para seguir el pensamiento del autor. Dicho artículo
cs interesante también porque nos ha dado ocasión de precisar la vía de
migración delas ideas de Vernadsky que pasa por Estados Unidos y, con-
reramenes, por la Yale University de New Haven.

El deseo de Vernadaky de hacer cvaluaciones y balances globales tiene
rasgos muy modernos, incluso cuando usa cifras que ahora aparecen muy
dudosas, imprecisión que, en su caso, iene mayor disculpa que muchos
ejemplos, en la literature reciente, de falta de critica en evaluaciones y en
predicciones. Uno se sente fcilmente tentado a añadir diversos comenta
rios. Vemadsky propone un Índice foliar (ahora ms corientemente desig-
nado por LAD), aunque suma ambas superficies, el haz y el envés de cada
hoja separadamente. La superficie de las hojas en bosques y prados es
varias decenas de veces mayor que la de las «plantaciones» (interpretable
como la superficie del suelo sobre la que se extiende la vegetación); da
valores muy alos para cultivos hetbíccos, para un hayedo señala 7,7, que
correspondería al indice foliar en su expresión actual (LAD de 3,75, un
valor bien aceptable,

Era casi de prever que su estimación de la sección del expecteo lumi
noso usable en la fotosintsis quedaría excesivamente centrada sobre cl
rojo, sin excenderlasuficientemente hacia segmentos de onda más corta. A
patti de los pocos datos que encuentra a su disposición, le parece que

14

puede anticipar que el estudio delos isótopos no va a decir grandes cosas
En eto se eq tum, a pose de ven que hubiera podido
darle su condición de químico,

Su intento de constuir balances globales es justificable y en algunas de
sus esimacones e muesra amet cats y sc, por ¿ene

lo, al proponer que la masa de materia iva se ha debido mantener pro-
Finale constant através de as divas ert geológica. Las cas
que propone, sin embargo, pueden pecar de exageradas, por lo menos si
damos fe 2 ls estimaciones que recientemente se manejan, Claro que sigue
muy dificil hacer valoraciones fibles de La cantidad de carbono
ico que peris en suelos y en aguas :
Es natural que, por su formación y por la poca en que ecibe, haya
muchos párrafos poco de acuerdo con interpretaciones mds recientes. Exa
gera ciertamente la importancia de muchos fenómenos, excrapolando o
multiplicando, No se puede decir que una hembra de termes ponga
86.400 huevos en 24 horas con I regularidad de un reloj, Son exageradas
sus afirmaciones relaivas al poder de multiplicación y ocupación del espa-
cio por las bacterias, aunque admite que su número no podrá rebasar el
“núme de moléculas con las que están relacionadas; pero as puede imay
nar muleiplicindose y cubriendo los mares primicivos, en forma de u
mancha cuyo borde avanzarla a Is velocidad de 330 metros por segundo,
c, escribe, se podría considerar como la velocidad de transmisión de la
vida. Claro que ciertas estimaciones de autores recientes en lo que con
Sie a a ariidad de os más pequeños ogni ene mar ie
siendo exageradas, a pesar de que hace tiempo se hizo nocar que si la aci-
Vid mad como pole en cul de as baca css fer
real, pronto sc agotara toralmente el oxígeno delas aguas profundas oces-
picas. Los cáleulos de la producción total pueden pecar de ingenuos, al
adn que a producividad por unidad de pario sí eniblemence
igual para el mar y para los continents, (Sabemos que los continentes son
thas oes veces mts producivos, por unidad de serie, que me, y
que los océanos son definitivamente heterowröficos) Tampoco se le pue
ctiticar en telaión con el fósforo, porque el cilo de «ste elemento sigue
siendo poco estudiado en relación con su interés, como Vernadsky acerta-
damente destaca,

Dice que la vida se había considerado desde el punto de vista goomé-
trio, es decit, de la forma, pero que abora hay que ser preciso, hay que
«aantficar y valorizar el punto de visa aritmético, como anticipando el
auge de la aproximación cuantiaciva que caracteriza La ecología moderna,
Pone énfasis en su intento de no hacer uso del concepto de vida, que dice
pertencee al scino de la losa, del flidore y de La religión, y no va más
lá del concepto de materia viva, que es el que prefer. Y sigue: «En el
wanscurso del tiempo geológico, la materia viva cambia morfolögica-

15

mente, de acuerdo con las leyes de la Naturaleza. Su historia se expresa en
la lenta modificación de ls formas de los organismos vivos que genética-
mente se encuentran conectados de forma ininterrumpida, generación ras
generación. Esta idea fue fermentando basta que adquirió una base sólida
gracias 2 los grandes logros de Darwin (1809-1882) y Wallace (1822.
1913). Es un proceso histórico caraccerltico de la materia viva. no exis-
tiendo manifestaciön alguna semejante en la materia inerte. En acención
a la función geológica de la humanidad, el geólogo Pavlov (1854-1929)
hablaba de era ancropogénica,saunque no tuvo en cuenta la posibilidad de
la descucción de Los valores espiiales a que asistimos actualmente con la
bärbara invasión delos alemanes y sus aliados». Señala que la posibilidad
de «una dirección categórica del proceso evoluivos es un tema ya antiguo
(Buffon, Agassi, ex). Pero estos y otros aspects de la dinámica del came
bio se hallan someridos a continua revisión y seguramente se genera confu-
sión entre unas nociones aplicables a la cvolución biológica y oras deriva-
das de la interpretación de los cambios sociales. Recientemente se
manifiesta notable dispersión en las maneras de considerar el tema del
progresos, yla caída del régimen comunista en Rusia ha influido probs-
blemente en que algunos autors se orienten más hacia postula un tipo de
cambio histrico global no necesariamente relacionable con una noción
muy humana de progreso, que ahora enzrara en un serio proceso de revi
sión o de descrélito. Pero esto ya queda fuera de las límites temporales de
nuestro autor, que murió en 1945.

No hay para qué pretender seguir enmendando la plana a Vernadiky
una y otra ve, porque es seguro que muchas de les afirmaciones discute
bles corresponden a temas especializados o a disquisiciones de especialas
y apenas pueden interesar al lecor corriente, que no nceesica gran preci-
sión para ser consciente del valor permanente del mensaje de Vernadsky,
que pasa un poco por fuera, o mejor dicho, por encima, de lo que sera
propio de un tratado universitario de Feologfa. Y quede claro que su autor
es acreedor a la máxima atención y aprecio, precisamente porque
tun nivel intelectual que suele exceder o quedar por fuera del con
profesional. Éste, más a rs del suelo, puede ser necesario para desarollar
modelos explicativos aceptablemente corectos o, simplement, para tomar
decisiones en To que ara a una parte de nuestros cotidianos problemas
ambientales.

Qué opinión general podemos formarnos, pues de est libro? Es un
libra de su época, que podra considerarse como considerablemente obro-
leto en el dell, dado el ritmo vivacísimo que ha seguido la investigación

olégica en general y la ecológica en particular. Pero, a la ve, es prucba
del origen y de la persistencia de inquietudes que ahora nos pueden pare.
cer tradicionales, y de lo mucho que falta todavía pura tener una idea satis.
fctoria y plenamente utlizable del funcionamiento global de nuestro pla-

16

cta. No debemos buscar ahora en este libro de Vernadsky datos que sean
válidos en su detalle, También hay que reconocer que la ciencia ecológica

te sigue arrastrando un gran número de interrogantes y muchas ver=
dades a medias. La vida cocidiana requiere un esfuerzo continuo de reco-
nocimiento, inrprecación y hallazgo de soluciones, que presupone cono-
cimientos cortectos del estado actual de la cincia. La información que se
posee es abundante, aunque siempre parecerá insuficiente, El sentido
común del cientffice, que informa la ciencia, resulta indispensable y ala
educación del mismo puede contribuir ete tex.

Precisamente, en el texto complementario posterior, que casi se podría
considerar como un testamento, Vernadsky se muestra más cireunspecto y
acertado, y confionta ciertas ideas generalmente difundidas con las suyas
propias. Algunas de sus afirmaciones estimulan y merecen una breve refle-
sión: ve en la vida la unidad funcional y la capacidad reproductora, con
tuna relación de dependencia respeto de la corteza terreue, La química de
la vida se distingue por un gran número de diferentes moléculas, con
muchos enantiomorfos (predominantemente Ievógios) unided funcional
y capacidad reproductora y sistemas nerviosos que han aumentado signifi
éativamente su influencia hasta los ticmpos geológicos més recientes.

Su texto contiene aseveraciones intuiciones profundas: No hay cuer-
pos vivos plenamente líquidos o gaseosos. La capa superficial de la Tiera
sólida o líquida refleja todo el cosmos. La masa de materia viva es la
dimensión de la biosfera y ha permanecido aproximadamente constant,
Acepta que el tamafo de los cuerpos viviente independientes queda limi
tado por la respiración y se extiende entre 10* jim y 100 m. La difexenc

in rango de 10%, que considera moderado. La composición de los
mos es función de sus propiedades y la de los cuerpos inertes es
n de las propiedades del medio. Los procesos que se realizan en la
fra tienden a aumentar la energía libre; los procesos inertes, salvo la
desintegración radiactiva, reducen la energía libre. La composición quí-
mica delos cuerpos vivos, aunque no muestra relaciones exacias y constan
tes, cath determinada de manera definida y a pesar de todo se manifiesta
más constante que la de as mezclas isomörficas que constituyen los mine-
rales naturales, Las relacions iotépicas pueden estar sensiblemente modi-
ficadas por la vida, aunque aquí Vernadsky no acierta cuando supone que
las relacions iotópicas no varían en forma aprecable en los cuerpasiner-
ves naturales presentes en la biosfera, pues precisamente e análisis isöto-
pico de estos materiales ha hecho progresar hast un nivel asombroso la
capacidad de reconstruir las condiciones del encorno en el pasado,

Los cuerpos vives naturales modifican sus formas a tasas muy diferen-
ves, a lo largo del proceso evolutivo, mientras que los cuerpos inertes son
estables y carecen de variedad. Los procesos que se realizan en los cuerpos
vivos no son temporalmente revesibls (una observación muy importante)

7

mientas que en los cuerpos inertes naturales sí son reversibles en relación
con el tiempo.

Alganos de los comentarios concemients a la natural y obvia pérdida
de actualidad de buena parte delos escritos de Vernadsky y a que el valor
de los mismos no va mucho más allá del simplemente histórico no signifi-
‘an dejar de reconocer el enorme valor formativo de sus razonamientos y

in de sus inmiciones. Siempre educa leer o releer los textos de los que
nos precedieron, aunque sea, como en este caso, con excesivo retraso. Si
esto se puede considerar como una crítica, aplíquese especialmente h
lo restado y lo menguado del interés de nuesto presente espacio cu
por todo lo científico, Alrededor de 1930, desde pocos años ante a pocos

después, se editaban en España (principaleaente por Espasa Calpe, Labor,
Revista de O traducciones muy correctas de libros científicos que
en el momento eran de actualidad, y recuerdo especialmente muchos tex

tos de sic y de biología, Me parece una deficiencia considerable de la
época que estamos atravesando que aquella politica de sraducciones se
haya olvidado, Por supuesto no vale argumentar que la bazofa sculturals
que suele predominar en los medios de difusión actuales puede reemplazar
de manera efectiva un contacto más direero con las mentes creadoras de
cada época. Tampoco ex de recibo la excusa de que ahora codos sabemos o
debemos saber inglés y que, ademis, stamos en condiciones de amplis
de manera fantásic, la ecepción de información. Es posible que las inte-
ligencias se amamanten ahora en Internet, en a que yo ya no me siento
capaz de abrevarme, A pesar de todos los avances de la informática, aún
quedamos algunos a los que nos gusta dejar trabajar ala imaginación pro-
pia con el estímulo de un buen libro sobre la rodilas. Y ciertamente no
Lamento que, también por tazón de edad, pueda sentir mayor simpatía por
el condicionamiento y las limitaciones que rodean a Vernadsky de la que
probablemente desarrollarán sus lectores. Que su lectura les mucva a refle-
sión sobre la historia de ls ideas, los confictos que nos traen ls tiempos
3 sobre todo, las influencias recíprocas que puede haber y que conviene
propiciar entre as «dos culturas.

18

CRONOLOGÍA BIO-BIBLIOGRAFICA
DEV. I. VERNADSKY

Jacques Grinevald
Universidad de Ginebra

Biografi

1863

Viene al mundo el 12 de marzo (28 de febrero del calendario juliano)
en San Petersburgo, en cl seno de una familia acomodada y liberal del
Imperio zarsta

1868
Ta fami
extranjero

se instala en Jarkow, Ucrania, y realiza frecuentes

Ingresa en el Liceo de Jatkov. Recibe una profunda influenci

des
to, el conde M. Korolenko (1810-80), autodidacta enciclopedista y
“amante de la Naturaleza; más tarde, Vernadeky recordará que le gustaba

decir ela Tierra es un ser vivo».

1876

egreso de la famila San Petersburgo. El padre, Ivan Vasiievich Ver-
nadsky (nacido en Kiev en 1821), intelectual reformista, amigo de Tolstoi
y profesor de economia politics educado en Occidente, se mostró muy
activo en el movimiento liberal, especialmente en su calidad de propietario
de una liberia y de una editorial. A lo largo de toda su vida, Vernadsky
será un gran lector prácticamente en todas as lenguas europeas, tanto en
los campos de la filosofía, del ate, dela religión, de la historia y de la lite-
ratura, como en los de las ciencias y de la historia natural. A muy tem-
prana edad, había leido ya en su idioma original «los grandes naturalistas,
como Darwin yA. von Humboldt.

1881

Se matricula en la Facultad de Física y de Mavemécicas (Departam
dle Ciencias Naturale) de la Universidad de San Petersburgo. Es al
de eminentes profesores, como los grandes químicos Dimitri Mende
(1834-1907) y Alexander Butlerov (1828-1886), así como del geógrafo
Vasili Vasilievitch Dokuchaey (1846-1903), profesor de mineralogía y cris-
ralografa, fundador de la edafología o ciencia de los suelos. Dokuchaer

a

fue el padre de una extensa escuela naturalista que marcó al desarrollo del
moderno pensamiento ecologista, destacando especialmente $. N. Vino-
gradsky (1856-1946), V. Agafonov (1863-1955), G. E Morozov (1867-
1920), K. D. Glinka (1867-1927), B. B. Polynov (1867-1953). LS. Berg
(1876-1950) y V. Vernadsky (el mas brillante representante de esta disc
lina». A. Demolon, La Génétique des sols [La genética delos suelo), Pais,
1949).

1882

Miembro del circulo (de los hermanos) Oldenburg (Bratt, «La Fra-
ternidad») y de la sociedad cienificoliteraria de los estudiantes de la Uni-
versidad de San Petersburgo, disuclta en 1887 tas el aresto yla ejecución
de su secretario, Alexander Ulianoy, hermano mayor de Lenin. Participa
también cn una de las mumcrosas sociedades Naradhik,

1883

Publicación del Tehernozem russ, de V. V. Dokuchaer esis doctoral en
geognosia y mineralogía en la Universidad de San Petersburgo, conside
rada como la partida de nacimiento de Ia cdafología cientfica moderna,
una de las partes fundamentales de la ciencia interdisciplinar de la ecolo-
sia. Al año siguiente, Dokuchacv toma a Vernadsky como ayudante.

1885
Licenciatura en la Universidad de San Petersburgo.

imonio con una amiga del círculo Oldenburg, Natalia
Egpravna Stariskaya (1860-1943). Permanecieron unidos durante el resto

desu vida

1887
¡Nacimiento de su hijo George (emigrado en 1921; fallecido en 1973,
en los EE.UU.

1888

Obriene una beca de dos años para realizar estudios de posgrado en
Occidente, Estudia cristalografia y mineralogía con Paul Groch (1843-
1927) en Munich, ciudad en la que caba igualmente amistad con el bió-
Jogo Hans Driesch (1867-1941), antiguo alumno de Haeckel, abre pos-
tefiormente como filósofo vialisca muy controvertido, En el verano de
este año, realiza una excursión a los Alpes con Karl von Ziucl (1839-
1904), autor del libro clásico Geschichte der Geologie und Paläontologie
HHisoria de la Geología yla Palcomología) (1899). Participa en el Congreso

2

lógico internacional de Londres y es elegido miembro correspondiente
dela Beh Association forthe Advancement of Science. Durante un.
viaje al Pais de Gales, vonoce a su compatriota Alexi P Pavlow (1845:
1929), profesor de geología en Mosed quien k

davura ala Universidad de Mosei. °

1869
Primera estancia en Paris. Estudia mineralogía
dinand Fougué (1828-1904), profesor de historia natural
Francis, y ll encuentra 4 su camarada Valéren Agafonov (n
en 1863) y conoce a Alfred Lacroix (1863-1948), futuro yerno de Fouque
y que llegaría a se profesor del Museo y Secretario perpetuo de la Acade-
mia de Ciencias (a partir de 1914). Lacroix será el amigo más ínimo y cl
eje de as relaciones de Vernadsky con la comunidad eienzfica de Paris.
la Escucla de Minas, estudia termodinámica y química fisica con Henry Le
Chíelier (1850-1936). Le Chätelier le descubre la bra lago tiempo des-
«conocida de Sadi Carnot (1796-1832) y la del fisico maremático escadou
dense J. W Gibbs (1839-1903) sobre El equilibrio delas ssrancia hee:
rogineas, de la que era su teaductor al francés. Estudia cristalografla con el
fisico Pierre Curie (1859-1906), del que e hace amigo y con el que desc
bre el fascinante problema de la simearía y de la edisimetra», de acuerdo
con la expresión introducida por Louis Pasteur (1822-1895), el célebre
médico de cuya obra Vernadsky admiraba sobre todo la dedicada a la qui
mica cristalogréfice. En Francis, Vernadsky [cc continua y abundante-
ment ls obras de Buflon, Lamatck, ls geólogos, los químicos, los fisió-
logos y sobre todo del gran Claude Bernard (3813-1878) de quien se
proclamaba discípulo. Miembro de la «Sección edafológica rusas en la
Exposición Universal de París, simbolizada por la nueva Torre Eiffel,
representa alli a su maestro Dokachaev, gelardonado con una media de
‘oro, Es elegido miembro de la Sociedad francesa de mineralogía.

(Sobre el grupo de las silimanizas y el papel del aluminio en los sli
aros, publicada en 1891) presentada en la Universidad de Moscú. Vuelve a
París.

1891

Diplomaturs en la Universidad de Mosci. Inicia como Primdosene
(profesor mo numerario) la carter de profesor de mincraogía y de cisalo-
grafla en la Universidad de Moscó, carrera que va a durar veinte años.
Comienza sus trabajos sobre el desarrollo hisrórico del pensamiento cient
fic, Ser también uno de los promorores de la extensión de la enseñanza
cientifiea ala mujer.

2

1894
Carso de cristaleria. Viaja por numerosos países de Europa, visitando
Los museos y las grandes bibliotecas.

1895
Descubrimiento de los rayos X por el fisico alemán Wilhelm C. Rónc-
‘gen (1845-1923), primer premio Nobel de física en 1903

1896

Descubrimiento de la redioactividad por Henri Becquerel (1852-
1908), que comparció el premio Nobel de fsica en 1903 con Pierre Curie
(1859-1906) y su esposa Marie Curie -polaca nacida Marja Sklodowska-
(1867-1934),

1897
Tesis doctoral (Los fenómenos de desizamient en las sustancias erinali-

a) en la Universided de Moses. Participa en el VII Congreso goológioo
«<rnacional en San Petersburgo y Moscú.

1898

Profesor no titular Nacimiento de su hija Ni
grar a los EEUU). «Mi madres, a escrico recientemente Sofa, L
Theodosius Dobzhansky, «murió en febrero de 1969 durante una visita a
Nina Vernadsky Toll, en Middletown, Connecticut. Fallece su madre
‘Anna Petrovna Konstancinovich (nacida en 1837), segunda esposa (en
1862) de su padre, tas el fallecimiento de la primera, la brillante Maria
Nikolaevna Shigaeva (1831-1860), pionera de la defensa de los derechos
de igualdad par la mujer

1900

Participa en la Exposición Universal de París. Excursión geológica a las
montañas del centto de Francia con Louis De Launay (1860-1938), profe-
sor de geología y mineralogía en la Escuela de Minas.

1902

Profesor tula. Impare de forma no remunerada cursos de historia de
Is ciencia, en especial sobre el desarollo de la «visión científica del mundo»,
poniendo de relieve la necesidad de una visión unificada de la Naturaleza,
siguiendo las huellas de su maestro Dokuchaev y de la cradición holística
de Goethe y de la «ciencia humboltiana».

1903
Fendamentos de la Crialegrefí. Inicia su duradera colaboración cien-
fia con su ayudame Aleksandr E. Fersman (1883-1945), quien se con-

2

vetiré en uno de los más eminentes geoqufmicos soviéticos, y autor de un
manual y de una obra de gran popularidad sobre la geoqufmica, La Geo-
uámica merci, raducid al inglés y al francés. Fallecimiento de Doku-
dev.
1904

Páginas de la Historia de la ciencia de ls suelos: Dedicado a la Memoria
de Vo Ye Dokuchaev. Sergei E Oldenburg (1863-1934), fel amigo de Ver-
nadsly, es nombrado Secretario permanente de la Academia de Ciencias
de San Petersburgo (cargo que mantendré hasta comienzos de los años
wein).

1905

(9 de enero) «Domingo rojo» de San Petersburgo: manifestación aho.
ada en sangre. Miembro fundador (octubre) del Partido de los Demócra-
tas Consicucionales los Cadetes) y miembro de su Comité Central (de
1908 a 1918). Con el «Manifiesto de octubre», Nicolás IL instituye los
derechos civiles fundamentals y crea el Consejo de Estado (cámara ata) y
la Duma (cámara baja)

1906

Cumo de Minerlogta y de Crislogrfa pans Essudiames de Medicina,
Director del Museo de Mineralogía de San Petersburgo. Es clegido miem-
bro del Consejo de Estado en representación de la Academia de Cien
de las Universidades.

jdo para el Comité ditectivo de la Academia Imperial de Cien-

1908
Miembro extraordinario de la Academia de Ciencias. Mineralogía de-
¿riprica (primera parce de su manual en varios volúmenes). Durante una
reunión de la British Association, celebrada en Dublin, se entusiasma con
las implicaciones geológicas de la radioactividad, was una ponencia presen
tada por John Joly (1857-1933), autor de Radioactivity and Geology
IRadioatividad y Geologie} (1909). À parte de entonces, Vernadsky va a
ser el pionero del estudio sistemático de los minerales radioactivos en
Rusia, Publicación de la controvertida pcro muy influyente obra Die Ener-
gie [La Energía, de Wilhem Ostwald (1853-1932), profesor de isico-quí-
ca en la Universidad de Leipzig. La doctrina de Ostwald, el energe-
iso, adoptada por los discípulos rusos de Mach, y especialmente por À.
Boglanov (1873-1928), fue duramente atacada por Lenin en su libro de

25

Filosofia del conocimiento, Materialimo y Empirocrivcismo (1909, 24 ed
1921), fucura biblia dela epistemología dl estalinismo.

1909

Lee apasionadamente, como si fuese una revelación, la primera edición
(1908) de The Data of Geochemistry [Los Datos de la Geoquimica), del esa-
dounidense Frank. W. Clarke (1847-1934), director químico del U.S.
Geological Survey, Washington. Decide entonces consagrarse al desarollo
de la geoquimica, «ciencia del siglo 20% que «no podía aparecer más que
tras el decasollo de ls ideas cientificas modernes sobre los átomos y los
elementos químicos, pero (que) se encuenta profundamente arraigada en

1910

En la Universidad de París, donde Marie Curie se encontraba todavía
luchado por imponer su proyecto de Insituto del Radio (creado en
1914), Vernadsky aboga por la organización de una «radiografa incerna-
«cional de La coreza terrestres. Publica la bra Sobre Le necesidad de estudiar
dos minerales radioactivos del Imperio suso, San Peersburgo, Academia de
Ciencias. En la Junta General de la Academia, en San Petersburgo, el 29
de diciembre, declara (compartiendo las opiniones profétias del radioquí-
sico inglés Frederick Soddy [1877-1956)) que «la radioactividad ha
puesto frente a nosotros fuentes de energía que superan en millones de
Veces todas las que haya podido imaginar el hombre».

1911

Junto a un importante grupo de profesores de la Universidad de
Moscá, Vernadsky presenta su dimisión en señal de protesta contra la pol-
tica represiva del Ministerio de Educación. Abandona definitivamente la
enseñanza universitaria y desde ese momento se consagra por completo a
Ja invescigación cienifca, Regresa a San Petersburgo. Publicación de Apor-
taciones de Lomonosov en el campo de las ciencias naturals, Academia de
Ciencias. Visita al gran geólogo y politico austriaco Eduard Suess (1831
1914), Presidente de la Academia imperial de Ciencias de Viena, Ya desde
1909, se hallaba completa la enorme obra de simtesis de Suess Das Arabia
der Erde [La Fas de la Tierra) obra que incluía un cagíulo final titulado
«Das Leben» [eLa Vida») que ponía de relieve (en cursivas) la noción de
Biosfera (introducida en 1875 en el capítulo final de Io opúsculo Die Ent-
‚schung der Alpen [La Aparición de les Alpes.

1912
Miembro ordinario de la Academia de Ciencias, San Petersburgo.

26

1913

Publicación de Sobre le necesidad de estudiar de forma inmediata los
desto de minerals radioactivos de Rusia, San Peersbungo, Academia de
Ciencias. Participa en el XIII Congreso geológico internacional celebrado
en Canadá. Viaja también a los EE-UU,, reuniéndose alli con eminentes
geólogos y mineralogistas y visitando varios grandes laboratorios cienti-
fico-industiales, en especial el Geophysical Laboratory de la Carnegie Ins-
son en hingen. Pan de he Fa oft Eminem An
Inquiry int the biological significance ofthe properties of matter [La capaci
‘dade entmo.Insesigacn del guificado bolgco de a propiedades de la
materia], por el fisiólogo de Harvard Lawrence J. Henderson (1878-
1942). Jean Perrin (1870-1942) publica Les Aromes [Los Aromas. Arthur
Holmes (1890-1965), pionero en la utilización de los métodos de reduc-
ción radioactiva para medir la edad de las rocas, publica The Age of the
Earth (La edad de la Terral.

1914

“Comienza la Primera Guerra Mundie, Rusia es atacada por Alemania.
La Primera Guerra Mundial influyó de forma decisiva en mi propia obra
cienfca, en el sencido de que modificó radicalmente mi noción geofgica
del mundo» (Vernadshy, American Scientist, 1945). Es nombrado director
del Museo de Mineralogía y Geologie de la Academia de Ciencias (San
Petersburgo se conviert en Petrogrado, hasta 1924).

1915

Creador y Presidente de la Comisión para el Estudio de las Fuerzas
Productivas Naturales (CEFDN), dirigida a organizar las «fuerzas cientii-
cas, técnicas y sociales para lograr una participación más eficaz en el
esfucrzo bélicos. Como jefe de la CEEPN, Vermadsky se conviere en el
empresario científico más importance en el campo mulkidisciplinar de los
recursos minctales y bióticos de Rusia.

1916
Presidente del Comité cientifico del Ministerio de Agricultura.

1917

Revolución de febrero. Desmonoramiento del régimen zarista. Los
liberales y los socialistas demoeräicns ocupan el poder. Los Cadetes man-
tienen la mayoría en el nuevo gobierno provisional de Kerensky (durante
cho meses). Vernadsky es nombrado Adjunto al Ministo de Educación,
su amigo Sergei E. Oldenburg, sectario permanente de la Academia de
Ciencia. Su amigo y antiguo colega de la Universidad de Moscú, Nikolai
Koltsor (1872-1940), fundador del nuevo Instituto de Biología Experi-

7

mental, es nombrado director de la sección de genética (división de
Moscú) de la CEFPN. Vernadsky inicia sus csudios de la composición
química de la «materia viva» en relación con la química de la corteza
terrestre. Escribe un largo manuscrito sobre La Materia viva (que no se
publicará por vez primera hasta 1978). Revolución de octubre: los bolche-
viques toman el poder y detienen alos ministros del gobierno provisional
Sin embargo, los sovirs no tocan todavia a la instcucién arínucricica y
«burguesa» que es la Academia de Ciencia, En su calidad de miembro del
Partido Cadete y colaborador del gobiemo de Kerensky, Vernadky forma
parte de las personalidades que se encuentran en peligro. En noviembre,
afectado de tuberculosis y políticamente amenazado, Vernadshy se refugia
‘on su familia en Poltava, Uerania,y posteriormente en Yalea.

1918

‘AL hallarse en desaenerdo tanto con los bolcheviques como con los
Cadetes, presenta su dimisión al parido que había contribuido a ctca,
sintiéndose «moralmente incapaz de participar en la guerra civile (autobio-
grafía de Venado, cirda por K. Bale). De carácter loséicamente no
violento, condena tanto el terror delos «blancoso como cl de los «rojos».
Junto a otros eminentes ciencicos, como el biólogo evolucionista Tran I.
Schmalhausen (1884-1963), Vernadsky Funda en Kiev la Academia ucra-
niana de Ciencias, siendo su primer presidente. Como consecuencia de la
inestabilidad política y de la inseguridad entonces dominantes en Kiev,
trabaja y vive enla dandestnidad de la Estación de investigación biológica
de Starosde, a orillas de Dnieper, dirigida por el microbiólogo Nikolai G.
Holodny (1882-1953). Vernadsky crea pioneramente su primer laborato-
rio de biogcoquimica. Theodosius Dobzhansky (1900-1975), fucuro
famoso genetstay biólogo evolucionista emigrado (en diciembre de 1927)
a los Estados Unidos, era uno de sus ayudantes (1918-19).

1920

“Has La coma de Kiev por el Ejército Rojo, los Vernadsky se refugian en
Crimea. Al igual que oros cieníficos antibolcheviques, Vernadsky se con-
vierte en profesor de la mueva Universidad de Tauride, en Sinferopol, bajo
administración del jécio del general Wrangel. En octubre, es elegido
rector de esa Universidad Sin embargo, esa prestigiosa posición tiene vida
efimera. A continuación, los Vernadsky se cuencan entre los beneficiarios
de a ayuda occidental en especial de la famosa American Relief Adminis-
ation (ARA).

1921
Pese a la ayuda occidental, los ejércitos blancos se muestran incapaces
de reise al Ejército Rojo. El general Wrangel a duras penas puede organi-

28

zar la evacuación de los civiles y militares ancbolcheviques, incluyendo los
Vernadsky, pero únicamente su hijo George, licenciado en historia por la
Universidad de Moscú, acepta ser evacuado (emigra primeramente a
Praga, como profeso de la Universidad de Carlos). Como escribe el histo-
riador estadounidense K. Bailes en su biografía de Vernadsky (1990), éste
as clealy fed up with polis, (estaba evidentemente harto de la polí-
tica»). Con su mujer y su hija, Vernadsky es detenido por la Cheka (poli-
cia politica de los bolcheviques), quien ls raslada menu militaria Moscú.
Gracias a la intervención de algunos amigos, como S. Oldenburg, N.
Fedorovaky, antiguo alumno convertido en jef del Canscjo Supremo de
Economía Nacional (muerto en prisión en 1937), ¢ incluso de Lenin, los
Vernadaly son puestos en libertad con toda rep. En Petrogrado y con
ayuda de su asistente Vital G. Khlopin (1890-1950), Vernadaky trans-
forma su laboratorio de mineralogía de la Academis en Instituto ruso del
Radio (creado formalmente en enero de 1922, con Vernadaky como direc-
von). Organiza también una Comisión (que se convercirá más tarde en el
Instiruro del Ártico) para el estudio y la utilización del permafios?, Es el
promotor y primer presidente dela Comisión para la Historia del Conoci-
miento Científico, creada en el seno de la Academia de Ciencias, Asociada
ala CBEPN, dirigida por Vernadsky, sc crea por el genetsta uit A. Flip-
Chenko (1882-1930) la Agencia de Genétca y de Eugénica. Entre 1924 y
1927, Dobzhansky colabora con Vernadsky. EI naturalista Sergei Chctre
Lor (1880-1959) es nombrado miembro del Instituto de Koso, insticu-
ción en la que trabaja también (hasta 1925) Nikola V. Timofecv-Resovslgy
(1899-1981),

1922
“Aparecen EI Origen y La Fieridu de le Vida (un opúsculo muy popu-
lar) y sus fumosos Ensayos y Discuros publicados únicamente en ruso. En
al prefacio de este último libro en dos volúmenes, Vernadsky escribe: «Nos
aproximamos a una formidable revolución en la vida de la humanidad, sin
punto de comparación con todo lo que se ha experimentado hasta ahora,
No ent lejos cl mootenta en que el hombre tendrá a su disposición la
energía atómica como fuente de poder que le permitiré construir la vida
como le placa... ¿Será el hombre capaz de utlizar este poder y dirigirlo
hacía su provecho y no hacia su autodestrucción?». Por invitación oficial
del Rector dela Sorbona, el matemático Paul Appel (1855-1930) -V. Agar
fonow, que cn 1920-21 era el encargado de les relaciones entre la Univer
dad Tauride de Sinferopol y la Universidad de Pars, fue uno de los pro-
motores de esa invitación-, Vernadsky y su esposa no vacilaron en

Sbado cr tr mba que se ns Lugo e tdo pare peer
ineiora 0 cmo scan siones ricas ie pena bado. dl.

29

abandonar Rusia y trasladarse a Francia (en juli), pasando previamente
un mes (junio) en Praga, donde residían entonces sus dos hijos. En calidad
de aprofesor agregado de I Universidad de Paris, se invité a Vernadshy à
pronunciar una sic de conferencias sobre Geoquímica, materia consido-
ada en aquella época como nueva disciplina cientfica. «In my lecture at
the Sorbonne in Paris in 1922-23, accepted biogeochemical phenomena
as the bass of che biosphere» («En la conferencia que pronunció en La Sor
bona de París en 1922-23, reconoc! los fenómenos geoquímicos como la
base de la Biosferas) (American Scientist, 1945), Fue acogido calurose-
mente en el laboratorio de mineralogía de su amigo Lacroix, en el Museo
de Historia Natural, donde ya se encontraba Agafonor. Trabajó también
en el Instituto del Radio de Marie Curie, colaborando especialmente con
la señora C. Chamié, Mantuvo numerosas discusiones (si bien se ignora la
«cronología exacta de las mismas) con el erudito jesuita Pierre Teilhard de
Chardin (1881-1955), al sazón profesor de geología en el Instituto Caté-
Tico y Presidente de la Sociedad Geológica de Francia (1922-23), Junto a
“Telhard, se reunió también con el matemático y filósofo Edouard Le Roy
(1870-1954), discípulo y sucesor de Bergson en el Colegio de Francia. No
conocemos con caacitud el contenido de sus discusiones, pero se sabe que
dl tro formado por Teilhard, Le Roy y Vernadsky inventó la noción de
eNoosferæ, expresión aparentemente acuñada por Teilhard, «por analogía
con la Biosfera de Suess, y manifestada públicamente por vez primera por
Le Roy en sus cursos del Colegio de Francia (1925-26) y en los dos libros
que publicó en 1927 y 1928 (Vernadsky auibuye a Le Roy la patemidad
de la palabra y del concepro de Noosfera). La expresión Noosfera no fue
utilizada por Vernadsky más que a partir dela segunda mitad de los años

1923

«Le mendeleyoevite, nouveau mineral radioactifs («EI mendeleievo,
nuevo mineral radioactivo»), Comptes Rendus de l'Académie des Sciences
La composition chimique de la matière vivante et la chimie de l'écorce
terrestre (ela composición química de la materia viva y la química de la
corteza terrestres), Rene générale des Sciences (30 de encro). Gracias a
Appel, Vernadsky es recibi (en mayo) por el ilustre Alóxofo Henri Berge
son (1859-1941), entonces Presidente de la Comisión Internacional de
Cooperación Inteectual, ceada en 1922 por la Sociedad de Naciones (y
de la que eran miembros Marie Curie, Einstin..). Su amigo S. Olden-
burg, secerario permanente de la Academia de Ciencias de Petrogrado,
hace un rápido viaje a París y le comunica la prolongación de su misión
hasta mayo de 1934. Vernadsky viaja a Inglacera para as a una reu-
ión de la British Association en Liverpool. El Departamento de Oceano-
grafía de la Universidad de Liverpool publica su «Plea for che establish-

30

cación de un
laboratorio biogcoquímico»), texto que envía igualmente a los Estados
Unidos. Las respuestas no son nada estimulantes; ninguna institucién
científica de Occidente está dispuesta a apoyar financieramente su pro-
yecto de laboratorio biogeoquímico: para el mundo académico y científico
de la época, la biogeoquímica no exis ca absoluto

1924

Publicación de La Glochimie [La Geoquímica), Pats, Félix Alcan, en
“Nouvelle collection scientifiques («Nueva colección ciencias), dirigida
por el matemático Emile Borel (1871-1956) -yerno de Appell-, obra
dedicada a la memoria de Rouqué. A lo largo delos cursos dicacos en la
Sorbona, Vernadsky añade imporiantes notas biobliogréficas. El manus-
¿rico es revisado por completo por su amigo Lacroix. Publicación de «La
matière vivante et la chimie de la meo» («La masera viva y la química del
mar), Revue générale des Sciences (15 y 30 de enero). Sur Fanahse des sols
lu poine de vue géochimique [Sobre el análisis delos suelo desde el punto de
vita geoquímico), comunicación presentada al IV Congreso Internacional
de Edafología, celebrado en Roma, donde sc funda la Asociación Interna-
cional de las Ciencias del Suelo (AICS).

El bioquímico Alexander 1. Opario (1894-1980), licenciado por la
Universidad de Mosoú en 1917, publica su más tarde cobre opúsculo Ft
igen de la vida, Moscú (raducido al inglés en 1967), posriorment rec-
laborado, aumentado y publicado en varias ediciones, Oparin cita ampli
mente a Vemadse y a su obra (sin embargo, no existe todavia un estudio
crítico sobre ls relaciones entre ambos cientificos).

1925

Publicación de «L'autottophie de "humanieé> («La «urorcofa de la
hhumanidad>), Revue générale des Sciences (15-30 de septiembre), y de «Sur
la porté biologique de quelques manifestations géochimiques de la vie»
(Sobre la tendencia biológica de ciertas manifestaciones geoquimicas de
la vida»), Rene générale des Sciences (30 de mayo). El estadística y bioma-
temético escadounidense Alfred J. Lotka (1880-1949) publica su única
obra Element of Physical Biology (lementos de Biologia Fisica), vuelta à
publicar en 1936 como un «clásico en la aplicación de las matemáticas a
la biología y a las ciencias sociales. Su impacto sobre los economistas y
los ecólogos seré importante, pero contradictorio. Las ideas de Lotka
coinciden en muchos puntos con las de Vernadsky: ambos autores lo
reconocieron pronto por sí mismos. Con ocasión del 200° aniversario de
la Academia de Ciencias de Leningrado, el nombre de Vernadsky no apa-
reci sn la lista de miembros presences (como sele había adver-
dido en caso de no regresar), advertencia que afecó claramente al amor
propio de Vernadsky.

ET

1926

Publicación de Biosfera, Leningrado, Naucho. khim-.cckhn. Ida
ao, 148 p. (lirada de 2.000 ejemplares) Vernadsky cumple 64 años,
La ausencia de apoyo financiero permanente para su proyecto de laborato-
tio biogeoquímico, un profundo patriotismo (por no decir cierto naciona-
lismo) y una sincera ealad tanto a su querida Academia como a sus ami-
gos que seguían en Rusia, empezando por Oldenburg, impulsaron a
Vernadsky a regresar a Rusia, ya la URSS. No le acompañó más que su
esposa, formando ya sus hios definitivamente parte de la emigración rusa
al extranjero. Vuelto a Leningrado, Vernadsky ocupa de nuevo inmediata-
mente su plaza e el seno de la Academia de Ciencias y reorganiza su labo:
ratorio de la amateria viva. Vuelve a ocupar la dirección de la CEFPN
(hasta su reorganización y su sbolchevización» en 1930). Es clegido miem
bro correspondiente de las Academias de Ciencias de Serbia y de Checos-
lovaquia, Envia una carta (3 de junio) a Lacroix para recomendare al
botánico Nicolai Vavilov (1887-1943), joven investigador en quien a
vina un brillante porvenir ciencfico. Vavilov acababa de publicar su obra
Centros del orzen de las plants cultivada; que causó inmediacamente sen-
sación. El celebre general suraficano Jan Christian Smuts (1870-1950)
publica su obra filosöfica Holiom anid Eunlution [Holismo y Evolución]
(Londres, Nueva York, 2. ed. 1927); Vernadsky la lee y la cita rápido-
mente, manifestando su simpatia hacia cl holism.

1927

Publicación de Ideas sobr la significación contemporánea de la historia
del conocimiento, primera entrega de las publicaciones de la
sobre la Historia del Conocimiento de la Academia (en ruso). «Sur la di
persion des éléments chimiques (Sobre la dispersión de los clemensos
químicos»), Revue générale des Sciences (15 de enero). Viaje de tes mi
por Europa Occidental. Vernads junco a Fersman y oros colegas, parti
cipa en la Semana de la Ciencia soviéica, organizada en Berlin por la
«Sociedad de los Amigos de la Nueva Rusia en Alemania» (creada en
1923). Se encuentra alí con los Timofer (Einstein estaba también pre-
sente). Colabora a la fundación del Instituto del suelo Dokuchaen, en
Leningrado, dirigido por Glinka y más tarde por Polynoy Únsticuto trans-
Fidos Mosel ll de sss ene), Cena Veda a m
viere en profesor de historia rusa en la Universidad de Yale (se jubiló en
1956), gracias a un amigo de su padre, el nacuralista Alexandre Petrunke-
vich (1875-1964), emigrado a los Estados Unidos en 1903 y profesor en
Yale. El biólogo inglés G. E. Hutchinson (1903-91) llega a Yale el año
siguiente. Edouard Le Roy publica L£vigenc idéale e Le fait de Uévolu-
sion [La exigencia idealisa y el hecho de la ecolución) (art), obra que con-
tiene una extensa discusión losófica de las nuevas nociones cientifias de

32

Biosfera y de Noosfera, con referencia a los trabajos de su amigo Teilhard y
al gooquímico ruso Vernadsky. FI ccólogo inglés Charles Elton (1900-91)
publica Animal Ecology [Ecología animal) (Londres).

1928 5

¡Uber die geochemische Energie des Lebens in der Biosphäres («Sobre
la energía geoqufmica de la vida en la Biosferan), Zennelblat für Mineralo-
_ge, Geologie und Paldonrologie. «Le bactéiophage ex la vitesse de wansmis-
Sion de la vie dans La biosphère» («El bacteriófago y la velocidad de trans
misión de la vida en la Biosfera»), Revue générale des Sciences (15 de
marzo). Es elegido (11 de junio) miembro correspondiente de la Academia
de Ciencias de París (Sección de Mineralogía). Se reorganiza su departa
‘mento de la materia viva y da finalmente lugar al Laboratorio Biogeoquí-
mico (BIOGEL), que, posteriormente, ras la Segunda Guerra Mundial, se
convertirá en el Instcuro Vernadsky de Geoquímica y de Quimica Anali-
tica, en Moscú, bajo la dirección de su discípulo y colaborador Aleksandr
E Vinogradov (1895-1975). Edouard Le Roy publica Les Origines humai-
es et Lévolucion de Vinteligence [Los orkgenes Puranas y la evolución de la
inteligencia) (Pat), reslcando la importancia de la noción de Noosfera y
haciendo siempre referencia a Telhaed y a Vernadsky.

1929
La Biosphire [La Biosfera), Pats, Flix Alcan, «Nouvelle collection
scientifiques («Nueva colección científica). En la URSS, el «gran giros
anunciado por Stalin va acompañado de medidas represivas cada vez más
dramáticas. La dictadura del Partido comunista se convierte en la dicta
dura personal de Stalin, Espulsiones, purgas, juicios, ejecuciones, deporta-
ciones a campos de concentración (el Gulag). Vernadsley hace todo lo que
puede para organizar la resistencia contra la influencia del Partido comu-
ista en Ia Academia de Ciencias y contra el materi
gido en doctrina oficial de la ciencia soviética. V us amigos o cols
Boradores más próximos son detenidas, encarcelados a deporcados. EI
mismo es objeto de vivas polémicas entre los ideólogos del Partido. La
censura comunista le impide publicar sus ideas filosóficas. De
lea, la Iglesia incluye enel Indice los libros de Le Roy y prohl
Teilhard de Chardin publica sus sobras».

1930

Geochemie in ausgewithten Kapiteln, Auorisiere Ucberst aus d. Rus-
sischen von Dr. E. Kordes [Geoquímica en capérdos selecionados traducción
autorizada del ruso por el Dr. E. Kordes), Leipzig, Akademische Verlagsge-
sellschaft, «Sur la classification et sur le composition chimique des eaux
naturelles» («Sobre la clasificación y composición química de las aguas

33

naturales), Bulletin de la Société mineralogigue de France. Sur les eaux
naturelles riches en radium («Sobre las aguas naturales ricas en radio»),
Comptes Rendus de VAvademie des Science, «Consideraciones generales sobre
cl estudio de la composición química de la materia viva», Trabajos del Labo
ratorio de Biogeoquímica de la Academia de Ciencias de la URSS, Lenin-
grado, «étude dela vi er la nouvelle physique» («Fl estudio de la vida y la
nueva fisica»), Revue général des Sciences (21 de diciembre). Por iniciativa
suya, la Academia crea una Comisión para el agua pesada, El exólogo Vla-
dimic V. Stanchinsy (1882-1942), que desaroll un enfoque energético y
holfsico de los sistemas narucales directamente inspirado en a teria dela
Biosfera de Veenadslg se ve atacado por Isai 1. Prezent (1902-67), ebolche-
viradors de la biología soviética y aliado de Trofim D. Lysenko (1898-
1976), futuro vencedor en la rivalidad con el gran Vavilov (apoyado por
Vernadsky). A cnmienzo de los años weinca, los ecólogos y principalmente
los protectores de la Naturaleza son denunciados como scontrrrevolucio-
narios, sabotcadore y evidores. La CEFPN se susiruye por el Consejo
para el Estudio de las Fueras Productivas (CEFP), bajo dirección comu-
ista. La Comisión sobre la Historia del Conocimiento se transforma en
Instituto de Historia de las Ciencias y de las Técnica, Vernadsky es sus
do e la ditección del Instituto por Nikolai Bujarin (1888-1938), una de
les figuras históricas de la Revolución de Octubre y uno de los mejores teó-
rico del Parido (y que acabar siendo víctima del terror estalinista).

1931

Les isocopes et les organismes vivants» (Los isótopos y los organis-
mos vivoss), Comptes Rendus de l'Académie des Sciences. «El estudio del
fenómeno de la vida y la nueva fisicas (en ruso). Segundo Congreso Inter-
nacional de la Historia de la Ciencia y la Tecnología, en Londres, desta-
ado por las contribuciones marxistas de la delegación soviética diigida
por N. Bujarin (y que incluía a A. Loffe, N. Vavilow,B, Hessen, pero en
modo alguno a Vernadsky...

1932

«Sur les conditions de l'apparition de la vie sur la tere» (¿Sobre las
condiciones de aparición de la vida sobre la Tierra»), Keine général des
Sciences «Liquid carbon dioxide in ocean water y Liquid carbon dioxide

the ocean» («Dióxido de carbono líquido en las aguas oceánicas» y
«Dióxido de carbono líquido en el Océano»), Nature. Visica a su colega, él
gcoquimico noruego Victor Moritz Goldschmidt (1888-1947), en
Gotinga, Alemania. Viaja a País. El Istituto del radio que dirige decide
Ja construcción de un ciclotén (en funcionamiento en 1937), con la cola-
boración del fisico Igor Kunthatov (1903-60), fururo responsable del pro-
grama soviético de la bomba acómica.

4

1933
<Ozcanographie und Geochemies (sOccanografía y Geoquímica),
Mineralogie und Pirobgie Mining, Bs invade por la Universidad de
Paris: pronuncia dos conferencias (19 y 22 de diciembre) sobre la radio
geología en el Instituto del Radio de Marie Curie. Por iniciaiva suya, la
Academia de Ciencias constiuye una Comisión sobre los meteorios

1934

Historia de las aguas naturales (en uso). Su amigo y colaborador Boris
L. Lickov (1888-1966) es detenido y deportado. Proseguirá mucho
‘tempo la correspondencia Vernadsky-Lickov (se publicara, censurada, en
1979-80). «Le problème du temps dans la science contemporaine» («El
problema del tiempo en la ciencia comemporínca»), Revue général ds
Sciences (31 de octubre de 1934 y 31 de mayo de 1935), publicado eam-
bién como separata (Paris, Dain) en 1936.

1935

*Tiasado de la Academia de Ciencias a Moscú. Último viaje a Francia, Let
Problèmes de la radiogéologie [Los problemas de la radiogeologia), Pacis, Encuen-
tra cada vez más dificultades para publicar sus trabajos no técnicos y para
comunicarse con d estanjero. Comienzo de ls grandes «juicios» en Mosc.
El matemático y geofsico ruso Vladimir Kosten (1882-1963), que habia
colaborado con Veena y habla emigrado a París en ls años vine, publica
Evolution de CAtmorphre, cicuaron organique, ¿poque glaciar [solución de
La armé, creation orgánica, dpocas glaciares, vineulo poco conocido entr
Vernedsky yl historia del debee sobre el ecto invecnadero

1937

La geología del radio y su significado para la geología actual, comunica-
ción al XVII Congreso geológico internación, clebrado en Moses. En
esta ocasión, propone el establecimiento de una comisión internacional
que mida los tiempos geológicos por métodos radioactivos, «Sobre los
límites de la Biosfera», Academia de Ciencias, Serie geológica (en suso)
Detienen a res jóvenes investigadores del BIOGEL.

1938

Goethe, narurliste, no publicado hasta 1946. El pensamiento ciento
ico como fenómeno planerario, no publicado hasta 1977 (y censurado)
Organiza una exposición de meteoritos, Tras el proceso y la ejecución
de Bujarin, se disuelve el Instituto de Historia de las Ciencias y de las
Técnicas. Khlopin susttuye a Verdnasky a la cabeza del Instituto del
Radio,

35

1939

“Comienza la Segunda Guerra Mundial. Por iniciaviva de Verma la
Comisión sobre el agua pesada se transforma en Comisión de isócopos.
«On some fundamental problems of biogeochemistry» («Sobre algunos
problemas fundamentales e biogcoquímica) Tabgjs del Laboratory Bio-
geoquémic dela Academia de Ciencias de la URSS, Moses. Es decnido su
“Viejo amigo D. Shalexovekoi (moriría en prisión el año siguiente),

1940

Ensayo Biegeoquémicos, 1922-1932, Mosci, Academia de Ciencias de
Ja URSS (en ruso). Trabaja sobre el problema de la Biosfera en el espacio.

nsimisma en la redacción de La obra de su vida, La estructura química
de la Biosfera dela Tierra y de su entorno, que quedaria inacabada y no seria
publicada por la Academia de Cienci y en 1987). Hace un
Lamamiento a los científicos y al gobierno soviético para que se cree con
urgencia una Comisión sobre el problema del uranio, comisión que se ins-
titaye el 30 de julio, con el físico Abram Lof (1880-1960) como pres
dence y Khlopin como vicepresidente, Escribe una carta sobre la neosidad
de un programa de energía acómica, diigida al geofsico Otto Schmide
(1891-1956), vicepresidente de la Academia de Ciencias y llegado a Sta-
lin. Sin ignorar La implicaciones militares de la energía atómica, Ver-
nady se preocupa fundamentalmente por las necesidades energéticas a
largo plazo de su paí y dela humanidad.

1941

El ejército nazi alemán invade la URSS. Junco a os académicos de
«sad, se evací a Vernadky al balneario de Borovoe, al nore de Kazi
tin, Opuesto ala dictadura cenffica de Lysenko, N. Vavilov se conviene
en su més cdlebre víctima: es derenido, desttuido de todos sus cargos y
enviado al campo de concentración de Kolyna; moriría en la prisión de
Saratov en 1943,

1942

Sobre las capas geológicas de la Tiern como planeta, Mosch, Academia
de Ciencias de la URSS, «Serie geográfica y geológica». En los Estados
Unidos, Raymond Lindeman (1915-1942), protegido del profesor Hut-
chinson en Yale, excribe «The trophie-dynamic aspect of ecology» («El
aspecto trófico-dinámico de I ecologfar), que aparece en la revisa Ecology
[poco después de su premaruro fallecimiento. En este trabajo fundamenta,
‘que marca el nacimiento de la ecología de sistemas estadounidense, Linde-
than adopra explicisamente, siguiendo a Hutchinson, el enfoque biogeo-
quimico de Vernadsky». En la bibliografia, cita Za Binsphere (1929) de
Vernadsky.

36

1943
Con motivo de su 80° cumpleaños, se rinden oficialmente honores 2
Vernadsky (pero rendir honores es una cosa y comprender la obra otra
muy distinta). Recibe especialmente el Premio Stalin. Escribe «Algunas
palabras sobre Ia Noosferas, publicado en ruso en 1944 en una revisa de
biología (traducido por su hijo George y publicado a instancias del profe
en American Scientist eh enero de 1945, pocos dis des-
de su muero Ts el Allecimieneo de su mujer Natalia
febrero), Vernadsky regresa a Moscú. Expresa la opinión
ina ves finalizada la guerra, los cientficos sováricos deberían rela-
cionarse sobre todo con los estadounidenses

1944

Problems of Biogeochemistry, I (Problemas de Bigeoquimien, I, wadu-
«ido por George Vernadsky, editado y exeracado por G. E. Hutchinson,
New Haven, Yale University Pres, Transactions ofthe Connecticut Academy
af Aris and $cienes vol. 35.

1945

6 de enero: fallece en Moscú 4 consecuencia de una hemorragia
cerebral

37

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et notre temps [Biofea: Concepto, Estructura, Evolución. Y 1. Vernadsky y
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125 Aniversario del nacimiento del Académico V. Vernadsky Simpo-
sium (412 de marzo de 1988) dela Academia de Ciencias de la URSS, en
Leningrado, Kier y Moscú. En Rusia y en Ucrania, se colebra el «Año Ver-
nadsky». Inflación de publicaciones de y sobre Vernadsky. Todos los
comentarios son muy clogiosos, pero en realidad contradictorios, y más
ideológicos que crticos

James E. LOVELOCK, ‘The Ages of Gala [Las Eras de Gaia), Nueva York
Norton.

N. Potuxtx y J. GRINEVALD, eVernadsky and Biospheral Ecology»
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40

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1994
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fra y cl desarollo de la doctrina de la Noosfera, Moses (en ruso),

1997

‘VeRNADSKY, Sciemifc Thought as a Planetary Phenomenon (El pensa-
mienio ciendfico como fenómeno planetario) waducido del raso por D. A.
Starostin, prefacio y comentario de A. L. Yanshin y E T. Yanshina, Mosel
Fundación Ecológica no gubernamental V. 1. Vernadsly.

Se publica en Nueva York una edición crítica, en inglés, de La Biofera
(A Peer N. Nevraumont Book, Copernicus), waducción de David Lang
‘uit, prefacio de Lynn Margulis, introducción de J. Grinevald, edición del
texto y anotaciones por Mark McMenamin,

Se prepara (por J. Grinevald) una edición critica francesa de La Bios
fra (Pars: Le Seuil, Sources du savoin).

41

LA BIOSFERA

Prólogo a la edición francesa

El presente libro fue publicado en lengua rusa en 1926. Su traducción
al francés ha permitido su revisión, asi como su reestructuración parcial,
con respecto la edición original.

Marca una concinuidad con relación a nuestro ensayo sobre La Geo-
uómica, publicado en esta misma colección (1924), del cual acaba de apa-
fecer una caducción al ruso y del que saldrá ala lz, de forma inminente,
una versión alemana,

Nos abstenemos prácticamente de aportar dats bibliográficos a tal
efecto remitimos a nuestra Geoguémica,

Hemos abordado los mismos problemas en varios artículos los más
representativos de entre los cuales están publicados en francés en la Revue
‘générale des Sciences (1922-1928) y en los Bulletins de l'Académie des Sien-
‘ees de Léningrad Petersbutgo) (1926-1927).

El propósito de esa obra consist en recabar la atención de los nature.
listas, delos geólogos y en especial de ls biélogos sobre la relevancia del
studio cuantitativo de a vida en sus vínculos indisolubles con los fenó-
menos químicos del planeta.

Hemos procurado mantenemos siempre en el terreno empírico, si
aventurar hipótesis; es un terreno muy acordo aún debido al reducido
número de observaciones y de experiencias estrictamente cuantiativas a
nuestro alcance. A día de hoy resulta primordial proceder, con la mayor
celecidad posible, al máximo acopio de datos empiricos formulados cuan

Tal anhelo sin duda se cumpliré en cuanto se tome evidente la enorme
influencia dela biosfera en los fenómenos de la vida.

Confiamos en que el present texto, cuyo objetivo radica en poner de

esto tamaña incidencia, no pasará inadvertido,
Como apéndice a la raducción francesa, agregamos la comunicación:
La Esotución de las paces yla materia viva que completa, a nuestro juicio,
las tesis defendidas en «La Biosfera».

iciembre 1928.

45

Prólogo a la edición rusa

Entre las múltiples obras geológicas faltaba un estudio de conjunto
sobre la biosfera, donde ésta fuera expuesta en su calidad de bloque inte-
gral, como la manifestación regular del mecanismo de funcionamiento del
planeta, de su región superior la corteza terrestre.

Por lo general no llega a valorarse siquiera el hecho de que la existencia
dela biosfera s ige por leyes Rs.

La vida sobre la Tierra se contempla como un fenómeno accidental;
consiguientemente, la concepciones científicas al uso ignoran la acción
de la vida sobre el curso de los procesos terresues que se manifiestan por
doquier, Nosotros abogamos, en cambio, por la no-contingencia del
desarrollo vial sobre la Tierra y por la no-contingencia de la formaci
cn su superficie y en el limite con el medio cósmico, de una envoltura
específica animada de vida, la binse

El esado de conocimientos científicas mencionado guarda una estre-
cha correspondencia con el enfoque concreto, producto de la elaboración
histórica, según el cual los fenómenos geológicos
conglomerado de manifesaciones de causas irrelevantes, como un mudo
de accidentes. Se pierde de visa as la noción científica de los fenómenos
geológicos como fenómenos planetario, cuyas regularidades no son un
patrimonio exclusivo de la Tierra también se pierde la comprensión de la
estructura terrestre como un macanisme cuyas partes configuran un con-
junto armónico y cuyas particularidades es menester estudiar rlacionán-
dolas con la cituds noción de mecanismo; es deci, en función de un todo
indivisible,

En goologfa se tiende a resringr la investigacién a las parciculaidades
de los fenómenos referidos a la vida, El estudio del mecanismo donde las
mismas se imbrican deja de plantearse como un problema cienifico. Por
tanto, dado que tal aspecto no subyace como un problema, el investigador
bonica ls manifestaciones desu entorno sin detectarlas.

En sus ensayos, el autor ha procurado adoptar un enfoque distinto con
respecto ala importancia geológica delos fenómenos vitales

No formula hipótesis. Intenta permanecer entre los limites de un
terreno sólido y firme, el propio de las generalizaciones empíricas, Basin-
dose en hechos concreto e irrefuables, tera de exponer la manifestación

47

geológica de la vida, de ofecer un panorama del proceso planetario que se
despliega en derredor nuestro.

Por lo demás, desestima res ideas preconebidas cuya vigencia, hisöri
camente asentada en el pensamiento geológico, se contrapone -a su jui-
cio- con las generalizaciones emplricas de la ciencia, que marcan el mayor
logro de los naturalists

Ta primera de rales ideas estriba en concebir, como ya se ha indicado,
los fenómenos geológicos como coincidencia fortitas de causes, ciegas por
st propia esencia o revsiendo dicho carácter debido a la complejidad y a
la pluralidad de Jas mismas, inasequibles para el pensamiento científico
ac,

Esta idea preconcebida, difundida en la ciencia, enlaza en
medida con determinadas cosmovisiones filoófias y religiosas; su
yarse en un análisis lógico insuficiente de los fundamentos de los cor
mientos empiticos.

El autor supone que las otras dos ideas preconcebidas que se han inf.
trado en el tabsjo grológico se enraizan en unas construciones ajenas à
los principios empiricos de la ciencia y se han agregado desde campos ford-
cos, En primer lugar st considera lógicamente necesario el hecho de que
sexista un comienzo para la vide, una génesis ital, en alguna etapa del
pasado geológico dela Tira. Dicha idea ha penetrado en la ciencia con el
ropaje de especulaciones religiosas y filosóficas. En segundo lugar, también
se considera como una condición lógicamente necesaria la repercusión,
sobre los fenómenos geológicos, de las etapas pregelägicas dela evolución
del planeta, cayo estado se diferenciaba cltamente del que es actualmente
objeto de escudio dela investgacién científica, En particular se propugna,
con un grado de certeza absoluta, la existencia de la fase ignco-liquida o
incandescente-gaseosa de la Tierra. Ambas premisas han irrumpido en la
geología cuando se concibió una esfera de intuiciones y de búsquedas lo-
Sóficas-ante todo, cosmogónicas

El autor se encuentra en la esicura includible de calificar de vanas las
infecencias lógicas de as ideas reschadas por entender que su aplicación al
trabajo geológico ordinario entraña perjuicios y riesgos.

Sin conjeturar la existencia del meranimmo planerario que ensambla los
distintos componentes del planeca en un conjunto indivisible, el autor
incenca abarcar al efecto, odos los datos empíricos con una base cientiica
y aprecia la perfeca concordancia de rl idea con el concepto del impacto
geolögico de la vida. A su juicio, la existencia del mecanismo planetario
donde e insert la vida y, específicamente, la capa donde ésta se manifiestay
La biosfera, como un componente de aquél se corresponde con la totalidad
dlls datos empíricos y deriva necesariamente de su análisis cientfico.

Al no acepcar la necesidad lógica de asumir un comienzo para L vida,
ni la repercusión de las erapas cósmicas del planeta sobre los fenómenos

48

geológicos —en concreto, la existencia de un estado anterior ignco-Ii
5 peces, el auor proce tales premisas del campo de sus unge
nes. Puesto que no descubre impronca alguna de su expresión en los datos
empíricos al alcance del estudio, le compete tacharlas de conscrucciones
indes, ya que restringen el alcance de las generalizaciones científicas con
sistentes y válidas. Mediante el análisis de esas últimas, por tano, y le
resis teórica que se relaciona con ela, renuncia en lo sucesivo alas hipóto
sis filosóficas y cosmogónicas sin fundamentación posible en los hechos,
Es menester buscar hipétesis sine

Los dos ensayos que conforman el presente volumen: La Biosfera en el
Cosmos y El campo dela vida son independientes ente sí, pero comparten
el enfoque descrio sobre esas líneas, EI autor se ha sometido al impera-
tivo de elaborarlos como consecuencia de sus estudios acerca delos fend
menos viales en La biosfera, à los que se consagra desde 1917.

49

PRIMERA PARTE

LA BIOSFERA EN EL COSMOS

La Biosfera en el medio cbs

1. La faz de la Tierra su imagen en el Cosmos percibida desde el exte-
cios, desde la lejanía delos espacios celestes infinitos, se nos anoja singu-
Jas específica, diferente de las imágenes de los restantes cucrpos del Uni-

La fia de la Ticrra revela la superficie de nuestro planeta, su big,
sus regiones externas, unas regiones que la separan del medio cósmico, La
fax eier se torna visible gracias a ls rayos luminosos de los astros que
inciden sobre ella -Ios rayos solares, prioriariamente=, Recibe, desde to-
dos los puntos del espacio, un sinnúmero de radiaciones diversas, de entre
las cuales los rayos luminosos del espectro visible sólo constituyen una
porción insignificante. Hasta la fecha únicamente conocemos una pequo
fa parte de la zona no-visible del espectro. Apenas estamos comenzando a
vislumbrar su variedad, a comprender cuán imperfectas e incomplecas son
nuestras representaciones del universo de las radiaciones que nos circun-
dan, que nos afectan en la biosfera. Apenas estamos comenzando a estimar
su importancia crucial en los procesos ambientls, una importancia a la
¿que accede con dificultad nuestro pensamiento, amoldado a unas con
ones distintas del Univers.

Las radiaciones de ese medio inmaterial afectan no sólo ala biosfera,
sino a cualquier espacio que podamos representarnos mentalmente y
mos resul imaginable. Las radiaciones, euyas longitudes de onda fluc-
tan de diez millonésimas de milímetro hasta unas medidas expresadas
en kilómetros, se propagan a muestro alrededor, en nuestro interior, sin
sat, por doquier; chocan entre sí, se suceden las unas a las otras, con
Buyer.

Todo el espacio rebosa de elas. Nos resulta arduo, quizá impracticable,
concébir con una imagen nítida el medio cómico del Universo, donde se
«esenvuelve nuesra existencia y onde aprendemos, según se perfeccionan
nuestros métodos de investigación, a distinguir y a medi, en el mismo lu
gary en el mismo instane, radiaciones siempre nuevas

La alternancia constante de estas radiaciones que invaden el espacio di-
ferencia daramente ete medio cósmico, desprovisto de materia, del cspa-
cio ideal dela geometría.

Son radiaciones de divers órdenes. Desvelan los cambios del medio y
la presencia de los cuerpos materiales que lo ocupan. Una parte de cles ae

5

diaciones se manifista, como energía, por la mensición entre los diferentes
estados de la misma. Ahora bien, paralel y simultáneamente, se produce
en el mismo espacio cósmico ova radiación, que suele propagarse a una
velocidad simila, la radiación de las partiels que se desplazan rápidamere
ve y entr ls cuales además de las pariculas materials, las más estudiadas
son los electrones, unidades básicas dela electricidad, componentes de la
mater y del átomo.

Se trata delas dos caras del mismo fenómeno; existen niveles de ener-
aia diferentes, La mransición entre los estados se realiza mediante el movi-
miento de los conjuntos, quanta, electrones, cargas. El movimiento de
«ada elemento por separado viene dictado por los conjuntos; por si mis-
mos pueden conservar su estado inicial,

La radiación de las partículas esla manifestación de la transmisión
de los elementos separados de los conjuntos. Estas particuls, así como
ls radacons que venen determinadas por a ann ene los est

, pueden atravesar los cuerpos marerales que configuran el Univer-
50. A tales partículas en movimiento cabe atribuirles los cambios de los
fenómenos observables en el medio donde penetran, convirtiéndose en
una fuente de transformaciones tan porentes como las formas de la
energía.

2. Nuestros conocimientos sobre el particular están aún en ciernes y
por ahora, prescindiremos de la radiación de las particulas cn el área de los
fenómenos geoquimicos de la biosfera.

Por el contrario, tendremos siempre presentes, cn todos nuestros plan-
tcamientos, Is radiaciones producidas por la transición entre los estados
que, a nuesto entender, son modalidades de encrgía. A enor de la forma
delos rayos, especialmente de las longitudes de onda, dichas radiaciones se
matecilizarán ya como lun, ya como calor 9 como eleercidad, y wansmu-
rardn diversamente el medio material, nuestro planeta y sus cuerpos inte-
stances.

Si tomamos como referencia la longirud de onda, descubritemos una
región inmensa de tales adiacones. Dicha región abarcaría en la actual
dad unas cuarenta octavas, Nos haremos una idea exacta de la magnitud
citada si puntualizamos que la parte visible del espectro solar no representa
más que una octava,

Evidentemente, esta concepción no basta aún para abrazar el universo
entero, para conocer todas estas octavas, Merced al progreso de la crea
ción científica no deja de ampliarse incesantemente la región de tales ra
diciones, Hasta la fecha sólo un número exiguo de as cuarenta octavas,
cuya existencia no ofrece lugar a duda, está registrado en muestro pensa:
miento, inscrito en muestras representaciones científicas habituales del
Cosmos.

54

Las radiaciones cósmicas interocptadas por nuesto planeta (que, como
veremos, crean su biosfera) no corresponden más que a cuatro oc
media de las cuarenta conocidas, La ausencia delas restantes en el espacio
mundi a rodat lues improbable mu auch, a met jc, e

arene y la explicamos por la absorción de las radiaciones en el medio
ntti are de ls caps altas de armées terete,

Para las radiaciones cósmicas más familiares (los rayos solares), calculz-
mos una octava de rayos luminosos, tes octavas de rayos térmicos y media
octava de rayos ultravioletas. Sin duda l última media oeteva es un peque-
fo remanente de los rayos que no ha filtrado la estraosfera (cf. 115).

3. Las radiaciones cósmicas vierten permanentemente sobre la superf
cie trrette una corriente de fuerzas que confieren un carácter absoluta-
mente nuevo y singular a las zonas del planeta que lindan con el espacio
cósmico.
‘Como consecuencia de tales radiaciones, la estructura de la biosfera
asume propiedades nuevas, específicas, desconocidas para la materia te-
treme La I de la Tia cotespondicae ene medio áamico muera
tun panorama nuevo de la superficie teresrc, modificada por las fuerzas
cósmicas.
La materia de la biosfera penetrada por la encrgía transmitida se sorna
activas almacena y disribuye en la biosfea la energís que recibe bajo la
forma de radiaciones y termina por transmutarla en energía libre, apra
para desarrolla trabajo en el medio terrestre.
“Así esta epidermis teresre no debe contemplarse escuetamente como
la sede de la materi: es una región de energía, una fuente de transforma-
ción planetaria gracias la fuerzas cósmicas externas
Dichas fuerza aleran le faz de la Terra; en gran medida, la moldean.
Esta faz significa algo más que elreflejo de nuesro planeca, la manifeta-
ción de su materia y su energía: también es una creación de ls fuezas cós-
En virtud delo expuesto, la historia dela biosfera se distingue clara
mente de la historia de las restantes capas del planeta, desempeñando la
¡mera un papel excepcional en el mecanismo de éste.
Pa Bote es como minimo) tato la cación da Sel como I mani
fein de process tes. Ls juin liom de año ue

uiparaban a las cricurasterestres (en particular, a los hombres) con hi-
Jord Sole aposimaban mucho mis la vedad de lo que sospecban hoy
‘Guienes ven exclusivamente en los seres de la Tierra el producto de una
creacin efímera, el juego ciego y foruito de la transformacién de la mate-
ria y delas fuerzas terrestres.

‘Las criatura terrestres representan el fruto de un proceso cósmico dila-

jo. Constituyen una parte necesaria, somerida a unas leyes

tado y con

55

determinadas, de un mecanismo cósmico armonioso donde, como ya sa
bemos, cl zar est excluido.

4. A le conclusión anterior nos conducen también nuestras concepcio-
nes de la materia que configure la biosfera, unas concepciones que, en los
últimos años, están variando sustancialmente. Silas tomamos como refe-
«nia, descubriremos en ellas, inequívocamente, la manifestación del me-
canismo cósmico.

No pretendemos afirmar que esto se deba al hecho de que una parte de
la macera de la biosfera, la mayor qui, de origen no terrestre, haya per
errado desde afuera, desde los espacios cósmicos. Pues en lo que atañe à
su estructura interna, somos incapaces de diferenciar esta materia foránea
(polvo cósmico y mescorios) de la materia terrestre.

El carácter sorprendente de la materia erre, que comenzamos aho-
ra a descubrir sigue resultndonos en gran medida oscuro e insondable.
‘Ain carecemos de nociones cars y globales; no obstame, nuestros cono-
«mientos sobre el tema experimentan tamaños cambios y cuestionan hasta
tales extremos toda nuestra comprensión de los fenómenos geológicos que
«5 menester nos derengamos sobre el particular y abordemos este campo
de los fenómenos tertstes

La identidad estructural de la materia cósmica —que lega hasta nos
otros- con relación ala terrestre no afecta exclusivamente alos confines de
Ja biosfera, la delgada epidermis del planeta. Dicha estructura permancee
idéncica en toda la corteza, en el manto de laJicosfra, cuyo espesor suma
60 kilémeuos y cuya capa externa, la biosfra, va confundiéndos:, insepae
rable y gradualmente, con aquélla (cf. 89).

La materia de las zonas más profundas del planea sin duda se caracte
riza también por el mismo rasgo, aun cuando difiera su composición quí-
mica. Ahora bien, como nunca parece aflorar en masas suficientemente re-
presentativas hast la corteza, podemos obvirla a la hora de estudiar los
fenómenos observados enla biosfera

5. Durante mucho tiempo se ha tenido por cieto el hecho de que la
«composición química de la corteza terestre dependía de causas estrica-
mente geológicas; que era el resultado de la acción reciproca de múltiples y
variados fenómenos geológicos, grandiosos los unos, insignificantes los

Se intentaba explicar su composición mediante la acción convergente
de los fenómenos geológicos que observamos todavia hoy en el entorno:
por la acción química y disolvente de as aguas, la aumóstra, los organis-
mos, las erupciones volcánicas, etc. La composición química actual de la
cortera terrestre, cuantitativa y cualitativamente, parecería deberse ala ac-
ción conjunta de los procesos geológicos inalteados a lo largo de todos los

56

tiempos geológicos, además de a la persisencia delas propiedades de los
elementos químicos en el curso completo de dichos tiempos

‘Una teoría semejante entrañaba muchos problema; simultáneamente
se difundian ideas, aún más complicadas, obre alteraciones en la composi-
ción de la corteza causadas poz diversos fenómenos geológicos durante
esos mismos períodos. Se intentó explicar dicha composición como un
vesigio de ls primeras eras de la historia de la Tiera, sin parangón con
los períodos actuales. Se empez a considerar la corteza teresre como una
escoria transformada de la masa antaño incandescente de nuesto planeta,
vana escori que sc depositó en la superficie conforme a ls leyes dela dis:
«ribución de los elementos químicos por las que se rigen as masıs in
descentes cuando, tas bajar la remperacura, empiezan a consolidarse. Para
argüi el predominio de elementos químicos comparativamente ligeros en
la corteza, se aludía a la eras aún mis remotas de la bisotia dela Tierra,
previa a la formación de la corteza, alos períodos cósmicos. Se estimaba
que, en la era de formación de la masa incandescente dela Tiers, nacida
de una acbulos, los elementos químicos más pesados se acumulaban en
torno al núcleo.

En las representaciones en cuestión se relaciona la composición de la
corteza con los fenómenos geológicos, La participación de los elementos
químicos se efectúa por sus propiedades cuando dan lugar a compuestos;
por su peso atómico en el caso de temperaturas altas, cuando todos los
compuestos sc tornan inestables.

6. Las leyes sobre la composición química de la corteza terrestre que
sin estableciéndose contradicen, de modo radical, las explicaciones pre=
cedentes Ai mismo tiempo, la apreciación general de la composición quí-
mica de todos los restantes astros desvela una complejidad, una diversidad
y una regularidad en al composición prevismente inimaginables.

En la composición de nuestro planet, de la corteza en particulas ha-
amos señales del existencia de unos fenómenos que trascienden amplia-
mente sus límite, Para capcados, es menester que nos distanciemos del
ámbito de los fenómenos tercesues, incluso de los planctaros, y atenda-
mos al composición de toda la muera cósmica, à sus átomos ala mod
Ficción de los mismos en los procesos cósmicos, Varios indicios, apenas
entrevistos por el pensamiento teórico, se acumulan en nuestras mentes
con cceridad, Estamos vslumbrando su importancia. No siempre resulta
factible formularlos con nitider y precisión y generalmente no extraemos
de elos ls deducciones que comporta

No podríamos, sin embargo, desestimar la enorme imporcancia de es-
tos fenómenos. Hay que valora ls consecuencias imprevistas que sed
van de los muevos datos. Ya estamos facultados para destacar tes Órdenes
de dichos fenómenos: 1. la siuacién particular que ocupan los elemertos

37

químicos de la coreza teretre en el sistema periódico de Mendeleev;
2. la complejidad de los mismos; 3. I flea de uniformidad en su dst
bución. As, en primer lugar los clementos químicos que corresponden a
los nümeros atómicos pares prevalecen claramente en la materi dela cor.
tera (M Odd, 1914), Nos sera imposible explica es fenómeno tec
riendo a las causas geológicas conocidas. Pr lo dem, después ha adqui
‘ido cvidencia la manifesaciön aún más contundente del mismo hecho en
al caso de los únicos cuerpos cósmicos extraterrestres accesibles al estudio
«científico inmediato, los meteoritos (M. Harkins, 1917)

Los otros dos órdenes de hechos quizá sean más impenerables code
vía. Los esfuerzos realirados para darles una explicación geológica ()
‘Thomson, 1921) incurten en contradicción con los hechos establecidos.
No alcanzamos a comprender la inmutable complejidad de los elemen
tos químicos terresues, las relaciones fas y constantes que existen, ade-
más de la cantidad de isóxopos que intervienen, El estudio de los isöto-
pos en los elementos químicos que constitüyen los meteoritos ha
demostrado la identidad de su mezcla en estos cuerpos, unos cuerpos
totalmente distintos de los terrestres por su historia y por su posición en
el Cosmos.

Se hace patent la imposibilidad de explicar la composición dela cor
tea terest y de nuestro planeta, una composición sometida a unas leyes
fija, recurriendo a los fenómenos geológicos, a ls fates cósmicas de su
historia, tl como se hab venido creyendo, Esos fenómenos no explican
mi sil de cas parte ms profndas con la composición delos
meteorites, ni a supremaca relaciva observada de elementos químicos mis
ligeros y de elementos de hierro -comparativamente pesido~ al mismo
siempo. La hipóxess de que los elementos se diswibuirfan conforme a su
peso ~los más pesados, más próximos al núcloo, cuando se formó la Terra
à partir dela nebulosa no se corresponde con los hechos. No es ai en los
fenómenos geológicos o químicos ni en la historia de la Tiers, sin más,
donde nos compete buscarlas causas.

Las races del fenómeno son més profundas: hay que rastearas en la
historia del Cosmos, probablemente en la esructura de los elementos quí

Dicho enfoque acaba de confirmarse, bajo aspectos novedosos e ines-
perados, con el descubrimiento de In analogía entre la composición de las

externas de la Tema (esto es, de su core) yla del Sol y las etre
las. Ya en 1914, M. Russel había señalado las afinidades entre la composi-
ción de la corteza rerreue yla de a superficie sols, al alcance de muestro
estudio. Ties similcudes logran una evidencia aún mayor en los trabajos
recientes sobre el especto de las estrellas. Las investigaciones de C. Payne
(1925) brindan el siguiente cuadro de la sucesión de los clementos quimi-
cos estelares en orden decreciente:

58

Si-Na- Mg-A1-C-Ca- Fe
{mis de L por 100; primera década)
Zn-Ti-Mn-Cr-
(mis de 0,1 por 100; segunda década).

Se dececia una clara analogía oon la succsión, sujeta al mismo orden,
de los elementos químicos de la corteza terrestres

O, Si, AL Fe, Ca, Na, K Mg,

Los trabajos reseñados recogen unos primeros resultados obrenidos en
‘un nuevo campo ampliado de fenómenos; a parir de ahora, sin embargo,
no podremos soslyarlos, ni ignorar el dato de que csos primeros resulta.
dos corroboran, de manera aún más consisten, la analogía observada en
la composición de las capas externas de unos auerpos celestes tan dispares
como la Tierra, el Sol y ls ese

Las zonas exteriores de los cuerpos celesces mantienen una relación de
contacto con el medio cósmico y se influyen mutuamente mediance sus
respectivas radiaciones.

Probablemente se imponga buscar le explicación detal fenómeno en el
intercambio material que se produce ente estos cierpos y que, según to
dos los indicios, sobreviene en d Cosmos,

En cuanto a las zonas mis profundas de los cuerpos celtes, se perfil,
al pareces, un panorama distinto. La composición de los mereoritos y de
las masas internas de la Terra se diferencia sustancialmente de la compos
ción delas capas terrestres externas

7. Ast expetimenta un giro brusco el modo en que concebimos la com-
posición de nuestro planeta y, en concret, la composición de la corteza y
de su capa envolvente, la biosfera, Empezamos a comprender que no asis-
timos meramente a un fenómeno planerario o ertsrs, sino «la manifes-
tación dela estructura de los átomos y de su siuaciön en el Cosmos, de su
evolución alo largo dela historia de ése.

‘Aun cuando no estemos facultados para explicar dichos fenómenos,
hemos descubierto la via para lograrlo; hemos cruzado hasta un nuevo
campo de fenómenos, distinto de aquél con el que nos hemos esforzado
por relacionar la química terestre durante tantos ao.

Sabemos dónde se requiere invesiger la solución del problema que te
emos planteado y dénde sería inútil incenarlo. Nuestra comprensión de
los hechos observados se modifica radicalmente,

En la fina epidermis de nuestro planeta nos compete, pues, buscar el
refljo no sólo de unos fenómenos geológicos aislados y fortuitos, sino la
manifestación de la estructura del Cosmos ligada a a estrueura ya la his
toria delos átomos, delos elementos químicos en un sentido amplio.

59

——

Los fenómenos que acontecen en la biosfera no pueden suministrar-
nos, por s solos, una represensción de la misma, prescindiendo del lavo
evidence que la vincula con la estructura de todo el mecanismo cósmico.

Escableceremos tal lazo basíndonos en los múliple hechos de su his-
coria

La Biosfera como región donde se transforma la energía cósmica

8. Por sus rsgos inttinsecos, la biosfera puede definisse como una re-
gión de la corteza terrestre sembrada de transformadores que convierten
las radiaciones cósmicas en energía reresre activa, energia eléctrica, qu
mica, mecánica, térmica, eıc. Las radiaciones cósmicas procedentes de co-
das los astros ireundao Ia biosfera, la atraviesan por completo, así como
todo lo que radica en ela, Desecamos y percibimos solamente un porcen-
vaje exiguo de dichas radiaciones y, entre hs mismas, casi exclusivamente
los rayos solares,

Con todo, es inequívoca la existencia de ondas que siguen otros reco»
xridos, que se originan en los espacios més remotos del Cosmos, Jales on-
das inciden en nuestro planesa. La estelas y as nebulosa emiten radia-
ciones especlicas de manera constante, Todo nos lleva a suponer que los
rayos penerrantes descubiertos por V. E. Hess en las capas altas de la at-
mósfera provienen de unos confines que rebasan los de sistema sola, Se
indaga su origen en la Vía Léctes, en las nebulosas en las estrellas del po
Mira Cet.

A los científicos del
nasotros nos cabe anticipar, sin
más distants, son los que desen
mo dela biosfera,

Fl simple estudio de cómo influye la radisciön solar en los procesos te-
estes nos permite contemplar ya en una primera aproximación -quc no
pierde, por elo, su cualidad precisa y profunda científicamente hablando-
à la bof como un mecaniimo ala par terrestre y cósmico. El Sol ha wans-
mutado por completo la faz de la Tere: sus rayos han atravesado la bios-
fera, la han calado. En una gran medida la biosfera es la maceilizacién de
vale rayos, es un mecanismo planerario que los conviere en unas formas
nueras y diversas de la energa terrestre libre; una energía que altera de raz
tanto la historia como el destino de nuestro planeta.

En la actualidad nos consta cuán relevante es el papel que desempeñan
en la biosfera las ondas cortas ultraviletas de la radiación solar y la fun
ción esencial que cumplen las ondas largas infraroja y las ondas medias
del especro visible dela luz. Por otro lado, nos hallamos también en con-
diciones de deslindar, en la estructura de la biosfera, qué partes acuían

co les incumbirá evaluar su imporsancia. A
«yo, que los rayos sol, y no los
inan los principales rasgos del mecanis-

60

como transformadores respecto de los tres sistemas distintos de vibraciones
solares

Paulatinamente, ya base de superar escollos, vamos aprehendiendo el
mecanismo de transformación de la energie solar en fuerzas terrestres den-
(wo de la biosfera. Los fenómenos et virud de los cuales este mecanismo
se manifista y que, por rutina, enfocamos desde otra óptica, e nos ocule
tan bajo la infinica variedad de colores, formas y movimientos propios de

la Naturaleza, de la que somos parte integrante co nuestra calidad de seres

Han tenido que transcurre milenios paa que nuestro pensamiento se
baya mostrado capaz de derer las nas maestras de un mecanismo único
y fico, enmascarado was el especticulo aparentemente caório de la Na-
turaleza

9. La transformación de los wes sistemas de ondas solares en energía
terteste acontece, en pate, en las mismas regiones dela biosfera, Algunas
regiones, no obstante, se caracterizan por la prevalencia de transformacio-
nes de una clase específica de ondas. Los transformadores siempre son
cuerpos naturales, radicalmente distintos si se tata de ondas ultrevioleas,
de rayos luminosos o de ondas térmicas.

Determinadas ondas contas solares ulinavolras son absotbidas en su to-
lidad; otras lo son, mayoricatiamence, en las regiones enrarecidas supe-
riores de la cobertura gescose de la Tierra =en la mager y quixá en la
«aumósfera libres, todavía más ala y más pobre en omos,

Este filtrado de las ondas cortas por la atmésfera, es absorcióna, se
relaciona con la transformación de su energía. Bajo el impacto dela rad
ciones uleravioleras, en estas aras regiones se observan alteraciones en los
campos electromagnético, descomposiciones de moléculas, diversos fenó-
‘menos de ionizacién, creaciones muevas de moléculas gaseosas, nuevos
compuestos químicos. La energla radiante, por un lado, genera unas mani-
fstaciones elécricas y magnéticas polimorfa y, por ott lado, unos singu-
lates procesos químicos, moleculares y atómicos, propios de los estados
ggscosos enrarecidos de la materia -unos procesos que se vinculan con di
cha energia-, Estas regiones y estos cuerpos se nos presentan con el aspec-
to de auroras boreales, de resplandores, de luz zodiacal, de desellos de la
‘veda celeste destellos exclusivamente apreciables en las noches oscuras,
aunque compongan a iluminación principal del cielo nocturno-; bajo la
apariencia de nubes luminosas y de oros varios reflejos de la esracosera y
de los rebordes del planeta en la imagen de nuestro mundo terrestre
ble, Nuestros instrumentos descubren tal mundo misterioso de fenóme-
os, con su movimiento perpetuo y de una variedad que supera lo im
nable en sus reflejos eléctricos, magnéticos, radioactivos, químicos y

espectroscépicos.

a

Los fenómenos citados no son el mero resultado de la modificación del
medio terrestre por los rayos ultavioloas. Admitivemos aquí un proceso
más complejo. Todas las formas de Ia energiaradiante del Sol, aparte de as
cuatro octavas y media que arravicen la biosfera (£ 2), son «retenidas en
su seno; ex decir, transmutadas en nuevos fenómenos de indole ya terres
tre, Cabe preguntarse si esos límites son verdaderamente rebasado por ls
nuevas fuentes de encrgía —a saber, por los porentes haces de las partículas,
los electrones perpetuamente emitidos por el Sol, así como por kis parte

las materiales, polvo cósmico y cuerpos gaseosos, también permanente
mente atraídos por las fuerzas de la gravitación terrestre.

La comunidad cienífica adquiere progresivamente consciencia del
portante papel que cumplen als fenómenos en la historia de nuestro pla-
neta, Su relevancia ha quedado fuera de discusión en cl caso de orra moda.
lidad de transformación de la energía cósmica, la región de la materia
orgánica. Existen radiaciones absolutamente nocivas para la vida en eual-
quiera de sus manifestaciones. Las adiaciones cuya longitad de onda se si.
«tia en el inervalo de 180 2 200 picometros destruyen, sin excepción, a los
organismos. Las ondas más largas o más cortas reslean inofensiva, La e
ratoferaintercepta incgramente la ondas cortas dañinas y, de csta suer-
ge protege capas infor de la super temes, dond e expande

La absorción máxima de estos rayos va especificamente ligada al ozono
(pantalla de ozono, cf 115), cuya formación está determinada por la pre-
sencia del oxígeno libre producto dela vida.

10. Si estamos comenzando a vislumbrar la importancia de la transfor-
mación de los rayos ultravioletas, la función del calor solar ~en concreto,
de los rayos infrarojos- cuenta, por el contrario, con un reconocimiento
que dar de anu, Be funció la atencién sobre todo cuando
se estudi Ia influencia del Sol en los procesos geológicos e incluso geoquí-
micos. Es dao e incoteabl d proagonisme dela ¿radiación de calor
por parte del Sol en el capitulo de ha cxienca de la vida. La transforma.
mica, que cmana del Sol, en energía mecánica, mo-

ic), química, tampoco ofrece lugar a dudas.
Dichas transformaciones son observables por doquies; huelgen pues
Jos comentarios. Se revlan enla vida de los organismos, en el movimiento
y enla actividad de os vientos o delas corientes marinas, en ls plas o en
Ja esac, en la crosin delas rocas y enla acción de ls glaciares, en el Muir
de los ras y en au génesis, así como en el trabajo colosal que implica, para
Ja Naturale almacenar nieve y lluvia.

Por lo general reparamos menos en el hecho de que las parts líquidas
y gisooses dela biostera acumulan y distribuyen calor. Olvidamos su fun-
ción de transformadores de la energía radiante y térmica del Sal. Es una

@

rarer a cargo de la acmósfea, Tos Ooéanos, lo lago, los sos, ls avi y
Las nicves, FI Océano mundial, dadas las propiedades sérmicas del agua
(propiedades específicas poculiars, probablemente debida al carácter de
Jas molécula) cumple la función de regular el calor, un papel de primes
orden que se traduce incesantementé en los innumerables fenómenos ci
méicos y estacionales, así como en los fenómenos delos procesos vitales y
de la alteración superficial concomitantes

EI Océano se cliena rápidamente por su gran calor específico, pero
resttaye lentamente el calor acumulado porque no es un buen conductor
térmico. Conviene el calor de irradiación absorbido en energia molecular
a través dela evaporación; en enezgia química, merced a la materia orgáni
ca que lo habica; en cnergía mecánica, gracias a sus rompientes ya las co
rrientes marinas. El papel térmico de los ros, de los meteoros, de ls vien-
tos, del calentamiento y del enfriamiento al que están sometidos, adquiere
nos perfiles y un alcance análogos

11. Los rayos ulravioetas y los infrrmjos influyen de manera indiree-
ta en los procesos químicos de la biosfera, En ellos no residen la fuentes
básicas de su energia. Es el conjunto delos organismos vivos dela Tierra,
le materia viva, la que transforma la energía radiance del Sol en energía
química de la biosfera (en su forma activa). La materia viva crea en a bios
fera, por la forosintesis, por los rayos solares, un sinnúmero de mucvos
compuestos químicos, millones de diferentes combinaciones de átomos.
La materia viva, constantemente y a una velocidad inconcebible, recubre la
biosfera con una gruesa capa de sistemas moleculares nuevos, originando,
fácilmente compuestos distimos, ricos en energf libre en el campo termo-
dinámico de la biosfera. Tales compuestos, de carácter inesmble, se con-
vierten continuamente en nuevas modalidades de equilibrio estable,

sta clase de cransformadores suponen un mecanismo totalmente sin-
gularsi los comparamos con los cuerpos terrestres, campos donde se wans-
muran las ondas cartes y largas de la radiación solar. Explicamos la rans-

de los rayos ulravioetas en función de cómo actían sobre la

sobre los sistemas atómicos configurados al margen de aquéllos.
En lo que atañe à as tranaformaciones de ls radiacior
cionamos con las construcciones moleculares que han surgido si
intervengan. En cambio la fotosíntesis, tl cual la conocemos

está ligada a unos mecanismos particulates complejos, creados por la
propia fries. No obstane, la fotosíntesis únicamente e desencadena
Si concurren, en el entorno, la manifestación y la cransformación de los ra-
os ulraviolers eintrarcojos del Sol en energía reresreacrva.

Los organismos vivientes, mecanismos transformadores de energía, son
unas formaciones de una especie definida, con una diferenciación nítida
frente a todos los sistemas atómicos, iónicos o moleculares que constituyen

63

la materia de la corteza terrestre al margen de la biosfera, así como una
parte dela mareria de eta última.

Les estructuras de los organismos vivos presentan un parlelismo con
las de la materia inerte, zunque revisten mayor complejidad. Ahora bien,
dados los cambios que tales organismos provocan en los procesos químicos
de la biosfera, cabe considerarlos como nuevos conjuntos de estas estructa-
ras. Su carder energético, tl cual se revela cuando se multiplican, no es
comparable desde un punto de vista geoquímico con las estructuras inertes
que configuran la materia inorgánica, asi como la materia viva.

Desconocemos el mecanismo de la acción quimica de la materia orgt
nica, No obstante, esaríamos comenzando a comprender que la Foosinte-
sis, desde la vertiente de los fenómenos energéticos, se produce en la mate
tia viva, además de en un medio químico particular, en un campo
termodinámico específico, distinto del campo de la biosfera. Los compues
tos que eran estables en el campo termodinámico de la materia viva se tor
an inestables cuando penetan, una vez que perece el organismo, dentro
del campo termodinámico de la biosfera, donde originan una fuente de
energía libre.

Gencralización empírica e hipótesis

12. Al parecer, una comprensión semejans de los fenómenos ensrgéti-
cos dela vida, tl cual e hacen patentes en los procesos geoquímicos, ofe-
ce uns explicación bastante exact de os hechos observados. Con todo no
podríamos corrahorarlo, habida cuenta del estado de nuestros conaci-
mientos en el área delas ciencias biológicas comparado con el de las cien-
cias que versan sobre la matera inerte

Nos consta que, en el ámbito de las últimas etadas, también hemos
debido renunciar a las ideas tradicionales sobre la biosfera y la composi
ción de la corteza terrestre, que muchas gencraciones creyeron acertadas;
hemos tenido que descchar las explicaciones de fndole exclusivamente geo-
Nic, lago tiempo imperantes (f. 6)

J'enfoque que se había juzgado lógico y cienticamente novcario ve-
ni a ser un espejismo y el fenómeno se nos ha desvelado bajo un aspecto
que a todos nos ha sorprendido.

En dl ámbito de la biología se complica todavia més a situacién, pucs-
to que quizá no exist otro campo de ls ciencias naturales donde sus prin-
pios se hallen tan imbuidos de construcciones filosófica y religiosas, aj»
mas la ciencia por su propio origen. Las búsquedas yla respuestas de la

FAR dels fenómenos dea del orga el cp il») sde, dere
levels emoticones de la.

64

filosofia y del religión intercepan, a cada paso, nuestra ideas sobre el or
ganismo vivo. Todas las tesis de los naruralistas más rigurosos se han visto
mediaizadas, en el transcurso delos siglos, por el hecho de que al Cosmos
lo hayan abatcado unas concepciones del pensamiento humano que, aun
siendo de una categoria ocasionalmente acientfica, no dejan de ser valio-
sas y profundas en aras de su misma esencia. En consecuencia, dentro de
ese campo de fenómeno a pride siempre una gan if a a
hora de salvaguardar los procedimientos de invesigación cieníica res

tados en los restantes ámbitos. E ”

13. Las dos representaciones dominantes de la vida, la vralisay la ma-
teralisa, reproducen ideas filosóficas y religiosa del mismo orden, en lu:
gar de refejar deducciones extraidas de hechos científicos. Ambas repre-
sentacionesinterfieren el estudio de Los fenómenos implicados y percurban
Jas generalizaciones empltias

Las representaciones vialisus explican los fenómenos de la vida apar-
ándose de los modelos a cuyo tenor levantamos, por generalización cient
fica el edificio del Cosmos. El carter de rales represencaciones anula su
creatividad intrínseca dentro del ámbico cienífco y ls vuelve estériles.
Las representaciones materalisas, que se limican a aprchender en los orga-
nismos vivos un mero juego de las fuerzas Rsico-qufmicas, no resultan
menos fanesas, Restingen el campo de la investigación científica al pre-
determinar su resultado final. Al inroduci la adivinación; mublan a com.
prensión cientific, Al socaire de una adivinación acertada, la elaboración

fica se habría liberado en seguida de todas las tabs. Pero la adivina-
ción se apegaba en demasía a unas construcciones Gilosóficas abstractas,
muy distante de la realidad que estudiaba la ciencia, Dichas construccio-
nes inducían a unas representaciones de la vida excesivamente simplitas y
suprimían la noción de complejidad de los fenómenos. Semejante adivina-
ción, hasta la fecha, no ha fecundado nuestra comprensión de la vida.

Por tanto consideramos fundamentada la propensión, cada vez más
acusada en el campo de las investigaciones cientifieas, a renunciar a ambos
enfoques para explicar la vida; a estudiar sus fenómenos de acuerdo con
unos procedimientos esrictumente empíricos; a aceptar la imposibilidad de
desentrañara, esto cs, de asignarle una posición en nuestro Cosmos abs-
tracto, un edificio científicamente erigido a base de modelos e hipótesis

Actualmente sólo nos cabe abordar, con alguns garantia de éxito los fe-
némenos relacionados con la vida desde un enfoque empirio, sin supedicr
mos alas hipótesis. Esla única vía para descubrir nuevos rasgos en tales Fend~
menos, unos rasgos que ampliarán el Ambito de las fuerzas fiico-químicas
ue conocemos o que intoducirin en ése (en conjunción con los principios
«constructores de nuestro universo cientifco) un principio o un axioma mue-
vos, un concepto nuevo, que no puedan ser totalmente probadas ni deduc

65

das a partir delos axiomas y de los principios actualmente disponibles. En-
tonces será factible, en función de hipótesis nueva, relacionar estos fenéme-
os con nuestras construcciones del Cosmos, de modo análogo a como la
radioactividad las había vinculado con el mundo de los átomos.

14. La materia viva de la biosfera ha de estudiar hoy empiricamente,
como un cuerpo particular irreductble, en algún grado, a los sistemas si
co-quimicos conocidos. La ciencia no se halla en situacién de hacer pre-
dicciones al respecto, pero tal empresa no parece irealizable. Al estudiar
empíricamente los fenómenos naturales, tampoco debemos descartar otra
posiblidad: este problema planteado por tantos cientficos eminentes po-
dh ser una quimera. Con frecuencia nos asedian dudas similares en el
ämbiro de la biología.

En las ciencias geológicas, más aún que en las biológicas, hemos de
mantenernos en un terteno meramente empírico, rehuyendo las represen-
taciones materialistas y vitalisas.

En una de sus disciplina integrantes la geoquímica, nos topamos sin
cesar con los fenómenos de la vida. En esta área, los organismos bajo la
forma de entidades, ls seres vivos, actúan como protagonistas.

La materia orgánica confiere ala biosfra un aspecto absolucamente ex-
(rnordinari, hasta la fecha singular en el Universo. Se impone la dstin-
ción entre dos tipos de materia, la iva y la inert, que se inluyen mutun-
mente. Ahora bien, las separan, mediante un abismo infranqueable,
determinados rasgos básicos de su correspondiente historia geológica. Ja
más se ha cuestionado que ambos tipos de materia desemejantes de la
biosfera pertenecen a unas categorías de fenómenos dispares, irreconcilia-
bles en una categoria única.

La prevalencia de una disimilinad fundamental (que parece inmutable)
entre la materia viva y la inerte puede entenderse como un axioma, que
quizá se consolidará en un futuro", Actualmente no estamos en condicio-
nes de otorgarle ese rango, pero nos domina la certeza de que al principio
‘merece ser considerado como una de las grandes generalizaciones de las
«ciencias nacurals.

Frecuentemente olvidamos el alcanos de una generalización de este or-
den, como suele suceder con el alcance de las generalizaciones empíricas
dentro del campo científico; por lo común, dado el impacto de las cons-
rucciones filosóficas, se identifican rutinariamente con las hipótesis cien-
“is, Cuando nuesto objeto de estudio reca en los fenómenos de la
vida, fuerza es que techacemos tal hábito perniciso y arraigado,

El pi qu anale pren nu ds cn pao deb a nen e
cid do en intención des ins de e esr tr amas eos de.
stp el peice Bee ai

66

15. Hay una discrepancia notable entre las generalizaciones empíricas
ys ira ena no es comparable la rc de au arıpon

En ambos casos - generalizaciones empíricas e hipótesis cieníficas-,
vlizamos la deducción para Ilegar a unas conclusiones, que verficamos
recurriendo al estudio de los fenómenos reales. En una ciencia de carácter
histórico como la geología, se procede a tl verificación mediante La obser-
vación ciemlfica.

La discrepancia entre unas y otras obedece a que a generalización em-
pitica se apoya en datos acumulados por el método inductivo: tel general
zación no traspasa los limites de ls hechos y se deentiende de que est, 0 no
ist, una concordancia entre la conclusión exeatda y nuestras reprsentacio:
mes de la Naruraleza. Desde esa perspectiva, no hay diferencia entre la
generalización empfica y el hecho científicamente stblecido: nos des-
preocupamos de que concuetden con nuestras representaciones científicas
de la Nacuraleza, pero si se produjera una divergencia, hablaríamos de un
descubrimiento ciemfico

À pesar de que determinados factores en los fenómenos estudiados
adquieren un rango prioritario en las generalizaciones empírica, la in-
fluencia de todos los restantes aspectos del fenómeno nunca dejará de
percibirse.

La geneializacién empírica puede formar parte de la ci
largo tiempo sin que la explique hipótesis alguna. Puedo segui siendo os-
cura y ejerce, no obstante, una influencia considerable y productiva de

sión delos fenómenos naturales.

nto, sin embargo, en que una luz nueva esclaece
repencinament dicha generalización. Se conviere en el terreno donde se
‘generan hipótesis científica; empieza a modificar nuestros esquemas sobre
el Universo y a modificas a su vez, Entonces suele comprobarse que la
generalización empírica no abarcaba en realidad todo lo que le hablamos
atribuido, o que su contenido era bastante más rico. Un ejemplo ilusrai-
vo puede conscicuito la historia dela gran generalización de D. J. Mende-
Leier (1869) a propósito del sistema periódico de los elementos químicos
que, después de 1915 (año del descubrimiento de J. Moseley), se ha con
verrido en un campo ampliado de la actividad delas hipótesis ienufias.

ia durante

16. La hipótesis o la construcción teórica se fagua de un modo radi-
calmente distinto. Se atiende a una sola propiedad, o a un nämero reduci-
do de propiedades fundamentales, prescindiendo de la restante y se erige
Ja representación del fenóneno en función de tal base sucinta. La hipótesis
científica siempre trasciende en ocasiones, marcadamente- los límites de
Jos hechos que la sustentan; por consecuencia, para lograr la validez nece-
saria está abocada a relacionar, en el mayor grado posible, con todas las

7

«construcciones teóricas imperantes sobre la Nacuraleza sin incurir en cor
tradición con las mismas.

17. La generalización empirica no exige, pue, ser verificada después de
haber sido deducida con igor delos hecho. Las páginas que siguen se ajus-
tan a generalizaciones empíricas de esta dasc, que se asiencan en el cuerpo
de los hechos conocidos y no sobre hipóresis y teorías. He aquí los princi
los que van a regir nuestro estudio:

1.2 Durante la toulidad de los períodos geológicos, nunca han exist
do, como tampoco existen hoy, huellas de abiogénesis (es decir, dela aca-
ción inmediata de un organismo vivo a partir de la materia inerte)

2.9 En el curs de los tempos geológicos, jamás se han observado pe-
riodos geológicos azcico (cs decir, exentos de vida.

3.5 De lo anterior se inc: a) que la materia viva contemporánea se
une, con un Iazo genérico, a la materia viva de todas las eras geológicas
precedentes b) que las condiciones del medio terrestre, en el transcurso de
todos los tiempos, han sido siempre adecuadas para la ida; es deci, han
sido siempre similares alas acral.

4: En el curso de todos estos tiempos geológicos, a influencia quími
ca de la materia viva sobre el entorno no ha experimentado oscilaciones
importantes; en el curso de todos esos tiempos se han desarrollado proce-
sos idénticos de alteración superficial en la corteza; cs deci, hemos com-
probado la mistna composición química media, que la actual, de la mate-
ria orgánica y de la corteza terrestre,

5. De la inmutabilidad de los procesos de alración superficial se in-
ese la inmutabilidad del número de étomos implicados en la vida; es de-
¿ir la práctica invariabilidad de la masa global de mareri viva en el wans-
curso de los tiempos geológicos.

‘62 Cualesquiera que fueren los fenómenos relaciónados con la vida, la
energía liberada por los organismos es básicamente -y quizá integramen-
te la energía radiante del Sol. Gracias al concurso de los organismos, di-
cha energía regula las manifestaciones químicas de la corteza teresue.

18, Al tomar tales generalizaciones como pilares de nuestro argumén-
Los, fura es que admitamos que un gran número de problemas con los
que se enfrenta la ciencia (especialmente en sus elaboraciones filosóficas)
«desaparecerán necesariamente del foco de nuestro estudio, ya que no der
van de generalizaciones emplicas ni pueden construirse prescindiendo de
hipótesis, A tulo de ejemplo, los problemas relaivos ala génesis de la
vida enla Tiera, ses que tuvo lugar un comienzo; todas las representa

io ci ads de ocacion pco sic en rn ala e ja

68

nes cosmogónicas alusivas al estado primitivo de la Terra, desprovisto de
vida, o a la existencia dela abiogénesis en los hipotéticos periodos cósmi-
cos dela historia de la Tierra.

Dichos problemas (la génesis de a vida, la abiogénesis, la existencia de
períodos azoicos en la histori de la corteza terrestre) se enlazan can estre~
chamente con las construcciones científicas y filosóficas imperantes, i

buidas de hipótesis cosmogónicas, que no sucle cuestionar su necesidad
Vópica

El estudio de la historia de la ciencia, no obscante demuestra que tales
problemas han penetrado en la ciencia desde campos foráncos, que han
nacido en el seno delas elaboraciones religiosas o filosóficas dela humani-
dad. La evidencia surge cuando son confrontados con el mundo cientfico
de los hechos y de las generalizaciones empiricas formuladas con rigor

“al situacién no variara incluso en el supuesto de que los problemas
en cuestión se hubieran resueco en sentido negativo; en oras palabras, in-
luso si hubiéramos decidido que la vida ha exisido siempre sin un co-
mien2o que el organismo vivo, en ningún momento ni lugar, ha sido ge-
nerado por la materia inerte; que jamás se han sucedido períodos
geológicos sin vida en la historia dela Terra.

Se requiere, simplemente, sustiui ls hipótesis cosmogónicas actuales
por hipótesis mueva; proceder a reclaborar, de un modo matemático o
cientifico, algunas construcciones filosóficas o religiosas desechadas por la

encia, como aconteció con otras intuiciones filosóficas o religiosa cuan-
do se crearon as cosmogonía cintiicas contemporáneas.

La materia viva en la Biosfera

19. La biosfera es la única región de la corteza terrestre donde se asien-
va la vida La vida se concentra en la biosfera, la fina epidermis de muestro
planeta; todos los organismos anidan en su seno y se mantienen perpetua-
mente separados de la materia inerte circundante por un limite caro e i
franqueable. Jamás organismo alguno ha sido engendrado por la mater
inorgánica. Cuando vive, muere y se destruye, cl organismo resttuye 5
átomos a la biosfera, de quien los retoma cilcamente: la materia viva se
a, sn excepción, en la propia vida

La vida abarca una proporción considerable delos átomos que consti
cuyen la materia de la superficie tereestr. Bajo la influencia vital, estos to-
os se desplazan de manera continua e intensa. Sin pausa y de un modo
muy variado, se ccan millones de compuestos de tales átomos, Este proce-
so subiste desde hace miles de millones de años, desde la era arqueozoica
más remota hasta nuestros dias, permaneciendo inalterado en sus rasgos
fundamentales

5

En la superficie terres mo hay fuerza química más inmutable -por
ende, más porente en sus consecuenciasdefinitivas~ que los organismos vi-
Vos tomados globalmente. A medida que progresa el estudio de los fenó-
menos químicos de la biosfera, nos convencemos de que no se presentan
casos donde tales fenómenos scan independientes de la vida. Semejanse
evidencia es aplicable al curso completo de la historia gológica. Las capas
arquenzaicas primitivas encerran
habia vidas as rocas antiguas algónquicas (juliana), que podrían ser ar-
qucozoicas J. Pompecki, 1927), contienen huellas directa e improntas
shes de ogunismos. Cintas del ala de A. Schucher (1926) han
acercado plenamente al equipaar Las rocas arquenzoicas con las rocas pa-
ici. mesomias, cesonccs, donde abundan las señales vie. Las
rocas arqueocoicas corresponden a ls zonas accesibles de la coreza con
tuna mayor ancigicdad, dado al estado actual de nuestros conocimientos
stas rocas conservan vestigios de una vida que sc remonta a las eras más
primitivas (de 1,5 x 10° años de antigüedad por lo menos). La encegía del
Sol no ha podido experimentar pue una alteración sensible y tales dedue-
ciones se ven confirmadas por unas conjeturas astronómicas muy verost-
miles (EL. Shapley, 1925).

120. Por otra part, es evidente que, si la vida desapareciera, os impor-
tantes procesos químicos inexorablemente ligados a ela también lo harían,
si no en toda la corea treste, al menos en su superficie, en a fiz de la
‘Tierra, en la biosfera. Todos los minerales de la epidermis dela corteza t-
rest: los aluminoslicaos (weils), los carbonatos (calizas y dolomias),
los hidratos de hier y de aluminio (imonitas y baux), as como cen-
tenares de otros minerales, son continuamente creados bajo el impacto de
La vida. De apagarse st, los elementos de dichos minerales se agrupartan
inmediacumente de un modo radicalmente distinto en respuesta à las nuc-
vas condiciones, mientras que todos los minerales ordinarios desaparcce-
rían sin remisión. Tras la extinción de la vida faltaría, en la superficie
terrestre, la fuerza capaz de propulsa incesantemente la aparición de nue-
vos compuestos químicos.

Un equilibrio químico estable, una bonanza químico, se asenaría ire-
eusilemene, perubado slo de manera cporica y sl en is lu

fel aporte de materia desde las profundidades terrestes ~emana-
ones paseo, fuentes temale o erupciones volcánicas» Alora bien,
estas materias de aluvión asumirian, más o menos deprisa, las formas esta
bles de los sistemas moleculares que se adectan alas condiciones de la cor-
tera terrestre vacía de vida y, a partir de ahí, serían inmodificabls.

Por mucho que el numero de grictas por donde emerge la materia pro-

de las profundidades de la contra equivalga a millares de puntos
ados por toda la superficie del planeta, se pierden en La inme

dad de la misma; por mucho que vayan sucediéndose tales procesos por
intervalos, como ocurre con las crupciones volcánicas, no dejan de ser in-
apreciables en la infinitud de los tiempos terrestres.

Con la vida extinta únicamente se producirían en la superficie de la
“Viera unas transformaciones lentas,imperceptibles, relacionadas con su
tectónica, Tales modificaciones se computarian no ya en el calendario de
nuestros años y de nuestros siglos, sino en el ciclo de los años y Los siglos
geológicos. Resultarian detectables, al igual que los cambios radioactivos
dels sistemas arómicos, únicamente en lujo de los tiempos cósmicos.

Las fserzas siempre acivs de la biosfera (el calor del Sol y Ja actividad
Química del agua) apenas altearían los perfiles del fenómeno, ya que el
oxígeno libre desaparecería con la supresión de la vida y la masa de ácido
carbónico prácticamente se reduciría a mínimos. Los principales agentes
de la alteración superficial se desvanecerían de esta suerte, unos agentes
que, hoy por hoy, son constantemente absorbidos por la materia inerte de
la biosfera y resituidos, en una proporción equivalent, por la materia or-
ginica. En las condiciones termodinámicas de la biosfera, el agua es un
potente agente químico, pero esta agua «natural, el agua vadosa (cf. 89),
conticne múltiples conos químicamente activos gracias a la existencia de
la vida, sobre todo de los organismos microscópicos, Es un agua que mo-
difican el oxígeno y el ácido carbónico disueltos en su eno. En cambio el
agua, donde no hay vida -ni oxígeno libre, ni ácido carbónico-, al poscer
tana temperacura y una presión propias de la superficie terrestre en un me-
dio gaseoso inerte, es un cuerpo químicamente poco activo ¢ indiferente.

La superficie de la Tierra se volvería tan inmóvil y químicamente apa-
gada como la superficie de la Luna, los fragmentos de los cuerpos celestes
atraidos por la fuerza gravicaroria dela Tierra, los meteoritos ricos en me
vales y el polvo cósmico que flor por los espacios celestes

21. Así pues, la vida perturba en un grado muy significativo, perma-
ente e incansablemente, a inercia química sobre la superficie dl planea.
En realidad no se limita trazar el cuadro completo de la Nat
cireundante con sus colores y formas, las asociaciones de los orga
vegetales y animales, el rabajo y l actividad creadora dela civilización hu-
mana; desencadena los procesos químicos más profundos, los de mayor
nvergadura de la corteza terrestre.

No existe equilibrio químico alguno de importancia cn la corteza don
de no se mani ist la influcncia dela vida, que troquel as tod la quí
<a con su impronta indeleble,

Por tant, la vida no es un finómeno externo o accidental con espect a la
superficie teresre. Guarda una conexión estrecha con la estructura de la
corteza; es parte integrante de su mecanismo y cumple, al efecto, funcio-
es de primer orden, necesarias ala propia existencia de dicho mecanismo,

n

22. Toda la vids, toda la materia viviente puede ser estudiada como un
conjunto indivisible en el mecanismo de la biosfera. Ahora

parte de la vida, la fora verde porador dela clorofila, uti
mente los rayos luminosos del Sol y produce, en vircud de la fotosinc
»mediant la energía sola, unos compuestos químicos inestables fuera del
organismo, o después de su muerte, en el campo termodinámico de la
biosfera,

“Todo el mundo viviente está ligado por un lazo directo e indisoluble a
las plantas verdes, La materia de los animales y de las plantas sin clorofila
es una elaboración posterior de sus compuestos químicos, Como exce
ción, cabe la posibilidad de que las bactesas aurötrofis no sean un apéndi
ce de las plants verdes, pero dichas bacterias también guardan, en alguna
‘medida, un parentesco genético remoso von las mismas (c. 100).

Puede considerarse entonces coda esta porción de la Nacuraleza viva
como el desarrollo ulterior del mismo proceso de transformación de la
energía solar luminosa en fuerza planetaria activa. Los animales y los hon-
gos acumulan los cuerpos ricos en nitrógeno, convirtiéndose éstos en
“agentes de ransformación aún más efectivos, en centros de energía qulmi-
«a libre, cuando una vez muertos o destruidos los organismos, o liberándo-
se de ellos, abandonan el campo termodinámico donde fueron estables y
ppenettan en la biosfera, en un campo termodinámico diferente, donde se
descomponen desprendiendo energía

‘Cabe pues considera, ya la materia viva global, a la toulidad de los
organismos vivientes sin excepción (cf. 160), como el campo singular y cs-
pecifico donde se almacena la energía química libre, donde se transfor-
man, en la biosfera, los rayos luminosos del Sol en dicha energía.

23. El estudio dela morfología y del ecología de los organismos ver-
des consagró, tiempo ba, la tesis de que la primera adaptación de todas las
plantas con clorofila, tanto por sus asociaciones como por su movimiento,
se diga a saifacer el cumplimiento de su función cósmica -caprar y
ansformar los rayos solares. Por lo demás, un naturalista prestigioso que
ha profundizado en el tema, el botánico austriaco J. Wiesner, ha compro-
bado -y su observación data de anciguo- que la luz, con preferencia al ca-
Jor, influye poderosamente en la morfología de las plantas verdes: «Podría
afirmarse que la luz modela sus formas como si se watara de una materia
plistica.

En este punto surge una generalización empírica de primer orden bajo
dos aspectos distintos y contrapuestos, entre los cuales no estamos todavía
en condiciones de elegir. Por un ado, se intenta explica el fenómeno ape-
Jando a causas intrínsecas, inberentes al organismo aurónomo vivo, que se
adapta con el fin de acaparar coda Ja cnergía luminosa de la radiación so-
Jas; por oto lado, se busca la explicación fuera del organismo, en la radia-

n

«ión solar que, al incidir en la plana verde, la fabrica como si fuera una

Probablemente acertaíamos indagando la solución del problema en
ambas direcciones el cure lo determinarä. Por el moment es menester
que cuidemos, ante todo, la observación empitica como tal, pues reviste
mayor importancia que as representaciones mencionadas.

La observación empirica nos demuesta que hay un lazo indisoluble ene
(we la radiación luminost del Sol, que alumbre la biosfera, y el mundo de
los vegetales verdes que la habitan. Siempre sc dan unas condiciones que
aseguran alos rayos luminosos, en Su trayectoria, el encuentro con las plan-
vas verdes, ansfotmadoras dela energia que los primeros les suministran.

abe afirmar que, en condiciones normales cada radiación solar derer-
mina, una transformación energética simile, interpretable como una pro-
piedad dela materia orgínica, como su función en la biosfera,

Siempre que falle una transformación de esta case, o que la plana ver
de se muestre incapaz de realizar el cometido que la define en el mecanis-
‘mo de la corteza terrestre, se impone buscar una explicación para dicho es-
vado anormal del fenómeno,

La consecuencia fundamental inferid dela observación es el automa:
siamo tan acentuado del proceso. E restablecimiento de su orden pertur-
bado acontece con la intervención exclusiva de los rayos luminosos del
y las plantas verdes, adapradas su misión por una estructura y un modo
¿e vida específicos. Se restableceá el equilibrio en el supuesto único de
que predominen fuerzas contrarias, estando tal restablecimiento relaciona
do con el tiempo.

24. La observación de la Naturleza circundante nos depara, a cada
paso, señales dela existencia de tal mecanismo en la biofera. La reflexión
nos permite comprender su magnitud y su alcance.

La vegetación verde recubre toda la superficie de riera firme. Las áreas
desnudas constituyen una excepción y som inelevanıes en el conjunto. Si ivi
rames la Tier desde el espacio, a buen seguro tendría un colorido verde.

La clorofil, que capta y transforma la energía solar se expande por
toda la superficie terestre y oceánica tan continuamente como los haces
de luz solar que inciden en el planeta.

La materia viva, el conjunto de los organismos, se reparte por toda la
superficie terrestre de manera análoga a como lo hacen los gases y genera
una presión dererminada sobre el entorno; sortea los obstáculos que en-
cuenta en la trayectoria de su movimiento ascendente o los domina re
briéndolos.

‘Con el tiempo, envuelve con un manto sin fisuras la torlidad del glo»
bo trretre y sólo desaparece de modo puntusl, cuando una fuerza externa
quiebra o paraliz su movimiento expansivo, su abrazo,

7

Su ubicuidad inmutable se corresponde con la radiación solar que
alumbra ininterrampidamente la Ez de la Tiera y a cuyas ondas debe su
existencia el mundo verde que nos rodea.

Tal movimiento esti causado por la multiplicación de los organismos,
es decir, por el incremento automático del número de sus individuos.
Normalmente tiene lugar sin treguas, con una intensidad determinada
que es equiparable à la delos rayos solares incidiendo sobre la sz de la
Tiern.

A pesar del caricer sumamente variable de la vida, no hay duda de
que los fenómenos de su reproducción, de la multiplicación y del creci-
miento de los organismos y de sus conjuntos (materias vivientes) —es deci,
ef trabajo vital de transformar la energía solar en energía química terest
se rigen por unas leyes matemáticas inmutables. Todo obedece al cileulo y
se acomoda con la precisión y el ajuste mecánico, la medida y la sincronía
propias de los cuerpos celestes y que estamos vislumbrando en los sistemas
de los dromos de la materia y de os átomos de la energía.

La multiplicación delos organismos y la energía geoquimica
dela materia viva

25. La difusión de la materia verde, ocasionada por su multiplicación
cn la biosfra, implica una de la manifestaciones más características e im-
portantes del mecanismo de la corteza tereste. Fsta difusión es una pro-
piedad que comparten todos los seres vivos, con o sin clorofila: supone la
manifestación más peculiar y fundamental de la vida en la biosfera, la se-
Aal incquívoca mediante la cual se distingue la vida de la mucze. Es el
modo como la energía vital abarca todo el espacio de la biosfera. Tal ex-
jansión ocasionada por la multiplicación se reflja en el entorno por la
a a ee
tope, en su camino, con algún obstáculo insalvable que la frene. El erito-
io dela vida equivale a toda la superficie del planets. Si una zona estuie-
ra desprovista de vide, antes o después terminaría siendo colonizada por
seres vivos. Los tiempos geológicos, contemplados según la escale de la his-
toria del planet, significan un lapso muy breve durane el cual, no obstan-
te, se desarrollan unos organismos adaptados 2 unas condiciones que, en
tas preérias les habrían resultado adversas; los límites de la vida pare-
cen, pues, extenderse con los tiempos geológicos (cf. 119, 122). En cual
quier caso, la vida se adueña, o propende a ello durante la historia geológi-
ca, de la totalidad de espacio utilizable,
Fata tendencia es manifistamente inherent ala vida y no el exponen-
te de una fuerza extraña, como por ejemplo ocurr con el deslizamiemo de
tuna duna 0 de un glaciar por efecto de la gravitación teresa.

74

La difusión de la vida es un movimiento que se expresa mediante su
ubicuidad, es la manifestación de su energía interna, del crabajo químico
que lleva acabo. Tal difusión se asemeja ala expansión del gas, que no vie-
e determinada por la grairación sino por su propia energia, por los mo-
vimientos separados delas particules cuya agrupación constitue el gas. La
difusión de la materia viva en la superficie del planeta también refleja su
energía: es un movimiento inevitable, provocado por los nuevos organis-
‘mos resultantes dela multiplicación, que ocupan nuevas posiciones en la
biosfera, Esta difusión es, en primer término, la manifestación de la ener-
gía autónoma de la vida en la biosfera, una cnergía que se revela a través
del trabajo que la vida realiza raladando los elementos químicos y crcan-
do cuerpos a partir de ells. La designaremos como energía geoguímica de
le vida en la bier,

26. El movimiento originado por la multiplicación de los organismos
vives, ejecutado con una regularidad matemática inexorable y sorprenden-
te, acontece en la biosfera sin pausa y offece, a través de sus resultados, el
rasgo más caractrícico y sobresaliente del mecanismo de la misma, Se
produce en tierra firme sobre la superficie terrestre, llega a todas las cuen-
<a, incluida la hidrosfera, lo observamos por doquier en la croposfra, Se
infilta, bajo la forma de paris, en el propio seno de las materias orgá-
nicas. Se sucede sin uegua, sin que decreca el riumo, de una manera fia y
sin fllos durante miriadas de años, efectuando en el transcurso de todo
ese tiempo un trabajo geoquímico ingente, ala vez que expresa una moda-
lidad de penetración de la energía de los rayos solares en nuestro planeta y
de distribución de al encrgfa por la superficie terrestre.

‘As pues, no sólo ejecuta la tara de trasladar cuerpos materials, sino la
de transmite La energía. Por consecuencia, el movimiento de los cuerpos
‘materiales mediante la muleplicaién se conviere en un proceso sui generis.

No se rara de un movimiento mecánico ordinario de los cuerpos en la
superficie terrestre, de unos cuerpos independientes, autónomos respecto
del medio en el que se desplazan. El medio provoca, por su resistencia, un
rozamiento análogo al que provoca el movimiento delos cuerpos reultan-
te dela atracciôn. Pero a lación de este movimiento con el medio es w-
davia más estrecha: únicemente se producirá por efecto del intercambio
gase0so que tiene lugar entr los cuerpos móviles y el medio donde se des

Su rapidez correlaciona positivamente con la intensidad del inter.
cuando éste no puede ya efectuarse,
cambio gaseoso es la sepiración de los organismos; la respiac
veremos, transforma profundamente la mulúiplicaión y la co
movimiento de la multiplicación reviste asi una gran importancia geoqu
mica y constituye un engranaje del mecanismo de la biosfera; al mismo
tiempo es un reo de los rayos solares. Por lo demás la respira

tal, intercambio gaseoso entre la vida y el entorno, supone la expresión
de la energía de esos mismos rayos.

27. Aun cuando sea un movimiento que nos rodea permanentemente,
o lo detectamos, porque nuestra mirada se contenta con las impresiones
generals: belleza y diversidad de las formas, colores, movimientos y corre
Taciones que la Naturaleza viva despliega ante nuestros ojos. Apreciamos
los campos y los bosques, con su flora y su fauna ls cuencas y los mares,
poblados de vida; el suelo también rebosance de vida, pero con la ap

cia de un cuerpo inerte. Peribimos el resultado estático del equilibrio
námico de estos movimientos, i bien se nos presenta raramente a oport
nidad de observaros por sí mismas.

Nos detendremos en algunos ejemplos que ilustran dicho movimiento,
principio creador de los seres vivos, un movimiento soterrado que, no obs-
tance, cumple un papel primordial y especifico en la Naturaleza,

Ocasionalmente contemplamos, en unos espacios comparativamente
reducidos, la desaparición dela vida vegeal superior, Incendios foresals,
estepas abrasadas,tieras removidas, campos arados, en barbecho; islas que
emergen, coladas de lava, terrenos recubiertos de ceniza volcánica, ottos
que se han originado a partir de glaciares o de ciénagas, suelos que nacen
de un tapizado de líquenes y musgos sobre rocas desnudas: todos los fenó-
menos mencionados, y otras innumerables formas de manifestarse la vida
sobre el planeta, incroducen temporalmente unos calveros que denotan la
ausencia de hietbas y de árboles sobre la eubierta verde de tierra firme.
Pero tales calveros no son persistentes, La vida vuelve a imponerse en se-
guida; la hierbas verdes y, al cabo de un tiempo, las masas arbóreas recon-
quistan las zonas despoblada 0 sc extienden por otras nuevas. Esta vegeta-
ción llega en parte desde afuera, con las semillas transportadas por los
organismos vivos 0, más frecuentemente aún, por el viento; esta vegeta
ción también nace de las reserves de semillas que yacen por doquier en el
suelo en estado latente y que han conservado a veces esa forma durante si
glos enteros.

El aporte de semillas desde el exctior, a pesar de ser una condición
necesaria del desarrollo vegetal, no constituye su causa determinante. El
desarrollo se produce gracias a la mulriplicación de los organismos y de-
pende de la energía geoquímica que se ha manifestado por medio de esta
muliplicación; el proceso se dilata durante años hasta que se restablece
el equilibrio alterado. Como veremos, e relaciona con la velocidad’ la
cual se cransmit la vida en la biosfera, a la cual se transmite la energía
geoquimica de las materias vivientes, de las especies superiores de las
plantas verdes.

En este último supuesto, el observador pendiente dela repoblación de
los espacios asolados puede captar el ímpetu expansivo dela vda y valorar

76

realmente su presión. Si se concentra mentalmente, atsbard sobre nuestro
planeta el movimiento dela energía solas ransmutada en energía química
Adverirá ul movimiento cuando examine con atención la Nacuraleza
«ircundamte, la lucha por existir que sorda, callada y peninzzmente dispu-
tan en derredor las plants verdes. Detecta este movimiento y ha experi-
mentado, através de ls sentidos, el deterioro del bosque en I estepa o el
avance de la masa de líquenes de a tundra que asfixia x los árboles.

28, Aruópodos, ácaros y arañas representan la masa predominante de
macera animal en tierra firme. En las regiones tropicales y subtropicales,
ortépteros, hormigas y termes son los protagonist. La multiplicación de
estos últimos se efeccóa de un modo singular. Aunque la energía geoquí-
mica que les es inherente (cf. 37) corresponde al mismo orden que la de
Jas plantas verdes superiores, no obstante es algo menor.

“En las sociedades de termes, un solo organismo entre decenas de mile,
incluso centenares de miles de individuos neutros, est ficulerdo para
cumplie con la función reproductore inmediata, por la cual nacen los des-
cendientes: nos referimos a la reina-madre. Pone huevos incansablemente
durante toda su existencia, a veces diez aos o más. El número de huevos
auribuidos a una rein, el número de individuos nuevos que puede generas
se leva a billones. De ella nacen cientos de miles de individuos cada año.
Se cian casos en los que deposita 60 hucros por minuto; es deci, 86.400
en 24 horas, con la regularidad de un péndulo marcando los segundos, a
razón de 86.400 en un día completo,

La multiplicación se efecnia por enjambres. Una parte de los descen-
dientes, con la nueva rein, vuelan fuera del termitero y ocupan otro espa-
cio, separado del territorio que necesita la sociedad originaria para sobrevi
vir. El inscino funciona a cualquier nivel con una exacicud matemáica,
tanto en lo que se refiere a la incubación de los huevos, inmediatamente
trasladados por los termes- obreros, como én la acción de enjambrar o en la
sustitución, en caso de accidente imprevisto, de la primera teina-madre
por otra. La omnipresenci del número se hace patente con Ia misma pre-
cisión prodigiosa. Todo. está cuantificado, sujeto a unas leyes estadísticas
determinadas: media de los huevos, media anual de los enjambres, media
de los individuos que los integran, media de la población de casas, dimen-
siones y pesos delos organismos; la intensidad media de la muliplicaciôn
y la transferencia de la energía geoquímica delos termes a la superficie te-
reste, provocada por dicha multiplicación: se rata, invariablemente, de
constantes numéricas

Podríamos expresar con una media exacta la intensidad del movimien-
to de los termes en la superficie terre reultante de su multiplicación
conociendo el múmero anual de los enjambres la media de los individuos

7

que los Forman, las dimensiones de éstos, la media de los huevos deposita
dos anualmente por la reina. Cabe representa, con un valor numérico de
terminado, la acción producida por este movimiento en el medio, así
como su presión.

Dicha presión es muy considerable. Los hombres que residen en las
proximidades de un cermitero lo saben por el trabajo que han de realizar a
fin de proteger los productos que necestan para subsistir alimentarse,

Si ls termes no hubieran encontrado obstáculos en el medio exteros,
sobre todo en un contesto vital impropio, habrían sido capaces de invadir
y colonizar, en unos cuantos años, los 5,10065 x 10° kilómetros cuadrados
de la superficie total dela biosfera.

29. Entre los organismos, las bacterias ocupan una posición sn
Son se opacas on ls dimensiones más gua que ane
linealmente no alcanzan fos 10%, ni los 10° centímetros incluso, Simulet
neamente exhiben el máximo poder para multiplicarse. Lo hacen esc
diéndone. Cada célula se duplica vais veces en el intervalo de 24 horas.
La bacteria dotada de la reproducción más intensa realza esta función
unes 63 6 64 veces al día, cada 22-23 minutos de promedio, con la misma
realidad con que a rinde sc pone huevos el plana gen
torno al Sol

Las bacterias viven en un medio líquido o semi-liquido. Sus masas más
importante las deteetamos en la hidrosfera; también abundan en el suelo,
infilradas en otros organismos.

Si no encontraran obstáculos en el mundo exterior, habrían podido
reas, a una velocidad inconcebible y en infinitas cantidades, por tanto, los
compuestos químicos más complejos, receptéculos de una actividad qui
mica desbordante,

La vertiginosa ccleridad a la que se multplican corresponde a una
energía muy notable. Tal reproducción resulta tan asombrosa que en 36
horas o menos podían recubrir con sus cuerpo, al modo de una membra-
na, la superficie total del globo terrestre; un evento cuyos efectos ni las
hierbas verdes, ni los insetos, contrartestarfan anses de un periodo de va-
rios años 0, en algunos casos especiales, antes de varios centenares de días

Existen en el medio marino bacterias prácticamente esféricas cuyo vo-
lumen, según M. Fischer, equivele a 10% centimettos eibicos. Un centt-
mero cúbico albergaría entonces 10” individuos y, si anotamos la inensi-
dad con que se mulilican (al ritmo de 63 escisiones celulares por día),
serfan capaces de completar un centímetro cúbico en un intervalo de 11 a
13 hors, dada la penetración en éste de una bacteria de dicha especie

De hecho las bacterias no se encuentran aladas, siempre se agrupan
en colonias y, en condiciones favorables, se aduefian más velozmente aún
de un centímetro cúbico.

78

El proceso de escisión se produce efectivamente a semejante velocidad
cuando hay unas condiciones favorables; en primera inscencia cuando lo
propicia la temperatura del medio. La celeridad a Ja que se suceden las ge-
neraciones dectece si baja la temperatura y este cambio puede expresarse
mediante una fórmula matemáticá concreta. La bacteria est respirando,
siempre, es decir, ma contacto continuo con los gases disuctos
en el agua. Evidentemente, el número de bacterias por centímetro cúbico
nunca igualará el número de as moléculas gascosas que ocuparían idéntico
volumen: es decir, 2,706 x 10% (número de Loschmidt). Un centímetro
ibico de agua contendrá un número bastante menor de moléculas gasco-
sas. La cta de bacterias por centímetro cúbico jamás superar la ita de
las moléculas gascosa con las cuales conservan las baterias un vínculo ge-
nético. Constatamos aquí un límite a la multiplicación de los seres organi
zados, determinado por los fenómenos de la respiración y por las propie
dades del estado gaseoso de la materia.

30. El ejemplo delas bacteras nos permite expresar el movimiento ob-
servado en la biosfera resultance de la multiplicación, desde un enfoque
distinto al que hemos lizado hasta el momento.

Imaginemos el período de la historia dela Tierra cuya existencia -sólo
es una conjecura~ admiten sin prueba los geólogos; una era en que el
‘Océano recubria no ya las tes cuartas partes de la superficie del globo,
sino su totalidad. E. Suess hace coincidir este «mar universal», pancha:
sa, con la era argucozoica. Sin duda lo poblaban bacterias. En los sedi-
mentos palcozoicos más antiguos se constatan huellas visibles de las
mismas. El carácter de los minerales que pertenecen a los estratos arqueo-
Zoicos y, particularmente, el tipo de sus agrupaciones determinan, con un
grado de cereza similar, la existencia de bacterias en la era argueczoica,
en las capas del planera més primitives accesibles a la investigación geoló-
gica. Sila temperarura de este mar universal hubiera sido idónea para su
desarrollo y si no hubiera encontrado obstáculos para eproducicse, la bac-
teria esférica con un volumen de 10” centimetros cúbicos habría formado
una película ininterrumpida de 5,10065 x 10° kilómetros cuadrados en
1,47 veces 24 horas; es decir, en menos de 36 horas

Se observan profusamente en la biosfera redes de bacterias ejidas por
multiplicación que, aunque sean de menor extensión, cubren sin embargo
grandes superficies. Hacía cl año 1890, el profesor M. A. Egunov se esfor-
26 por demostrar la existencia de una fina -aunque inmensa- membrana
de bacterias sulfurosas cuya extensión igualada la superficie del Mar Negro
(411.540 kilómetros cuadrados) en el límite de la superficie del oxígeno
libre y a una profundidad de unos 200 metros. Las investigaciones del
profesor B. L. Isarchenko y de la expedición de N. M. Knipovitch (1926)
10 corroboran tales indicios, Se aprecia el fenómeno a menor scala, pero

de forma incontestable, en los equilibrios dinámicos de la vida, por ejem-
plo en la línea donde confluyen el agua dulce y el agua salada en el lago
Mertvoje (un lago «muerto), enla isla de Kildin, permanentemente recu
bierta de una capa inincerrampida de bacterias purpúreas (C. Derjuguin,
1926)

Otros organismos microscópicos de mayor volumen, los del planct
ofrecen constantemente ejemplo de un fe similar. A vecs la pelle
cula que forman los organismos del plancton occánico recubre miles de ki-
lómetros cuadrados. Estas mallas se completan con celeridad.

Cabe representar en todos los casos la energía geoquímica de dichos
procesos de una manera análoga: mediante la velocidad de cransmisión de
esta energía a la superficie terrestre, con velocidad 1, proporcional a la in-
tensidad de la multiplicación de la especie (en nuestro ejemplo, delas bac
terias de M. Fische)

En su manifestacin más extrema, y si el organismo colonizar la su-
perficie total de planera (5,10065 x LO" Kilómerros cuadrados) esta ener-
gía recorería en un Gempo determinado, distino para cada especie, una
misma distancia máxima que corresponde al ecuador terrestre (4,0075721
x 10" metros).

La bacteria de Fischer, con un volumen de 10°? centímetros cúbicos, al
formar la membrana en el mar universal de F. Sues, desarrollarfa una
energfa cuya transmisión, según el diámetro terestre, alcanza una veloci-
dad próxima alos 33.100 centímeiros por segundo.

La velocidad +, igual a 33.100 centimettos por segundo, puede con-
siderarse como la velocidad a la cual se transmite la vida, la energía geo-
química en torno al globo cerestre. Es igual a la velocidad media del
movimiento de rotación en tono a dicho globo por efecro de su multipli-
«ación. En 1,45 día de 24 horas y por efeero de la misma, la bacteria en
«cuestión podría realizar la xvuclt» complera al Globo atravesando el mar
hipotéticamente universal

La velocidad de mansmisiön dela vide sobre la distancia máxima que le
salta abarcable será la constante que define a cada materia iva homogé-
nea, una constante de la que nos serviremos para expresa la energía geo-
química dela vida

31. Esa magnitud siempre específica para cada cspacic o rara express,
por un lado, los rasgos del mecanismo de la multiplicsciôns por oto lado,
los limites que La restringen debido a las dimensiones y a hs propiedades
del planeta.

La velocidad de transmisión de la vida no es un simple uasunto de las
propiedades de los organismos autónomos o de sus conjuntos, las materias
vivas reja la multiplicación. los mismos en el marco de la biosfera,
‘como un fenómeno planetario. Los elementos del planer, la extensión de

80

su supefici y de su ecuador consttuyen una parte inegrance del fenóme-
no. Ete uno sue um analog con ua ropa del ars
mo, como por ejemplo su pro. No serían idénticos el peso de un determi

nado organismo sobre Ia Tiereay su peso si fuera wansferido-a un planers
diferente, aun sin habe sufrido cambio alguno, De forma similar, ls velo

cidades de transmisión de la vida sobre la Tiera o sobre Júpite, cuya su-
perfice y cuyo diámecro varan, seran también disints, incluso si el or
fanismo hubiera permanecido inalerado.

Este carter terest, específico de la transmisiôn de la vida, viene de

mo de la multiplicación, las propiedades y los rasgos que posce la Tíecra en
calidad de planeta, la biosfera en calidad de fenémeno cósmico,

32. El ámbico delos fenómenos de la mulúplicación no Ka atrado, en
su justo alcance, la arención delos biólogos. Pese elo, sin que los propios
naturalista hayan sido conscientes del hecho se han ido introduciendo en
este campo algunas generalizaciones empírica que, a fuerza de ser wtliza-
das, ban terminado por parocer evidentes.

Entre las anteriores destacaremos las generalizaciones siguientes: la

licación de todos los organismos e expresa en progresiones geométricas
Cabe representar esta primera genctalización mediante una fórmula ince:
por ejemplo, por 2==N;, donde m es el número de veces 24 horas desde
que comienza la multiplicación, A la rezón de la progresión que, en el caso
de los organismos unicelulares que se reproducen escindiéndose, es el nú-
mero de generaciones nacidas en 24 horas. N, e el número de individuos
que nacen por efecto de la multiplicación en días (de 24 horas)

A será característico de cada materia viva. La fórmula no tiene limites
ni restricciones para a, Ay N,

Al igual que la progresión, este proceso es considerado infinito,

Tal infiitud potencial, inherente a la manifestacién de la multiplex
ción del organismo, se presa mediaote I subordinación de eta manifeta-
ción en la bisforaen ours palabras, la dependencia dela expansión de la
materia que vive enla superficie terete ala regla de la inrci. Cabe est
mar como un hecho empiricamente demostrado que el proceso de la mul-
tiplicacién sufre únicamente, en su despliegu, las restricciones de las fuer-
as externas; se torna lento cuando Baja la temperscura, se interrumpe 0 se
debilita cuando fala alimento.o escasean los gases necesarios para la respi-
ración, o s los descendientes caecieran de espacio. Desde 1858, C. Dar-
win y A. Wallace habían expresado est idea en unos términos que ya eran
del dominio de los naruraisas anteriores: C. Linneo, Buffon, C. Hum-
bold, A. Ehrenberg, K. de Baer -Ios cuales habían profundizado en tales
aspectos. En un tiempo variable pero específico para cada uno de els, cual-
(fer organismo sería capas de cubrir, mediante la reproducción, la superficie

a

total del globo terete si no sel impidiena algún obstáculo externo de rear
una descendencia con un volumen equiparable al de la masa oceánica 0 al de
La corteca terete, incluso al del propia planeta.

El tiempo necesario para que ocurra este fenómeno, que vara cn fün-
ción de los organismos, correlaciona signifiaivamente con sus dimensio-
mes. Las organismos pequeños, o si se quiere más ligeros, se multiplican con
mucha mds celeridad que los organismos voluminoso; esto cs, con mayor
peso.

33. Los tes principios emplticos anteriores recogen los fenómenos de
la mulplicaciôn de los organismos en unos eeminos ee6ticos, en el marco
del tiempo y del espacio infinios, contemplados abstracramente,

“Ahora bien, la vida, bajo la forma en que nos resulta accesible, es en
realidad un fenómeno a escala terres, planerario, inseparable de La bios-
Fra, que ha tomado forma y se ha adaptado en función de dichas condi-
ciones especificas.

Transferida al tiempo y al espacio abstractos de las matemáticas, a vida
se convierte en una ficción, en una creación de nuesto pensamiento,
coincidencias con el fenómeno real

Para alcanzar una concepción exacta y científica, hay que enmendar las
nociones abstracas de tiempo y espacio manejadas en las tes represnta-
ciones planteadas. Teles correcciones, como lo denota el presente cso, son
susceptibles de modifica radicalmente las deducciones que se han estable-
cido al margen de ls propiedades espacio-temporal teresres.

34. Los organismos ocupan un área limicada y compartida. Habitan en
un espacio con una estructura determinada, un medio gaseoso o un medio
líquido donde hay gases diuclcs. Exstirán unas fronters diferentes para
cada organismo, dependiendo del carácter de su proceso reproductor.

Una consecuencia necesaria de dicho principio es la de que están tes-
tringidas rodas las magnitudes que afecran al proceso de la mulúplicación
de los organismos en la biosfera. Deben existir unos valores máximos de
individuos que puedan ser creados por diferentes materias vivas. Estos va
lores N... han de ser definitivos y específicos para cada especie o za. Las
velocidades de tansmisién de la vida han de estar encuadradas dentro de
tanos limites exactos y concretos, que nunca se waspasen. Por último, las
magnitudes A de las progresiones geomécicas de la multiplicación tame
bien poseen unos limites defini

stos límites están regulados por dos manifestaciones del planeta:
1.2 por sus dimensiones; 2.> por la constitución fisica del medio tereste,
líquido o gascoso donde se desarrolla a vida, primordialmente por las
propiedades de los gascsy el intercambio entre sus molécula y los orge-

82

35. Detengimonos sobre la restricción impuesta por las dimensiones
dal planeta.

À cada paso observamos la influencia de dichas dimensiones. Las su-
perficis delos estanques pequeños están muy frecuentemente recubiertas,
de mancra ininterumpich, por una vegetación verde que flota. En nues-
tras Íaticudes suele tratarse as siempre de lentejas de agua verde, diferen-
tes especies de Lemna, La superficie del agua se convierte a menudo en
una lámina verde concinua, sin fisuras, Les plantas pequefias se aproximar
mucho las unas a las oras, sus hojilas se tocan, el proceso de la multipli
cación es activo, pero un obstáculo externo lo condiciona -en primer lu-
gas la fata de espacio. El fenómeno sólo se manifiesta cuando, como
consecuencia de diversas causas externas por las que ls lentejas de agua se
destruyen o se desplazan, surgen huecos en la superficie del agua. Estos
huecos son inmediatamente colmados por la multiplicación, Es evidente
que el número de lemejas de agua que caben en la superficie liberada es 6
nito y depende del tamaño y de la condición de existencia de dichos orga-
nismos. Una vez alcanvado este número, el proceso de multiplicación se
detiene: lo traban unos obstáculos externas insuperable. En cada estanque
sé esablece un cquilbrio di análogo al que se observó durante la
evaporación del agua en superficie, La censin del vapor de agua y la pre-
sión vial son análogos desde un punto de visa mecánico.

(Otro ejemplo muy difundido como indicador de mismo fenómeno lo
apora la existencia del alga verde, dorada de una energía geoquímica que
supera norablemente la e la lenícula. En condicions favorable, recubre
la superficie toral delos troncos de os dsbeles, sin dejar intestcios (cf. 50)
No progresa más por imposición espacial; su proceso de multiplicación se
interrumpe en su avance; se desencadena nuevamente en cuanto se presenta
Ja más minima oportunidad de hallar huecos para albergar más i
duos del Protococcus. La masa de algas con cabida en a superficie area
está rigurosamente determinada y no hay modo de rebasar el número co-
mespondient de individuos.

36. Las consideraciones precedentes son integramente aplicable a la
totalidad de le Naturaleza viva y al área donde ésta puede expandirse, la
superficie de muestro planeta

3 fieno para la manifestación de la fuerza con la que se multiplica la
macera orgánica radica en las dimensiones planetarias y en el número de
individuos que encuentran acomodo en una superficie de 5,10065 x 10%
centimerros cuadrados. La cita resultante es función de la densidad de po
blación máxima.

Tal densidad varía mucho: en el caso de la lenticule o del Protococcus
unicehular, únicamente depende del tamaño de estos seres; otros of
‘mos demandan, para vivir, una superficie (o un volumen) bastante más

8

considerable El elefante en La India requiere hasta 30 kilémeros cuadra-
dos. La oveja en los pastos de Las montañas de Escocia requiere unos 10°
metros cuadrados; una colmena de tipo medio, un mínimo de 10-15 kiló-
‘metros cuadrados de bosque caduciflio en Ucrania (es decir un mínimo
de 200 metros cuadrados por individuo); entre 3.000 y 15.000 individuos
de plancton se desenvuelven, por lo general, en un litro de agua de mar.
Son suficientes de 25 a 30 centímetros cuadrados para las gramincas co-
munes y algunos metros cuadrados, que pueden llegar hasta las decenas,
en el caso dels árboles que suelen poblar nuestros bosques,

Evidentemente, la velocidad de transmisión dela vida e función de la
densidad que permite alos conjuntas de individuos alcanzar un desarrollo
adecuado; es decir, de una densidad normativa para la materia orgánica.

No abundaremos más en esta constante fundamental de la vida en la
biosfera, una constante aún poco estudiada. La densidad máxima de una
capa ininterrupida de organismos (como la que forman las lentejas de agua
6 el Protococcus), o de un centímetro cúbico saturado de las bacterias más
pequeñas (cf 29), corresponde obviamente al número máximo de indivi-
duos que puede albergar a biosfera.

La deducción anteriores extrapolable a todos los organismos en el su-
puesto de que les asignemos una densidad de población equiparable, En
tal caso, la densidad será igual al cuadrado de la dimensión media máxima.
del individuo; es deci, al cuadrado de su altura media o de su anchura
media (coeficiente x)

37. Las restricciones ala multiplicación resutantes de la extensión del
planeta, con la includible interrupción del proceso, revisten el fenómeno
hecha la salvedad de la influencia más profunda que ejerce el medio de
las plantas verdes- de unas rasgos específicos y singulares.

En primer lugar, hay sin duda una progresión máxima, determinada,
igual para todo los organimos, un recorido durante el cual puede efctuarse
da mansmisiön dela vida. Tal distancia equivale a a longitud del ecuador;
es decir, à 40.075.721 metros. En segundo lugar, para cada especie o 122
exite un cupo de individuos que implica un tope. Para que esa población
fuera un hecho, la raza en cuestión debería colonizar la superficie terrestre
entera con una densidad máxima. Dicha magnitud, que representamos
como Na y pasa a designar el rúmero estacionario de la materia viviente
homogénaa, desempeña un papel importante a la hora de evaluat la in-
‘Buencia geoquímica de la vida. Reflja la manifestación máxima posible de
la energía de la materia viviente homogénea existente en Ia biosfera, de su
trabajo geoquímico máximo; la velocidad para lograra (variable según los

CH. V Very, Blin de Aci Sec de Tim de le. St Set. L 1926,
TAT 1527, ps Rome ld Sep GE 70, 1926

84

organ) noc otra que la velocidad» 0 velocidad ala que se wansmice
La velocidad ose relaciona con el número estacionario mediante la för-
ula siguientes

139633 x A

EN

Evidentemente, si la velocidad a la que se transmir la vida permanc-
ciera constante, A -que caracteriza la intensidad de la multiplicación
(CE 32)- disminuiria necesariamente; la multiplicación de los organismos

en d volumen y en la superficie dados se eterurla con una kind pro
gresiva 2 medida que el número de descendientes aumentara rozando el

38. Nos consta que est fenómeno inserto en el medio natural ha sido
señalado ya, de antiguo, por ls naturalistas; hace 40 años lo enunció clara»
mente K. Semper (1888), un observador meticuloso de la Naturaleza via
Semper indice que, en condiciones idóneas para la vida, la multiplicación
de los organismos se modera en los estanques pequeños según va creciendo
cl número de individuos. El número estacionario no llega alcanzarse, pues
el proceso se lenifca en función de que la población roce dicho valor por
el número de individuos creados. Alguna causa posiblemente interna -ade-
más de las externas- regula ete proceso. Las experiencia de R. Pear y co-
laboradores con la mosca Drosophila y las gallinas (1911-1922) corroboran
la generalización de Semper en el caso de otros medios.

39. La velocidad a la que se wahsmire la vida puede darnos una idea
exacta dela energía geoguimica vial de diversos organismos. Flucrúa entre
amplios márgenes y correlaciona con las dimensiones de los individuos.
Para los microscópicos, como las bacterias, ya hemos comentado que se
aproxima a la velocidad del sonido a través del aire —cefrimos una vel
dad de 33.100 centímetros por segundo. Para los grandes mamiferos eq
vale a fraociones de centímetro: cn cl caso del elefance asiático, por ejem
plo, v= 0,09 eentimetros por segundo.

‘Estamos demarcando los limites superior e inferior entre los cuales se
sinian ls velocidades de transmisión dela vida propias de todos los restan-
tes organismos. Dichas velocidades dependen obviamente del tamaño de
los mismos y, cn los casos más simples (por ejemplo, para los organismos
cuya forma se asemeja a una esfera), esta relación del tamaño con la velci-
dad y puede expresarse mediante una fórmula matemática. La existencia
de una relación matemática concreta en todos los casos, sin excepción, sc
ajusta a la generalización empírica de la que hemos tratado en el párrafo
precedente.

ss

40. Por más que la velocidad de transmisión de la vida nos permita
formarnos una noción clara de la energía que ésta despliega en la biosfera,
así como del trabajo que realiza en ella, a velocidad como tal no determi-
ma, por sf sok, ex energia Fs preciso tomar también en cuenta la masa del
organismo cuya energía de expansión en la biosfera se expresa mediante la
velocidad 2.

Lafórmula-2”— (donde pes cl peso medio del organismo? y wha vor
locidad de cransmisiôn de la energía gooquímica) simboliza la energía geo-
qui einsica de la materia viva.

“Considerada en su relación con una superficie o un volumen dados de
1a biosfera, la fórmula sintetiza el trabajo químico que puede ser produci-
do por la especie o la raza de organismos intervinientes en los procesos
úgeoquímicos que se desarrollan en est rez o en ese volumen. Desde hace
mucho tiempo se intenta delimitar así una parte dela energía geoqulmica
de a materia viva reducida a una medida de superficie, la hectrea. Con
este procedimiento se evalían, por ejemplo, ls coxchas la cantidad de or-
ganismos o de sus productos —útiles para el hombre- extraídos de una
supetficie determinada; o en términos más concretos, la cantidad por hec-
trea de materia orgánica que puede ser creada por efecto de la mulipica-
ción o del crecimiento de los organismos.

A pesar de que tales datos scan muy incompletos y no hayan sido obje-
to de una daboraciön tcórica, nos han conducido ya a unas peneraliracio-
nes empíricas importantes.

Ciertamente la cancidad de materia orgánica conseguida por hectárea
es limitada y depende esuechamente dela energl radiante del Sol que as-
‘mila la plan verde, La energia geoquímica que se acumula así por efecto
de la multiplicación de los organismos por hectárea es una energía solar
transformada.

Es evidente que, en los casos de coscchas máximas, la cantidad de ma-

orginica obtenida por hectárea de suelo es del mismo orden que
la que se obtiene por hectárea del Océano. Ambos valores vienen a coinci-
di y tienden hacia el mismo limite, La hectárea de suelo abarca una capa
delgada que no mide más all de unos metros, mientras que la hectárea
oceánica implica una masa de agua poblada de seres vivos que puede me-
dise en Kilómetros. La identidad dela energía vital creada en ambos volú-

La open que timba lp alo dl npr de una opa (po mel de
un somone del ida ne y pus wempl derrocar, dd ur
nt de il. por express dd eae sab de dor panda nid de
Era Fase ier Yeh, yna dl pl que tapones mer y que
da romanes end ande ata de eus acta: Lament eps
co ein pon lloro and ur me delante»

86

menes demuestra que la fuente de la misma reside en la superficie alum-
brada por los rayos del So.

El hecho se relaciona probablemente con las caracteísias del suelo
donde, como veremos, se acumulan conceneraciones de organismos (mi-
robios) dotados de una inmensa energía geoquímica (f. 155), Como
«consecuencia de tal concentración de energía de la matetia viva, cabe com
parar por su impacto geoquímico- la fina epidermis del suelo con el
enorme volumen del mar, donde los centros viales están diluidos en la
masa inerte del agua.

41. La energía geoqufmica cinécca del organismo
la hecrárea (es de

aplicada a la

5 à 10° centímetros cuadrados) puede expresarse mes
diane la fórmula siguiente, donde — — recent la canidad de organi

organismos por hectárea una vez que se ha alcanzado el número estaciona
to (el. 37) y kel coeficiente de densidad dela vida (cf. 36)

Ww pin.
"x 2x5.10065.10%

En el caso de los Prorozoos es muy característico que esta magnitud se
presente como una constante. Para ellos a fórmula es a siguiente:

4x351.10° CGS,

donde el coeficience ase aproxima a la unidadS.

Ta fórmula precedente demuestra que la energla geoquímica cinéria
de los Protozoos la determina la velocidad +, que se relaciona con el peso,
el tamaño del organismo y la intensidad de la mulciplicaión.

Referida a à, » puede expresarse mediante la formula siguiente:

4.66637 52.8
18.707621 gt

*Corrapond il pan apes de iron De cmo
"cote, 1998), or de re poi al nds de 105.

hos deseados.

87

donde los cocficietes de las constantes específicas para todas las especies
de organismos se relacionan con las dimensiones del planet, con a longi-
ud del diámetro y donde las evaluaciones son C.

La fórmula de la velocidad demuestra que las
o explicarán, por si solas, el mire teal para + y 4.

‘Los valores máximos conocidos son: para 2, 33.100 cendimerros por
segundo, y para A, en tomo a 63-64.

¿Pueden aumentar aún —lo cual, a juzgar por las fórmulas presentadas,
también resulta posible en el eas dela energfa inéica por hecárea-, exis.
ten en la biosfera condiciones que se oponen a ello? El obscácao se interpo-
e de hecho y se tata del inteccambio gaseoso delos organismos, inevitable
y necesario para la vida de los mismos yen particular par su multiplicación

imensiones del plancıa

42. Nanca habrá vide orgánica sin incescambio gaéoso, sin respiración.
Cuanto més rápidamente se efecaóala mulciplicaidn, tanto más intensa se
vuelve aquélla, La potencia del intercambio gaseoso servirá siempre de in-
dicador de la intensidad vital.

"A escala de la biosfera es preciso considerar no ya la respiración de un
organismo aislado, sino el resultado global. Convicne pues evalua el inter-
cambio gaseoso -la respiración de todos los organismos vivos en calidad
de componente del mecanismo de la biosfera

En este campo existen, desde hace mucho tiempo, unas generalizacio-

as que, por el momento, han pasado prácticamente desaperc
bidas; la comunidad científica no les ha concedido su justo valor,

Ta primera de tales generalizaciones señala que los gases de la biosfera
son idetics a lo quese crean gracias al intercambio gaseoso de los organismos
vivos. Se tara de aquello gases que, en una proporción significativa, exis-
ten en Ia atmésfera: Os, Na, CO, BIO, Hy, CHa NH, La coincidencia
no puede ser fortuita.

Por ou pare, codo el oxígeno libre dela biosfera es creado en la su
perficietesesre como consecuencia del intercambio gaseoso delas plantas ver-
des, En este oxígeno libre radica la fuente principal de la energía química
libre dela biosfera

Por último, le cantidad de este oxtgeno libre en la biosfera, equivalente a
1,5 x 10% gramos, implica un número del mismo orden que la cantidad de
materia viva que exist y se une con ella mediante un lao indisoluble se
estima su peso en 10-10" gramos. Ambos valores se han obtenido con in-
dependencia el uno del oto.

na open ind de expr sos les organes, no al par ls Pros L fo
rls Ase o lor menor parao pes supe Mamas y Maan local dende de
lo nano de rep y del nc cme come la picó de nos la delos
Pow Ne pad denen sl ews nées inp y complejo

88

El fuerte vínculo de ls gases terrestres con la vida demuestra, con ple
a evidencia, que el intercambio gascoso delos organismos -en primera
instancia, su respirción— reviste una importancia capital en el régimen
¿soso dela biosfera es decir, consinge un fenómeno planetario

43. Tal intercambio gaseoso, la respiración, determina la intensidad de
la multiplicación: delimita los valores de vy À gue no pueden traspasar lor
umbrale determinados por ls propiedades de los gases.

Ya hemos indicado (cf. 29) que el múmero de organismos con cabida
en un centímetro cúbico del medio debe ser menos elevado que el número
de molécula gascosas contenidas en el mismo; es decir será necesariamen-
te inferior a 2,706 x 10° (número de Loschmid*. Sila magnitud v supe-
rara los 33.100 centímetros por segundo, La cancidad de individuos crea
dos, en el caso de los organismos de dimensiones más reducidas que las
Bacterias (a saber, inferiores a nx 10* centímetros), podría rebasar la cua
tfa de 10” en un centímetro cúbico. Como consecuencia de la necesidad
ineludible de un intercambio entre las moléculas gaseosas y los organis-
mos, el número de ésos, que absorben y liberan a ls primeras -son unos
organismos de unas dimensiones comparables a las de las moléculas, de-
bería aumentar a medida que fueran reduciéndose de tamaño, a una velo-
cidad creciente que terminaría por resultar inverosímil

Desde la óptica de muestras representaciones actuales desembocartamos
en un absurdo fisico

$ la limitación del número de individuos contenidos en un centímetro
ibico determina el tamafio mínimo de un organismo y esublece at el límite
máximo para Ay 1; la interdependencia constante indudible entre el nime-
ro de individuos ye número de moléculasgascstscontenida ene volumen
en cucsión, los fenómenos respiratorios asumen un mayor protagonismo to-
divi, vaduciéndose permanentemente en Los procesos de a multiplicación.

La respiración regula indudablemente todo este proceso en la superfi
die tere; define unas relaciones mutuas entre las poblaciones de orga-
mismos con una fecundidad distinta; define, de forma análoga a como lo
hace la temperatura, el valor A que el organismo puede alcanzar de hecho,
Es la respiración la que condiciona un A máximo en función del tamaño
del organismo, impidiendo el cumplimiento de los números estacionarios.

Brel mundo delo organismos de la bien se origina una lucha encarni-
zada por la existencia no sólo en po del alimenta, sino en lo que ara algas

Les mii ven en un mao preso qu, a y 760, pole arg ás de 27
10° mol. En rn de bata © mc de makes pues pt nee ico a
Genie menor Un enna ico digas “bit dels miei contended ps
‘Binnie on nmr denon go Van loc ON pré pe pe un do
ines de bio dln oon

89

imprescindible, siendo ta una lucha más primaria, pues a través de elas re
gula la mulplicación.

44, La repercusión del intercambio gascoso, así como de la multipl
ción de los organismos que ése determina, es enorme, incluso sia valora-
mos a escala de la biosfera,

La materia inerte no ocasiona un fenómeno parecido, ni siquiera en un
grado mucho menor.

Por efecto de la multiplicación cada materia viva es capaz de creas a su
vez, materia orgánica en cantidades indeterminadas. Desconocemos cuál
es el peso de la biosfera, pero abarca una pequeña fracción no ya del peso
total de la orterateresre, sino de la única franja cuya materia interviene
en los fenómenos de los ciclos geoqufmicos al alcance de nuesto estudio
directo (aludimos a los 16 6 20 kilömerros superficiales de la corteza,
<£ 78), El peso de la materia de tales kilémetros equivale a 2,0 x 10% gra-

ws. Una masa de materia orgánica bastante más considerable, con un
peso igual al dela coreza total, puede ser ereada por efecto de la multi
cación en un tiempo geológico insignificante, instantáneo si el entr
pone tabs,

El vibrión del cólea y el bacterium cai son eapaces de gencrar dicha
masa material en 1,60-1,75 veces 24 horas. La diatomea verde Nituchia
_pusvida, un organismo mixétrofo de los lodos marinos que se nutre de ma-
teria orgánica en descomposición y que, al mismo tiempo, aac y utiliza
los rayos solares gracias a su pigmento verde, es capaz de generar 2,0 x 10%
gramos de materia en 24 días de 24 horas. Se tata de uno de los organis
mos verdes que se multiplican a mayor velocidad, quizá porque toma una
part de las maeras onginicas ya cransformadas. Uno de los organismos
cuya reproducción destaca por su lentitud, el elefante asiático, puede pro-
ducir idéntica cancidad de marea en 1.300 años. Ahora bien, ¿qué repre-
sentan los años y los silos a escalade Las eras geológicas, en otros rérmi-
nos; a escala del tempo planctrio? Por otra parte, hemos de considerar
también el hecho de que ls nucras masas, con un peso equivalente a 2 x 10°
ramos, ls generarán los clefantes en un lapso muy corto (en dis, y no en
años)

“Tales magnitudes nos proporcionan una idea de las fueras que cristal
van en os fenómenos dela multiplicación.

45. Es cierto que, de hecho, ningún organismo erca tales cantidades de

No obstante, el quese desplacen masas de un orden similar en la bios-
fera por efecto de la multiplicación, incluso en el curso de un año, no
xoza lo fantástico, pues estas masas legan a superar en la realidad tales
magnitudes.

90

Son magnitudes que se veifcan en la biosfera, En la Nacuralera cir-
‘oundante observamos efectivamente manifestaciones vitales que se corres-
ponden con ellas.

No ha lugar a dudas acerca de que la vida, mediante la mukplicacién,
origina en el intervalo de un ao poblaciones de individuos y masas de
materia producidas por éstos del orden de 10° gramos y probablemente
mayores con gran frecuencia.

‘Asi en cada momento dado, existen en la biosfera » x 10° -n x 10°
gramos de materia viva. Tal masa se «sté moviendo siempre: se descompo-
ne y vuelve a formars, principalmente por efecto de su multiplicación
más que por su crecimiento. Nacen generaciones en unos intervalos de
tiempo que oscilan cutre las decenas de minutos y los siglos. Renueran la
materia que abarc la vida, La materia, la que existe realmente en cualquier
momento dado, sólo consrituye una porción insignificante de la que se
sca en un año, ya que se originan y se desintegra, incluso en el plazo de
24 horas, cantidades ingentes dela misma.

Aquf se manifesta un equilibrio dinámico. Lo sustenta una cantidad
de materia que la mente apenas consigue representarse. Es evidente que,
hasta enel plazo de 24 horas, se crean y se descomponen con la muerte, el
nacimiento, el metabolismo, el crecimiento, masas colosales de materia or.
ginica. ¿Quién puede medir el número de individuos que nacen y mueren
in incerrupción? Es un problema todavía más arduo que el cálculo de los
granos de arena, el problema de Arquímedes. ¿Cómo calcular los
vivientes cuya cantidad vara y se incrementa con el paso del tiempo?

Un sinfin de individuos se aglomeran y se transforman a la vez en el
espacio y en el tiempo. El múmero de los que han exisido, o existen du-
ante un período muy breve a escala del hombre, supera sin duda en más
de 10% veces el número de la arenas del mar.

La materia viva verde

46. Comparadas con la fuerza de la multiplicación, con la energía geo-
química de la materia viva, parecen de poca cuantía las masas que, en cada
momento, s hallan presentes en las biosfera (10° - 10% gramos).

Estas masas se vinculan genéricamente en su existencia con la materia
verde, la única capaz de captar la energía radiante del Sol.

‘Nuestros conocimientos actuales lamentablemente nos impiden eva-
Luar qué parte representa la ora, el mundo de las plants, en toda la mare
ria orgánica. Sólo nos cabe invocar una noción muy aproximada del carde-
ter cuantitativo del fenómeno.

No podríamos asegurar que la materia verde predomina por su masa
en toda la superficie terrestre, pero asf parece acontece en lo que se fire

x

a era firme. Por lo general se admite que en el Océano predomina la
vida animal, o cual, dado su volumen, la sia en el primer rango a efectos

‘Aun en el supuesco de que la vida animal hecerderofa prevaleciera, afin
de cuentas por su masa, en tods la materia viva, tl preponderancia no se-
a muy acusada,

¿Acaso la materia viva no se distribuye en dos partes prácticamente
equivalentes: la materia verde aurótrofa y su creación, la materia heerôtto-
fa? Actualmente no estamos en condiciones de responder a esta cuestión
La materia verde, por sí sola, supone sin embargo unas masas del mismo,
orden (10° - 10% gramos), el orden que define a toda la materia dotada de
vida

solar var claramente al pasar dela tierra al mar. Sobre el suelo irme des-
aca una vegetación verde fanerógama; los árboles, en virtud de su peso,
representan una proporción considerable, quizá equiparable ala masa de
fanerógamas; ls algas verdes y las plantas criprógamas, sobre todo las

rotisas, se san en el último lugar. En el Océano prevalecen los orga-
nismos verdes unicelulares microscópicos; las hierbas (rosteráceas y gran-
des alga, por ejemplo) representan, por su peso, un sector más restringi-
do de la vida vegetal y se concencran en las orillas y en las plareformas
litorales accesibles a los rayos solares; sus aglomeraciones flotantes, como,
1a de los sargazos en el Océano Atlántico, se pierden en la inmensidad de
las extensiones marinas.

Los metaftos vendes sobresalen en tica firmes entre ésos, ls hierbas
son las que se multiplican a mayor velocidad, pues poseen la energía qu
rica más notable, La velocidad a la que se transmie la vida entre os Arbo-
les parece menor. Las proistas verdes predominan en el Océano.

Resulta poco probable que la velocidad »supere, en el caso de os me-
tafitos, unas centímetros por segundo. Esta velocidad suma miles de centi-
metros en el caso de las proiseas verde y multiplica varias veces por cien
la fücrza con que se reproducen los primeros, El fenómeno hace patente la
diferencia entre la vida marina y la vida terre, Aun cuando la vida verde
sea menos hegemónica en el mar que en terra firme, la cantidad global de
vida verde en el Océano, dada su extensión en nuestro planeta, supera por
su masa la vegerción de terra firme.

Las protistas verdes del Océano son los principales cransformadores de
La energía solar luminosa en energía química sobre nuestro planeta

48. El carácter energéico de la vegetación verde en tera firme, porel
que se distingue de la vegetación marina, puede expresarse de otra maneta

92

La fórmula 2°4 = N, (f 34) propotciona el incremento orgánico en
24 horas (0) por efecto de la multiplicación. Tomemos un organismo
“al, en su primer dia, donde = 0.

2-
de donde: 28 « a4 1y 298 (0+ 1)

o

La magnitud ct es una constante para cada especie; reflja el aumento,
cn 24 horas, del número de individuos reducido a uno solo; es decir, de un
individuo teórico

La magnitud (+1) expresa, evidentemente, el número de individuos
creados por efeco de la mulriplicaciónel día enésimo: (01) = N,

El ejemplo siguiente intern el alcance de tales cifras Según M. Loh-
mann, la multiplicación media del plancton, contemplando su destrucción
y su asimilación por parte de oros organismos, puede representarse me-
diante la constante (+1, igual 2 1,2996, La misma constante para una co-
secha media de trigo candeal en Francia es igual a 1,0290. Éstos valores
corresponden al valor ideal medio de un organismo de tipo o de plancton
al cabo de 24 horas de multiplicación. Asi a relación entre el número de
individuos de plancton y de tigo, cranscurridas las primeras 24 horas des-
de que haya comenzado la mulipliación, es igual a:

1,2996,
1,0290

= 1,2829 «8

Esta relación, muliplicada cada 24 horas por & sert pues al nd
dia dr. Al cabo de veinte días alcanzará un valor de 145,9; al cabo de cien
días, el número de individuos del plancton superará 6,59 x 10% veces el
número de individuos del trigo. Al término de un añ, si consideramos
que la mulúplicación del uigo se interrumpe forzosamente durante unos
meses, la diferencia 8" alcanzará la cifra astronómica de 3,1 x 10°.
duda, ante una diferencia semejante en la inensidad de la mulriplicaci
se difumina la discrepancia en el peso entre una planta herbácea adulta de
tierra firme -de unas decenas de gramos y un organismo microscópico de
plancton que no llega à La millonésima parte de un gramo:

(ex 10% nx 10% gramos).

EI mundo verde oceánico proporciona un resultado similar como con-
secuencia de la velocidad ala que ciecula su materia. La fuerza procedente
de a radiación solar le permitiría eras, en algunas decenas de días (en 50-
70 dia) y quizá antes, una masa de materia equivalente, por su peso, a la
corteza terrestre (cf. 44). La vegetación herbácea de terra firme podra

9

producir la misma cantidad máxima de materia al cabo de algunos años
cl Solanum nigrum, pot ejemplo, en unos cinco aos.

Con todo conviene no perder de vista que estas magnitudes no sirven
para darnos una idea exacta del papel que juegan las hierbas y el plancton
verde en la biosfera. Para compararlos de este modo, hay que hacerlo en
intervalos de tiempo idénticos a par de que comienza el proceso y reco
dar que la diferencia se acrecienta rápidamente con el deourso del tempo.

‘Asi, mientras que el Solanum nigrum generara en cinco años 2,10%
grasos de materia el planccon verde debería suministrar, en el mismo in-
terval, unas cantidades cuya representación numérica excedecía nuestras
«concepciones mens. En la fase temporal siguiente -mucho menos lar-
‘que requiere a planta herbces para genera la misma cantidad de ma-
tera, el plancton verde producira unas cantidades ain mayores y más in-
concebibles

49. La diferencia entre la materia verde de tierra firme y la del mar no
(es forma la provocan los rayos solares por su acción diversa en cl agua le
qui y transparente, por un lado, y en la tierra sólida y opaca, por otro. El
mundo del plancton, que se multiplica con la intensidad ya referida y que
desarrolla una energía geoquimica activa cn grado sumo, no se cireunser-
be alas extensiones oceinicas además regula la manifestación geoquimica
de toda la vida acuática que exist entierra firme.

La magnitud 5* puede sor un criterio para calbrar Ja disinta energía
que poseen las materias vivas sometidas a comparaciön, pero su encrgía
geoquimica se refleja igualmente a través dela masa y del peso de los indi-
viduos creados, La masa de la materia viva creada es función del producto
del número de estas individuos por su peso medio es decir:

M=p xo)"

Gicamence en el supuesto de que los organismos pequeños se most
ran de hecho capaces de producir una masa material mayor cn la biosfera,
su sicuación, resultante de los principios generales de la energetic, se tor-
maría más vensajosa que la de os organismos voluminosos.

Todo sistema, en efecto, logra un equilibrio estable cuando su energía
libre se vuelve nula, o cuasi nula, cuando se reduce al mínimo en Las con-
diciones dadas; eto es, cuando se efeewia todo el trabajo posible en las
condiciones del sitema. Todos los procesos de la biosferay, en un sentido
global, de la corceza terrestre, así como sus rasgos generales, están realmen-
te determinados por las condiciones de equilibrio de los sistemas mecáni-
os con los cuales cab relacionaros.

Los rayos solares (la radiación sola), unidos a la materia verde de la
biosfera, configuran un sistema de tl clase. Una vez que la radiación solar

9

haya propiciado en la biosfea un trabajo máximo y haya creado una masa
posible de organismos verdes a su nivel óptimo, un sistema semejante se
encontrará en un estado de equilibrio estable,

Los rayos solares no penetran en profundidad la materia de tierra fi-
me: por doquier chocan con cuerpos opacos que los absorben. Debido a
«llo la capa de materia verde -su obras tan res

Las plantas voluminosas —hierbas y ärboles- tienen entonces a favor de
su desarrollo muchas ventajas sobre as protistas verdes. Consiguen crear
‘una cantidad mayor de materia orgánica cn menos tiempo. Es el efecto de
Jas propiedades del medio. Los organismos unicelulares sólo pueden pro-
ducir una delgadisima capa de materia orgánica en suelo firme: en seguida
rozan los limites de su desarollo, el estado estacionario (£ 37). Dentro
del sistema srayos solaresticrr firme» tomado como un conjunto, const
tuyen una forma inesable, ya que la vegetación de hierba y árboles, a por
sar de contar con una reserva metior de energía química por watarse de un
factor inherente a su mecanismo, es apra paa desarrolla en tales condicio»
nes un trabajo de más envergadura y para generar una cantidad superior
de masa orgánica.

50. Continuamente observamos la repercusión de dicho fenómeno.
Cuando despunta la primavera, cuando la vida se despercea enla estepa, la
vemos cubrirse en unos días de una delgada capa de algas unicelulares
—principalmente, gruesas nostoo- que se desarrollan a gran velocidad, Este
manco verde desaparece pronto para cederle el espacio a una vegetación de
hierbas que crece con lenticud y que se caracteriza por una energía geoquí-
‘mica menos intensa; no obstante, por efecto de las propiedades de la mate
via sólida y opaca del sueo, esla hierba, y no las nostoc (aunque la aventa-
jen en energía gooquimica), la que termina por imponer su hegemonía. La
corteza de los árboles, las piedras, el suelo, quedan alfombrados por los
protococos que se propagan velozmente, Los das húmedos transforman,
én hora, algunas millondsimas de miligramos en materia orgánica con un
peso de decigramos o gramos. Entonces su avance se detiene, incluso cn
has condiciones más favorbles de los países Duvioéos, A, los troncos de
los árboles en la plantaciones de pléranos de Holanda, por ejemplo, apa
recen todos tapizados de una capa continua de protococos en equilibrio es-
table, pues su progresión en el desarollo est condicionada por el cariceet
‘opaco de la materia donde radican. Muy discinto e cl sino de sus parientes
acuáticos, que se expanden libremente en un medio transparente con un
volumen de centenares de metros.
Las hietbas y los árboles han adoptado su forma según los principios
de la mecánica energética; se han clevado en un medio nuevo, transparen-
le ala luz solar: la roposfera. Los seres unicelulares no los han
- esa line. El propio aspecto delas hierbas y los rbole,

95

su morfología tan variada, refleja la misma tendencia a producir el trabajo
máximo, a generar la cancidad máxima de materia orgánica.

Para cumplir con tal finalidad han colonizado un nuevo medio para vi-
vir el medio aéreo.

51. En el Océano y en el agua resultan muy disinaslas condiciones.
Los rayos solares se inflran hasta una profundidad de unos centenares de
meros; gracias a su mayor energía geoquímica fente alas hierbas verdes y
los bole, el alga unicellar verde puede can en el mismo intervalo de
tiempo, una cantidad de masa orgánica infinitamente mayor que la Hora
verde de riera firme,

La energia de le radiación solar se aprovecha pues en grado sumo; el
organismo verde microscópico, no ya las plantas grandes, cs el que confi
gura en este medio oceánico una forma vital esable, Por consecuencia y
debido a idénticas causas, se observa en la hidrosfera una abundancia ex-
cepcional de vida animal que asimila rápidamente el plancton verde, rans-
formándose asi en masa orgánica una cantidad de energía cadiate del Sol
en progresión siempre creciente.

52. De este modo, lo rayo solares portadores de la energía cósmica no
sólo desencadenan el mecanismo de transformación dela misma en energía
química terrestre, sino que modelan incluso la forma de los wansformadores,
yo conjunto se nos muestra como la Naturaleza viva. La fuerza cósmica le
confie un aspeco distinto en terra rm y cn el agua; tl fuerza modifica
sus esuucturas definiendo ls relaciones cuantitativas que existen entre orpa-
nismos aurétrofos y heerérofos, Estos fenómenos sometidos a las leyes del
equilibrio deben poder ser representados, siempre y necesariamente, me
diante unos estadísticos alos que apenas nos estamos aproximando.

La fuerza cósmica determina la presión de la vida resultante de la mul-
tiplicacién (cf. 27). Cabe considerar dicha presión como la transmisión de
le fuerza solar a la superficie terrestre. De hecho tal presión se deja sentir
constantemente en la vida civilizada, El hombre, al altar la fisionomía de
1a Naturaleza virgen, al despojar algunas regiones de tierra firme de su flo-
ra verde, ha de oponer continuamente una resistencia a la pujanza vial,
derrochar esfuerzos, consumir una energía equivalente a dicha presión,
producir trabajo. Desde el momento en que no gasa fuerzas ni recursos
Para defender sus construcciones liberadas de ka vegeración, éstas quedan.
rápidamente sepultadas bajo una masa de organismos verdes, los cuales se
adueñan sin tregua, por doquie y donde les resulta facile, de toda la su-
perfci que el hombre les hubiere arrebarado.

‘Tal presión se manifesta en la ubicuidad de la vida.

No cxiten regiones que, permanentemente y de manera absoluta, ha-
yan estado exentas de vida. Encontramos vestigios de vida en las rocas más

96

árida, en los campos cubiertos de nieve y hilo, en ls desiertos de arena y
piedra. De modo mecinico llegan organismos vegeales, una vida micros.
cépict renace cíicamente para Juego desaparece; acuden animales migra.
sorios algunos se quedan a vivir ll, Incluso a veces se aprecian condensa.
ciones vitales, puntos de una elevada intensidad vital; pero no es un
mundo verde de cransformadores, Pájaros, animales diversos, nsccrs, ara.
fas, bacterias, en ceros casos protisas verdes, componen la población de
Jas regiones con una apariencia incre, pero que no son en verdad azoicas
sino con referencia al mundo «fijo» de las plantas. Conviene comparar cs-
tas regiones con aquellas que, en nucstuas laitudes, sufren temporalmente
la pérdida de vida verde —con las nevadas estacionales, con la reducción de
ha actividad forosintérica durante el invierno-. Fenómenos como los des
(its han acontecido siempre en nuestro planeta, en cl cutso de todas las
eras geológica, y siempre han sido localmente puntuales. La vida ha pro-
pendidoinvariblement adueñarse les sacos, a adap 4 I

Cada hueco disponible en la Naxuraleza viva, cualquiera que sea su
causa, a la larg sc ve indefectiblemente colmado, Una flora y una fauna a
menudo nuevas pucblan las cuencas de la hidrosfera o las zonas terrestres
azoicas y de rcciente formación. En las condiciones que surgen se cabo-
ran, con el ritmo de los tiempos geológicos, especies y subespecies otrora
desconocidas. Como dato curioso y significative añadiremos que, cn la es
tructura de esos organismos de nuevo cubo, en la estructura de sus prede-
cesos, se descubren en estado embrionario las propiedades indispensables
para adapratse alas condiciones específicas del nuevo medio (L. Cuénos.
Una preformacién morfológica semejante esla manifestación de los mis.

ipios energéticos de la presiön de la vida, unos principios de los
que también es exponente su ubicuidad.

En cada momento dado de a existencia del planeta, las reas azoicas, o
de baja vialidad, suponen una extensión reducida. Pero siempre ls hay,
más obviamente en tierra firme que enla hidıosfera. La causa de semejan
te restricción de la energía geoquímica vial se nos escapa; ignoramos si se
da una correlación determinada e insalvable
contraras a la vida, por un lado, y la fuerza de
propiedades desconocidas de sus ondas, por ot.

e las fuerzas terrestres
radiación solar o de las

53. La adaptación de las plantas verdes con el fin de ataer la energía
cósmica no se reflja sólo en su multiplicación; la forosintesis se produce
fundamentalmente en los cromatéforos microscópicos, menores que las
célalas donde se localizan, Miriadas de estos corpúsculos verdes se disti-
buyen por toda la planta y son los responsables de su colorido verde,

Al examinar cualquier organismo verde se puede distinguir con claridad,
en los detalles y en os grandes rags, la adaptación para captar todas las ra

97

diaciones solares luminosas a su alcance. La superficie de la hoje verdes de
cada organismo vegetal individual alcanza la máxima medida y su dismibu-
ción espacial se organiza detal suerte que ni un solo rayo de luz se desvie del
aparato microscópico de la ransformaciön de I energía que lo capa. Los ra.
05, al incidir en la Tica, encuentran por doquier alos organismos que los
acechan. Este mecanismo es móvil, y por su pefeción supera alos mecanis
mos que son obra de nuestra voluntad y nuestra inceligenca.

Tal hecho determina la estructura dela vegeracin circundante, La su-
perfcie de las hojas en los bosques y en las praderas multiplica varias veces
por diez la superficie de as hojas en as plantaciones la superficie de ls
hojas en los prados de muestras latitudes, entre 22 y 38 voces; la de un
‘campo de alfalfa blanca, 88,5 veces; la de un hayedo, 7,5 veces, et. EI
mundo orgánico foráneo que ocupa los inersciios libres durante el crecio
miento de las plantas grandes no se contabiliza en dichos cálculos, En
nuestros bosques, aparce de los árboles, crcen las hierbas del sueo, los
musgos y los líquenes que trepan por los troncos, las algas verde de las re.
giones lluvioas, que los recubren y se expanden a la mínima condición
propicia de calor y humedad. En os campos cultivados que rocuran la ma-
yor parte de tierra firme, es a base de un gran esfuerzo y de un gasto de
energía considerable como el hombre consigue ~excepcionalmente, por lo
demäs- una homogencidad cuasi perfecta de sus cultvos: le mala hierva
verde siempre halla el modo de despuntar.

Antes dela aparición del hombre, esta estructura se manifescaba en su
apogeo en la Naturaleza virgen. Todavia hoy podemos estudiar cien
mente sus vestigios. En las zonas sin cultivar de la «estepa virgen» que
subsisten cn la Rusia meridional, podemos apreciar un equilibrio natural
vigente desde hace siglos, que habría podido ser prontamente establecido
en a cotalidad dela estepa si el hombre no le hubiera contrapuesto la
«ción de su voluncad y su inteligencia J. Pcanski (1903) describe la esepa
de ckovyls (o «tyrs, pa capillaa) de Chersan: «Parecía el mas; no se
veía otra vegetación que la spa (tyra), que subía hasta la cincura de un
hombre adulto y más ariba; el conjunto de la vegetación virgen recubrfa,
a veces uniformemente, toda Ja superficie de la Tier, La proregía de su
sombra contribuyendo así a conserva a humedad sobre el propio suelo.
Esto permitía que los líquenes y los musgos, verdes aún en el céni del es-
vio, crecieran entre ls matas ya su amparon

Los antiguos naturalista descríblan en unos cérminos análogos ls saba-
as, otrora vírgenes, de América del Sur E d’Azara (1781-1802) relata que
fas planta erecian ade un modo tan exuberante que sólo se distinguía la tic-
ren en los senderos, cn los ris o en algún barranco excavado por ls aguas».

Las estepas y las sabanas vírgenes rebosantes de materia verde se h
conservado a retazos. Los campos de cultivo del hombre civilizado han ve-
nido su

98

En muestras latitudes las hierbas verdes se desarrollan estacional
su existencia est ligada por un estrecho vínculo a un fenómeno astrand-
mico: la roración de la Tierra en totno al Sol.

54. En los restantes fenómenos de la vida vegeta, se aprecia por do-
quie un panorama idéntico de saturación de a superficicteresre 2 cargo
de las plancas verdes. La maleza delos bosques en las regiones tropicales y
subtropicales, la tiga de las latitudes septentrionales y templadas, ls sıba-
as, las tundra, en la medida en que la mano del hombre las ha respetado,
son modalidades diversas del manto con el que, permanente o periódica:
mente, la materia verde recubre muestro planeta. El hombre se muestra
como el único transgresor del orden establecido: no obstante, no podelt-
‘mos asegurar si aminora la energía geoquimica o se limita a distribuir de
tra suerte los transformadores verdes

En cualquier tiempo y lugar, las asociaciones vegetales y las variadas
formas de la plantas individuales están orientadas para capear una y otra
vez los rayos Solaes, para impedir que se desvien de los loroplastos. Es
cierto que los rayos no pueden tocar la superficie terrestre (salvo en las re
siones azoicas, o transitoriamente azoicas) sin atravesar una extensión de
‘materia viva que supera, hasta en cien vecs, la superficie del medio estéril
de materia inerte que habrían alumbrado de incidir directamente sobre la
misma,

55. La tierra firme comprende exclusivamente el 22,9% de la faz de
nuestro planeta. El mar ocupa su mayor parte. Eb sus aguas se concentra
la masa principal de la materia viva verde, transformadora esencial de la
energía de radiación solar luminosa en energfa química terestre activa
verdor dela materia viviente que se expande en el Océano no suele
destacar dicha materia flota dispersa en miiadas de algas verdes
res microscópicas que se infltran por doquier. Nadan ala de
siones formando colonia, oras dispregándose sobre la superficie infinies
del Océano, que suma millones de kilémerros cuadrados. Penewan hasta
donde lo hacen los rayos solares, hasta una profundidad de 400 metros;
fora son arrastradas por las corrientes superficiales, ora se hunden con las
corrientes verticales, aunque sus masas Fundamentales se acumulan a una
profundidad que oscila entre los 20 y los 50 metros. Ascienden y de
den en un movimiento perperuo, Su multiplicación, que varia a tenor de
la temperatura y otras condiciones, gana o pierde intensidad dependi
de la rorción del planet en torno al Sol.

No hay duda de que también ells wilizan al máximo la radiación lu
minosa del Sol. Las algas verdes, azules, pards, rojas, se suceden conforme
a un orden regular dentro de su hábitat, en función de la profundidad; las
que tienen pigmentos ficocromoprotccos captan los remanentes de luz

99

no ha absorbido —los rayos azules-. Como lo demuestra W.
Engelmann (1843-1909), rodas eta algas de diferente colorido se acomo-
dan a una fotosímeis 6prima en las condiciones de lumin

del medio donde viven.

En cualquier punto de la hidrostera se observa una ordenación seme-
jane de organismos en función dela profundidad. Localmente en ls cos
tas, en los bajos o en las esrucruras singulares que están ligadas ala histo-
ria geológico, como el Mar de los Sargazos en el Océano Adlántco, el
plancton microscópico se intensifica merced a unos campos inmensos de
vegetación a la detiva; merced a bosques, a veces gigantescos, de algas y
hierbas que consiruyen unos laboratorios químicos de en icho mis
actives que las más tupidas masıs foresales de tera firme.

No obstante, la extensión que alcanzan es exigua: su orden de magni-
tud no excede algunas centésimas de a superficie oral del plancton toma-
do por separado,

56. En última inscanca, la mayor proporción de la superficie de nues-
tro planeta, la hidrosfea, aparece siempre recubiera de una capa continua
de transformaddores verdes dela energía cósmica, Tal manto cambién se ex
tiende uniformemente sobre la pate esencial de los continentes, Sobre las
restantes zonas se forma cíclicamente en ciertas estaciones climáticas. Los
espacios sin flora verde o con una baja intensidad via, los glaciares o las
regiones azoicas carentes de vida, representan del 5 al 6% de la superficie
terres ota. En el supuesto de que los comáramos en cuenta, la capa de
maria verde que teviste la faz del planeta equivaldría a una superficie que
26 sólo multiplica considerablemente la extensión de los mismos, sino
que, dado el orden de su manifestación, se correspondería con los fenóme-
nos cósmicos planetarios.

Incluso en titra fimo la superficie del manco verde que absorbe lo ra-
yos solares supera indiscutiblemente.de promedio, en más de cien veces i
sc en su füse de apogeo», a a propa superficie del planea que lo sustenta.
La inmensidad de la cobertura verde del Océano mundial, ejida de un
conjunto potente de hata unos 400 metros- de capas superpuestas de al.
gas unicolulars, rebasa la propia extensión marina. Al paso de la luz va cre-
ändose una superficie continua de eransformadores doroflianos mieroscó-
picos de mayor igual área que la de Jüpiter, el planeta más grande del
Sistema solar, El área de la Terra mide 5,1 x 10° lilémetrs cuadrados; la
de Jüpiter 6,3 x 10” Kilömerros cuadrados. Admitiendo que un 5% de la
faz de nuesto planet se halle desprovista de flora verde y que la superficie
que capta las ondas solares deba ser aumentada entre 100 y 500 veces por
efecto de la multiplicación de su vegetación verde, el manto consiguien
en su manifestacién máxima, corresponde a 5,1 x 10% 2,55 x 10% kiléme:
tros cuadrados.

100

Parece improbable que ale valores scan fortuitos y que el mecanismo
en cuestión no guarde una conexión íntima con el carácter y la cuantia de
la radiación solar

La superficie de la Ter supone algo menos de un 10°% respecto de
la del Sol (8,6 x 10°%). La superficie verde de su apararo transformador
proporciona ya unas magnitudes de un orden distinto, que representan del
0,86 a 4,296 tespeio de la superficie del Sol

57. El orden de los valores mencionados se corresponde obviamente
‘on el orden de la porción de cnergía solar captads en la biosfera por la
materia verde, Dicha convergencia podría servimos de punto de partida a
1a hora de incenar explicar el verdes eres

La energia solar absorbida por los organismos no constituye mis que
tuna part reducida de la que toca la superficie terrestre; a ésta llega, a su
vez, una fración insignificante de la totalidad de las ondas solares, Según
5. Arrhenius, la Tierra recibe del Sol 1,66 x 10 kilocalorías anuales,
mientras que a producción anual del Sol alcama la cifra de 4 x 10°.

Esta energía cósmica esla única que mos cabe considerar dado el estado
actual de nuestos conocimientos. Es bastante improbable que La radiación
estela que incide en la superficie terrestre rebase el 3,1 x 10°% respecto de
la radiación solar, según demostró en su día 1. Newton. Si tomamos en
‘cuenta la radiación de todos los planetas y de le Luna, enayorcariamente
un reflejo de la radiación solar, la Fracción de energía que a Tier capta
de ete modo no sumará ni el 196 dela energía total que la superficie =
reste recibe del Sol.

Una part signficaivade tl energía es absorbida por la envollura tetes.
tre superior, la armósfra; el 40% restante, que representa 67 x 10% calorías,
alcanza la faz terres y queda entonces disponible para la flora verde.

Los procesos tétmicos de la corteza terest, así como el régimen tér-
mico de la hidrosfra y de Ia armósfea, absorben la pare fundamental de
dicha energía. La materia viva también lo hace bajo una modalidad récmi-
«a, que no contabilizamos en el balance del trabajo químico de la vida.
Huelga añadir que esa energía desempeña un papel primordial en a era
ción vital dentro de la biosfera. No obstante, no se plasma de una forma
direct originando mueoos compuestas quémicos que intervengan exclusiva
mente enel aparado dea evan de ej químico dela ida

La Mora verde sólo utiliza par el trabajo químico, para crear compues-
{os orgánicos inestables cn el campo termodinámico de Le biosfera (cf. 89),
unas líneas determinadas del espectro, distribuidas en la zona que Aucuta
entre 670 y 735 picometros (Dongeard y Deroche, 1910-1911). Las de-
más lines del especro (entre 300 y 770 picomertos), pese a no ser despro-
cables en la fotosíntesis, ejercen comparativamente una acción de escasa
relevancia,

101

En virtud de tal hecho y no por la imperfección del aparato transfor-
mador, la planta verde aprovecha sólo una pequeña fracción de los rayos
solares accesibles. Según J. Bousingault, el campo verde cultivado se
muestra capaz de absorber el 1% de la energía solar recibida convirtiéndo-
la en materia orgánica combustible. S. Arthenius opina que esa propor-
ción se elevaría a un 2% en los cultivos intensivos, Segón las observaciones
directas de Brown y Escombes, en cl cao de la hoja verde alcanza un por-
centaje del 0,72%. La superficie forestal apenas wilize un 0,33% si nos
atenemos a los cálculos basados en la madera

58. Se tata de unos valores sin duda mínimos, no ya máximos.
En la escimación de J. Bousingaul, admitiendo incluso la corrección
de S. Arthenius, se contempla meramente la vegetación de cierta firme
Por otra parte, se presupone que aumentamos de hecho la ferilidad del
suelo con los cultivos y que no nos limitamos a deparar unas condiciones
idóneas para una planta cultivada concreta, destruyendo simultáneamente
Ja vide de oras plantas ins. Los cálculos reseñados no incluyen necesa»
riamente la vida dela «mala hierbas ni de la vegetación microsodpica, que
se beneficia asimismo de las condiciones favorable de los abonos y del tr.
bajo agricola. Ademis delos campos, en terra firme existen oras condon
saciones verdes donde abunda le vida: las marismas y los bosques y las
deras húmedos, que superan a las plantaciones del hombre en términos
cuanctaivos (ef. 150 y 5).

La vegeración verde, al parecer, produce de promedio en la unidad de
superficie marina (a hectárea), donde su masa principal está concentrada,
unas cifras de un orden similar al que se consigue en tierra firme. La
proporción anual más importante de la materia orgánica cresda en el
mar viene determinada por la intensidad más elevada de su multiplicación
(cf 51), El mundo animal asimila a maria vegetal a la misma velocidad
on que se reproducx, Asi se forman, en el plancton y en el bentos del
Océano, unas aglomeraciones de vida animal sn clorofila a una scale inu-
sualmente observada ~en el supuesto de que tal observacién se hubiere
efeauado- en derra firme

‘Aun cuando fuera menester incrementar considerablemente el valor
mínimo de Archenius, aos result ya evidente la corrección del orden del
fenómeno que ete autor señala,

La materia verde absorbe algunas centésimas dela energía radiante del
Sol; según odos los indicios, ello supone más del 2%.

Dicha cancidad se sida entre los mites del 0,8 al 4,296 de la superf
ie solar con la que se relaciona la superficie verde de transformación de la
biosfera (cf. 56), dado que las plantas verdes no disponen más que del
40% de la encrgia solar total que incide cn cl planeta. El 296 que uelizan.
corresponde al 0,8% de la energía solar total.

102

59. No nos cabe explicar una coincidencia semejante como no sea re-
conociendo la existencia de un aparto, en el mecanismo de la biosfera,
que aprovecha al máximo una parte determinada dela energía sola, La su
perficieterreue verde de la transformacidn impulsada por la cnergía ca-
«ame equivaldré entonces a la proporción de energía solar formada por
las vibraciones de unas ondas determinadas, capaces de generar en la Tice
ra un trabajo químico,

Representemos la superficie de radiación solar, dorada de una rotación
veloz ~superficie que alumbra ininterrumpidamente nuestro planeta” me
diante un segmento A B (cf. Gráfico 1). Desde cada punto de dicha super-
fice basa a faz de la Tierra van propagändose sin cesar vibraciones lumi-
osas. Sólo algunas centésimas de m por ciento de tales ondas -de una
longitud determinads~ pueden convertirse, gracias a la flora verde, en
energfa química aciva de la biosfera,

La superficie de la "Tierra, con su movimiento roratoio veloz e ince-
sante, puede asimismo representarse mediante una superficie plana alum
"rada por los rayos solars. Dada la enormidad yla longicud del diámetro
solar con respecto al de la Tierra, así como la distancia de nuestro planeta
al Sol, dicha superficie Fgura en el Grifico con el punto T. Tal punto pue-
de considerarse como un receptáculo de rayos solares provenientes de la
superficie A B. El aparato verde de la transmutación energética se compo-
"e, en Le biosfera, de una delgadisima capa de orgánulos, los cromatóforos
con clorofila. Su acción correlaciona con su área, pues la capa de materia
clorofllice se coma muy rápidamente opaca con relación a las radiaciones
químicas que transforma. Si consideramos la superficie plana real de los
cromat6foros alumbrados por los rayos, la transformación máxima de la

103

energía solar a cago de las plantas vendes se producirá cuando exist, en la
Tierra, un receptáculo de luz con una superficie plana como mínimo igual
a m por ciento de la superficie luminosa (plana) del Sol. En ral caso, todos
Jos rayos que la Tierra necesi serán absorbidos por el aparato con clorofi-
la. En el Gráfico, el segmento C D corresponde al diámetro de un circulo
«cuya área equivale al 29 dela superficie sola. El acgmenco A B, al dm
wo de un circulo cuya área cquivale a toda la superficie de radiación del
Sol; el segmento C D seré pues equivalent al diámero de un ciculo cuya
Area representa al conjunto de los cromatóforos, receptores de los rayos so-
lares, Por último, Tes el punco que corresponde ala faz terrestre.

Probablemente existan relaciones desconocidas entre la radiación sola,
su cartes (el porcentaje m de los rayos químicamente actives en la bios
ra), la superficie plana de la vegeración verde y la de los espacios azoico.
De ello se infiere que el carécrer cósmico de la biosfera debe acusare pro-
fundamente en su estructura así configurada,

60. La materia orgínica retiene siempre en sus creaciones los organis-
mos vivos, pare de la energía radiante que recibe. Es una cantidad que se
adecús a la de los organismos. El cuerpo de los hochos empíricos refleja
que no sólo permanece inmutable La cantidad de vide exiscenteen la super
ficie de la Ticera durante corts intervalos de tiempo, sino que präctica-
mente permancce inalterada, que incluso permanece consanie” a trans de
Zas eras golégicas, desde la arqueonoica hasta nuestros días.

Las masas de u i
energta de radia

Tal dato confiere una gran relevancia a la generalización empírica de
que la masa de materia viva enla biosfera es constante, pues la relaciona
<on el fenómeno astronómico de la intensidad de la radiación solar. Nos
resulta imposible comprobar desviaciones signficacivas de esta intensidad
endl fluo de los tiempos grológicos. Por lo demás, a intima conexión que
tune al elemento principal dela vida, la materia verde, con los rayos solares

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104

fon. ondas de una detrminda longitu sí como el mecanismo de a
oser que estamos empezando a considerar apropiado para la zac
total delos nyos por pare dela flora vee, nos suministran una nueva
prueba independiente de a constancia de la materia viva enla biosfera.

61, Podemos evaluar la cancidad de energía captada en cada momento
basándonos en la materia viva. Según S. Arthenius, a vegcración verde
(eus compuestos combustibles) representa, en un año, el 2,4 x 102% de la
energía solar tral que alma La biosfera es deis, 1,6 10° kiloclorías.

Es una megnitud considerable, incluso sila valoramos a escala planeta-
tia. No obstante, seria pertinente aumentarla.

Hemos intentado demostrar en un ensayo anterior" que la masa orgá-
sica calculada por Arthenius como fruro del trabajo anual del Sol debería
ser incrementada como mínimo dicz veces, Probablemente más del 0,25%
de la energía solar que llega la biosfera se conserva constantemente
Gamalment) almacenad en la mater va, en us compues co or
tado estable en un campo termodinámico propio diverge del de la materia
inetedela bite eee

El impacto energético de la vida anual en cuestión, expresado bajo la
forma do materias viva creadas en un año (0,25% de la energía solar),
comporta sólo una pequeña fracción de la energía solar cransmurada por la
vida en encrgfa química teresre activa durante dicho pertodo, La vida ge-
era nuevos organismos mediante la reproducción, pero además crea com
puestos químicos, como el oxfgeno lire. Los organismos resultantes de la
‘mulkiplicicién vital se reconstwuyen sin pausa y mucren antes del año. Ya
hemos tratado este aspecto (cf. 45): unas masas ingentes de elementos mi
gran incesantemente durante el año, unas masas que mulúplican varias ve-
ces el peso delos 16 kilómenos superficiales de la cortez terres es de
cis unas cantidades múltiplos del orden de 10° gramos.

Conforme alo que abonan los datos hasta hoy, el aporte en de
la vida en la bioséra, bajo la forma de organismos verdes cuya existencia
supera el ciclo anual, apenas cucede Ia energla que la torlidad de la mate-
ria viva reiene aún en su campo termodinámico. Como mínimo almace-
na, en calidad de compuestos combustibles, 1 x 10" kilocalorfas y como
“mínimo consume anualmente, para volver a erealos y reconstruilos, el
29% de la energía que alcanza la superficie de la Tierra y el Océano; es de»
cin gasta a pare de 1,5 x 10” Kiloaloís. Si las investigaciones posterio-
res inducen a incrementar esta magnitud, e altamente improbable que el
orden de 10° resulte modificado.

Al permanecer constante la cantidad de materia orgánica en el curso de
todos los tiempos geológicos, cabe considerar como inherente a la vida la

eat, La Gini 1.1926 28,

105

energía que se corresponde con su parte combustible, Por tanto, n x 1
Kálocalorías será la magnitud que expres la cnergí transitida por la vida,
durante un año, el biosfera baj la forma de organismos vivos,

Algunas observaciones sobre la materia viva
en el mecanismo de la Biosfera

62. La flora verde, pese a su relevancia, no abarca todas las manifeste
«iones esenciales dela vida en la biosfera

La química de la biosfera esh totalmente impregnada de los fenóme-
nos vitales, de la energía cósmica que la vida absorbe. Por tanto falla su
comprensión, incluso en lo que araña los aspectos más generale, si no
hacemos patente el rango que ocupa a vida en el mecanismo de la biosfe-
sa. Ahora bien, esta química sólo se relaciona parcialmente con Ia flora
verde,

El mecanismo en cuestión encirra muchos secretos no obstante, scha-
Iaremos algunas regularidades que consideramos necesariamente como ge-
neralizaciones emplrias.

Sin duda nues ideas actuales sobre esos fe s sufrirán giros
radicales con el progres científico, pero por muy imperfectas que sean, las
hallamos continuamente rficodadas en cl marco de la Naturaleza y fuerza
es que las tomemos en cuenta.

Rescñaremos sucintamente algunas de las ideas que nos parecen pri-
morliaes

Hl eminente narualita K. de Baer destacó, tempo ha, una particular
dad que regula roda la historia geoquímica de la materia orgánica en la
biosfera: la ly dela economía en lo que respecta a la uclización de los exes
pos químicos simples una vez que forman parte de su composición. Baer
demosró al hecho en el caso del carbono y, posteriormente, del nitedge-
no. Es aplicable al historia geolégica de todos ls elementos químicos.

La economía, referida a cómo utiliza la materia viva los elementos qu
micos para subsistir, asume diversas modalidades, En primer lugar, el fen6-
meno se detecta en el seno del organismo. Cuando penetra en éste un ele-
mento, pasa por una larga cadena de estados, integrándose en varios
compuestos antes de abandonar definitivamente el organismo y de que
ste no obrenga ya beneficio del elemento. En segundo lugar, el organismo
incorpora exclusivamente a su sistema las cantidades de elementos que re-
quiere para vivir y desecha lo superfluo, Procede a elegir, toma unos ele-
mentos, ignora oros, y lo hace siempre en unas proporciones detern

das

Se trata de un aspecto del fenómeno que Baer escudió y que sin duda
se relaciona con la autonomía del organismo y con los sistemas de cquilie
106

brio que le son propios -unos sistemas que logran el equilibrio cable, do-
dos de una energía libre mínima.

“Tal particularidad dela histoia geoquimica de los organismos se reeja

iidez en sus conjuntos, La ley de la economía se observa aquí
en innumerables fenómenos biológicos. Los átomos que penetran en la
materia viva bajo cualquier modalidad, una vez que se han integrado en las
corrientes vitales, se reincorporan dificilmente -quizá ya no lo hagan- en
Ia materia inerte de la biosfera. Los organismos que asimilan a otros ~para-
sitismo, simbiosis, saprofitismo-, los cuales vuclven a transformar insan-
ráncsmente en una forma de materia orgánica los residuos apenas libera
dos y vivos aún en una gran medida (están impregnados de seres
microscópicos), los descendientes resultantes de la muluplicación ~en re-
sumen, una amplísima batería de mecanismos heterogéncos- arrastran a
Los dtomos en el entorno, los confinan en los circuitos vitales y, dentro ge
ésos, los van tratadando de lugar.

AS viene acontcciendo en a extensión de todo el ciclo dela vida desde
hace cientos de millones de años. Una parte de los átomos que componen
la materia viva inmutable, cuya energía se mantiene constante a nivel del
Orden de as 10” kilocaorias, jamás abandona dicho ciclo. Seg
sión -en sentido figurado~ que nos refiere Baer, la vida aplica
nömicos en el gasto de la marea absorbida, no la descha fcilmente y lo
hace cuando no le queda otra alternativa, Por lo general no la restituye, al
menos no por mucho tiempo.

63. En virtud de a ley de la economia habrá áromos que permanezcan.
dentto de los circuitos de la materia viva alo largo delos tiempos geológi-
os, en perpetuo movimiento y en continua migración, sin recorna al
seno dela materia inorgánica

Esa generalización empírica, ante el panorama can sorprendente que
trea, nos obliga a profundivaren las consecuencias que enrafi y à bus-
cales una explica

Actualmente sólo nos cabe proceder por hipótesis. En pı
tancia, la generalización plantes una cuestión que a ciencia había ig
zado con anterioridad, si bien las especulaciones filosóficas y teológicas
ya la habian abordado. Tales átomos, patrimonio de la materia orgánica,
¿son los mismos que los que componen la materia inerte o existen entre
ells oras mezclas especticas de isbropos? La experiencia será I que nos
brindo una respuesta y la experiencia prácticamente llama ya a nuera
pu

64. Una de las manifestaciones con mayor trascendencia, con un im-
pacto fundamental en la biosfera (cf. 42), & el intercambio gaseoso de los
organismos con su entorno gaseoso. Una parte de dicho ingercambio ha

107

sido acertadamente calificada de combnsión por L. Lavoisier. Mediante la
combustión, los átomos de carbono, hidrógeno y oxigeno migran sin te
ua dentro y fuera de la corrientes virales.

Probablemente la combustión no afecte el substraso esencial de la vida,
el protoplasma. Es posible que los átomos de carbono, que se liberan dela
materia viva enla armósfea o en el agua bajo la forma de ácido cabónico,
provengan de una materia externa al organismo, de los alimentos, y no ya
de aquella que compone su estructura. En consecuencia, sera en le base
protoplasmática de la vida y en sus formaciones donde se agruparían los
átomos absocbidos por la materia viva y retenidos por ell.

La teoría de la estabilidad acómica del protoplasms se remonta a Cl
Bernard; está excluida delos conceptos admitidos en biología, pero ocasio-
it o y aleta alos estudiosos.

Quizá haya una relación entre las tesis de Cl. Bernard, la generaliza-
ción empírica alusiva ala economia vital de K. de Baer y el hecho empiti-
co, probado por la geoquímica, que refleja la constancia de la cantidad de
vida en la biosfera,

Es verosímil que todas las aportaciones reseñadas sean faces del mis
mo fenómeno: de invaviabilidad de la euanria delas formaciones protoplas
mäticas de la vida en la bofena alo largo de todos os tempos geológicos

65. El estudio de los fenómenos relacionados con la vide a escala dela
biosfera aporra otras evidencias acerca de cuán estrechamente aquellos se
imbrican en ésta. Confirma a necesidad de que consideremos los fenóme-
os vitales como un componente del mecanismo de la bioser, ya que las
Funciones desempeñadas por la materia orgánica en el mecanismo exacto y
complejo de la misma repercuten profundamente en las propiedades y es
wucturas de los sere vivos

E intrcembi qe del oma epi, cup d pimer
rango entre tales fenómenos. Queda fuera de discusión el parentesco int
mo de dicho intercambio con el intercambio gascoso a escala planeraria,
del cual representa una de sus manifestaciones esenciales.

Dumas y J. Bousingult, en una famosa conferencia que pro-
in en París, en 1844, demostraron que la materia viva funciona
como un apéndice dela apmógera. En efecto, la materia orgánica construye,
durante su existencia, el cuerpo de los organismos a pair de los gases at.
moséricos (oxígeno, ácido carbónico, agua, compuestos del nitrógeno y
del azufre); conviene dichos gases en combustibles, líquido y sólidos, acu
mulando de esa suerte la energía cósmica del Sol. Después de mori y
mientras participa del ciclo vital cuando se produce el intercambio gaseo-
so-,resicuye ala armósera los mismos elementos gaseosos.

Esta noción se adecía perfectamente a la realidad. El vínculo genético
que encadena ala vida y a los gases es muy estrecho. Incluso más profundo

108

de lo que se concluye en un primer análisis, Los gases de la biosfera se
"mantienen siempre genéricamente ligados a la materia viviente y ésa de
eumina, invariablemente, la composición química básica de la aumösfera

Ya tratamos este fenómeno a lá hora de reseñar el papel prota
que cumple el intercambio gaseoso enla creación y en el condicion:
to de la multiplicación de los organismos; es decis, en la manifestación de
su energía gooquímica (ef 42)

Los gases presentes en la atmósfera (oxígeno libre, ácido carbóni-
co, etc) se hallan en un estado de equilibrio dinámico, en un continuo in
sercambio con la materia viva.

Los gases que se desprenden de esta última retoman a la atmósfera in-
cesamtemente; las fases de absorción y de expulsión a menudo acontecen
en el organismo de modo cas insantánco. Fl Majo gascoso de la biosfera
se relaciona as fntimamente con I foosinteis, con el aborarorio cósmico
dela energía.

66. La mayor parte de los átomos se reintegra en la materia orgánica
inmediatamente después de que perezca el organismo donde se hallaban.
Una proporción indicate deu peso abandons or un largo empo,
el proceso vital

Este pequeño porcentaje de materia no es alearotio, sino que probablo-
mente permanezca constante e inmucable en el ceso de cada elemento. Ac
cede de nuevo ala materia orgánica por otra ví, al cabo de miles y millo-
nes de años, En este paréntesis, los compuestos que han emigrado de la
‘materia orgínica desempeñan un cometido priotitaio en la historia dela
biosfera, e incluso en la historia de la corteza teresre en sentido amplio,
pues una gran part de sus áromos abandona, por un largo período, ar.
mite de la bier,

Nos referimos aquí a un nuevo proceso, el de a lenta penemaciôn de la
‘Terra por la energía radiante del Sol que incide en ella. Al tiemo de dicho
proceso, la materia viva transforma Ja biosfera y la cortere cereste, Sin
Pausa va legándole una parte de los clementos que han intervenido en la
vida, crea masas de un peso ingente, o impregna la materia inerte de la
biosfera con el polva de sus residuos. Por otro lado, gracias a su energía
cósmica, modifica la forma de los compuestos que se ban originado al
margen de su influencia inmediata (cf. 140 38).

La corteza terres, hasta donde nos resulta fable observa el fens
‘meno en sus entrafas, va transmutindose de est modo. La energía cösmi-
ca de radiación se infra cada vez más profundamente, en el cuso de los
tiempos geológicos, debido a la acción de la materia viva en el seno del
planeta, Los minerales se convierten en formas fredtias de los sistemas
moleculares y sirven de intermediarios para ese transporte.

109

En una gran medida, la materia inerte de la biosfera es un producto
vial.

Bajo un enfoque novedoso suscribimos las idea de los flsofos de la
Naturaleza de ls albores del siglo x (L. Ockens, J. Sens, J. Lamar)
Convencidos del alcance primordial de la vida en los fenómenos geolégi-
os, estos pensadores abarcaban la historia de la corteza terrestre con más
hondura y consistencia ante los hechos empíricos que las generaciones
posteriores de geólogos partidarios de su observación estricta.

Es curioso que la influencia sobre toda la materia inere de la biosera,
en particular sobre la crcación de ls aglormerciones de minerales 1240506,
esté principalmente ligada a la actividad de los organismos del medio
acuático. El continuo desplazamiento de las cuencas hídricas en los tiem.
pos geológicas propaga por todo cl planeta las acumulaciones de energía
química libre, de origen cósmico, obtenida de al suere. Todos estos fenó-
‘menos parecen caracterizarse por un cquilibrio dinámico estable, y las ma-
sas de materia que paricipan en elos son tan inmutables como Ia energía
solar que alcanza nuesto planeta y los determina

67. En última instanca, una masa considerable de materi en la envol.
tura externa, en Ia biosfra, está englobada y acumulada por los orga
mos vivos, transmurada por la acción dela energía cósmica del Sol

El peso de la biosfera debe equivaera 10* gramos, En esa capa super-
ficial del planeta, la materia viva activa, receptora de la energía cósmica,
intervendrá como mínimo en un 1%, Seguramente en varios tantos por
iento. En ciertos puntos predomina y en las capas delgadas, por ejemplo
nos suelo, representa a menudo más del 25%.

Asi, a aparición de la materia viva y su formación en nuestro planeta
se corresponde con un fenómeno de carácrer cósmico que se traduce alas
«aras en la ausencia de abagéne e el hecho de que, en el curso de toda
Ja historia geológica, el organismo vivo haya procedido siempre del orga-
nismo vivo, Todos los organismos se emparentan genéticamente y en nin-
gún lugar se observa que los rayos solares puedan ser absorbidos, ni la
energía solar transformada en energía química, al margen de un organismo

¿Cómo ha podido originar este mecanismo especifico de la corteza
terrestre, la materia de la biosfera animada de vide, un mecanismo que
funciona sin interrupción desde hace los miles de millones de os que su-
man los tiempos geológicos? Es un misterio, como la propia vida lo es en
el esquema general de nuestros conacimientos

10

SEGUNDA PARTE

EL CAMPO DE LA VIDA

La Biosfera, envoltura terrestre

68. La importancia de la vida en la estructura de la cortza terestre ha.
ido calando tan gradualmente el terreno científico que, aún hoy, no sele
concede su justo valo. Fue en 1875 cuando E, Suess, 2 la sazón profesor
en la Universidad de Viena y uno de los mis eminentes goólogos del pasa-
do siglo, introdujo en la ciencia el concepto de binfer« Con tal término
designaba la cnvoltura específica de a corteza terestre donde se asienta la
vida. Defini así la ubicuidad de la vid, la continuidad de su manifesta:
ción en la superficie planetaria, una idea que pugnaba por abrine camino
entr los planccamientos científicos.

Al establecer la nueva noción de una envoltura terrestre pocular regida
por la vida, Sucss enunciaba de hecho una nueva generalización empirica
de amplio alcance, aun cuando no estuviera entonces en condiciones de
prever sus últimas consecuencias, ya que apenas estamos comenzando a
discernirls gracias a una serie de descubrimiento ciencíficos recientes

9. La biosfera constituye la cobertura 0 gras superior de una de las
grandes regiones concénerica de nuesero planet: la corteza terrestre.

Las propiedades fsico-quimicas de nuestro planeta cambian regular»
mente en función de su alejamiento relaivo especto del núco. Son i
ticas en las secciones concénericas que su estudio decermina

Desde un aspecto estructural cabe distinguir dos formas: en primer lus
gas, las grandes regiones concéntricas del planeta, que denominsremos
concensras, en segundo lugar, las divisiones más específicas de tale regio»
nes, que denominaremos enparo geoferas

‘Coma mínimo se delimican tes grandes regiones concónricas el máclo,
el Sima y la corteza. La materia parece estar confinada dentro de cada ro-
gión, pues sólo crura los respectivos límites de separación muy lentamente
© en determinadas épocas fia. La migración de materia de uno otro sec-
tor no obedece a un rasgo inherente la historia geológica ordinaria. Por
tanto, cada región configurard un sitema mecánico aislado, independiente
de os restantes.

La Tierra, en suma, mantiene las mismas condiciones termodinámicas
de hace millones de años. Alli donde no se producen aportes de energía

Vas logo pére wlan dis pr, pido en e de Sn, nl mi
sins que) May 19107 D Stoke 920,

ua

activa, extraña alos sistemas mecánicos vigentes, e habrán establecido sin
duda equilibrios dinámicos estables de la materia y de la energía.

Presumiblemente, los sistemas mecánicos de las regiones estancas de la
Tierra están doados de un equilibrio tanto más perfecto cuanto menor re-
sue ser el aporte de energía externa,

70. Bl mácleoserese se caractetna por una composición química sin
parangón con la dela coreza terrestre en cuya fe vivimos, La mareria del
nüceo quizá se encuentre en un estado gascoso particular (gas en estado
rico), pero las nociones relativas al estado fsico de las entrañas del pla-
cta sometidas, según dichas nociones a la presión de decenas, centens-
res o miles de atmósferas se inscriben en el plano de las conjeras, dado
«l nivel acual de nuestros conocimientos cienífcos, Procede admitr en el
núco el predominio de elementos libre, comparsivamente pesados, 0
de sus compuestos simple. Ahora ben, a propiedades ficas de exa re
ión pueden abordarse científicamente desde diversas Óptica: cabe imagi-
ar un cuerpo sólido, o en estado viscoso, o incluso gaseoso. Cabe suponer
que en el múcleo reina una cemperacura de miles de grados centigrados o,
por el consario, muy baja, similar ala delos pequeños cuerpos del espacio
cósmico, El peso específico medio del planeta (5,7), muy elevado si lo
comparamos can el peso de la corteza terrestre (2,7), indica obviamente
que el múcleo prescata una composición química singular, distinta de la
que apreciamos en la superficie dl planeta. Fl peso específico del núcleo
no debe ser inferior a 8, lo més probable es que sea 10. Presumiblemente
está imtegrado por hierro libre o sus aleaciones con el níquel y sus com-
puestos metálicos, Tl hipótesis iene la apariencia de se verosimi,

A uma profundidad que ronda los 2.900 kildmnetos bajo el nivel oceánico
se acusa un cambio brusco de as propiedades de la maria. Este hecho, esa-
blecido por los estudios ismamáricos, no da lugar a controversias. Tal div
«continuidad se explica con la hipótesis de que las ondas sísmicas, ala prafun-
«idad salada, penetran en otra región concéncrca. La medida en cuestión
revelari dónde se sua la superficie del núcleo metilie. No obsanıc, tam
bién es posible elegir como límite de la misma, unas medidas que denocan
profundidades menores, de 1.200 6 1.600 klémetros la cules se correspon-
dea con oros cambios bruscos en el recorrido delas ondas sísmicas

71. Si bien el estado de nuestros conocimientos actuales sobre las en-
trañas del planeta nos impide llegara unas conclusiones lo suficientemente
precisas, los últimos años se han mostrado pródigos cn revocar muestras es
timaciones dentro de esta disciplina.

El terreno parece firme y en los años venideros asistiremos sin duda a
grandes progresos, con lo cual se afinará muestra comprensión de estos
problemas antes de lo que prevefamas no hace demasiado tiempo.

14

Al relacionar los resultados de ls investigaciones ea petropénesis
Jas mediciones sísmicas, hemos podido, concluir que los silicaos y los alu
minoslicatos ocupan, en la estructura del planeta, un lugar mucho más
preponderante que el asignado hasta la fecha. En este punto es mencster
destaca las observaciones sobresaliente delos científico croatas Mohoro-
vicic, padre e hijo, quienes han establecido tal hecho recientemente, Sus
invesigaciones marcan una continuidad con respecto al largo trabajo de
sus predecesores.

72. A patti de ahora podemos inferir algunas propiedades básicas del
segundo concentro, que Sues llamó Sima y en cuya esencia química su-
rayé el predominio de los átomos de Si, Mg y O.

En primera instancia, esa región se caracteriza por un espesor de va
rios centenares de kilömetros -quizd supere los mil-, además de por el he-
cho de que cinco elementos químicos (lich, magnesio, oxígeno, hier y
aluminio) desempeñan, al parecer, un papel muy importante. Suponemos
que se incrementan los pesados átomos de hierro en razón directa de la
profundidad.

Quizá unas rocas análogas las rocas básicas del tecer concentro —la
corteza terrestre cumplan también un cometido primordial en la consti=
rución del Sime. Las propiedades mecánicas de stas rocas recuerdan a las
eclogitas según el criterio de algunos expertos geólogos y geofsicos.

73, El límite superior del Sima lo representa la corteza term, cuyo
espesor medio -algo menos de 60 kilémetros~ esk satisfctoriamente de-
terminado gracias a una serie de observaciones independientes: por un
lado, los estudios sísmicos, y por ocro lado, le medida de la gravedad te-
este,

La superficie isstátca esla que separa la región del Sima de la corteza,
Indica una propiedad notable de la región del Sims, una propiedad que lo
diferencia claramente de su cobertura: la maria del Sima es homogénea en
le totlidad de las capas concénirica apreciables.

Las propiedades isico-químicas dl Sima varían pues concéaxticamen:
te en función de Las distancias de los puntos estudiados hasta el múcleo del
planeta.

La materia de la corteza terrestre, por el contrario, es elaramente hete-
rogéna en las dstneas parts dela misma capa concénrica, à igual dist
cia del núcleo de planct,

Dadas tales condiciones, no puede efectuarse un intercambio mínima»
mente intenso entre la materia del Sima yla materia de la corteza tere.

74. Por tanto, no cxisirán en el Sima centros de energía libre suscepti»
bles de actuar sobre la corteza terresre en los fenómenos observados.

115

os, a energía del Sima es ierele-
vante. Se trata de una energía externa potencial, cuya manifestación ja-
tds ha alcanzado la superficie de planeta en el curso de los tiempos geo-
lógicos, No encontramos indicios de su acción en los hechos observados.
Esta constataciôn merece el tango de una generalización empltica funda-
mentada. En otras palabras, carecemos de datos que prueben que la se-
gión del Sima no se mantenga cn estado de indiferencia química y de
<quilbrio esble absoluto y permanente en el curso de todos los siem-
pos geológicos

Ginna contain de ul sado rove el ah de que,
las capas geológicas estudiadas de la corteza terrestre, no derctamos un

caso —cientficamento cstableido- de sport de materia desde las ro-
giones internas del Sima hasea la corteza.

‘Una segunda confirmación proviene del hecho de que no acontece fe-
'nómeno alguno como la clevación de temperatura, por ejemplo= que re-
vele una encegía libre supuestamente inherente al Sima. La encrgía libre,
tun calor que se difunde a a cortez desde las profundidades, no esi ligada
al Sima, sino a la encrgía atómica de los elementos químicos radicactivos,
ue se concentran principalmente en la coteza y en las capas superiores
del planeta, en unas condiciones que permiten a su encrgía manifestarse
bajo una forma capaz de producir trabajo,

75. De entre ls fenómenos obscrvados enla superficie terrestre, la dis-
tribución de la gravedad permite descender hasta las entrañas del planeta
ms profundamente que todos los restantes fenómenos, con la excepción
delos cerzemotos.

El cardctr esencial de cta distribución estiba en que se muestra liga
da ala estructura singular y muy definida de la región superior del planet:
los constituyentes mayores de la corteza, con pesos específicos variables
(desde 1 para el agua a 3,3 para las rocas básicas), se acumulan en esta re-
ión superior y se organizan de suerte que, en un corte transversal, las pare

eras se ven compensados por oras más pesadas; a una profundidad

la superficie isostácica, se aprecia un equilibrio absoluto. Por de-
bajo de dicha superficie comprobamos que las capas del planeta poseen, en
soda la extensión que les corresponde, un único e idéntico peso específico.

De ello sc infiere que no pueden existir iregularidades mecánicas ni
diferencias químicas en ls capas a una misma profundidad por debajo de
la superficic isstátca; a parir de ella ige pues un equilibrio dindmico es
able de la materia y de la energía

Por consiguiente es razonable elegir la superficie jsstáica como Limite
inferior dela corteza y como limite superior del Sima. Ea área asume una
propiedad importantísima del planeta: separa la región de los cambios dela
región de los equilibrios inmutables.

116

Con anterioridad hemos expuesto que la faz de la Tica -Ia biosfera,
envoltura superior de ral región de cambios- obtenía la cnergí de trans.
formación del made cómic, dl Sol Nas const volvemos ins
sobre el pardcular- que hay unos dispositivos para transferir esa encrgía a
las profundidades.

En la corteza terreste, además, radica otra fuente de encrgía libre, la
materia radioactiva, que provoca unas alteraciones de sus equilibrios esa-
bles todavía más potentes, aun cuando las mismas sean muy lentas,

‚Penetran los átomos radioactivos hasta el Sima? Lo ignoramos. No
obstante, parece que la canidad de materias radiosetivas no puede se: del
mismo orden que en la corteva porque, en caso contrario, las propiedades
térmicas del plancıa variaran sustancialmente, Las materias radioactvas,
fuentes de l emerg libre de la Tier, no acceden ensonces hasta el Sí
610 abandonan inmodiatamente.

76. Sólo disponemos de una noción muy vaga acerca del estado Mico
dela materi que configura el Sima.

No croemos que all se eleve excesivamente la temperatura. La mae
teria que alberga desafía nuestra experiencia sensorial, en primer lugar
debido ala enorme presión que soporta. Las propiedades mecánicas de
dicha materia -hasta los 2.000 kilómetros de profundidad, por lo me-
os se corresponden con las del estado sólido (S. Mohorovicic, 1921).
La presión a semejantes profundidades es, sin embargo, tan considera-
ble que implica un reto para nuestra imaginación, desdibujándose
nuestros conceptos basados en el principio experimental de los tres es
tados de la materia (Sido, líquido, gascoso). Sin eraspasar Ia frontera
superior del Sima, donde la presión se eleva a 20.000 atmósferas por
centímetro cuadrado, se difúmina ~segin han demostrado los experi
mentos de RW. Bridgman (1925)- la diferencia entre las propiedades
de los escados sólido, líquido y gaseoso para los parámetros habituales
que los definen.

Esta materia no puede ser cristalina; posiblemente quepa visualizada
en el estado vitco o metálico someti a aka presión. e uata de capasto-
talmente homogéneas, cuya presión se incrementa y cuyas propiedades van

ficéndose en función dela profundidad.

77. La profundidad de la superficie isostáica no se conoce con exa
ud. Antaño se le aribuls una medida entre 110 y 120 Klémetros. Las
Joraciones recientes más preciss la reducen considerablemente.

Su nivel parece cambiar mucho dependiendo de los lugares su forma
se modifica paulatinamente por la ación de la fuentes de cncrgía libre in-
rem localizadas en la corteza terrestre, bajo el impacto de los llamados

procesos geológicos.

u7

Justo encima de la superficie isosdtca se sita el gran concentr desig-
sudo como coreze teres en iré de antiguas hipóress geológicas, que
pretendan halle i erst, edad desd vis premio nis
y vestigios de la core resultante dela consolidación del planeta orora I-
quido. Esa noción nlazaba con las versiones cosmogónicas alusivas al pa-
sado de la Tier, entre ls cules destaca, a tulo de exponente, la hipöre-
sis de Laplace. Dicha hipótesis gozaba de gran predicamento entre los
exis, quienes cu un momento dad, Fabian iperufade su vl
científico. Progresivamente fuc comprobändose que en ninguna capa geo-
lógica accesible se desea la huela de semejante corteza primaria de
consolidación y quel hipotético pasao incandescente líquido del planeta
nunca se hacia patente en los fenómenos geológicos.

Asi se debilt la premisa del planeta otora líquido e incandescente a
hipótesis de una previa ignición Líquida, pero el término «corea tic
tae ind pre vía nl ciencia subi una on um

78. En la corteza teres se distinguen varas cnvolturas o geosferas
concéntricamente dispuesta, aun cuando las correspondientes superficies
de demarcación disen, por lo general, de scr esféricas, En cada una rigen
nos sistemas de equilibrio (dinámicos, fisicos y químicos) en gran medida
independientes y asados En cietos casos —probablemente por a im
fccción de nuestros conocimientos, no conseguimos delimitar las dist
vas geosferas.

En lo que ataı alas regions superiores en estado sólido, estamos fi
«ultados para señalar unos límites más exacrs; lo mismo cabe afirmar de
las regiones gascosıs inferiores, Desde los 16-20 kilómetros de profundi-
dad bajo el nivel ocxánico y desde una alieud entre los 10 y los 20 kilóme-
wos han penetrado, o penetran, en la superficie terrestre compuestos qu.
micos en abundancia. El estudio de la estructura geológica de la Tic
demuestra que la rocas compactas más profundas conacidas no traspasan
las medidas indicadas, El espesor de 16 Kilómetros viene a oincidir con la
presencia de las rocas sedimentarias y metamórficas. Probablemente la
composición química de estos 16-20 kilómetros superior de a corteza
esté condicionada por los mismos procesos geológicos actualmente en ei
0. Los rasgos generales de esta composición nos resultan muy familiares.

Más allá delos límite señalados, tanto superior como inferior, nues-
tros conocimientos se debilita: no somos capaces de dilucidar qué mate-
ria alcanza la coreza terres ni son claros, bajo múltiples aspecos „por
mucho que hayan progresado las ciencias experimentales, los estados de
Ja materia en estas regiones de altas y bajas presiones.

No obstante, el terreno que pisamos en nuesera disciplina es inequívo-
camente sido: los conocimientos avanzan de manera pausada, peso siste

ns

mática. Las
do una

ncepciones anteriores sobre la corteza terrestre están sult
in exhaustiva, todavía en ciernes

79. Hemos de llamar la atención sobre algunos fenómenos generals,
relevantes para comprender I estructia de la corteza terrestre.

En primer lugar, en ls zonas superiores dela armósfea, la materia se
encuentra en un sado claramente dize de aquel que euros cos.
tumbrados a detectar en tomo nuestro, Quizá hablemos de una región del
planeta -por encima de los 80 a 100 kilómetros de alcicud- que ya no per-
teneve a la contera terrestre, sino a um nuevo conceniro. Bajo la forma de
electrones y de iones se acumulen, en un medio material enserecido, in-
mensas reservas de energía libre; su función en Ja historia planeraia está
an pendiente de descubrirse

En segundo lugar, parece verosímil que las capas interiores dela Tierra
o se halle, en toda su extensión, en estado incandescente, líquido, a pe-
sar de que antiguamente se considerara como una prueba de elo la eyec-
ción de ls socas volcánica. Nos vemos abocados a admitir en tales caps,
ha existencia de grandes o pequeñas bolas de magma, masas de slicatos
viscosos en estado de fusión, sometidos a una temperatura entre 600 y
1.200 grados centígrados, diseminados en una envoltura sólida o sólido-
viscosa, Nada prucha que los centros magmäticas penetren toda la cortera
terrestre, que no se concentren en las regiones superiores y que la tempera
ura de toda la corteza sea tan clvada como la de estas masas incandesccn-
tess ricas cn gases.

80. Aun cuando la esrucrura de las geosferas más profundas encierra
todavia muchos enigmas, desde hace unos años abundan los progresos
ciemuífcos en este ámbito,

La corteza teresre estaría formada, en su totalidad, por las rocas ci:
das y básicas que hay en la superficie, Las rocas ácida, granitos o grano-
dioria, se aglomeran bajo los continentes, donde representan un espesor
del orden de 15 kilémetros. Las rocas básicas predominan en las profundi-
dades. Bajo la hidrosfeca se acercan más a la superficie tereste, Esta rocas
contienen menos energía libre y menos elementos químicos radioactivos

Como mínimo cabe admitir la existencia de res geosferas bajo la su
perfciererestre. La primera, la envoltura superior, corresponde alas rocas
ácidas (capa grandi). Finaliza a unos 15 Jilómenos de profundidad y es
comparativamente rca en elementos radioactivos,

À unos 34 kilömetros de profundidad se aprecia un nuevo cambio
brusco en las propiedades de la materia (H. Jefes, S. Mohorovicie} la
cual presumiblemente implica e limite inferir para la existencia de los
cuerpos crisalinos, Se trataría de la frontera superior de la capa vitrea de
R. Daly (1923). Por debajo de este limite las rocas básicas, parcialmente

19

ácidas, se encontrarán en el estado vitre y por tanto, no guardan paren-
xesco con las rocas conocidas.

Se detec oro cambio brusco a unos 59-60 Kilómetros, de promedio,
de la superficie; aparentemente obedece a la aparición, en los fenómenos
sísmicos, de unas rocas pesadas, quiz elogitas, cuya densidad no es infe-
Hora 3334.

entramos aquí en la región del Sims a densidad de as rocas va li
ciéndose cada vez mayor, alcanzando un valor de 43-44 en su limite infor

E. Williamson, 1925).
excesivamente simplisas, se limiran a dar una idea so-
mera dela complejidad del fenómeno.

81. La existencia de ls capas terrestres se ha ido estableciendo de un
modo empfrico a lo largo de muchos años. Algunas de ells, como la ar
mösfera, evan siglos detcrminadas y su existencia se ha convenido en un
<onccpto del dominio público.

Hasta finales del siglo X y comienzos del siglo 20, sin embargo, no
Lan empezado a estudiar los principios dela génesis de stas capas toda

fa no está universalmente reconocida su función en la estructura de la
cortea rerrestee. La génesis está íntimamente ligada ala química de la cor.
teca y su existencia obedece a que todos los procesos químicos superficiales
se rigen por idénticas ejes mecánicas del equilibrio.

A partir de ahí, las líneas maestras de la estructura química y fisica de
la corteza serestr, pese a la enorme compleidad de dicha esrucruta, se
perfilan nítidamente; permiten apreciar empíricamente los estados funda

s de los fenómenos naturales complejos y clasifica los sistemas
complejos de los cquilibrios dinámicos estables con los que se correspon:
dea, en esta construcción simplificado, as capas terrestres

Las leyes del equilibrio, en su formulación matemática general, Fueron
«spuestas por]. W. Gibbs (1894-1887), quien las relaciona con la inerac-
ción que puede originarse entre las variables independientes características
de los procesos fsico-químicos: temperatur, presión, estado fisico y como
Posición química de los cuerpos que inecvienen en los procesos

‘Todas las geosferas (capas terrestres) introducidas en la ciencia por una
vía estictamente empísia pueden delimitarse en función de las distintas
variables que, según Gibbs, definen los cquiibrios que dl estudió. De esta
suerte cabe discernir las capas termodindmicas deccrminadas por los valores
de la temperatura y Ja presión, ls capas de a extados de la materia, cacaos
rizadas por las fases (es decir, por el estado fisco: sólido, líquido, etc, de

FL egin arn a que eng iia cur
que ose sapos alas ponden cn al pu a poo ps Leg e aa
pci dem sr cn ns pares ns pim qe pk Caldas ei

120

lo curs que iguana compasiión) por limo, ls ps químicos
que se definen por su composición química

Sólo la envoltura destacada por Suess, la biosfera, permanece al mar-
gen. Todas sus reacciones se someten a las leyes de los equilibrios, pero se
singularizan por una nueva propiedad, una nueva variable independiente,
bbs no había contemplado.

82. Las variables independientes de los equilibrios heterogéncos inves-
‘igados comúnmente cn los laboratorios químicos y que suelen tomarse en
consideración: temperatura, presión, estado y composición de la materia,
no incluyen todas ls formas teóricamente posible. Gibbs estudió mate
máricamente los cquilibrios elecrodindmicas. Diversas fuerzas superfiia-
les -fuerzas de contacro- revisten gran importancia en los equilibrios te
reses naturales Los fenómenos de la foosintesis han sido objeto de una
atención permanente en el campo químico: la energia radiante luminosa
es la que consituye la variable independiente. En los fenómenos de crista-
Iiación intervienen además las energías vetoriales del cristal, la energía
interna, por ejemplo en la formación de mada, la energía superficial en
das las crisalizaciones.

Los organismos vivos se diferencian claramente de todas las restantes
variables independientes en la biosfera no sólo por agregar la energía
nosa del Sol alos procesos fsico-químicos de la corteza terrestre, sino tam-
bién por su propia esencia. Al igual que aquéllas, modifican el curs de sus
cquilibrios; ahora bien, en contraposición con las mismas son, como tales,
especificamente independientes; es decir, constituyen unas caes de siste
mas de equilibrios dinámicos secundarios en el campo termodinámico pri

La autonomia de Los organismos vivos expresa el hecho de que los pa-
rimetros del campo termodinámico que les son propios divergen sustan-
cialmente de los parámetros observados en la biosfera. Con respecto a se-
mejante fenómeno, los organismos algunos, de forma inequívoca
mantienen una temperatura con independencia de la del ensorno y poseen
luna presión interna específica, Están atados en la biosfera, y el campo
termodinámico de la misma reviste importancia par ells en Ja medida en
‘que delimita la región donde pueden desarrollre sus sistemas autónomos,
pero no determina su campo interno.

Desde un enfoque químico, su autonomía se revela ciertamente cn el
dato de que sus compuestos no pueden formats fuera delos organismos,
en las condiciones normales del medio inorgánico ineree de la biosfera; al
penetrar en las condiciones de dicho medio, se tornan irremisiblemente
inesables se descomponen, migran a ortos cuerpos y se convierten así en
desesabilizadores de su equilibrio y en fuente de energía libre para cal me-
io inanimado,

m

Estos compuestos químicos se originan en la materia vivient en rc
puesta a unas condiciones a menudo muy dispares de la que se observan
en la biosfera, En ll jamás se dereaa la desagregación de as moléculas de
ácido carbónico y de agua, uno de los procesos bioquímicos fundamenta-
Les. Tal proceso sólo podria acontecer en ls regiones profundas de nuestro
planeta que son asiento del magma, al margen de la biosfera. En nuestros
laboratorios no lo reproducimos más que a unas temperaturas muy leva
das, extrañas a la biosfera, El campo termodinámico de la materia orgánica
difiere claramente del de la biosfera, aun cuando no estemos facultados
para explicar su existencia autónoma, Es un dato fundamental que los or-
ganismos vivos pueden ser descritos empíricamente como campos termo-
dinámicos particulars, ajenos a Ia biosfera, aislados en ésa, de unas pro-
porciones comparativamente insgnificanes, portadores de la energía solar
radiante y creados portals rayos en su seno. Sus dimensiones oscilan en-
tre nx 10% y nx 10* centímetros cuadrados, )

Sea cual fuere a torts elegida a la hora de explicar la existencia y la
Gama de os oros vs en ia fn ha de
que se modifican todos los equilibrios químicos en este medio ant su pre-
sencia, Las leyes generales de los equilbrios permanecen inmutables y la
acción de los seres vivos y de su conjunto, la materia orgánica, presenta
tuna analogía perfeca con la acción de las restantes variable indopendien-
tes. Las grandes categorías de los sees vivos pueden considerarse como
tuna forma particular de las variables independientes del campo energético
del planet.

83. Una acción de Jos seres vivos como la descrita se corresponde di-
rectamente con su nutrición, su respiración, su descomposición y su muer-
16; 65 decir, con los procesos viales durante los cuales asimilan y liberan
elementos químicos.

Desde un plantcamiento empírico, ls elementos químicos que incor-
pora el organismo vivo acceden a un medio sin parangón posible con nin-
gún otro en el planea. Cabe considerar que, una vez que penerran en la
materia orgánica, se produce una mutación en el modo en que se aparecen las
clemenios químicos.

En su nueva disposición, la historia de los elementos químicos pierde
toda relación con la que les acc en las rescanses partes del planeta. Tal
divergencia se vincula, evidentemente, con el cambio profundo de los
sistemas atómicos en la materia orgánica. Quizá no acontezcan, en su
seno, las mezclas ordinarias de isótopos. La experiencia dirá la última par
habra.

Antes se pensaba -y es una opinión que todavia cuenta con partida
rios- que la historia especial y específica delos elementos químicos en los
seres vivos obedece al predominio de los coloides en la composición de és

12

Los. Ahora bien, en los múltiples casos en que se detectan sistemas coloidae
les en la biosfera al margen de la vide, a historia de los elementos quimi
ns se are a pautas diferenes,

Las propiedades de los sistemas dela materia en forma dispersa (los co-
Ioides) están reguladas por las molécilas, no por los átomos. Dicho rasgo
«s suficiente para no buscar, en los fenómenos colidales, la explicación de
‘mo se disponen los elementos químicos, pues sus modalidades vienen
siempre determinadas por el estado de los átomos.

84, Hemos establecido el concepto de madalidad de preentacion en el
cua de Is elementos quimicos (1921) eon el tango de una generalización es-
trictamente empirica.

Los elementos químicos, en función de cómo se aparecen y de su hi
toria consecuente, pueden ser clasificados en distintas modetidades en vi
ud del estado de sus átomos en los diversos campos termodinámicos o en
sus zonas conczetas. En tcorla pueden combinarse múleiples disposiciones
delos elementos químicos, pero en ls prices, en los campos temodiná-
micos de nuestro plane, observamos sólo algunas de tales combina-
Por tanto, los átomos de los sistemas estelares deberán ser analizados
‘en unos estados particulares, sin parangón posible en la Tiere. De hecho,
se ls acribuycn unos estados particulares, por ejemplo para explicar su es-
pecto (ftomos ionizados de N. Saha); aí sucede con los átomos docados
de una masa enorme, característicos de ciertas esells. Para explicara, cs
menester admit a concentración de miles, incluso de decena de miles de
gramos de su materia en un centimerro cúbico (A. Baldington). Los esta-
dos de Los Atomos eselaes implican sin duda unas disposiciones descono-
cidas en la corteza terrestre. Otras formas de combinarse que tampoco
existen en la superficie de nuestro planeta pueden observarse ~y sin duda
se observarán- en el Sol, en su corona (gases de los elecrones), en las ne
bulosas, los cometas y el núcleo terrestre.

85. Dado que los organismos vivos poscen un campo termodinámico
auténomo en el campo de la biosfera y que la historia de los elementos
químicos, en el seno dela matri orgánica, se ransmuta haciéndose tor.
ment especfiay singular, conviene estimar que el hecho de hallaee ine

7 as ded de an la rl Sas B dee ver
a. set va nie de N. Bah Ruth at q
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Inn dln dee que und Co tor nina Timing 1989) Hl epee
ok de lazos rte ep en Shi core crore ee be Copan”
{or dealin ape par une ps de una dence al, boda en la de

"ia sectesponen cr eds rior (1. Adam, 1903)

123

grados en las materias vías, en el ámbito de la Vida, implica, para los ee-
mentos químico, su forma peculiar de star. No conocemos con exactinid
cómo cambia el estado de los átomos en tal situacién. No obstante, la cer-
tera de que su disposición armoniza con oras modalidades existentes en la
corteza terrestre, invarinblemente caracterizadas por estados definidos de
los átomos, nos induce a suponer que ls investigaciones futuras cvidencin-
rán las modificaciones sufridas por los sistemas atómicos una vex que han
ppenctrado en la materia viva

Cabe esablecer, con un criterio empíic, as distintas formas en que se
ordenan los átomos existente en a cote teste en virud dela concu-
rencia de cuatro factors: 1.° un campo termodinámico propio para cada
modalidad; 2. una manifestación atómica particular, 3: una historia gro-
química de cada elemento específico y particular (migraciones individual);
ÁS unas relaciones fas, a menudo impuestas por la modalidad de la que se
trata, delos átomos de los distntos elementos químicos (paragéncsi)

86. Según lo espueo, disinguamos curro maneras diferentes de
apareces o lentos químicos en la corea terete, por as que van
Pasando en el curso de ostempos y que pueden cantes su ir.
Las cr ae encuen on siguientes 1. ma compac y mi
eras, donde predomina lt moléculas y lo le de combacone
de cements cables eme; 22 maga metas vic de ay
Líquidos, en el ado de meca movil de o sistemas sómos desire.
des, dende o hay cils ni moles lo cl
eno dea química dima 3 diem de o demenos, que see
cuentran en el enado libre, separados los unos de los otros. May
teo dementos ocn jnizados, o han perdido pure de sos
J Nos máximos aun exado paar de o tomos que cora.
Ponde al de a muse radiance de M. Parado, y W. Crooks, de materia
orgánica, oyo estado atómico no saboos precisar Nos inclinamos a ae
Buil un sado molecular, de sisas disocados de ons, de formas di
peras. Unas eprestaciones de esa cae no basan para explica los he.
hos empíica. Qui adems de lo topes (ck 83) la meta de los
al en el queno se haba reparado en el caso del or.
dad os campossiómica.

87. La forma en que se presentan los átomos (los elementos químicos)
desempeña, en los equilibrios hetcrogéneos, la misma función que otras

2 le, na temen y penas (80). pode conser mua pelos

sd e corpona cn una er Irma de anche een qu.
"Che pone que cos des cado dees domers quin comio modalidad dae
124

variables independientes: temperature, presión, composición química, s-
tados físicos de la materia

Todas elas caracterizan a las geosfea, envolturas concénrrias de la
corteza terrestre respecto del nicl del plana,

tud de lo anterior, a ls cajas indicadas (cf. 81): termodinámi-

cas, de los estados de la materi y químicas, debemos agregarles las capas
determinadas por las discinas formas en que se aparecen los elementos
químicos. Las designaremos con el término de eapas paragenétca, ya que
definen ante todo los grandes rasgos de la paragenesis de los elementos; es
deci, as leyes de su presencia simultánea.

La biosfera esla más accesible y la mejor estudiada de als capas para-
genéticas.

88, Concebir la estructura de la corteza terrestre como si estuviera
constituida de capas tesmodindmicas, de los estados de la materia, quimi-
ces y paragenéticas equivale a una generalización empírica típica.

Se trata de una concepción que todavía no ha sido explicada; es decir,
permanece desligada de cualquier teoría de la geogénesis, de cual
tipo de concepciones referentes al universo,

De ello se infiere que una estructura semejante se origina por la
acción delas fuerzas cósmicas, por un lado, yde la materia yla cnergía de
nuesto planeta, por otro: el earicxer de la materia, las relaciones cuan
tivas de los elementos, por ejemplo, ni son fortuita, ni se deben a causas
meramente geológicas

Esa generalización empírica, plasmada de modo esquemático en el
¡Cuadro L servirá de base para el desarrollo ulterior de nuestro estudio.

BI Cuadro -y ll es aplicable a cualquier generalización empfrica- su-
pone un primer intenco de abordar la realidad; su contenido es pues sus
ceptible de ir corigiéndose y completindose. Su valor depende de los da
tos empíricos donde se asienta, lo cual significa que se acusarán desniveles
en dicho valor.

Tn lo que concierne a la mayor parte dela primera capa termodinimi
ca y alas restantes primeras capas caracterizadas por sus respectiva varia-
bles independientes, así como a la quinta capa termodinámica y a las re-
giones subyacentes, los conocimientos se apoyan en un número de hechos

njetura y exrapolaciones, ajenas por esencia

Dadas ls circunsancia apuntadas, los conocimientos en este ámbi
resultan poco fabes, viéndose bocados a sufrir modificaciones repentinas
2 tenor del progreso científico. Como consecuencia delos intensos avances
actes en el campo de as ciencias fisica, cabe esperar que en un futuro
inmediato sobrevendrän unos descubrimientos espectaculares, con lo cual
experimentarán un gio radical ls opiniones vigentes

15

127

ont
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phage mp a +

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pou ge) bp y

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ULSMNIAL VZ4MO) VTA SVAVO,

Fa ka mayoría de los casos cs imposible demarca, de forma precisa, los
limices entre las capes. Todo parece indicar que las superficies de separt-
«ción entre las mismas se modifcan en el decurso del tiempo, a veces con
rapide.

Su forma es muy compleja e inestable. La penuria de conocimientos
disponible, en lo que se refiere al sector comentado del Cuadro, no invali
da el tratamiento de las cuestiones que nos ocupan, pues Is biosfera, por lo
demás, se sustenta en un enorme cuerpo de hechos, libres de hipötesis,
adivinaciones, conjecras y extrapolaciones.

89. De entre todos los factores que determinan los equilibrios qui
cos, la temperatura y la presión at como las expas ermadinmicas en faune
«ción de ambas variables- revisten una importancia particular, ya que inter»
vienen en todas las modalidades que adopta la materia, en todos sus
estados y combinaciones químicas La construcción del Cosmos, su mode-
Jo, siempre es termodinámico.

Debido a tal motivo, la procedencia de los elementos y los fenómenos
de su historia geoquímica deben ser objeto de clasificación conforme a las
distintas capas (geosfras) termodinámicas, A parir de ahora, designare-
mos con el término de adorer a los fenómenos y a los cuerpos ligados a la
segunda geosfera termodinámica superficial; frios a los que están liga-
dos a la tercera ya la cuarta geosfras (metamórficas) y juveniles a los que
están ligados a la quinta

La materi que se inscribe en la primera yla sexta capas ermodinämi-
cas no aleanza la biosfera, o no se tiene constancia de ello

La materia viva de primer y segundo orden en a Biosfera

90. Los limites dela biosfea están deverminados, en primera instanch,
por el compo de la existencia vital La vida únicamente se desarollaen un
medio determinado, bajo unas condiciones físicas y químicas dadas,

Es el medio el que responde a la biosfera, I campo de la estabilidad
vital, sin embargo, supera inequívocamente los límites del medio. Desco-
nocemos en qué medida puede rebasals, ya que resulta imposible evaluar
cuanttativamente la fuerza adaprativa de los organismos en el flujo de los
tempos geológicos, La adaptación depende, a todas luces, dela duración

“La ape (a) de ua e les or dejo delo aos probleme e sii (q
¿ión sl im tor + un pcknddnd de 0 ilómoro? cn & co da Oo Pi.
Fa medida busunie mis celle en o dl Océano Adin. A es ne que a
{aps gis canes alo un gan pr (napa de Gata ap in Sl
‘Seon par jode Europa Aa)

128

temporal, es una función del tiempo, y se manifesta en la biosfera en cs-
uecha correspondencia con los millones de años que ésta lleva existiendo
No disponemos de millones de años, por lo cual no es factible reemplazar-
los por otro factor en nuestros experimentos.

Hemos llevado a cabo nuestras investigaciones sobre los organismos vi-
vos a base de unos cuerpos que, desde tiempos inconmensurables‘, se han
adecuado a las condiciones ambientales, a biosfera, y que han elaborado
en su seno las materias y la estructura necesarias para vr. Tales materias
se modifican con los ciclos de los tiempos geológicos; ignoramos el alcance
de cles cambios ya día de hoy somos incepaces de inferro a parir de Is
ivesigaciones centradas en su caácte químico.

La deducción fundamental susceptible de extraerse de los hechos ex-
puestos es que la vida, en la corteza terrestre, abarca una parte de as ge-
esferas menor que el campo de su potencial expansión, aun cuando el
estudio de la Naturaleza demuestre fehacien
unas condiciones nuevas, así como la evolucién de distineas especies de
organismos, en la sucesión de los siglos, con el fin de existir en Ja bios-
dera

La mejor formulación para sintetizar el estudio diacrónico de la Natu-
ralera, la generalización empírica inconsciente sobre la que se cimenta
todo nuestro saber y todo nuestro trabajo científico, consiste cn armar
‘que la vida ha abrazado la biosfera merced a una lenta y gradual adapea-
ción y que tal proceso aún no ha llegado a término (cf 112, 122). Acusa-
‘mos constantemente la presión vital circundante (ef. 27, 52) dado que el
campo de la vida desborda los límite actuales de la biosfera,

Fl compo dela enabled viva, por ane, no e sino el produce de a adap-
tación lograda en el curo de ls tempos. No consiuye un resultado perma-
niente ni inmurable: sus fronteras actuales no bastan para ofrecemos una idea
clara y completa de ls límites posibles para las manifestaciones vitals.

Este campo, tal cul lo confirma el estudio de la paleonología yla co-
logía, se amplia paulatina y gradualmente en el curso de la existencia del
planeta.

91. El campo existencial par los organismos vivos no está determina-
do excluivamente por las propiedades físico-químicas de la materia orgie

E compo de ipo isn anopacni. De be esc, ua el emp.
na ee prende pilas a Yan dc dain de maso en
‘bie neal e 10 a

"Freuen bum een de vds on pois Ms y químicas dr co
puc quimico! goign eran, or empl er mia que gan ut

arde GOL, Ara le nose tone nde lr olor dps de er
iad de orn. Apis láminas on sada de ean ra au span
Ge OM Chea.

129

nic, ni por el carter y las propiedades del enton
del organismo a rales condiciones.

Las condiciones de la respiración y de la nutricién del organismo (es
decir, su seleción activa de los elementos que requiere para vivir) desem-
pefian un papel important y característico,

Hemos destacado ya cuán crucial resulta el intercambio gascoso delos
organismos, su respiración, tanto en el establecimiento de su propio régi-
men encrgético como a efectos del régimen gaseoso general del plancta
= particulas, de a biosfera.

“Tal imercambio y la mutrición (eco es, el wansporte de matriss6-
lidas y Mguicas que los organismos realizan desde el entorno hasta su
‘campo autónomo, cf, 82) deslindan prioritariamente la región de su hé-
Bitar

Hemos abordado este fenómeno cuando subrayamos la absorción y la
«ransformación de la energía solar por parte dela Mora verde (cf. 42).

Es menester que volvamos ahora sobre cl tema de manera más deta-
lada

La fuente de donde los organismos extraen los elementos necesarios
para vivir cumple un papel decisivo respecto delos fenómenos de la mutti-
ción yla respiración.

Bajo dicha óptica, los organismos se chsifica en dos categorías cl
mente distintas, la materia via de primer orden, los organismos aurais
independientes, a la hora de alimentarse, de los restante organismos- y
La materia viva de segundo orden, os organismos hererömofos y mé
La distibución delos organismos en tes grupos en vireud de su nutri
propuesta por el fiiólogo alemán W. Per en la década de 1880-1890,
‘consttuye una gencralización empirica importante, pródiga en consecuen-
is diversas. Revise mayor trascendencia en al estudio de la Naruraleza
que la que suele acribuirsee

Los organismasaucéteofos construyen sus cuerpos a expensas de la ma-
veria inorgánica «mucrca» exclusivamente todos los compuesto orgánicos
que contienen nitrógeno, oxigeno, carbono « hidrógeno constituyentes
cscncale de su masa orporal- los obtienen del rcino mineral. llos mis
mos transforman los elementos de la Naruraleza ine en compuestos or-
ánicos complejos imprescindibles para la vida. Los organismos heter
fos utilizan como nutrientes los compuestos orgánicos precxistentes,
creados por otros organismos vivos. El trabajo preliminar de los organis-
mos aucórlofos es necesario, a fin de cuentas, para que exstan los heteré-
trofos. El carbono y el nitrögeno, en particulas, los exracn étos fundar
roentalmente de la materia viva

El origen del carbono y del nitrógeno, en el caso de los organismos m
xötrofos, es doble: en pare proceden de la materia iva, en parte de los
minerales, productos inertes de la Naturaleza

ni por la adapeacin

130

92. Sin duda la cuestión de la fuente dela cual extraen los organismos
los elementos necesarios para subsistir es más compleja de lo que cabría
pensar en un principio, pero la sificación propuesta por W. Pfeffer co-
responde, según todos los indicios, a un rang fundamental dela Natura-
era viva
No hay organismo que no esté ligado, siquira parcialmente, a La mate
ria inorgánica por la respiración y la murtición. La separación de los orge-
nismos autóuofos de ls restantes materias vivas se apoya en su indepen
dencia de éstas en lo que atañe a fos elementos químicos que pueden
‘obtener, sin exacpción, del medio inorgánico, inerte.
eos necesarios para la vida de determinadas molécu-

Las, de compuestos

Un gran número de moléculas confinadas en la biosfera y necesarias
para la vida no dejan de ser a su vez un producto vital, de suerte que, si no
hubiera vida, no se hallaíen en el mundo inerte, Así ocurre, por ejemplo,
con el oxígeno libre (O,) en su totalidad, y mayoritariamente con casi to-
des los gases, como el anhídrido carbónico (CO), el amoniaco (NH, el
ácido sulthidtico (HL), etc. El papel de la vida en la génesis delas socio
es acuosas naturales no es menor. Los fenómenos de la nutrición y de la
xespirción estén intimamente ligados a tales soluciones. El agus natural.
20 el agua químicamente pura, e la que precia vida tanto como el in
Kercambio gaseoso,

En lo que se refiere a que la vida transforma profundamente cl carácter
de los cuerpos químicos de la materia inerte en el medio donde se mani
festa, conviene señala los límites de la autonomía de los organismos auró-
‘wofos con relación a aquélla, No cs procedente sacarla conclusión lógica,
muy difundida, de que ls organismos aurórofos actuales podran subsis
tir solos en el planeta. No se rat, sin más, de que hayan sido engendrados
invariablemente por otros seres autötrofos, de su misma clase, sino que
hay que ponderar que han obtenido los elementos necesatios para existir
en formas de la materia inerte creadas con anterioridad por los organis-

93. Asi, el oxigeno libre es un requisio para que vivan los organismos
auté:to%s verde, Ellos mismos lo crean con el agua y el ácido carbónico,
Siempre es un producto boquínico ext a a muera nr de a bio

Pos dent no pros we nos anos sado lt
elemento vialmente neosario que est ligado en su génesis ala propia vida.
J. Boss por ejemplo, ha planeado à problema de la imporan de
los compuestos orgánicos complejos disuchos en agua par la existencia de
Tas plants verdes acuáticas, que él llama ausönomas. Aun cuando su hipére-
sis especial sea objeto de controversia y no se haya establecido la existencia

131

os seres auxónomos, J. Bottomley ha abordado en sus investigaciones un
hhecho de mayor alcance que el dela mera existencia de eal clase de organi
mos. En d cuadro cientfco de la Naturaleza, la importancia de la huellas
impercepribles, fresuentemente desesimadas, de los compuestos orgínicos
‘omnipresentes en el agua natural -dulce o alada crece sin cesar, Todas estes
materias orgánicas, cuya masa subsistent en cada momento y renovada en
Ja biosfer equivale a varios nes de toncladas, son un producto dela
vidas no sabríamos decir i están ligadas, por su oigen, alos organismos au
tSrofos exclusivamente. Más bien comprobamos por doquier, desde la pets
pectiva de la nutrición de los organismos y la génesis delos minerales bicu-
minosos, la enorme importancia de los compuestos de este tipo, ricos en
nitsógeno, creados por las organismos heteréerofes y mix6troos.

El cuadro de la Navuraleza desvela permanentemente la presencia de
‘estos cuerpos sin tener que recurrir al análisis químico. Se les debe la or.

la espuma en los mares o en cualquier otra agua natural; las pe-
liculas irisedas que recubren millares, millones de kilómetros cuadrados de
supericics acuáticas Tales compuestos tien los ros y los humedales, los
lagos de las tundra, los ríos negros y pardos de las repianes cropicales y
subtropicales, Además de en los habitantes acuáticos, están en tados los
restantes organismos, porque pululan en la propia capa verde de tierra fir-
mc, donde van inftrándose sin cesa con la uva, el rocio y, especialmen-
16 con las soluciones de! sueo.

La cancidad de microorganismos parcialmente disueltos en las aguas
naturales, en dispersión coloidal, flucuia entre 10* y 10%. Porcentual-
mente, su mass media dentro del mar se le asemeja mucho; es decis, equi-
vale a 10%-10* roneladas. Tama magnicud supera, al parece, la masa de
la materia viva. Su importancia va conquistando paulatinamente el penst-
miento cienlico contemporáneo. Entre los antiguas naturals, con fe-
‘cuencia encontramos ya interpretado (a vecs, desde un enfoque sorpren.
dente) este fenómeno grandioso

En la década de 1870-1880, R. Mayer, un fiiólogo
tuna breve comunicación el papel crucial de stos organismos en la compo
sición delas aguas medicinales y en I economía general dela Na
El estudio posterior de la génesis de los minerales vadosos y fe
Fuerza ain más su proregonismo.

94. La génesis bioquímica de los cuerpos de la materia inerte, vial
mente indispensable para los organismos autówrfos, no reduc: la enorme
distancia que los separa de los heterórrofos y los mixóxtofos. Conviene
simplemente que inerpretemos de modo más rotrictiv el autorroßismo,
sin excedemos ala hora de velorrlo.

Llamaremos aurörefos à ls organismos de la binfera actual que obrienen
sados los elementos químicos neciris para subir de la materia inert del

132

medio en los minerales, y que no ban de recurrir a los compuests orgánicos
reparados por tas organiimos vivos para construir sus cueros, Ñ

FE una definición que verse sobre un fenómeno natural es imposible

& fenömeno con todas su facetas. Forzosamente exite estados

0 casos ambiguos, como por ejemplo ocurre con los saprofie,
de organismos muertos y en fse de putreficciôn. No o

compone ex siempre

saan en los cadáveres

cant, la alimentación esencial delo saprofios
(quizá siempre) de microorganismos vivos que se
y en ls restos orgánicos,

“Al limita el concepto de sautérofoss al ámbito dela biosfera actual,
cexcluimos la posiblidad de sacas conclusiones sobre el particular con ref
“encia al pasado de la Teer, expocialmente en lo que ata a la hipótesis
de una blogéness bajo la forma de cualesquiera organismos autórofos.
Pues nos cabe la cereza de que, para todos los organismos aucóuofos
temes, result indispensable la presencia previa de products vil en la
biosfera (£ 92)

95. La distinción entre mateis vivas de primer y segundo orden cris.
valia, con nitidez, en la disibución de unas y ouas en la biosfer La re-
ión accesible a la materia iva de segundo orden, vinculada alos organis-
‘mos autétrofos para subsiste y alimentars, siempre es més amplia que el
bras de éstos últimos.

‘Los organismos autétrofos se clasifican en dos grupos muy definidos:
por um lado, los organismos verdes con clorofila las plantas verdes, y por
tro lado, el mundo de las bacterias, cracerizado por sus dimensiones
exiguas y au ssproducción muy intensa.

lomas que los vrgaos verdes con corti componen el meca
sismo esencial de Ja biosfra, un mecanismo que capta los rayos solares lu-
ninosos y que, mediante la focosintesis, crea los cuerpos químicos cuya
energía, posteriormente, se convierte en fuente de la energía química act-
va de la biosfera y, en un sentido amplio, de code a corteza rerstre.

El campo de exisencia de estos organismos verdes autérofs viene impues-
so, en primera instancia, por el campo de penetracién de los rayos solares

(ef. 23),

e mata es muy grande comparada con lade la osea animal
y quirá equivalga a la mirad de toda la materia vir. Poscen unos
vos gracias a los cuales captan los rayos luminosos débiles y los

Es muy posible que, en épocas diferentes, la formación de materi ver-
de haya sido más o menos intensa, pero esta opinión tan divulgada no
puede considerarse como un hecho establecido

La inmensa cantidad de materia que abarcan los organismos verdes, su
ubicuidad, su propagación alli donde llegan los rayos solares, sucia en

133

ocasione la ereencia de que consiuyen el pilar de le vida. Se admiteas-
mismo que, en el curso de los ciclos geológicos, se han transmutado evolu-
tivamente en mékiples organismos, los organismos que configuran la ma-
ceria viva de segundo orden. Actualmente determinan la existencia del
mundo animal, asi como de una ingente cantidad de organismos vegetales
sin clorofila: hongos, beceras
En la superficie de la corteza terrestre llevan a cabo el trabajo quiim
fundamental: crean el oxigeno libre al destruir, mediante la foxosintesis,
unos cuerpos oxidados tan estables, tan universales, como el agua y el di
do carbónico. Indudablemente vienen realizando idéntico cometido desde
los períodos geológicos preéritos. Los fenómenos de alcración superficial
prueban consistentemente que, en la ra arqucozoicn, el oxígeno libre de-
sempeñaba a odas luces el papel sobresliene que ña en la biosfe-
ta actual La composición de los productos de acerción superficial, sus re-
laciones cuantitaivas era, scgún puede afirmarse, las mismas en la cra
arqueozoica que lo son ahora. El mundo vegetal verde signifies, en aque-
llos tiempos primitivos, la fuente del oxigeno libre, cuya masa era del mis-
mo orden que la actual. Las cantidades de materia orgánica verde y de la
gía radiante del Sol que la hizo brotar (cf. 57) no debían vaiar sensi
Vient en aqua ¿oca mistica y remo, pet de su media 2e
“Ahora bien, carecemos de restos de organismos verdes que daten de la
era arqueozoica, Tales vestgios comienzan a concatenars sólo a partir de
Là era paleozoica. Prucban le evolución inimerrumpida e intensa de innu-
merables formas de estos organismos, cuya magnitud alcanza actualmente
tun valor de 200.000 especies. La cifra total de las que han existido y
guen existiendo en nuestro planeta -una cantidad que no es fortita~ es
atin incalculable, puesto que el número relacivamente bajo de sus especies
fósiles (varios miles) ex meramente imputable a Ja imperfección de nues.
imero se incrementa cada década, por no decir

deaño en año.

96. Las bacterias autórrofas representan una cantidad notablemente
menor de materia viva; mientras que la existencia y el alcance geoquími
de los organismos autötrofos verdes fueron descubiertos y explicados a fi
males del siglo XVI y comienzos del siglo XIX los erebajos de J. Boussin-
gault, J. B. Dumas, J. Licbig les dieron el espaldarazo científico en la déca-
da de 1840-1850-, cl concepto de bacterias sucétrfas desvinculadas de
los rayos solares y exentas de clorofila, descubiertas por S. N. Wino-
sradshy, data de finales del siglo Xx, pero no ejerció de entrada, en el pen:
samiento científico, l influencia que cabía esperar El papel de esos org
nismos en la historia geoquímica del anufe, del hiero, del nitrógeno, del
carbono, es sumamente importante, No discernimos muchas especies, as

134

situamos en tomo a la cien, y no cabe compararlas por su masa con las
plantas verdes.

Es ciento que están distribuidas por doquier: Is encontramos en el suc-
Lo, en el eno de las cuencas hídricas, en los mares; pero nunca cn cam
dades análogas a las que reúnen las planas verdes aucéurofes de terra Er-

mar la del plancton verde en la hidrosfera, No obstante, la

energía geoquímica de las bacterias es de un orden mucho más clevado
que el de las plantas verdes la supera en decenas, centenares de veces y re-
presenta la energía másima para la materia viva. Con todo, la energía geo-
química cinérica por hectárea termina siendo del mismo orden para las a-
fas verdes unicelulares y ks bactros, Ahora bien, mientes que ls algas
Son capaces de rozar el número estacionario en cuestión de diez día, las
bacterias requieren para llo una sola jornada en condiciones propicias.

97. Disponemos de escasas observaciones sobre la multiplicación delas
bacterias aucéuofas. Según J. Reinke, se reproducen més despacio que las
heterdtofas. Las observaciones sobre ls bacterias del hiero (N. G. Cho-
lodny) no contradicen este hecho, Así se escinden una o dos veces en 24
horas (A = 1-2), cuando una escisión del mismo orden, para las bacterias
ordinarias, se observara sólo en condiciones hostiles; al sería cl caso del
Bacillus ramosus, que habica en los ros y que, creando en condiciones
propicias 48 generaciones como mínimo en 24 horas, crea únicamente 4
Jas temperaturas son bajas (M. Ward),

Induso en el supuesto de que una multiplicación lens fuera un mago
vital caracerírco de todas las baceris aucótrofs en general, su mulipli
cación seguirla siendo mucho más intensa que la de las plantas unicclula-
res verdes.

La velocidad a la que se transmite su encgía geoquímica en la biosfera
(velocidad 1) sería, por tanto, conscerablemente mayor que la de las plan-
tas verdes sin excepción; deberíamos pues esperar que las masas bacterianas
en la biosfera sobrepasaran, en un amplio margen, alas masas de orga
nos verdes y que el fenómeno observado en cl mar, en el aso delas algas
“unicelulares (cf, 51), su prevalencia sobre los mctafitos verdes, se répitera
con las bacterias es dect, que éstas predominaran sobre las protistas verdes
dll mismo modo que las protistas predominan sobre los metaitos.

98. No acontece así en la prícica. El hecho de que est resingida la
«acumulación de materia orgánica bajo la modelidad bacteriana obedece a
causes como las que explican la hegemonía de los meraftos vendos sobre
Jas proista verdes en tira ume (cl. 49)

Su ubicuidad cs portencos; por ejemplo, penetran en todas las capas
oseánicas, en regions fuera del alcance delos rayos solares, delo cual infe-
timos que su presencia en unas canidades relativamente exiguas en la

135

biosfera, detectadas en el caso de variedades tan dispares como las bra
reductoras de nitratos y sulfatos 0 las bacterias del hierro, no podría a
buirse a causas especias sino que implica el efecto de un fenómeno ge-
neral.

Este rasgo se confirma cuando atendemos a las condiciones tan pecu-
liars de su nutrición, que limitan su campo existencial, Reciben toda la
energía necesaria al culminar la oxidación de los compuestos naturales del
itrögene, del azufre, del hierro, del manganeso, del carbono, apenas oxi-
dados o sin oxidar. Ahora bien, los cuerpos primarios y pobres ca oxigeno
¿ue les rsulcan indispensables, los mine
tnunca pueden ser almacenados en a biosfera en cantidades suficientes, El
bite de la biogfira equivale, en definitive, al terrorio quimico dela a.
lación, awurada como está de oxígeno libre producido por los organismos
vendes. En nuestro medio rico en oxigeno, los compuestos más oxidados,
los que contienen más oxígeno, representan la formas más stables.

Tas bacterias autócrfas deben pues buscar activamente su medio vital
idóneo. Se organizan con el fin de acomodarse alos factores que detesmi-
an su much

Son empaces (al parecer las bacterias del nitrögeno lo tienen como pau
a) de oxidar los compuestos que ya estén oxidados, de obtener la energía
necesatia para existir transformando los cuerpos menos oxidados en cucr-
pos totalmente oxidados; no obstante, no abundan los elementos químicos
susceptibles de reaccionar así en la biosfera. Por otra parte, los mismos
“compuestos estables finale, ricos en oxigeno, se originan con independen-
«cia de las bactrias através de procesos estrictamente químicos, ya que la
biosfera e, por antonomasia, el medio donde ales estructuras moleculares

son esrables.

99. Las bacterias autóvefs se encuentran en un esta crónico de one
de murientes. Pox ello se adaptan de múltiples formas. la vida. Por doquier
se aprecian „cn las ciénagas, en las fuentes trmales, en Tos mars, en los
suelos hiimedos~ unos equilibrios secundarios llamativos entre las bacte-
rias reductoras de sulfatos y los organismos autótrofos que los oxidan. Las
primeras marcan las condiciones de existencia para los segundos.
Ta repetición infinita y constante de tales equilibrios secundarios indi
‘ex que el fenómeno se integra en un mecanismo regular. La materia orgá-
nica ha elaborado estas exructuras debido a la enorme presión vital delas
bacterias autéwofes (ef. 29), que no hallan en la biosfera, en cantidad sufi
ciente, compuestos a su medida, pobres en oxígeno, necesarios para su
existencia. La materia viva los crea en tal caso, ella misma, en el medio
erte -donde no e encuentran.
En el Océano se observan equilibrios idénticos entre las bacterias aurd-
sofas que oxidan el nitrógeno y los organismos heterötrofos que Liberan el

136

oxígeno de los nitraos. Estamos ante uno de los prodigiosos equilibrios
Quimicos de a rose. ae

La ubicuidad de esos organismes constiuye la prueba tanto de su
mensa energía geoquímica como de la gran velocidad a la que se mul
ans el hecho de que no sc presenten en condensaciones apreciables se ex
plica por la escasez de compuestos pobres en oxígeno en la biosfera, un
medio donde las plantas verdes lo liberan de continuo. Si las bacterias no
representan masas consideables de materia viva, ello obedece al impera
tivo fisico de que en la biosfera faltan los compuestos que precisan para
Terariamense han de regir unas relacions cuanticativas determinadas,
aun cuando ls ignoremes, ene la cantidad de materia que abarcan en la
sfr los organismos aurdrafos verdes y la que abarcan las bacterias amó
trois

100. Ha cundid Le opinión de que estos curiosos organismas, an sin-
gules, era ls representantes de los organismos más primitivos, precur-
sore de ls plantas verdes. Un naturalisa y pensador eminente de mucstos
dia, el americano E Osborn (1918), ha defendido todavía recientemente
esta tess,

La observación del papel que cumplen en la biosfera contradice tal
opinión. El estrecho vínculo que une la existencia de las bacterias ala pre-
stncia de oxigeno libre prueba que dependen de los organismos verdes, de
La energía radiance del Sol una dependencia que, en un grado igualmence
acusado, afecta alos animales ya Es plantas sin clorofila que se nutren de
maerias laboradas por las plantas verdes. Pues en la Naruraleza, en la
bie todo oni ema de nos usos s bra dela o

carácter dela funciones bacterianas en l economía general de la Na-
turaleza viva revela también su importancia por analogía con la que tienen las
plantas verdes. Su relevancia es enorme en la historia biogeoquimica del aru
fre y del nitrógeno, los dos elementos indispensables para la consrucciôn de
la materia básica del procoplsma, las moléculas de albúmina. Ahora bie, si
la actividad de estos organismos aurórrofos e paralizar, quizá la vida sufra
tuna merma cuantiativa, pero continuaría siendo un mecanismo poreme de
la biosfera, ya que los mismos compuestos vadosos, tato, sos, y Tas
formas acosa de nitrógeno yde anf, el amoníaco y el ácido sult,
se eran en su seno en abundancia al margen del vida.

Sin que pretendamos pronunciarnos sobre el tema del aucorrofismo
(ef. 94), mi sobee la géncais de la vida terrestre, asumiremos con un alto
¿sado de probabilidad la dependencia de las bacterias aurótofas de los or
anismos verde, así como los rasgos que podemos deduci sobre su formar
ción comparéndola con la delas plantas.

137

Todo indica que las bacterias autdtrofas son unas formas viales que
élan al méximo la encrpfa solar, perfeccionando el mecanismo «rayos
solares organismo verdor, lejos de consticuir una modalidad de vida teres.
tre independiente delas radiaciones cósmicas.

El mundo heterétofo sin excepción, de un polimorfismo sorprenden
te animales y hongos, un sinfin de especies orgánicas, equivale a una
manifesación del mismo procs.

101. La distribución de la matria orgánica en la biosfera, al cual se
ecc, viene a corroborar a validez de nuestro enfoque,

Tal disribución end torabmente determinada por el campo de estabilidad
dela ona verde en oras palabras, por el ämbito planetario donde inciden
los rayos solares.

‘La masa principal de materia viva se concentra entre sus Kies; por lo
“demás, Jas condensaciones de vida, en presencia de agua, se intensifican en
razón dect con la luminosidad,

También cn tales condiciones se acumulan los organismos heterérofos
y las bacterias autétros, íntimamente vinculados para subsists, ore con
dos productos vitales delas plantas verdes (el oxígeno libre, en primera ins
rancia), oa con los compuestos orgánicos complejos que Éstas caboran.

Los organismos hexcrötrfos y las bacerias aut6trofas migran desde la
regiôn alumbrads por cl Sol hasta el ámbito de la biosfera donde no hay
luz ni flora verde, Un gran número de los mismos habitan zonas tencbro-
sas exclusivamente, Suele convenirse en que soa originarios de la superficie
terrestre iluminada y que se han ido adaptando progresivamente a la nuc-
vas condiciones ambienale. Cabe anti, ya que el estudio motfolégi-
co del mundo animal que puebla las cuevas teresues y los abismos mati-
nos evidencia -en ocasiones, incquívocamente- que sta fauna cuenta con
unos antepasados en su momento colonizadores de las regiones alumbra-
das del planeta.

Tas condensaciones de vida sin organismos verdes adquieren una impor-
tancia singular desde el punto de visa geoqufmico. Nos referimos ala pel
¿ula vital que recubre el fondo dela idrosfea (cf. 130), a las zonas in
de las concentrcioes loas oceánicas, à os lechos de ls cuencas hidricas en
viera firme (ef. 158). Más adelante se nos hará evidente la relevancia del pa:
pel que juegan em la historia química del planeta. Nos cabe la certeza, sin
embargo, de que la exstencia de los organismos que pueblan csas áreas est
ligada, de manera direa o indizecta, alos organismos de las regiones vitales
verdes. No sólo porque a través del estudio de su morfología o de las invest
gaciones paleontológics resulte a menudo factible establecer la géncss dos-
Vas mais vives de segundo orden a pat de aquellas que habian la super-
fice iluminada del planeta sino porque la energía solar Juminosa constituye

La propia exienciade la película vil que tapizael lecho oceánico se
selaciona estrechamente con los restos orgánicos delas aguas superficiales,
‘mos restos que caen hasta el fondo sin haber legado a descomponerse por
<ompleso 0 sin haber sido devorado por otros organismos, Por consiguien-
de, ex en la región de la biosfera alumbiada porel Sol, en La luz solar, donde
cs menester buscarla fuente última de la cnerga de eta película via, El
‘oxigeno br, producto del wabsj dels plantas verdes, penetra denuo del
agua de mar desde la atmésfira,inlcindose en las profundidades. EI ox
zo libre es la única fuente bioquímica de ln que tenemos constancia Los
organismos anacrobios, característicos de la zonas subyacentes a la película
vital del sudo oceinic, esin existencalmence supeditados a los organi
mos acrobis y sus productos, de los cuales se alimentan.

Todo indica que estas manifestaciones de La vida se siti en as regio-
res tencbrosas en cdo de cvolución permanente y que su campo se am-
pila sin cesar

Una penecrción lenta inincerrumpida de la materia viva en Is dos
direcciones a parte de la capa verde en las regiones azoieas del planeta va
acontecendo, al parecer, en cl curs de los tiempos geológicos, incluso en
nuestros dis

En esta espa de extensión del campo de a vida vital es en la que ahora
nos encontramos.

102. La creación bioquímica de nuevas modalidades de energía lu-
mimosa, en el caso de la materia viva heterörrof, puede significar una
manifesración, entre otras posibles, de la ampliación del campo de la

La fosforescencia delos organismos, la radiación biögena de ondas lu-
rinosas con una longitud idéntica ala de les emanaciones cósmicas del
Sol en la superficie teresto, gana intensidad en los abismos oceánicos;
crea la energía vial y modifica químicamente el planta

Sabemos que la manifestación de tales radiaciones luminosas se-
cundarias la luminiscencia de la superficie marina inincerrumpida en
Areas de cientos de mies de kilómetros cuadrados, permite al plancton
verde proseguir con su trabajo químico a las horas en que no recibe lus
sola.

“Supone lafosorescenca de los seres que pueblan Los abismos occ
sos la manifestación nueva del mismo mecanismo? Se origina un resurgi-

del Sol hasta unas profundidades de varios kilómetros por debajo de la su-
perfce dl mar, adonde la energía cósmica no podría llegar sn a ayuda de
dicho mecaniamo? Lo ignoramos. No obstant, es preciso recordar que las
«expediciones aceanográficas han hallado organismos vivos verdes a unas
profundidades que rebasan, con mucho, el alcance de los rayos solares. El

139

vapor «Valdivia» descubrió el alga Halionelia viva, a unos dos kilómetros
de profundidad, en el Océano Pacífico.

Sila materia orgánica fuera capaz de transferir a nuevos tercitoros la
energía luminosa del Sol no sólo bajo la forma de compuestos químicos
inestables en la envoltura termodinámica que corresponde a la biosfera
(£82) es deci, bajo la forma de energía química, sino también en la
modalidad de energía luminosa de formación secundaria, estaríamos
anıe la señal enla historia de la biosfera, provisional quizd, de que se ex
ende el dominio principal de la forosínesis en una cuantía reducida, de
un orden análogo al de la encrgía luminosa creada por la civilización

Esta nueva energía luminosa que introduce el hombre en la bios-
fera es utilizada por las plantas verdes, pero por ahora repercute sólo en
vna proporción insignificante en la fotosíntesis cósmica general del pla-

En definitiva, la materia viva vende, que delimica en la Tiera el campo
de existencia vial, es Función dela ur solar.

Es las páginas que siguco destacaremos est parte fundamental de la
maseria viva afin de abordar todas ls restantes manifestaciones de l vida
atendiendo à sus relaciones con aquélla

Los límites de la vida

103. El campo de la esablidad vital traspasa ls límites de a biosfera;
las variable independientes que lo deveeminan: temperatura, composición
química, et. actúan més all de sus fronteras carcrerísricas

Este campo prefigura en qué regiones puede la vida expandir plena-
mente; no parece star definido con rigor ni ser inmutable.

E rasgo sobresaliente de los sees vivos es su mutabilidad, su adaptabi-
lidad a las condiciones ambientales. Debido a ello, los organismos son ca-
paces de acomodarse, al cabo de unas generaciones, a un habitat en un
principio adverso.

‘Aetwalimente no estamos facultados para determinar un potencial se
mejante siquicra por medio de experimentos intensos: no disponemos,
a escala geológica, del ciempo requerido para que la adaptación se haga
patente. La materia vive, el mundo orgánico, no es una materia inerte
se rige por un equilibrio dinámico que ejeree una presión sobre el en
torno, una presión que se coaliga con el tiempo, aunque no sepamos
cómo

Un campo de estabilidad vital con las cracterísticas apuntadas, apoya-
do en la adapeación de los organismos, es además hereragenen. Se distin-
uen dos niveles: el campo de graviación, en el caso de los organismos vor

140

luminosos, y el campo de fuerzas moleculares ocupado por los organismos
‘que no llegan a medir ni 107 ceneimetros (microbios, tc), cuya vida y cu-
os movimientos, sobre todo, se igen principalmente por las radiaciones
Juminosas y de otra índole, en ve de por la gravitación.

La extensión de cada campo depénde de la adaptabilidad de los orga-
nismos: no podemos demarcar con cxactcud ninguna delas dos áreas.

Tomaremos en consideración: 1. la temperatura; 2. la presión; 3.° el
estado de la mareria en cl medio; 4. su quimismo; 5.° la energía lumino-
sa. He aquí los factors capitales que dirimen uno y otro campo de estabi-
lidad,

104. Por orta parte, debemos disinguir dos tipos de condiciones: 1.2;
las que traban el desarrollo dela vida, pero sin bloquear el ejercicio de to-
cla sus funciones; es dcir las condiciones que, aunque hacen sufrir al or-
ganismo, no conllevan su muerte; 2: las condiciones que favorecen su
multiplicación; es decir, que le permiten incrementar la masa viva y la
energía activa del planeta.

En virtud del parentesco genético que engloba a toda la materia viva,
abe suponer que tales condiciones vienen a ser prácticamente las mismas
para la totalidad de los organismos. Para el mundo vegetal verde compara-
fo con el mundo de los seres hereétrofes, sin embargo, el ámbito queda
reducido a menores limites.

En última instancia, sta frontera la cazan las propiedades fsico-quí
micas de los compuestos que constituyen el organismos viene impuesta por
iu erabiidnd cs condicione espais de melo, Ahora in, ay ca
sos donde se aprecia que, antes de la desagregación de los compuestas, se
destruyen los mecanismos que éstos han creado y que deserminan las fun
cones vitals.

Los propios compuestos, asf como los mecánismos que construyen,

Inte en el curso de los tiempos geolögi-

cos, pues se ajustan a los cambi

Podemos ilustrar Ja extensión máxima del campo de la vida actual va-
ligndonos de algunos ejemplos extremos de supervivencia a cargo de deter-
minados organismos,

105. La temperatura más levada que puede sopoar un orgasmo sin
percer aroma, nue ers sees trol sobre todo en sado
AE ico como por ejemplo ls epors de los hongor-, a 140
cenigados. lt umbral val seg la sequedad o humalad del bic
del organism.

experiments de L Pasteur sobre a generación espontine dejaron
es cl hecho de ue un aumenco dela empeatra ha 120 gu-
Gos comégados en un mod hämedo, no dere das spores elos

161

microbios. Esta destrucción eigire rebasar al menos los 180 grados cent
grados (M. Duclaux). En los experimentos de M. as bacterias
del suelo sobreviven durante cinco minutos a una temperature de 130 gra-
dos ÿ, durante un minuto, a 140 grados. Las esporas de una bacteria des-
«sita por M. Zetinow, sometidas durante 24 horas (B. L. Omeliansky) ala
acción de un chorro de vapor de agua, no fueron aniquiadas

EI campo de estabilidad se amplia con temperatura baja. Las expe-
siencias del Instituto Jenner, en Londres, han verificado la exabilidad, en
«el hidrógeno líquido, de esporas bacerianas durante 20 horas a -252 gra-
dos centigrados. M. Mackfaydan ha aportado datos sobre microorganis-
mos que se han conservado intactos en el aie líquido durante varios me-
ses, a una cemperacura de -200 grados centigrados. En les investigaciones
de P. Becquere, las esporas de mucocineas permanecieron 72 horas en el
vacío, a una temperatura de -253 grados centígrados, sin perder su capaci-
dad vital; asimismo, semillas de distintas plantas han soportado 10 horas y
media de permanencia en el vacío a una temperatura ain más baja, a 269

Cabe pues considerar el intervalo de 450 grados centígrados como el
‘campo térmico limite donde determinadas formas de vida de nuestros días
pueden subsistir incólumes. Tal inenvalo se restringe considerablemente
en el caso de ls plantas verdes. No contamos con experimentos idedignos
respect, pero es dudoso que ese interalo supere los 160° — 150° (de
+00 à 60°)

106. Los límice de I presión -del campo vial dindmico- pueden
lasarse mucho. Los experimentos de G. Chlopine y de G. Tammann han
demostrado que las mucorínas, las bacteria, las levaduras, pueden sopor-
tar una presión de 3.000 aumésferss sin que, en apariencia, se altren sus
propiedades. La vida de ls levaduras se mantiene a una presión de 8.000
auméseras. Por otra parte as formas de vida latente, semillas o espores se
«conservan largo tiempo en el vacío; es deci, a una presión de millonésimas
de armósfea, No parece que haya diferencias entre los organismos here
trofos y los organismos verdes (esporas, simientes)

107. Se ha insstido a menudo en la importancia que revisten ls ondas
de energfa luminosa de una longitud determinada para las plantas verdes.
En ellas adica la base de toda la estructura de la biosfera. Los organismos.

"Esa opi ds esco de Parc da deu ve dino Pt
hes, pare rc ajos impor par dena I peu rina dl campo treo
da que ina bandas ea realtor de tern Se Rndemean ca d cab de os
propiciada det hones dees, mds pénis nl cou dele eon cane ter
True mos cater pete

142

verdes mueren antes o después en función de la lu, Los organismos hete-
1ötrofos y las bacterias aurórofas, por lo menos algunos de entre ellos,
pueden vivir en la oscuridad, pero el cuícxer del medio soscuro» (de on:

das largas infrarrojas) aún no ha sido estudiado.

Por otra parte, nos consta que las Öndas cores de una longitud concre-
ta resultan morifras.

El medio caracreristco de las ondas muy cortas (ef. 114) de los rayos
ultravioleas es inanimado. Los experimentos de P. Bocquerd han demos-
trado que tales rayos, dorados de una vibración inte jilaban cual
quier forma viviente en un lapso brevísimo. El medio donde están pres:
tes, el espacio interplanetario, no es apro para la formas de vida que se
Han desarrollado en labiosfs, a pesar de que ni la temperature, ni ap
sión, ni la esencia química de dicho espacio las excluyan. Es menester
vestigas, can la mayor precisión y minuciosidad posibles, los confines dela
vida en las diversas regiones de la energía radiante en visa de la interde-
pendencia, a tods luces innegable, entre el desarrollo vital enla biosfera y
Ja radiación solar

108. La vida puede experimentar cambios químicos a gran escala. Los
organismos anaerobios descubiertos por I. Pasteur evideneiaban que la
vida exisfa en un medio carente de oxígeno libre. Se ensanchó notable-
‘mente el campo vital admitido con anterioridad marcod a ete hallazgo.

Los organismos aurétrofos descubiertos por S. Winogradsky han deje-
do patente que un medio exclusivamente mineral, sin compuestos orpäni-
cos previamente elaborades, podía albergar vida.

Tas esporas y las simientes -formas de vida en estado latente al pare
cer podian esisir incacas, indefinidamente, en um medio cxento de gas y
agus, coralmente seco,

FA mismo tiempo, dvesas formas de vida sui in menoscabo en
los medios químicos más variados, en los umbrales del campo termodinár
mico existencia, El Bacillus boraccolla, que puebla las fuentes termales de
1a 'loscana, es capaz de vivir en una solución sacurada de ácido bórico, So-
porta fcilmente la solución de dcido sulférieo al 10% con una tempersru-
a ambiente ordinaria (Bargagli Petrucci, 1914). Tenemos constancia de
que organismos como las mucorincas resisten en soluciones concentradas
de sales diversas, fanesas para otros seres. Algunos de estos organismos vi-
ven en soluciones saturadas de vitriol, de nitato, de niobato de porasio.
El Bacilus boracicoll ya mencionado tolera las soluciones sublimadas al
0,3%, mientas que otras bacterias e infusoros soportan incluso solucio
es saurades (M. Besredka, 1925), Las levaduras viven en soluciones de
hidrofluoruro de sodio. Las larvas de algunas moscas no perecen en solu
ción de formol al 10%. Hay bacterias que se multiplican en una atmósfera
de oxigeno libre (V. Hens, 1914).

143

“Los fenómenos descritos están relativamente poco estudiados, pero la
adaptación delas formas de vida que los lastan parece inf

No obstante, únicamente se tata de organismos heterátofos, El desa-
rroll de los organismos verdes cxige la presencia de oxígeno libre, siquiera
en solución acuosa, Las soluciones salinas saturadas, sn ic mäs lejos,
den que la plantas verdes germinen.

109. Aun cuando algunas formas de vida estén facultadas para conser-
varse en esado latente, sin perecer en un medio completamente deshidra-
vado, el agua en el estado fluido y gaseoso supone un requisito ineludible
para el crecimiento y la reproducción de los organismos, para que se ex-
Pandan en la biosfera.

La energía geoquímica de los organismos, bajo la modalidad de su
‘multiplicacién, pasa dela forma potencial ala forma libre sólo en presen
la de un agua que conenga diu ls gases necesario paa la espina

La importancia del agua es obvia en el caso de las planas verdes y asi
se reconoce, por lo general, desde antaño. El pilar de la vida por antono-
masia, la vida verde, no puede prescindir del agua.

En tiempos recienes, sin embargo, hemos tenido ocasión de profundi
zar en el mecanismo de la acción del agua. La importancia, a efectos vita
les, de la reacción alcalina o ácida de las soluciones acuosas donde habian
los organismos, así como el grado y el carácter de su ionización, se ha tor-
nado mis évidente.

EI papel de tales fenómenos es esencial, pues la masa principal de la
‘materia viva, formulaca mediante su peso, e concentra en el agua natural
de la biosfera, y las condiciones de vida para cualquier organismo estén en
estrecha correspondencia con las soluciones acuosas naturales. La materia
de todos estos organismos está básicamente compuesta de soluciones acuo-
sas o lechos acuosos", El proroplasma puede considerarse como un lecho,
acuoso donde las coagulaciones y los cambios colidales se producen en
los líquidos internos de los organismos. Los fenómenos de ionización se
suceden por doquier, Gracias a la incesante acción recíproca que ejercen
entre sí, por un lado, las soluciones acuosas del medio y, por otro, los I
Quidos internos de los organismos que anidan en estas aguas narurals, las
relaciones de ionización de los dos medios adquieren una gran rascenden-

“Merced a unos sutiles procedimientos de investigación, cabe establecer
la variación exacta de la ionización que se origina. Es un recurso excelente
para analizar el cumbio del medio principal, la concentración de vida

= Las nisms conse, can rd ups, de u 6 un 99% de ua (ui ms
esi conan un 8108 decias ac bon mr,

144

El agua matina contiene en tomo a un 10°% de iones He, es ligera
‘mente alcalina, y este pequeño predominio de los iones OH- sobre I

nes H persiste por lo general, ya que se restablece constantemente, por
muy frecuentes que sean los procesos químicos que se efeceian en el mar
(ionización pli = 8). :

La ionización favorece enormemente la vida de los organismos mari.
‘nos las más débiles oscilaciones repercuten siempre en la Naruraleza viva,
positiva o negativamente según las especies

Sabemos que la vida existe sólo entre determinados limites de ¡oniza
ción, 10% para He y 10-96 para H* (es deci, pH = 5 ~ 10). La vida es
impracticable fuera de rl intervalo,

110. El esado de la materia del cutorno cumple un papel primordial
para la manifescción de a vida.

“Aparentemente, la vida persiste en estado latente en el entorno de to-
des los estados de la materi: líquido, sólido y gascoso, así como en el var
io absoluto Las experiencias demuestran, por lo menos, que las simientes
son capaces de conservarse temporalmente sin intercambio gaseoso ~es de-
cis, en todas las fses de la mareria- en los imites del campo térmico vital.
Ko obstante, cuando sus funciones ban alcanzado su pleno desarollo, el
organismo ech supeditado, para segui vivo, ala posibilidad de un inter.
cambio gaseoso (a respiración), así como a la estabilidad de los sitemas
coloidales que componen su cuerpo.

Por ello Jos organismos únicamente pueden habias donde tal inter-
cambio líquido, gaseoso o coloidal resulta viable, No se localizan en un
medio sólido; en efecto, únicamente son detectables en cuerpos porosos,
«donde es posible el inercambio gascoso. Ahora bien, como consecuenci
¿e sus uns dimensiones un gran número de organismos allan un há:
Dita en cuerpos bastante compactos.

En cambio, un medio líquido, una solución o un coloide exento de ges
o sirven como ámbio para la vida.

Volvemos a incidir cn a importancia excepcional del estado gaseoso de
Ja materia, que hemos subrayado tantas veces en el presente volumen.

Los límites dela vida en la Biosfera.

111. De lo expuesto se deduce que la biosfera, por su estructura, su
composición y sus condiciones físicas, se inscribe enter en el campo vita,
La vida se ha ajustado a sus pardmetros y no hay lugar donde no le quepa
manifescarse de un modo u oo.

Este hecho se verifica con plena ceneza en las condiciones habiales y
normales de la biosfera, pero surgen excepciones en el cao de perturbaciones

145

pasajeras, nocivas par la vida, que no consideraremos pues como caracteíti
as. As, os crters de los volcanes en fase de erupción y las mpeficis incan-
descentes de lava son inacesble para la vida en as condiciones de a biosfera.

Las emanaciones tóxicas (Jos gases clorhídricos y Aluorhídricos, por
cjemplo) y las fuenzes termales clientes que acompañan a los procesos
volcánicos se reducen a fenómenos episódicos, al igual que la falta de vida
concomitante. Fenómenos análogos, de índole más duradera, como las
fuomtes termales permanentes cuya temperatura se aproxima a los 90 gra-
dos centígrados, no son óbice para la vide de determinados organismos
que se han adaptado a sus condiciones.

Ignoramos si las soluciones salinas naturales, con una concentración de
sal superior al 5%, son siempre azoicas, El Mar Muerto, en Palestina, e-
present la mayor cuenca de agua salada de al ise. No obseante se ha
comprobado que algunas de las a
clothidrcas, cuya ionización supers 10-9 Hr, son necesariamente azoi-
cas (cf. 109). De hecho equivalen a un área apenas significativa.

112. Podemos considerar que la geosfera rerrestre donde se asienta la
atea viva responde, por entero, al campo de la existencia vital. Tal capa
es continua, lo mismo que la aemésfere, y se distingue por ello de capas
discontinuss, como la hidrosfer.

No obstante el campo tereste accesible ala vida no est totalmente
ocupado por la materia viva. Se observa una lena expansión en nuevas ro-
iones, como si se tratara de una colonización territorial en el curso de los
tiempos geológicos.

Conviene distinguir en el campo tereste vital: 1. Le egión de penc-
ración temporal de la vida, donde los organismos no están sometidos a un

viquilamiento súbito; 2. la región de su existencia estable, necesariomen-
Ke ga a las manifestaciones dela multiplieaciön.

Los confines viales extremos en la biosfera probablemente entrafien
‘unas condiciones absolutas para codos los organismos, Bast con que una
sola de tales condiciones (variables independientes del equilibrio) alcance
tun valor infranqueable para Ia materia viva, ya fuere la temperature, la
composición química, la ini longitud
de onda de ls radiaciones.

Las definiciones de eta lase no se formulan en términos absolutos, La
llamada adaptación del organismo, su spticud para defenderse de las con-
diciones nocivas del medio, es enorme; los limites de La misma no sólo son
un misterio, sino que se van ampliando en el curso de los ciclos plancta-
ios, que equivalen alos Hempos en que existen generaciones ininterrum-
pidas de seres organizados nacidos los unos delos oros.

Al establecer estos limites a partir dela adaptación de a vida que hoy
observamos, nos aventuramos forzosamente en el terreno de ls cxtrapola-

146

ciones, siempre azaroso y poco firme. El hombre particularmense, dotado
de raciocinio y capacitado para dirigt su voluntad, st facultado para lle
gas de manera directa o indirect, a regionesinasequibles par el resco de
los organismos vivos,

Dads la unidad indisoluble de todos los seres vivos una cereza que se
impone por su propio peso-, cuando se enfoca la vida como un fenómeno
planerario, tal facultad del Home sapiens no puede entenderse como un fe
nômeno accidental. De ello se deduce que la cuesción de la inmutabilidad
de los límices viales en la biosfera requiere ser abordada con prudencia,

113. Un carácter semejante de los confines viales, basado en la presen:
cia 0 en le existencia estable de organismos bajo sus formas y su amplieud
actual de adaptación, prueba a todas luces que la biosfera es una capa te
restr, ya que las condiciones que imposibilitan la vida se manifiestan s-
multéneamente en todo el planer, Por tamo procede determinar única-
mente los limites superior e inferior del campo vial. El limite superior
viene impuesto por la energía de radiación cuya presencia excluye la vida.
El límit inferior lo dexerminan unas temperaturas ta elevadas que la vida
est forzosamente proserita. Dentro de los límite as establecidos, la vida
abarca, pero no integramente, una capa termodinámica, tres capas quími-
cas y res capes del estado de la materia (cE 88). La importancia de estas
las: troposfers, hidrosfra y litosfera superficial, se reflej con la máxi
ma contundencia en estos fenómenos y las tomaremos como base para el
desarrollo de nuestro texto.

114. Según todos ls indicios a vida no puede traspasar las fronters
de las regiones superiores de la estratosfera en ninguna de sus manifesta-
Gone mtrs Tal como lo damucma d Cuadro 1 (84), por encima
de la estratosfera e alza otra capa paragenttica donde es muy incierta la
existencia de moléculas químicas o de sus compuestos más complejos,
Aludimos a la región de máxima rarefaccién de la materia; sigue conset-
vando tal carácter aun cuando admiramos la exactitud de los recientes
cálculos del profesor B. Fessenkow (1923-1924), que le auibuyen mayores
cantidades de materia que las anteriormente previstes. B. Fessenkov sos
me que la estrcosfra, a una alticud de 150 a 200 Kilómetros, presents u
tonelada de materia por kilömereo cibico” El muevo modo de aparecer
los elementos químicos de esa materia ensaecida no es e Fruto cxclusivo
de la rarfacción, de la disminución de las colisiones delas partículas gasc-
os, de un campo más amplio para sus trayectoria libres, sino que se
ciona con la acción potente de los rayos solares, ultravioletas y otros, que

"Sein os cs, la iso do de il eos men wna po 100 ros
«tion on lope 00 Kms ic

147

qui procedan también de los espacios cósmicos, accediendo sin obstácu-
los alos límites extremos de nuestro planeta (cf. 8). Sabemos que los rayos.
ultravioletas son unos agentes químicos enormemente activos, En particu
Jar, los rayos con una longitud de onda muy corta, por debajo de 200 mi-
llonésimas de milímetro (160-180 picometros), aniquilan cualquier exp
sión de vida, ls esporas más estables en un medio deshideatado o vacío.
Parece, no obstante, que dichos rayos alumbran esta regiones remoras del
planeta.

115. No consiguen llegar hasta nosorros gracias a su toral absorción
por el ozono, permanentemente creado, en cantidades relativamente con-
siderables, a partic del oxigeno libre y quizá del agua, mediante la acción
de esos mismos rayos ultraviolet, aniquiladores del vida y filrados por
«ozono.

Si reuniéramos la totalidad del ozono en estado puro, compondria una
capa de 5 milimetos de espesor conforme alas teorías de C. Fabry y Buis-
son. Pero estas pequeñas masa de ozono, incluso bajo la forma de molécu-
las dispersas en los gases armosíéricos, son lo suficientemente importantes
como para detener el paso dela radiaciones vialmente nocivas

Sic ozono se destruye, se reconstiuye también continuamente, ya que
las radiaciones de una longicud inferior a 200 picometros encuentran
siempre en la estratosfera, por lo menos en sus zonas bajas, una cantidad
sobreabundante de átomos de oxígeno.

1 suerce la vida esc protegida en su existencia por le pareada de
ozono, de un espeor de 5 milimeees, que sería como limite natural supe-
tior dela biosfera

Es earaceristico que el oxigeno libre, necesario para la creación de ozo-
mo, se forme en la biosfera exclusivamente a través de procesos bioquími-
cos; desaparece forzosamente de su seno si la vida se extingue. La vida, que
crea elaxigeno libre en la corteza seres, crea a el ozono y protege a la bis-
‘fora de las radiaciones nacivas de ls ondas coras de los auos else,

La manifestación postera de la vida, el hombre civilizado, puede evi
dememene protege de o mode y np impunemente a anal

116. La pantalla de orono determina el techo de la vida vireal, La
vida rel finaliza mucho antes en la atmésfera. Las plantas autétrofas vere
des no se desarrollan por encima de los bosques, los campos, las praderas,
las hierbas de viera firme. No existen células verdes en el medio aéreo
Sólo de modo accidental, y a escasa altura, las salpicaduras del mar proyee-
tan célula vendes del plancton.

Unicamente por la vía mecánica, o por medio de unos dispositivos es-
pecificos para volar, pueden los organismos elevarse sobre la vegetación

148

verde. Los organismos verdes no están facultados para penerar en a at-
mésfers por tal procedimiento, ni a gran distancia ni durante largo tiem-
po. Por ejemplo, las esporas más diminutas -de coníferas y criprógamas,
pobres en clorofila o sin elle- son probablemente las masas más conside-
rables de organismos verdes diseminadas y levantadas por el viento a veces
asta una gran altura, pero pot cortos lapsos remporales.

La masa principal de materia verde que penetra en la aemsfera pertene-
e al segundo orden. En la misma están incluidos todos los seres voladores.
El manco vegetal, limite superior de la transformación delas radiaciones so-
lates en energía química terest, se sinó a ras de tera firme y a flor de las
aguas del Océano. Esta capa apenas 10a la armósfera, Su campo de existen
cia, no obstante se ensancha en el transcurso de los tiempos geológicos.

Merced a que la plantas verdes están orientadas a captar e máximo de
energía solar, han colonizado las capas inferiores de la troposfra, hasta una
altura de más de 100 metros sobre el nivel del suelo, bajo la forma de
grandes árboles (50 metros y más) Tales especies surgieron, al pareces, cn
Ta Epoca palcozoica.

117. La vida se infla en la armósfer, y se insala durante largo tiem-
Po en su seno, principalmente bajo La forma de minúsculas bacteria y es
poras que anidan en los animales voladores, Sus concentraciones rlaiva-
mente considerables, sobre todo en estado latente (esporas, organismos
microscópicos), se detectan en las regiones de la capa aérea donde circula
el polvo de la superficie teresre. Esta armósera polvorienta se relaciona
fundamentalmente con tera firme. Según A. Klossowsky (1910), el polvo
lega a una altura promedia de 5 kilémetros; según M. Mengel (1922), las
nubes de polvo no superan los 2,800 kilómetros. Están esencialmente
constinuidas, sin embargo, de materia inerte.

Sobre la cima de las montañas, el aire es muy pobre en organismos,
pero los hay en cualquier caso. Según L. Pasteur, en medios con nutrientes
sólo existen 4-5 microbios patógenos por centímetro cúbico, W. Flem-
ming no detectó más que uno, por cada tre ros, a una akitud de 4 kiló-
metros. Al parecer en a wicroflora de la capas superiores del aire cscascan
las bacterias, siendo más abundantes las levaduras y las mucorincas
B. Omeliansky).

Sin duda esta microflora traspasa los limites medios de la atmésfera
polvorienta (5 kilómetros), pero lamentablemente carecemos de las sufi-
Gientes observaciones precisas, Esa fora puede ser transportada hasta los
confines de la troposfera (9 a 13 kil6metros), puesto que los movimientos
de los gases, vientos y corientes de ase, observados en la superficie terres
‘ue, ascienden hasta dicha frontera,

No creemos que esas ascensiones hayan desempeñado algún papel en
La historia terete, dados el estado latente de la masa principal de tales or-

149

_gunismos y su proporción inapreciable en la masa, aun enrarecida, del gas
bruto donde estin dispersas.

118. No esti zanjadala controversia sobre la existencia de vida animal
más all de los confincs de la troposfere. Sin duda se detecta a veces por
encima de las cumbres mis alas, pero Las montañas jamás rebasan cl ámbi
to de la troposfera.

Así según refiere A. Humboldt, el cóndor vuela hasta 7 kilómetros so-
bre el nivel del suelo; también ha observado que en la cima del Chimbors-
20 (5.882 metros) hay moscas,

“Tales observaciones de A. Humboldt y de algunos antiguos naturalisas
han sido refuradas por ornitélogos posteriores que han estudiado las mie
raciones delas aves en las escciones de paso. Pero las más recientes com.
probaciones de M. Wollastone (1923) y del resto del equipo expedicions-
rio inglés al Ever: confirman que cieras aves de presa vuelan o planean
en romo a las cimas seras, a más de 7 kilómetros (7.450 metros). Las
‘corneas del Himalaya alcanzan los 8,2 kilömerros.

No obstante, se aa de species contadisimas. La mayoría de as aves, in-
uso especies de montaña, no vuelan por encima de los 5 kilómetros, Los
aviadores no han descubierto aves a más de 3 kilémetros de altura (iui).

Se han encontrado mariposas a 6,4 kilémetos de altura; arañas, hasta
los 67 kilómetros; pulgones, hasta los 8,2 kilómetros. Algunas plantas
(Arenaria muscosa y Delphinium glacial) viven a 6,2 Kilómetros de altura
(M. Hingscon, 1925).

119. Fl hombre es quien més asciende en la esratosera llevando con-
sigo, sin ser consciente de elo y por necesidad, formas de vida de las que
«s corporalmente portador o bajo la modalidad de productos

Ta región accesible al hombre se va ampliando con el progeeso de la
mavogación aére y ya trasciende los limites de la región vital para la que
sirve de fronter la pantalla de ozono.

Los globos sonda logan la máxima cor. Sus materiales encierran siempre
compuestos orgánicos, Un globo-zonda de rales caracreríias, lanzado el 17
de diciembre de 1913 en Pava, voló a una alud de 37,7 lélémeuos.

EI propio hombre rebasa cn sus máquinas las cumbres más levadas.
SG. Tissandier (1875) y J. Glasher (1868) habían rozado tales medidas con
lobos acrotásticos el primero se levó hasta los 8,6 lálómetros y el segun-
do, hasta los 8,3 kilómetros.

Las ascensiones, con el desarrollo de los aeroplanos, han bordeado los
limites dela troposfera

El francés M. Callot y el americano M. MacRady (1925) subieron a
12 Kélémetros y 12,1 kilömeuros, respectivamente; esta marca será muy
prontamente superada.

150

En cuanto a las concentraciones humanas, las poblaciones se sii
5,1 y 5,2 kilömerros de altura (Perú, Tibe); los ferrocarriles, a 4,7 ki
iros (Perú) los campos de centeno, hasta 4,65 kilómetros

120, En scsura

cabe afirmar que la vida que se manifesta en la
Bios no toca recho, panalla de exon, ino ao armordinare
y excepcional, En sus mas principales, no sólo la estacosfera, también las
capas superiores de la troposter son inanimadas sedi

No existe organismo alguno que viva perennemente en el medio aéreo
Una delgada epidermis atmosfézca, por lo general muy por debajo de los
100 metros e a que cabe considerar como animada de vida,

Ciertamente la conquista del aire es un Fenómeno reciente en la his
coria geológica del planeta: ha podido lograrse gracias ala adapración de
los organismos terrestres subaéreos, las plantes en primera instancia
Gprecämbrico?, los insectos, los vertebrados voladores (;palcozoico?),
las aves desde la era mesozoica. Contamos ya con datos sobre el trans-
porte mecánico de la microflora y de las esporas desde los períodos geo-
Tópicos pretéritos. Pero es a partir de que apatece la humanidad civilizada
cuando la materia viva da un paso de gigante hacia la conquista de toda
la atmósfera,

Ta armósfea no es ums región vial independiente. Sus delgadas capas,
desde un punto de vita biológico, sólo constituyen una parte de las capas
adyacentes de I hidrosfera yla litosfera, E cn la litsfer donde las pas
aumosferics empiezan a participar en las aglomeraciones y películas vitales
(e 150)

La enorme influencia que jere la materia viva enla historia atmosfé-
rica depende no ya de su presencia inmediata en el medio gaseoso, sino de
la creación biógena de nuevos gases y de su migración en la atnésfer:
también está en relación con la liberación y absorción de los mismos en di
cho medio gaseoso,

El imprcro de la materia orgánica en la hisoria aumosfrica se refleja
ora en la modificación de la delgada capa gascosa colindante con la super-
Ficieterrsue, ora en la modificación de los gaes disueltos en ls aguas na-
rurales.

El grandioso efecto final, el abrazo de toda la envoltura gascosa del pla-
eta por I energía vial, dada la penetración por doquier de los productos
gaseusos dela vida (e oxígeno libre, en primer rérmino), supone la conse-
“encia de las propiedades del estado gaseoso de la materia, no ya delas
propiedades delas mareris vivas

121, En teoría, el límite inferior de la vida sobre la Tierra debe
tan evidente y tan nítido como su límice superior, materializado en la pat
talla de ozono.

151

No obstante, es menester dererminarlo por medio de la temperstura
indagando en qué punto máximo de su escala se tornan inviables la exis:
tencia del organismo y su desarollo, dadas las propiedades de los com-
puestos que lo conforman

Ta temperatura de 100° C marca evidentemente tal barrer. Es Ia tem.
peratura que reina a una profundidad de 3-3,5 kilómetros bajo el nivel del
suelo; en ciertos lugares, a una distancia menor, en torno alos 2,5 kiléme-
vos. Cabe considerar que los sees vivos, de promedio, no pueden existe
en sus formas actuales a una profundidad superior a 3 Kilómetros bajo el
nivel eresue

El nivel de esta región profunda, donde la temperatura ronda los 100°
€, desciende más en el caso del Océano, cuyo espesor medio es de 3,8 ki
Lémenros y donde la temperatura abisal es fra, pues a veces alcanza pocos
grados sobre cero. La temperatura limite para la vida se simard, en las
aguas, en corno a una profundidad media de 6 kilómetros; entre 5 y 7 ki-
lómertos, en el supuesto de que el grado térmico sea análogo al de terra
firme, De hecho, el aumento de la temperatura parece producine mis ríe
pidamente y es improbable que la capa accesible para la materia viva be
se os 6 kilómeiros de profundidad por debajo del nivel marino.

La barrera de 100° C sin duda es convencional, pues tenemos noticia
de que, en vier frm algunos organismos se multplican con tempera
ras superions a 70'-80% €, aunque no sabemos de ninguno que se haya
adaptado a una existencia permanente con 100° C.

Por todo lo cual es improbable que el limite inferior de la biosfera ras-
pase la media de 2,5-2,7 Kilómeos de profundidad en sera firme y de 5
5,5 kildmerros en los mares.

Dicho límite viene probablemente impuesto por la temperatura, no
por la composición química del medio a tales profundidades (sn oxígeno),
pues la fala de este gas no puede consttuir un obstáculo para la vida, Ya
no queda oxigeno libre escasa profundidad subconcinental; raramente es
detectable unos centenares de metros bajo el suelo. Es seguro, sin embare
go. que la vi ia se infla hasta profndidados much
Las investigaciones independientes de]. Bastin cn los Estados Unidos y de
N. Uchinsky en Rusia (1926-1927) han corroborado la antigua observar
ción de R Stapff (1891): la existencia de una flora anaerobia por mis de
un kilómetro bajo el suclo terrestre.

122. La elevada temperatura supone un obstáculo infranqueable, aun-
que terio, en la biosfera, Oros factores, en su conjunto, ejercen una in
fluencia más decisiva en l propagación de la vida, impidiéndole ocupar
regiones que, desde un punto de visa térmico, le esularan accesibles
Incluso podemos constat, como ya lo hicimos en el caso de lo ani-
¿nales mactoscópics, la existencia de un curioso proceso geológico. Estos

152

organismos, en el curso de los tiempos geológicos, colonizan paulatina
ente las profundidades, Regiones del planeta carentes de luz van siendo
as pobladas por organismos específicos, jóvenes desde la óptica geológica,
y tal proceso no ha llegado a término coda

“Aquí se produce un fenómeno andlogo al que reseñamos para el limite
superior de la biosfera. En e transcurso delos tiempos geológicos, la vida
desciende lenta, pero irremisiblemente, aproximándose a su limite inferior.

e halle más jos de este último que de su límite superior.
Tos organismos verdes que demandan luz para desarollrse no tienen
la opción, obviamente, de abandonar la franja de corteza terresue alum-
brada porel Sol

Tos organismos heterötrofosy las bacterias aurötrofas son los que puc-
den aventurarse en ls profundidades, La vida no penetra del mismo modo

las entrafas de tera firme que en los abismos oceánicos,

La vida animal, muy dispersa, penetra a mayor profundidad en los
Océanos; este proceso depende del releve del fondo. No obstante, se ha por
ido constaar su presencia hasta algo más de 6 kilómetros: se ha descubierto

«rizo -Hyphalaser perfecto~ a una profundidad de 6.035 metros.

Las formas acuáticas abiales escán facultadas para adentrarse en las for
sas oceánicas, pero hasta ahora no se han encontrado organismos vivos a
mis de 6,5 kilómetros”.

Todo el volumen de agua esti poblado de bactrias en dispersión, ha-
ladas a más de 5,5 kilémewos de profundidad y que se concentran en el
lodo marino, Su presencia en el lecho de las grandes fosas oceánicas aún
ose ba confirmado.

123, La vide cn tira firme se reduce a unos niveles relaivamente su-
perfiiales, en primera instancia porque el oxígeno libre nunca se infiera
‘an profundamente en la corteza. En el Océano, el oxígeno libre en solu-
ción gascosa (donde su cuantía, en relación con el nitrógeno, siempre es
proporcionalmente más importante que en la atmósfera) se mantienc en
contacto con el are externo. El oxígeno atmosfcio lea ala grandes fo-
sas oceánicas, hasta una profundidad de 10 kilómetros, y toda pérdida ro-
sulta compensada por un nuevo aporte de oxígeno atmosférico, con certe
desfase, gracia a procedimientos de disolución y difusión. El limite de su
pencuración, la superficie del oxígeno libre, lo representa la capa superior,
muy fina, del lecho oceánico (cf 141)

El oxígeno libre desaparece rápidamente en cuanto se profundiza cn
tierra firme; lo absorben organismos o compuestos ávidos del mismo,

Tas profundidad occ miden eu 10 la. Reet a dbo nea
Fixe 995 lec ern de hs Kur. roam la ser profiad con en de
9,7 lero ers psi dee Fina

153

principalmente orgánicos. La invesgación sobre las aguas de los manan
Yale abrrrncos que broma dede un punt situado a ano o dos KS
metros de profundidad, rela que no cuentan generalmente con oxigeno

e entr sus ges. Se observa un corte brusco entre el agua vadosa, que
contiene oxígeno libre del aire, y el agua fcácica sin ése, un cambio que
hasta la fecha no se ha esclarecido de modo fable", El oxígeno libre ara
vies la superficie del suelo y parte del subsuelo. La fiontera del oxígeno li
bre permanece mis cerca de la superficie en lo suelos pantanosos y en las
marismas. Según M. Hasselmann, en nuestras latitudes los primeros care-
cen de oxigeno libre si atravesamos una capa de 30 centímetros. Se consta-
ta su presencia en distintos subsuelos a una profundidad de varios metros,
a veces diez o más, en el supuesto de que no halle ningún obstéculo para
propagarse ~como tocas compactas, sólida, siempre exentas de oxigeno li
bre, pero cuyas huellas pueden revelarse en su cara superior, en contacto
permanente con el agua del entorno-. Las cavidades y grietas libres, accei-
bles aa filiación de ave, alcanzan excepcionalmente profundidades de al-
gunos centenares de metros. Nos referimos a los pozos de prospección y a
las minas, obra de la humanidad civilizada, que marcan la profundiéad
máxime al superarlos 2 kilómetros, aunque su relevancia es insignificance
a escala de la biosfera,

Tor otra pare, si as transferimos a nivel oceénico, rales medidas pier-
den valor. Las zonas baja y profundas de los continentes suelen ser menos
hondas. La méxima depresión continental implica poco más de un kil
memo; el lecho del lago Baikal, aucéntico mar de agua dulce en Siberia
xico en vida, se sino a 1.050 metros bajo el nivel oceánico

in duda la vida en rra firme -contemplando incluso la vida anacro-
bia jamás rebasa ls profundidades del planeta que le resultan accesibles
en la hidrosfea, Parece que la vida en las capas subcontinentales nunca al.
cama la profundidad media (3,8 kilémertos) de la hidrosfera, No obstan-
te, las perforaciones recientes para estudiar la génesis de los petréleos y del
hidrógeno sulfhidrico rebajan considerablemente el imite inferior pars la
vida anacrobia. La génesis de estos minerales freticos parece deberas 4 la
vida y acontecer a unas temperaturas mucho más elevadas que las de la
perficie terrestre, Ahora bien, incluso si los organismos bacterianos que in-
tervienen en dichos procesos fueran especialmente terméfils (Factor que
no se ha comprobado), vivirian a temperaturas en toro a 70° C. Es decir
bastante distancia todavia de la isogcorerma de 100° €.

124. Comprobamos asi que la supremacía de la vida en la hidrosfere
depende no sólo de su mayor volumen, sino de que en toda la extensión

"da yodo sindicación ir eng Ebo pie de m del

154

marina se confirma la existencia de vida, a ranön de una potence capa de
0 kilémetros de profundidad alge y 3,8 kilómetos de profundidad me-
dia; en suelo firme (2196 de la superficie terrestre), en cambio, la región de
Las manifestaciones vitales nisiquiera alcanza un espesor de 2,5 kilómetros,
configurando una cubierca de algunos centenares de metros de promedi
En esta delgada epidermis de era firme, poblada por organismos vivos,
a vida no se adentra más all del nivel marino salvo en raras ocasiones
A escala planetaria, la vida concluye en tira firme a nivel del Oecáno;
en la hidrosfer, por el contrario, se ifikra hasta una zona de un grosor
medio de 3,8 kilómetros.

La vida en la Hideosfera

125. Pese a una apatiencia caca, los fenómenos de la vida en la hi-
rosfera poscen, de hecho, caracteristias inmurables en el ranscurso de
toda la historia geológica y desde la era arqueozoica. Es menester enfocar-
Ias como unos rasgos permanentes y estables del mecanismo de la corteza
global, no ya exclusivamente de la biosfera. En el Aujo de odas la eras
geológicas, ales fenómenos persisten en determinadas regiones de La hides
Fra, por mucho que varien constantemente la vida y d Océano,

Este mecanismo de la biosfera subsiste, intro, en los ciclos geol6-
icon.

La densidad de la vide, la manifestación de regiones vilmente prolt-
cas, deben servimos de bese a la hora de cxudiar mecanismo cn cues
tién, En la estructura del Océano, a dichas regiones las denominaremos
peliculas y concentraciones virales. Cabe considerarlas como subdivisiones
secundarias del dea de la corteza testes representada por la hidraser,
puesto que son realmente regiones concéntrcas en siwación de contin
‘dad, o pueden convert en tales en ciertos períodos de su historia geold-
gica. Por tanto, las peliculas y concentraciones virales suponen, enel Ooéa-
no, las regiones de transformación máxima de la energía solar. Convien
‘empezar por tomar en consideración este hecho cuando se etudian todos
los fenómenos vitales oceánicos, si presendemos abarcalos desde la pers
pesa de su expresión cn I hor planeta, Sl ajo ea condición
seremos capaces de discernir cl impacto groquímico de la vida en la hi-
ren. nn

“Además de la densidad vial, es precio determinar las propiedades de
las peliculas y las concentraciones viales:

1Le Desde el punto de vista del carácter de su materia verde viva, así
como de su localización. De est: suerte dilucidamos en qué regiones de la
Bade e fala formación de la musa principal de oxígeno libre del
panera.

155

2. Desde el puaco de vista de la distibucién, en el espacio y en el
tiempo, de la creación de nuevas generaciones; es decir, desde la óptica del
fenómeno de la multiplicación en las peliculas y concencraciones vitales.
Tal proceso puede depararnos una idea euansitativa de ls leyes del cambio
regular al que esté supeditada la energía química, así como dela intensidad
dela misma

3.° Desde el punto de vista delos procesos químicos que se desarollan
en las películas y concentraciones vitales en relación con la historia de
determinados clementos químicos de la corteza terrestre. Por esta vía se
‘manifesta el impacto de la materia viva del Océano en la geoquímica pla-
netaria, Veremos cómo las funciones de las diversas polícalas y concontra-
ciones vitales son inmutable, específicas y distitas en el curso de los po-
riodos geológicos.

126. Como ya sabemos (ef. 55), la superficie del Océano ech cubierta
de una lámina continua de vida verde. Representa el campo donde se ea-
bora el oxígeno libre, del que esté penerrado el volumen total de [as aguas,
hasta el mismo fondo, gracias a Los procesos de difusión y convección

Los organismos aut6trofes verdes del Océano, romados en conjunto,
se acumulan particularmente en la franja superior, sin descender de 100
metros. Más al de los 400 metros suele siuarse únicamente los anima-
les heterótrofo y las bacterias.

Por un lado, la superficie oceánica entera es el teriorio del htoplanc-
ton cloroflico; por oto lado, ls grandes plantas -alga y hierbas marinas
ocupan el primer rango por posiciones, Constituyen dos tipos de forma-
ciones muy distintas, aunque no suclan establecerse diferencias. Las algas y
las hierbas verdes se desarrollan prolificamente en las regiones costeras,
poco profundas (concentraciones Borak) no obstame, de mudo puntal,
las hierbes configuran masas flotantes en alta mar a ttulo de ejemplo lle
mativo recordaremos el mar de los Sargazos, cuya superficie supera
100.000 kilómotros cuadrados (concentraciones sargécca)

Los organismos unicelulares microscópicos, que se aglomeran funda-
mentalmente en la superficie del Océano, en el plancton, representan la
masa csencial de vida verde.

Ello obedece a la mayor intensidad de su multiplicación. La mulipli-
cación planctónica corresponde ala magnitud igual a 250-275 centime-
ros por segundo, Esta magnitud puede convertirse en miles de centime-
tros por segundo, mientras que en el caso de las algas litorales
normalmente Ructia entre 1,5 y 2,5 centímercos por segundo (como mu-
cho, algunas decenas de centímerrs). Sila conquista de la superficie ocd
nica (correspondiente a la cnergía radiante captada por ela) dependiera
sólo de la velocidad 1, el plancton debería ocupar un área en el mar 100
veces mayor que al de las grandes algas. La distribución de estos distinuos

156

pvr parara uno fire se ia, amet, con dl or
en de tal magnicud, Las algas orales se hallan en regiones poco profun-
das del Ooéamo'. La exrensión de los mares”, según J. Schokalsky no ex-
cede el 8% de la superficie oceénica, pero una mínima parte de los mares
está revestida por un manto de grandes alga y bierbas. Ocho centésimas
significan d limite máximo de ocupación superficial por las plants iora-
Jes —un limite inaccesible, en la práctica, para éstas. Las concentraciones
Alotantes de sargazos desempeñan un papel todavía más irclevarte. Su ma-
yor concentración, el mar de los Sargazos, equivale a un 0,02% de la su-
petlcie oceánica.

127. La vida verde, que con Frecuencia pasa desapercibida a simple vis
‘wen el Océano, no abarca, ni remotamente, toda la manifestación vial de
la hidrosfea. El potente desarrollo de la vida heterötrofi, can caraceritica
en este ámbico, no sucle observarse en terra firme. La impresión general
producida por la vida cn el Océano — probablemente acetada= cs que los
animales, no las planas, ocupan Ia posición hegemónica y traquclan, can
su impronta, fa toalidad delas manifestaciones dela Naturaleza viva que
‘Ahora bien, esa vida animal no podría expandirse sin cocxisi con la
vida vgecal verde. Su distribución depende de ell, es el efecto de su pre
Precisamente, en la intima conexión entre ls condiciones de nutrición
y de respiración de los reinos animal y vegeal, dica la formación de ac
raulaciones de organismos, plículas y condensaiones viales en el Océano

128. En el volumen global del Ocráno, la mareria orgánica supone
una modesta cuantía. En términos generales procede afirmar que el

del ma e inanimada. Incluso ls bacterin, tance autétrofs (cf 94) como,
hererötrofas, apenas representan unas censésimas de su peso; desde esta
perspectiva, se equiparan con los escasos iones químicos de las soluciones
marinas, Únicamente se detectan importantes cancidades de organismos
vivos en las peliculas y concentraciones vitales, Ambas no suelen abarcar
más de una centésima, en ocasiones algunas centésimas de materias vivas.
Sólo puncual y transitoriamente los organismos vivos suman varias centés-
amas de la masa de agua marina.

“Todas las concentraciones y películas virales son regiones con una in-
tensa actividad química. En su seno la vida se halla en perperuo movi
miento, Con todo, esas formaciones permanecen inmóviles, o cuasi in
móviles; a pesar de que en la estructura de la hidrosfera hay cambios

Cuando a para span, cg de o ops ra ini,
"Esti cas ponds fae 1.909.100 mos halo toe

157

innumerables y continuos, configuran equilibrios estables. Se muestran.
van constantes, tan definidoras del Océano como las corriemes marinas.

Al basarnos en rasgos primordiales, en Las líneas maestras de la distri
bución de la vida en el Océano, deslindamos euaro condensaciones vitales
estáticas dos películas, el plancton y el limo del fondo; des concentraciones,
Jas litorales (marinas) y las de sargazos.

129. La modalidad esencial y más representativa de tales aglomeracio-
e vik clei eae ra end nd re pon
Cabe estimar que recubre toda la superficie oceánica,

El mundo vegetal verde descuell a veces en el plancton, pero el papel
de los organismos animales heterétofos, cuya existencia depende del fto-
plancton, quizá sca igualmente decisivo por su manifestación global en la
química planctónica. El ficoplancton siempre es unicclular, pero los meta
2905 cumplen una función importante en el zooplancton, Pueden prolife
cas, en su seno, en cantidades jamás detectadas cn tierra firme. Así, se ob-
servan esporádicamente en el plancton oceánico huevos y lec de paces
crustácos, lavas, estrellas de mar, eec, en una proporción ingente, q
supera lade los restantes seres vivos, Según M. Hjort el múmero de indivi-
duos por centímetro cúbico varía de promedio, para el ftoplancion
eroscépico verde, entre 3 y 15; este número se eleva, para todo el mic
plancton, hasta un cupo de 100 individuos microscópicos (M. Alle

9). El número de células del ficoplancion no suele igualar al delos in-
dividuos animales heterótrofos, No incluimos las bacterias, ni el nonio-
plancton. De esta suerte, fuerza es que admitamos que la película del
plancton comporta centenares, miles de individuos mictoscöpicos, centros
independientes de transmisión de energía geoquímica por centimerro cú-
bico (£. 48). Formulada en peso, la materia viva sí diseminada significa-
ri, como mínimo y de promedio, un 10° - 1096 de la masa toral de agua
oceánica; probablemente supere dichas cancidades.

Fl espesor de esa capa, generalmente localizada a una profundidad en-
tre 20 y 50 metros, no excede algunas decenas de mextos. A veces el plane
von asciende hasta la superficie marina o desciende por debajo de la línea
indicada, El número de individuos disminuye rápidamente a pati de esa
fina película, por encima y sobre todo por debajo. A más de 400 metros,
los individuos del plancton suelen estar muy dispersos.

Los organismos vivos, en el volumen global del agua occánica, cuya
capa media tiene un grosor de 3,8 kilómetros y cuya profundidad máxi
ma ronda los 10 Kilómetros, componen pues una membrana delgadis
ma: representa de promedio la 1 x 10” parte del espesor toral de la
(drosfera. Desde el punro de vista del quimismo oceánico, tal facción se
considerará activa, y el reso de la masa acuática bioguimicamente poco re-
Presentation,

158

Es evidence que la pelicula planctónica, pese a su delgadez, onsituye
sun componente importante del mecanismo de la bosfrs, similar al de la
capa de ozono con su proporción insignifiant de ee as

Su ärca equivale a centenares de millones de kilómetros cuadrados y su
peso debe expresarse en un número del orden de 10° -10* toneladas

130. Our concentración vital, el limo del fondo, se observa en & lecho
marino y en à fina capa de agus colindante quelo empapa.

Esta membrana, por sus dimensiones y su volumen, se asemeja ala pe-
licua planctónic, aunque la supera notablemente por su peso.

Se sue en dos zonas: a primera, la anja superior o asiento del pe-
don, se sin en la región del oxígeno libre; en superficie bulle la vida ani-
mal, desempeñando los metazoos un papel destacado. Se entablan relacio”
es muy compleja entre los organismos de ea biocenosisbentónica, que
apenas estamos empezando a investiga desde un enfoque cuantitativo.

Esta una consigue localmente un desarrollo enorme. Como ya hi
seseíado, en el caso delos merazoos bentónicos se originan concentra
nes de materia orgánica de un orden an£logo, por hectárea, al de las aglo-
meraciones de metafito en tira firme en situaciön de rendimiento 6p
mo (cf 58).

Estos dempsey de vida l bes en contro cn els compo-

in duda, grandes condensaciones de materia orgínica hasta una pr
fundidad quizá superior a los 5 kilémerros. ue j
luos de animales bentónicos disminuyen numéricamente,
de modo sensible, desde los 4-6 klémetros; en las fosas más hondas, a par-
tir de 7 kilómeros, los animales macrosospicus posiblemente desaparez-

Debajo del bencos se encuentra el cino del fondo, que forma la parce
inferior de la primera an. Las protistas predominan allá en una eno
me proporción, desempeñando las bacteria un papel protagonista en vit
sud de su desbordante energía geoquímica. Únicamente la delgada lámina
supecion de un espesor de algunos centímetros —la región del pelon-,
«contiene oxígeno libre; por debajo yace una gruesa capa de lodo serurada
de beter anacrobis,perforada quizá por un sinnúmero de sees xs
Todas las reacciones químicas se producen en un medio claramente de-
soxidane, La función de esa capo relaivamente fina, en la química dela
biosfera es enorme (ef. 141). El grosor dela película del fondo, incluyendo
la capa de lodo, excede en ocasiones los 100 metros. No obstante, puedo
que sea más espesa, por ejemplo en las regiones abisales del Océano, don
de viven organismos como los exinoides, cuya importancia en los procesos

© Umar emi, dodo po Jo Tinea o, ue e propuso poe, Solo

159

químicos del planeta parece ser notable, En la actualidad, lamentablemen-
te, no estamos en condiciones de determinar el espesor de la concentre
ción dotada de vida existente sino de manera provisional; estimamos al
efecto una magnitud media de 10 a 60 metros.

131. El plancton y la plícula vial del fondo penetran toda Ia biosfe-
ta, Sila superficie del plancton viene a resulta, en suma, similar a la del
Océano -cuanificda en 3,6 x 10" kilómetros cuadrados. la superficie de
à película del fondo debe superarla considerablemente, dado que se 200
moda aa complejidad ya las iregularidades del relieve submarino.

A ambas películas que envuelven a la hidrosfea se agregan otras dos
concentraciones virales, ncimamente vinculadas cn su existencia con la su-
perficie planearia rca en oxígeno libre: nos referimos alas concentracio
ies saturadas de vida verde, muy ligadas al plancton: as concentraciones le
tonales y de srguzas

Zas conceneracionslitoals abarcan a veces todo el volumen del agua
hast el lecho oceánico, pues se adapran alas regiones menos profundas de
la hidrosfea.

Su área no excede, en caso alguno, la décima parte de la superficie oco-
única. En cuanto al grosor, abarca de promedio unos centenares de metros,
puntualmente 500 metros, llegando excepcionalmente al kilómetro, Ti
den a acumular cn masas conjuntas con la pelicula planctónica y el limo
del fondo,

Las concentraciones vitales litorales van siempre unidas a las regiones
más accesibles, alos mares y a ls zonas del Océano próximas las cosa,
Se relacionan con la infiltración en las aguas de las rayos solas lumino-
sos, así como con los rayos térmicos, con la erosión continental y con el
aporte de soluciones acuosas, ricas en deuitos orgánicos y en polvo tertes-
ue, en suspensión, por parte delos sos. La cantidad general de esta vida
será forsosimente inferior ala que está ligada alas peliculas planciónica y
del fondo, puesto que la profundidades que no exceden del kilômetto no
suponen más allá de la décima parte de la superficie oceánica. En parte
son bosques de algas y hietbas marinas; en parce, aglomeraciones de mo-
luscos, construcciones de corales, de algas clcfres y briozoos.

132. Las concentraciones de sargazos apatentemente ocupan una pos
ción especial que, antiguamente lamaba poco la arcación y que ha mere-
cido distintas explicaciones. Se diferencian de las películas plancténicas
por el carácter de su fauna y de su flora; de las concentraciones litorales,
por su autonomía respecto de la rcsión continental y del apor de pro-
ductos orgínicos por los rfos. En contraste con la litorales, son acumula-
cones occánicas, observadas cn la superficie de las regiones profundas del
Océano, sin ningana relación con el hentos ni con el limo del fondo,

160

Durante mucho tiempo se las ha considerado como formaciones se-
cundaris, reos flotantes de concentraciones literles arrastrados por los
vientos y la corientes marinas. Su presencia en zonas concretas del Océa-
mo era at a resultante de a distribución delos vientos y las corrientes, te
tindose de zonas en bonanza

Opiniones como las anteriores codaví son tópicos en la lieraura cien-
vífica pero los hechos la invalidan, por lo menos en lo que concierne al
mar de los Sargazos» en el Océano Atlántico, a mayor y la mejor estudite
da de cuantas concentraciones de esta clase existen,

Encontramos una fauna y una flore peculiares, con algunos represen-
tas que proceden indudablements de benas de los one tras

Probablemente esté en lo cierto L: Germain cuando refiere su origen a
Ja lenta adaptación de esta fauna y de esta flora a las nuevas condiciones, a
la evolución de la materia litoral viva afecada por al lento hundimiento
continental en el curso de los tiempos geológicos, o por la inmersión de
grupos de isla, hoy desaparecidas, que se encontraban antafio en el lugar
ddonde ex el mar de los Sargazos.

I futuro demostrará si es viable o no aplicar eta explicación a las de-
mis concentraciones de la misma class. No obstante, a existencia de un
tipo de concentraciones vitales con abundancia de grandes organismos ve-
sgctales, poblado de especies animales singulaes, supone un hecho irefuta-
le, implicando unas formaciones que se diferencian claramente dela po-
lculas planciónica y del fondo oceánico. No se ha procedido a evaluaras
con exactcud, pero ocupan un rea reducida en la hidrosfera, muy inferior
a la que cubren las concentraciones litorales,

133. De los hechos expuesos se infiere que
oral del Océano está ocupado por las concentra
vante alberga vida en estado de dispersión

El impacto de tales concentraciones y películas en el Océano es co
derable, particularmente en lo que arañ a su composición química, a sus
procesos químicos y a su régimen grscoso, aunque los organismos que se

ian al margen de película y concentraciones, en las capas medias del
Océano, no provocan cambios esenciales por lo menos desde la óprica de
la evaluación cuanticciva del fenómeno.

‘Asi pues será lícito ignorar, en nuestra posterior estimaciOn cuan
va de la vida en la biostea, le masa principal de las aguas oceánicas ten-
diremos exclusivamente presents las cuaro grandes regiones de sus aglo-
rmeraciones Is correspondientes à ls películas plenctónica y del fondo, a
las concentraciones litoral y de sergazos

134. En todas las biocenosis destacadas, la multiplicación se efecua a
intervalos temporales, según un ritmo determinado. La cadencia de la

161

mulriplicación se-corresponde con el trabajo geoquímico de la materia
viva, El ritmo con que se multiplican películas y concentraciones vitales
determine, a su ve, le insensidad del desarrollo del abajo geoquímico a
escala planetaria.

‘Como ya sabemos, el rasgo más caracerisico, para las dos películas vi-
vales oceánicas, lo constiuye la supremacía en su seno de protisas, orga-
nismos exiguos dotados de la máxima velocidad de muliplicaciön. Es im-
probable que la velocidad a la que se transmite la vida, la magnitud 5 en
condiciones favorables y normales de su existencia, sea inferior a 1.000
centimerros por segundo (cf. 40). Por tanto, serán los cuerpos dotados de
la mayor intensidad de intercambio gaseoso, siempre proporciona asu su-
perfii, los cuerpos que manificnen por hectárea la energía geoquímica
Cinética máxima (cf. 41) —ex deci, capaces de generar, en la unidad de
tiempo, la mayor masa de materia viva por hccrácar, los que alcancen an
tes el limite de fecundidad

Las protitas parecen poseer una gran rapidez para mulipli
son idénticas en la película plancrónica y en la del fondo. En esta última
prevalecen ls bacterias que penecran las masas ingentes de residuos de or-
ganismos más grandes, en descomposición, que all se aglomeran, En la
pelicula planctónica, desde la perspectiva de la masa material implicada,
Jas bacterias están en segunda linea, mientras que en primer término figu-
ran las protistas verdes y los protozoos.

135. Los protozoos no representan el componente principal de la vida
animal en el plancton; los metazaos descuellan entre los animales: cruscé-
cos, lavas, peces jóvenes, ete.

Y ritmo de muliplicación de los meiaroos suelo ser más lento que el
de ls protoroos. En cl caso de los sees superiores, la velocidad a la que se
transmite la vida se calcula en fracciones de cenimenso por segundo. En
uanto a los peces ya los crustáccos del plancton, la magnitud v no parece
ser inferior a algunas decenas de centímetros

Una enorme cantidad de merazoos, a menudo bajo la forma de indivi
duos voluminosos, constiuye el rasgo característico dela pelicula vital del
fondo en el bentos oceánico. La multiplicación de los mismos se reniza cn
dererminadas épocas, a menor velocidad que la de los pequeños organis-
mos del plancton. Pueden observarse organismos dorados de una baja in-
tensidad de mutiplicaciôn.

Los metazoos y los merafitos son representarivos de ls concencraciones
litorales y de sargazos, ocupando las protises de diferentes especies una
posición a fin de cuentas secundaria, no siendo las que determinan la in-
tensidad de os procesos geoquímicos en el seno de cales biocenosi.

En dichas regiones sobre todo en las concentraciones litorales, los me-
tazoos empiezan a predominar en tazón directa con la profundidad, ermi-

162

nando por converse en ls principles indicadores viales. La imporean
cia que pueden gar a tener ex evidente; por ejemplo, en ls aglomeracio-
nes de corales los hidroideos, erinoides o brioroos.

136. La cadencia de la multiplicición, la regularidad de su ritmo dis-
tan de ser un hecho a el pensamiento cientfico. Únicamente nos
pausas y que existe, en el uni
vana sucesión secuenciada de tel proceso, cuyo orden se
incimamente con los fenómenos astronómicos, La multiplicaci

e dels intended dela luz y el clor del Sol de a caidas de via,
del carác del medio,

icación orgánica singular para cada especie,
se relaciona con la migración de los átomos, que son más necearios a la
vida del organismo cuanto más abundantemente intervengan en su com-
posición. En la accualidad, la pelicula planctónica nos brinda el cuadro
menos oscuro de este fenómeno,

137. La alteración provocada por la multiplicación siempre se efectda
riaicamente. La alteración corresponde à las oscilaciones del medio viral
que se repite cada año. Está en función de los movimientos ccicos del
Océano, Los m os occánicos -marcas, cambios vérmicos, salinidad.
dela evaporación, incensidad de la luz solar son todos de origen cósmico.

À tenor de tales fenómenos, una ola que crea materia orgánica, bajo la
forma de nuevos individuos, se propaga por todo el Océano en la estación
primaveral, La amplitud de la misma se reduce en verano, Se manifiesta
por el rendimiento anual de casi todos los seres superiores e influye en a
composición del plancton. «Con una inmurabilidad comparable a la del
advenimiento del equinoccio de primavera y al alza de las temperaturas,
«on idéntica precisión, la masa animal y vegetal dl plancton, que puebla
un volumen determinado de aguas marinas, alcanza su climax anual para
disminuir luego nuevamente» (Johnstone, 1911).

El panorama trazado por Johnstone alude a muestras latitudes, pero
mmutatis mutandis podeía aplicarse a la otalidad del Océano. El plancton
representa una biocenosis; codos los organismos que lo integra
lan escrechamente, en su existencia, los unos a los otros. Hay un predomi-
io de crustáceos copépodos, que se alimentan de diatomeas, y de éstas
mismas en el Océano Allántico septentrional.

Cabe observar un ritmo regular quese pico anualmente e los mares
bien estudiados del Noreste de Europa. Entre febrero y junio (para la ma
yoría de los peces, entre mao y abri), el plancton rebosa de huevos de
peces, En primavera, desde el mes de marzo pululan las diacomess slceas
“Biddulphia, Coscinodiscus, más tardíamente algunas especies de Dinofla-
gelates=, Fl número de diatomeas y piridineas retrocede rápidamente ha-

163

cia el verano y las reemplazan los copépodos y otros representantes del 20-
oplancton. En otoño -sepciembre, ocrubre-, resets une nueva eclosión
del fitoplancton, de menor intensidad. Diciembre y, sobre todo, enero y
febrero se caecrerizan por un leargo vital, por la reducción del proceso de

sta alternancia del ritmo reproductores específica, constant y distin-
va para cada organismo; se repite cada año con la precisión inmucable que
caracteriza a todos los fenómenos con un origen cósmico

Cicos geoquímicos de las concentraciones y películas vitales
de la Hidrosfera

138. La cadencia gooquímica de la muliplicacién se expresa por me-
dio del siemo de los procesos químicos terrestre, Cada película y cada
concentración val esla sión donde se ra compuestos químicos de

Hay que sala, para el conjunto de la materia viva, que los elementos
‘quimicos, una vez que se han incorporado a los circuits viales, no emi
grarin ya; permanecerán en su seno a perperuidad. Siempre hay una pe-
‘quetia porción que se separa bajo la forma de minerales vadosos; esta parte
65 la que precisamente aparece como creacién de la química oceánica, La
intensidad con que se multiplican los organismos repercute en la intense
dad con que e forman los cuerpos vadosos.

La película plancrónica es el campo principal del que se desprende el
axígeno libre, producto vital de los osganismos verde, En ella se concen-
ran los compuestos del nitrógeno, que juegan un papel crucial en la quí
mica tereste de dicho elemento. Eta película re «e centro donde
se elaboran los compuestos orgánicos del agua oocänica. Varias vecs al ño,
el calco se acumula bajo la forma de carbonatos el sil, baj La forma de
palos, Terminan por depositarse en la película del fondo. Los resulados
de dicho trabajo, acumulados geológicamente, pueden observarse en hs
gruesas capas de roca sedimentaria, en la pare orgánica de las rocas ealed-
reas (algas microscópicas, foraminifera) y en los zacimienos sis (diaco-
mes, esponjas radiolaios,

139. Las concenttaciones de sargazos y, en cero modo, la Iroraes
son análogas por sus productos químicos, a la pelicula planctónca. Tam-
0 participan activamente en I creación de axigen libre, de compuestos
oxidados del miágeno, de compuestos oxidados y nitrogenados del carbo-
ma de compuestos del cali.
Al parecer, en tales regiones habría concentraciones de magnesia, un
demento que inerviene en la composición delas partes sólida de os or-

164

ganismos en cantidades menores que el calcio, pero, con todo, en propor-
ciones rseñables e importante; un porcentaje de magnesio pasaría direc-
vamente, por esta vi, a integarse en la composición de los minerales va
osos.

Tas concentraciones vitales no ocupan un lugar tan señalado en la his-
toria del sico como la película planctónica, aun cuando la migración cl
clicaen la materia viva de ete elemento sea muy intensa

140. La historia de todos los elementos químicos en la concentracio-
es y películas vitales se caacterza por dos procesos divergentes: en pri
mer término, por la migración de elementos (distinta y determinada para
cada uno) a través de la materia vivas en segundo término, por su libera»
ción bajo la forma de compuestos vadosos, escapando así de los circuios
vitales.

Una separación semejante es inapreciable en un ciclo vial coro, por
ejemplo de un año, ya que la cantidad de elementos que, en tal intervalo
de tiempo, abandonan el ciclo vital results insignificante, La emigración
sólo será pereeptible después de largos períodos, no ya históricos, sino geo-
lógicos. As se crean en la corceza terrestre masas de materia inett en esta-
do sólido que mulcplican varias veces el peso de la materia orgánica exis
ene en un momento dado, en el planea,

Desde esta perspeciv, le pelicula del plancton se distingue claramente
de las concentraciones litorales”, El ciclo vial de la últimas libera canti=
dades infinitamente mayores de elementos químicos que el planctónico,
por lo cual tienen una mayor impronta en la estructura de la corteza te-

En las zonas inferiores delas concentraciones litorle, cerca de La paí
ul del lecho marino, asi como en las ranjes colindantes con terra firme,
es donde se observan preferentemente ests fenómenos, En la segunda lo-
¿alización, es típica la creación de compuestos orgánicos sólidos del carbo-
no y del nierdgeno, al igual que la evaporación de did sufviiric, ligado a
Ja liberación de azufi dela región de la coreza teresre srudiada. Es por

e procedimiento bioquímico como los sulfatos abandonan los lagos y lt
gunas salados que se forman en los bordes delas cuencas marins.

141. No existe límite definido, en el caso de las concentraciones litora-
Les, que separe las reacciones químicas del fondo y las superficiales; la fron-
tera, en cambio, es muy clara en pleno Océano, donde ambas películas vi-
rales, químicamente active, están distenciadas encre sí por un volumen de
agua, químicamente inerte, de un espesor de varios kilómetros,

ose concen can pedo o een que coc ent concede spas

165

Por lo genera, en las concentraciones litorales se aproximan los limites
entre las peliculas de la hidrosfera, mientras que ni siquicra xisten en los
mares poco profundos, ni cerca de las orillas. En el último caso, se confün-
de la acción de todas estas aglomeraciones vitales, Se configuran regiones
de un wabajo bioquímico particularmente intenso.

La pelicula del fondo continúa siendo el émbito donde se manifesta
un trabajo químico extraordinario. Las concentraciones de organismos do-
tados de energía geoquímica máxima -las bacerias- descacan en primera
linea. Las condiciones químicas del medio habitual soporta, al mismo
tiempo, un cambio brusco, puesto que, debido a la abundancia de com-
puestos, mayormente de productos orgánicos que absorben con avidez el
oxígeno libre suminisrado por la superficie se establece un medio reducror
en la película del fondo, en el lodo marino, Son los dominios de ls bacte-
sas amacrobias, Únicamente una fina membrana de limo, de algunos mil
eros La región del peln-, constiuye el campo de procesos bioquímicos
de ocación menso en os ques forman many sais, Ec lámina
separa la población superior de ls concensraciones vitales del fondo (aná
Toga a la ones por sus maniftaiones quimica) de la del medio ze
ductor, del cieno inferior, un medio précticamente desconocido en otros
lugares de la biosfera,

En realidad, el equilibrio que se instaura entre el medio oxidante y of
medio reductor se ve continuamente perturbado por e celo infcigable de
los animales excavadores as reacciones bioquímicas y químicas se sucoden
en ambos sentidos, fomentando la creación de cuerpos instable rico en
energía química libre. No obstante, es imposible actualmente evalua el al-
cance geoqulmico de dicho fenómeno. Por oto lado, la particularidad ca-
racteisica de las peliculas del fondo es que se depositan, sin cesar, restos
orgánicos en puuefacciön que caen desde las películas plancténica, de sar-
‘9208 y litorales, Esos deuitos orgánicos están poblados de bacteria, fun-
damentalmente anaerobias; contribuyen a reforzar el carfcter químico re-
ucior del medio constuido por las peliculas del fondo.

142. Las concentraciones viales del fondo, en relción con el carácter
de su materia viva, cumplen un papel singular en la biosfera; participan,
de manera escucial, en la creación de su materia incre. En efecto, los pro-
ductos básicos de sus procesos bioquímicos, en condiciones anaerobias, sin
oxígeno libre, no son gases, sino cuerpos sólidos o coloidales que, en el de-
¿curo del tiempo, se convierten principalmente en cuerpos sólidos. Estas
regiones reánen todas las condiciones propicias para la conservación de los
organismos, ya que éstos, una vez muertos, lo mismo que sus restos esc
pan prontamente de las condiciones bioquímicas habituales en las que se
“descomponen y pudren; para que tales procesos sobrevengan, el medio ha
de contener oxigeno libre, transformindose gran parte dela materia orgi-

16

nica en productos gascosos: no se consumen. No sólo la vida aerobi, am-
bien la anaerobia se extingue en el lodo marino a escasa profundidad de su
cara superficial. A medida que van depositándose los detrios viales y las
partes de nea orgánica en suspensión, as capa infra e e
o marino se toman inanimadas y los cuerpos químicos creados por la
vida no denen ocasión de ransfonmars cn gre de Img en Moeva
materias vivas. La capa vital de lodo jamás supera algunos metros, mi
tras que crece sin cesar en superficie, Fn lus zonas inferiores, la vida se apa-
ga inexorablemente.

La «desaparición» de los dewitos orgánicos, su gasificación, es siempre
un proceso bioquímico. En las capas azoicas, los restos orgánicos se modi
fican de otra manera, paulatinamente; con los cilos geológicos van mu-
ándose en minerales vadosos sólidos y coloidales.

Los productos de una génesis semejante nos rodean por doquier; mo-
diffeados por los procesos químicos, con el paso del tiempo configuran,
bajo el aspecto de rocas sedimentaria, las capas superiores del planeta, ale
canzando un espesor medio de varios Kilómeros, Estas rocas se transfor
man gradualmente en metamórficas, uften más alteraciones y, penetrando

ioncs donde reinan temperacuras elevadas, cn la capa magmérica de

‘en la composición de rocas compacts, hipoa-

bises, de cuerpos feários o juveniles, que can el tiempo se reincorporan

a la biosfera por efeco de la energía de la que cs un exponente la elevada
temperatura de estas capas (ef. 77, 78).

Escos productos llevan hasta las entrañas del planeta la energía libre,
‘wansmutada por la vida en energia quía ariamente caprada por
el organismo verde, en la biosfera, bajo la forma de radiaciones cósmicas,
de rayos solares

145. Las películas vitales del fondo, así como las concentraciones lito-
tales que se les superponen, merecen pues una avenciön especial a la hora
de evaluar el trabajo químico de La materia viva en nuestro planeta.
Configuran regiones de la corteza errestee químicamente activas y po-
tentes, que operan pausada pero, a fin de cuentes, uniformemente en el
transcurso de todas la ers geológicas,
La discribución muy variado, en la sucesión de dichas ers, de
es en la superficie terestre nos ilusa sobre el desplaza
de las películas y concentraciones vitales en el tiempo y en el es-

pacio.

La importancia geoquímica de las peliculas viales del fondo es muy
considerable para su zona de oxidación superior (especialmente, el bentos),
asi como para las capas reductoras inferiores, Psta importancia aumenta en
las regiones donde se confunden con las concentraciones litorales y donde
el oxigeno libre, y los productos geoquímicos ligados a él y al trabajo de la

167

vida verde, se agregan a los productos babituales: esto es, por encima de
Los 400 metros (ef. 55)

EI medio oxidante de la pelicula del fondo se manifiesta con claridad
‘en la historia de otros muchos elementos químicos además del oxigen, el
nitrógeno o el carbono.

En primer lugar, este medio akera profundamente la historia te
del cali, Es muy caracersico que éste sea el metal predominante en la

vera iva, Su proporción supera probablemente, en peso, una centéic
sma de la composición media de la materia viva; en múliple organismos,
ante todo marinos, la proporción de calcio excede el 10, incluso el 20%.
Por esa vi, por la acción de la materia viva, el calcio se disoci en la bios-
fera del sodio, del magnesio, del potasio y del hiero, con los que cabe
compararlos en términos cuantitativos y con los cuales se combina, en mo-
léculas comunes, en toda la materia ine dela corteza. El calcio se disocia
merced alos procesos vitales de ls organismos hajo la forma de carbona-
vos y de fositos complejos, mis raramente de oxalatos; persiste también,
bajo esta misma forma ligeramente altera, cn los minerales vadosos de
rigen bioquímico.

EI Océano, principalmente en sus regiones vitales ~tanto
como profundas-, constituye el mecanismo mediante el cual se originan
las concentraciones de compuestos cálccos del planer, auscntcs en las 20-
as más recientes de su corteza ricas en silcio~ y en las regiones freiticas
profundas.

Se generan anualmente en el Océano, como mínimo, 6 x 10% gramos
de calcio en la modalidad de carbonatos, Hay entre 10 y 10" gramos de
calcio en estado de migración permanente en el ciclo vital de la materia
‘onginica, lo cual implica una porción bastante considerable del calcio to-
val que existe en la cortezaterrestre (en torno a 7 x 10" gramos) y una
porción muy considerable del calcio de la biosfera. El calcio se concensra
no sólo por la acción de los orga
velocidad de transmisión vital moluscos, erinoides, estrellas de mat, al-
gas, corales, hidroideos y oxos= también lo fan las protistas del lodo
marino y sobre todo el plancton, incluido el nonioplancıon, así como las
bacterias doradas de la energía geoquimica cinéria máxima de la materia
viva

“Al liberar los compuestos clcicos que forman montañas enters, maci-
205 con un volumen de algunos millones de kilémetros cúbicos, la e
solar regula la actividad de los organismos y determina la química de la
corteza terresre como ocurte por medio de la descomposición del ácido
carbónico y del agua, ereéndose, por esta ví, compuestos orgánicos y oxi-
geno libre.

El calcio se desprende Fundamentalmente bajo la forma de carbonatos,
pero también de fosfatos. Los ros lo trensportan basta los Océanos; en ic-

168

tra firme, su pare principal ha pasado yu por otra forma debido a la ac-
ción de la materia viva terrestre (cf. 156).

144. Tale regiones donde se concentra la vida ejercen una impronta
análoga en ara de aos elementos habitus de a cora tenet
sin duda, en la del siii, el aluminio, el biere, el manganeso, el magnesio,
Ta ng age

Siguen persistiendo muchos enigmas en estos fenómenos naturales
complejos, pero cl resultado final, la enorme importancia de esa película
vil en a hiso groquíica dls elementos enumerados, no dj Jugar

En la historia del sic, la influencia de la película del fond
festa através de la formación de sedimentos de restos de org
eos que proceden ora del plancron, ora del fondo -tadiolarios, diatomeas,
esponjas de mas-. En suma, se originan las mayores concenteaciones cono-
cidas de slice libre, alcanzando un volumen de millones de kilómetros ci-
bicos, Era slice libre, inerte y poco proclive a modifiaese en la biosfera,
supone un factor químico potente en su calidad de portadora de energía
qulmica libre en las capas metamörficas y magmöticas de la Tierra, dado
‘su aricter químico ácido de anhídrido libre.

No caben dudas acerca de la segunda reacción bioquímica que se pro-
duce, cuya importancia todavia no somos capaces de dilucida. Nos ref
mos a la descomposición, por obra de las diatomeas y quizá de las bacte-
rias, de los aluminosilcaos de esructura caolinica que, por un lado, causa
la formación de los depósios de sie libre de los que ya hablamos y, por
our Iado, la ercación de hidróxidos de aluminio. Este proceso, al parce
no es patrimonio exclusive de los lodos marinos; según las investigaciones
de]. Murray y R. evi, acontecera asimismo en las parcculs arclious en
suspensión en el agua marina, que son a su vez el fruto de procesos biaquí-
pot dela altrción superficial de a mater ine de ls onen y

145. La importancia de tales regiones y de sus reacciones bioquímicas
se repie en la historia del hierro y del manganew. El resultado de dichas re-
acciones tampoco se cuestiona: nos referimos a la génesis de las mayores
concentraciones de esos elementos conocidas en la corteza terrestre; por
ejemplo, los minerales de hierro de la Era Terciaria -mesoroicos- de
Kertch, en Lorena. Todo indica que es limonita y eloricas riss en hierro
se han formado con la intervención direca de manifestaciones virales, Aun
cuando el fenómeno, a nivel químico, no esté perfectamente dilucidado, el
hecho Fundamental su caräcter bioquímico, becteriano, es indiseutible.
Los trabajos recientes de los investigadores rusos B. Perfjr, Butkevirch
y B. Issshenko (1926-1927) así lo han confirmado.

169

Los mismos procesos se repiten en la extensión otal de la historia geo-
lógica desde la era precimbrica (arcaica). De esta suerte se han formado,
por ejemplo, las más grandes y antiguas concentraciones de hierro en Mine
nesora (M. Gruner, 1924)

Los mumerosos minerales de manganeso y sus máximas concentracio-
es en Transeaucasia presentan un carácter similar. Se producen transcio-
es entre los minerales de hierto y manganeso; actualmente acontecen, en
espacios considerables del fondo del mar, síntesis análogas, cuyo origen
bioquírnico bacteriano es prácticamente segur.

146. La génesis de los compuestos del fósforo que, todavía hoy, se de-
positan en el fondo marino en unas condiciones que desconocemos, oftece
similitudes. No se discute su vinculación con fenómenos de la vida, con
Jos procesos bioquímicos, pero hay que seguir indagando sobre el mecanis-
mo exacto del proceso

Es un hecho comprobado que el fósforo de los yacimientos de fosfori-
tas de esa clase, bajo forma de concreciones, conocidas en la extensión de
toda Ia histori geológica ~por lo menos, desde el cámbrico-, tiene un ori
gen orgánico, Por doquier esa ligado a las concentraciones vitales del fon-
do marino. ‘Todavia hoy se cstén formando, en tales regiones, aunque a

senor escala, concentraciones de fosorias cn las proximidades del Sur de
África, por ejemplo.

Sin duda una parce de ete fósoro ya había sido acumulada por los or
ganismos, durante su existencia, bajo la forma de fosfatos complejos, con-
centrados en diversa zonas delos cuerpos, ricas en fósoro.

No obstante, el fésforo de los organismos, tan imprescindible veal
mente, no suele abandonar el ciclo dela vida. Las condiciones en que puc-
de emigrar no están claras; todo patece indica, sin embargo, que, junta-
‘mente con el fósforo de los esqueletos -compuestos sólidos de calcio el
Fésfoco de los compuestos orgánicos coloidaes, as como los fosfaxos de los
humores orgánicos, se transforman en concreciones y participan, de este
modo, en la emigración del ciclo vial

La emigración del fósforo se efcuta cuando perecen organismos con

ue lo contienen en abundancia y se dan las condiciones que

los procesos habituales de alierción de sus cuerpos, depa-

rando un medio favorable à le actividad vil de bacırias específicas, Sea

‘como fuere, queda eablecido el origen biogénico de ales concentraciones

de fésforo su vinculación estrecha y permanente von el limo del (ondo, así

‘como la reproducción incesante de fenómenos análogos en el curso de to-
‘dos lostiempos geológicos.

Ast so acumulan las mayores concentraciones de fósforo conocidas, tae
mo los yacimientos terciarios del Norte de Africa o de los estados su
‚ale en Norteamérica.

170

147. Los conocimientos sobre el trabajo químico de la materia viva en
la película del fondo marino son muy imperfectos. No se cuestiona su im-
porrancia en la historia del magnesio, del bario; podría act a la de otros
elementos como el wanadio, el esvoncio o el uranio. Nos hallamos ante un
vasto campo de fenómenos apenas explotado por la ciencios experimen-
as.

Otra zona de la peluda dl fondo, la inferior cuente de oxígeno, es 10-
davia mis insondable y enigmática. Es la región de La vida bacteriana anıc-
robia y de los fenómenos fsico-químicos relacionados con los compuestos
ron que acceden has el. Tales compuestos han sido radar en un
"nuevo mato rico en oxigeno por organismos vivos singulares, diferentes
dels que pucblan nuestro contexto vid ordinario.

A pesa de que ignoremos mayormente los procesos que se desarrollan
enel fondo marino y de que nos veamos abocados a recurrir a conjeturas a
Fin de responder alas müliples custiones que se relacionan con aquéllos,
no procede prescindir de tales procesos conviene tomarlos en considera.
ción a la hora de evaluar el papel dela vida en el mecanismo dela corteza

Dos generalizaciones empties e salvan de cualguicr incertidumbre:
1. I importancia de esos yuiminos eneldo mino que abundan
en deitos orgánicos en la hisoria del axe el oro, el hierro, el cobre,
& plomo, la plata, À niguel cl vanadio, presumiblemente del cobalto, amén
de otros metales más escasos; 2. la reproducción de este fenómeno en di-
versos períodos goológicos a una escala importante, destacando el vínculo
que lo liga a ls condiciones fisico geográficas específicas de la desecación
secular de las cuencas marinas y al carácter biológico de dichas condi

148. También est fuera de dudas fa acción inmediaca que ejercen
Bunos organismos vivos en la liberación del azufi. Nos referimos a las
bacterias, que desprenden el ácido sulfhfdrico, descomponiendo los sulfı-
tes plone os compuesosorgnicos complejos que comengan tl

El ácido sulfhid:ioo que sc desprende interviene en múliples reaccio-
nes químicas y produce metales sulfurosos. La liberación bioquímica de
se compuesto es un fenómeno caacreísico de toda esta región y se repi-
te continuamente en cualquier punto del lecho marino: ensoguida se oxida
de nuevo bioquimicamente en las zonas superiores originando sulfates,
que recomenzarin cl mismo ico de transformaciones.

La génesis bioquímica de los compuestos de los restantes merales no
resalta tn clara, No obstante, todo apunta a que el hicro, el cobre, el va-
nadio y quizá otros metales que se asocian con el azufre, han sido creados
por la alteración de organismos icos en tales elementos. Por ott lado,

171

muy probablemente las mareras orgánicas del lodo marino poscan La pro-
piedad de Bjar los metales de concentrarlos a partir de soluciones diluidas;
los dtomos de los propios metales, sin embargo, a veces no guardan rela-
ción alguna von la materia viva

“Ahora bien, sea como fuere la liberación de metales no tendría lugar si
no hubiera restos orgánicos es decir, si ei lodo marino no consistera, en
Su part orgínica imegrance, en un producto de la materia viva

Semejantes procesos se observan hoy a gran escala en el Mar Negro
(génesis de sulfaro de hierro) y, a menor escala, en orros muchos caos, Por
lo demás es posible exablecer su potente desarrollo en diferents períodos
geológicos. Asc han liberado en la biosfera canidades ingentes de cobre,
procedente de soluciones ries en marías orgínicas y en organismos de
una composición química específica, en diversa localidades de Furasia en
los periodos pérmico y wiáico

149. De lo expuesto se deduce que, a través de codos los períodos geo-
lógicos, persiste la mista ¿e la vida; también que se repite su
manifexación en la química planetaria. Las mismas películas vitales -planc-
tónica y del fondo-, las mismas concentraciones viales han exinido en el
curso de todos los tiempos, siendo un componente del mismo mecanismo
bioquímico que no ha cesado de funcionar en cientos de millones de ños.

Los continuos desplazamientos de terra firme y del mar han determi-
nado que se tasladen a la superficie del planeta Ls mismas regiones quf-
micamente activas, formadas por la materia viva, as películas y as concen-
craciones viales de la biosfera. Dichas concentraciones y películas se han
«ransplantado así de un lugar a oro, como manchas en I fi terrestre.

Al estudiar los primicvos yacimiencos geológicos, ningún dato sugicre
que se haya producido ln po de cambio ena errs de a io
era 0 en sus manifestaciones q

Desde el punto de visa moriológico, sin embargo, el mundo vivo se
ha transmutado radicalmente durante los mismos ciclos. Su evolución no
ha ejercido pues influencia destacable alguna ni sobre la cantidad de mate-
ia viva, ni sobre su composición química media: la evolución morfológica
ha debido afectara unos ámbicos dererminados, sin inerfri en las mani
festaciones viales dentro del marco químico del planeta

No obstante, la evolución morfológica ha estado indudablemente liga-
da a procesos complejos de carácter químico, a alteraciones químicas, las
‘cuales, contempladas a escala individual e incluso a escala de la especie, re
vesclan importancia, Así se creaban compuestos químicos nuevos, otros
cdesaparechn al exinguirse determinadas especies, pero el fenómeno no re-

"Pero mo xs dels ea or.

172

percunia de modo sensible en ls líneas maesıras del impacto geoquímico
de a vida, ni en su expresión planerari. Incluso un fenómeno bioquímico
de enorme alcance, la creación del esqueleto de los metazoos ico en cal-
cio, en fósforo, a veces en magnesio, no ha dejado huella en la historia
geológica de estos elementos, Es mu probable, sin embargo, que en una
época anterior, en la era paleovoics, los organismos hayan carecido de un
esqueleto similar sta hipótesis, freeentemente considerada como una ge-
neralizaciön empírica, explica, efectivamente, muchos rasgos importantes
enla historia paleonológica del mundo orgánico.

"Aunque tal fenómeno no haya incidido en la historia geoguimica del
fósforo, del calcio ni del magnesio, conviene admiir que, en la etapa pre-
via a a cación de los metazoos provisos de esquelets, había tenido lu-
parla formación, a idénsica escala, de os compuestos de estos elementos
por efecto de la actividad de las prota, además de las baceras; un pro-
ceso semejante acontece todavía en nuestros días, pero su funcionalidad,
ante, debió se infinitamente más relevante y universal.

‘Si ambos fenómenos, dstincos desde la óptica de la cronología geolé-
gica y de sus mecanismos, provocaron la migración biógena de los mismos
átomos en masas idéncias, el cambio morfológico, por drástico que fuer,
no habrá tenido repercusión en la historia geoqufmica del calcio, del mag
nesio ni del fósoro. Todo induce a pensar que un hecho de tl orden se ha
producido realmente en la historia geológica de la Vida

La materia viva en tierra firme

150. La sierra firme ofrece un panorama absolutamente distinto al de
1a hidrosfera En última inscancia, no existe más que una pelicula vial, for-
mada por el suelo con la fra yla fauna quelo habian.

‘Ahora bien, en a superficie de esta única pelicula animada de vids,
hay que separarlas concentraciones acuosas de Ia materi viva, las cuencas
hídricas, que desde un punto de vista bioquímico, e incluso meramente
biológico, as como en lo que atañe a su impacto geológico, divergen cara-
mente de tierra firme.

La vida recubre la tierra firme de una pelicula prácticamente ininte-
srumpida; hallamos vesigios de su presencia en los glacars y las nieves
perpetuas, en los desiercs, en las cumbres montañosas. No podria hablar-
se de ausencia de vida en la superficie de riera firme: sólo cabría hablar de
ausencia temporal, de baja intensidad. Asumiendo una u otra forma, la
vida se manifesta por doquier, Los espacios terrestres donde escasa, los
espacios vilmente pobres desiertos, glaciares, nieves perpetuas, cumbres
nevadas~ apenas suponen un 10% de su superficie, El rest es, por anto-
nomasa, una película animada de vida.

173

151. No se trata de una cubiera gruesa, pues apenas mide algunas de-
cenas de metros sobre el nivel del suelo en las áreas pobladas de bosques,
Timitándose a algunos metros en los campos y estepas.

Las selvas de los países equinocciles, donde los árboles consiguen un
mayor desarollo vertical, configuran capas vitales con un espesor medio
entre los 40 y 50 metros. Los especímenes más altos llegan hasta los 100
metros, pero se pierden entre la masa arbórea tot, por lo que cabe deses
simarlos a causa de su impacto minimo,

La vida no desciende al mundo subterrénco más allá de unos cuan-
os mectos; I vida aerobia se extingue a más de 5 metros de promedio, pe-
nando la anacrobia hasta unas decenas de metros,

Por tanto, la película vital recubre la superficie de los continentes con
un manto cuyo espesor se eleva a varas decenas de metros (masas arbó-
es) y se limita a unos pocos metros (hierbas y arbustos)

La actividad de la civilización humana ha introducido cambios en la
escructura de est cubier sin parangón posible en parce alguna de la hi
roster,

Tales alteraciones comportan, en la historia geológica del plancca, un
fenómeno nuevo cuyo efeero geoquímico no ha sido evaluado aún. Uno
de sus máximos exponentes consiste en la destrucción sistemárica de los
basques en el curso de la historia de la humanidad; es deci enla supre-
sión delas zonas más acivas de la cubierta

152, Nosotros también somos parte incegrante de eta capa; las altera-
«ciones que ae han efectuado en su composición y en su manifesaciön en el
¿curso del ciclo solar anual son patentes.

Los organismos que descuellan por la cancidad de materia abarcada
por la vida son las planta verdes y cn este grupo, hierbas y árboles entre
Ja población animal destacan los insectos, los parásitos y quizá los aric-
nidos.

Por lo general, en contraposición manifiesta con la vida en los Océa-
nos, la materia viva de segundo orden -animale, organismos heterótro-
fos- desempeña una función secundaria en Ia composición de la epidermis
continental. Las áreas más activas -grandes selvas de los pales tropicales,
como el Hileo de África o los bosques septentrionales, la Taiga- a veces
quivalen a desiertos desde la óptica de los animales superiores (mamife-
ros, aves, vertebrados diversos). Los artrópodos, cuya presencia es para no-
sottos prácxicamente irrelevante, constituyen la población muy encarecida
de ets potentes concentraciones de organismos verdes

No obstante, en dicha pelicula continental no se enmascaran las oscila
ciones estaconales dela vida, que obedecen a fases de latencia y eclosión
en la reproducción, en la manifistaciön de la energía vital geoquímica.
Constat al hecho no nos ha exigido esfuerzos comparables a los exigidos

174

por la película planctónica. En nuestras latitudes, la vida se lemiica en in-
viemo, se desperera y florece en primavera. El mismo fenómeno se refleja
por doquier bajo formas maliples e infinitas, con mayor o menor contun:
dencia, desde los polos ls trópicos.

No se trata de un fenómeno qué se exprese únicamente, a todas lu
ces, en el caso de la flora verde y la fauna asociada con ell; estas fases
afeccan también a los suclos, a su vida invisible, Lamencablemente, es un
fenómeno poco estudiado, aunque su papel en la historia del plancıa,
camo emos, st mucho més evant del que hat ahora sha ali

En definitiv, para todas las capas vitales de la hidrosfray de tera fir-
me, xiste unas fase, regulada por el Sol, de inensidad dela multiplica.
ción, de activación de la energía geoquímica, de expansión de la materia
viva, de sagitación» de los elementos químicos que ésta abarca, Los proce;
¿eoquímicos se ven sometido a unas pubaciones que van creciendo y menguan-
do sucesivamente as leyes numéricas que sin duda los rigen ain no se han
descubiero

153. Los fenómenos geoquímicos relacionados con la epidermis de tie-
ra fieme son muy característicos y permiten diferenciar laramente esta
capa de las peliculas ocein

Los procesos de emigración de los elementos químicos fuera del ciclo
vital nunca conducen a la configuración, cn la cubierta viva de terra fr-
me, de concentraciones de minerales vadosos similares a Jos yacimientos
marinos, Se depositan all anualmente millones de toneladas de carbonatos
de calcio y magnesio (calizas y clizas dolomfics), deslice (palos, ec),
de hidratos de óxido de hierro (limonitas) de compuestos hidratados de
manganeso (pirolustas y psilomelanos), de fosfatos complejos de calcio
Aosforitas) ete. (cf. 143 y ss). Todos estos cuerpos son de origen marino,
en cualquier caso acuoso. Los elementos químicos de la materia viva de
Cire firme emigran del ciclo vial con menos frecuencia aún que los dela
hidrosfea (ef. 142). Una vez que el organismo ha perecido, o que se han
deseruido algunas partes de su cuerpo, los componentes materiales o bien
son absorbidos de inmediato por organismos nuevos, o bien se difunden
en la armóstera bajo la forma de products gaseosos. Dichos gases
-0,, CO, H,O, Na, NH;- son instantáneamente captados en el intercam-
bio gaseoso de la materia viva.

Ast se establece un equilibrio dinámico completo, en virtud del cual el
ingente trabajo geoquimico desplegado por la materia terrestre viva, en el
curso de millones de años de existencia, apenas deja hulls visibles en los
cuerpos sólidos que construyen la corta. Los clementos químicos de la
materia terrestre viva se encuentran cn continuo movimiento bajo la for-
made gases y organismos vivos.

175

154. Una proporción insignficame del peso de los restos sólidos -ques
no obstante, equivalen probablemente a varios millones de soneladas-
abandona anualmente el equilibrio dináwico del cido vital de tere firme.
sa masa se segrega bajo la forma de un polvo muy fino, chuellas» de
materia orgánica», principalmente constiuida por compuestos del carbo-
ho, oxígeno, hidrógeno, nitrögeno, en menor cuantía de fósforo, azulre,
hiero, silicio, ec. La biosfera, toda ella, est impregnada de esta fina pol
vareda de la que una pequeña part, todavía sin determinar, eigra del
clo vital, a veces por un paréneeis de millones de años,

Tales restos orgánicos arravesan toda la materia de la biofera, viva ©
inerte, se acumulan en tados los minerales vadosos, en todas las aguas su-
perfiles, y son acatreados hast el mar por los ros y los mezcoros, Su in
fluencia en e desarollo delas reacciones químicas dela biosfera es enorme
y análoga ala de as mueras orgánicas disueltas en ls aguas naturals, de
fas que ya hemos tratado (cf. 93). Los detritos orgánicos viales están per
necrados de enegía química libre en el campo termodinámico dela biosf-
fa; en virtud de sus exiguas dimensiones, originan fécilmente sistemas
acuosos en dispersión y soluciones coloidales.

155. Estos restos se concentran en los suelos de isa firme, que no cabe
considerar sin embargo, como materia inert sin más. La materia viva alcanza
4 menudo en ellos decenas de centésimas en peso. Fs la región donde se con-
centra la energía geoquímica máxima de la materia orgánica su laboraorio
‘nds importante dede el punto de vist e los resultados gooquímicos, del de-
sarolo delos procesos químicos y bioquímicos que alí acontecen.

or su relevancia, rl región se equipara con la de los lodos dela pelt
¿ula oceánica del fondo (ef. 141), pero se diferencia de ela por la preva
lencia del medio oxidante, En lugar de medir algunos milímetros o cend-
mestos de espesor como en el limo del fondo, este medio pucle cxcader el
metro en los suelos. Los animales excavadores representan también aquí
factores potentes en su homogeneización.

El suclo es la región de la alteración superficial resolutiva en un medio
sc gene bre en cd cónico, parciales formado por a ma-
teria viva que reside en su seno.

Por contraposición con el binquimismo subaéreo de cerra Êrme, las
formaciones químicas del suelo no intervienen en su totalidad en los
bellinos virales de los elementos que, según el símil de G. Cuvier, consi
yen la esencia de la vida; no se convierten en modalidades gaseosas de los
cuerpos nacurles. Abandonan transitoriamente el ciclo vial e inciden en
airo fenómeno plenerario grandioso, la composición del agua natural y del
‘agua salada del Océane

El suelo ese vivo en la medida en que esi humedo. Sus process se fee
an en un medio acuoso, soluciones o sistemas de dispersion coloides).

176

A pari de ahi se determine la diferencia ene el carderer que distingue la
manifestación de la materia viva del suelo, desde el punto de vista de la quí:
mica planetaria, de ade los organismos vivos que residen en dl, donde el me-
canismo del agıa sobre tierra firme desempeña el papel protagonista

156. El agua de tica firme se halla en perperuo movimiento, forman-
do parte de un proceso cíclico geoquímico. Este cido viene suscitado por
la energía del Sol, por sus rayos térmicos, La energía cósmica se expresa
por esa vía sobre muestro planeta en la misma medida que por medio del
trabajo geoquímico de la vida. La acción del agua, en el mecanismo de
toda la corteza terrestre, es absolutamente decisiva y este hecho se mani
Festa con la máxima contundencia en la biosfera. El agua no sólo par
pa, en més de dos tercios de su peso de promedio, en la composición de la
‘materia viva (ef, 109) su presencia supone una condición imprescindible
para la multiplicación delos organismos, para la manifestación de su ener
sh grou. Grs agua via pare ingame del messi
planetario

a In biosfera, no sólo el agua es inseparable de I vida; la vida tampo-
co es separable del agua. Es dificil esablecer dónde termina la influencia
dela primera y dönde empieza la influencia dela segunda, la materia vi
heterogenen,

EI suelo resulta instantáneamente incluido por el ciclo geoquímico del
agua; lo sauran fntegramente los meteoros. Sempre lo penetra, en Ja tota-

1 de su masa, la acción disolvente y mecánica de as aguas superficiales
Tales aguas disueltas se apoderan sin cesar de sus zonas rias en residuos
orgánicos bajo la forma de solución y suspensión. La composición del
agua dulce, ligada así al suelo, viene inmediatamente dictada por el qui-
mismo de éste es una manifestación de su bioquimismo, El suelo determi-
nna pues daramente la composición esencial del agua de los ss, donde se

en definitiv, todas estas aguas superficiales,

Los rios desembocan en los mares, y la composición del agua ocednica
por Io menos de su parte salina, sobra, en última instancia y principalmente,
del trabajo quimico del sul, debiéndose asu bivernoistodavia mal conocida.

El carcter oxidante del suelo juega un papel importante: se manifesta
por los productos finales de su materia orgánica. En ls aguas fluviales pre-
dominan los sulfacos y carbonatos; el sodio va ligado al coro, En reac
estrecha con el bioquimismo de estos elementos ea el suelo, su carácter
al agua fluvial se diferencia charamente del de los compuestos sólidos que
producen en la capas terrnres exentas de vida

157. Se observa asimismo, con respecto a la ciculación del agua cn
Gerra fimo, oras manifestaciones químicas regulars de la materia viva
que puebla esa región.

177

La vida que colma as cuencas érase distingue claramente, por sus
efectos, dela que puebla hs regions subaéras

En las cuencas hídricas se aprecian fenómenos en gran medida análo-
895 aos delas películas y concentraciones viales de la hidrofea; cabe ab-
servat, a menor scale, la pelicula plancrónica, la del echo y las concentra
«iones litorales, No sólo se aprecien los procesos propios del medio
xígeno, sino también las reaciones químicas quese producen cn dl
dio reductor. Por último, la emigrción de los elementos químicos fuera
del ciclo vital juega all un papel importance, ax como la formación de
products sólido, que entrarán después en l composición de as tocas se-
¿limentarias de la cote terres, Parece que el procso de liberación de
Jos cuerpos sólido enla biosfer est ligado, lo miso que en la hidcosfe-
ra alos fenómenos del medio reducto, sl rápida combinación del oxige
no libre y en última instancia, a la desaparición de la vida aerobia de las
proisas, además dea la desaparición de su vida anaerobh.

‘Aunque eisca una semejanza a grandes rasgs, el impacto geoquímico
de este fenómeno de tierra firme se diferencia básicamente del dela hi-
rosters

158. La disimiliud estrba en In clara diferencia que existe ente la hi-
drosfera y las cuencas hídricas de tierra eme. La disinción química
damental consiste en la curlidad dulce de su masa principal de agua; la
discinción fisica, enla escasa profundidad de esas cuencas. La mayor parte
del agua, en tierra firmo, no está confinada en los ros, sino en charcas lx
gos y ciénagas. Dado su bajo nivel, sólo configura uns concentración vita,
duli o salobre. Fa los mates de agua exclusivamente dulos —por ejemplo,
en el Baikal-, sc observan películas vitales segregadas, análogas «las oc:
nicas, Peo ls lagos profundos consciuyen una excepción.

El papel bioquímico de los lagos no concuerda con el de las masıs de
agua occánicas la divergencia se express, en primer término, en el hecho
de que son otros los productos que se liberan en las extensiones de agua
dulke. El primer puesto lo ocupan los compuestos del carbono, Aun cuan.
do Ie sílice, los carbonatos de calcio y los hidróxidos de hier se formen
en las películas del fondo y en las concentraciones vitales delas cuencas en
ira firme, su importancia es secundaria con respecto a a liberación de
cuerpos carbonados. En esta región es donde únicamente se crean, en un
grado destacable, cuerpos sóidos vadosos estables del carbone, del hidrgo-
0 y del nitrigeno, pobres en oxigeno; es decir, codos los carbones y los
productos bituminosos de la Ticrra. Represensan ls formas estables de los
minerales vadosos que, al abandonar la biosfera, pasan a integrarse en
‘otros compuestos orgánicos del cabono, El carbono se desprende jo la
forma libre de grafto cuando aquáls terminan de transformar en las se-
giones metamórficas.

178

La causa de que se originen cucrpos carbonitrogenados sólidos en las
uencas hídricas (salobres 6 de agua dulce) no está dilucidada, pero siem-
pre ha acurrido así en la historia geológica. No existen concentraciones de
estos cuerpos, siquiera de poca entidad, en el agua marina y nunca los crea
la química occánica. No sabríamos precisa ies un efecto del carácter qui-
mico del medio o de la estructura de la Naturaleza iva, pero, ya fuere de-
bido a la acción de uno u otra, lo que no se cuestiona esla relación de cal
fenómeno con el carácter de la vida.

Las concentraciones de estas materia orgánicas implican unos centros
poderosos de energía porencial —«ryos de sol fósiles», en la metifora de
R Mayer-, cuya importancia en le historia de Ia humanidad es enorme,
sin ser tampoco un hecho indiferente para la economía de la Naturaleza.
‘Cabe hacerse una idea sobre la escala de las manifestaciones de ete proc
50 al evaluar las reserva de hulla conocidas

Parece verosímil que, en estas mismas concentraciones de agua dulce o
salobre, sea donde procede buscarlas fuentes principales de formación de
Jos grandes yacimientos de hidrocarburo líquidos, del per

Paralelamente a lo que se abserva en el caso delos carbones de tera
firme, estas cuencas se sitarían cerca de los mares. La génesis del peróleo
no constituye un proceso de superficie: es un fenómeno de descomposi-
ción de detritos orgánicos, aparentemente bioquímico, que tiene lugar al
margen del oxígeno libre, junto a los límites inferiores de la biosfera. La
génesis vial de las grandes bolsas de perrôleo parece estar confirmada gra-

conjumo de hechos bien establecidos por medio de la observa:

Conexión entre las película y las concentraciones viales
dela Hidrosfera con las dela cerca feme

159. De lo anteriormente expuesto se infiere que la vida, en su totali
dad, compone un conjunto indivisible e indisoluble cuyas partes, además
de encre sí, se relacionan con el medio inerte de la biosfera

No obstante, la insuficiencia de nuestros conocimientos actuales no
nos permite ofrecer un panorama global muy nitido.

Se rat de una tarea pendiente para años venideros, de forma que pue-
dan interpretarse también las condiciones numéricas, cuantitativas, que
hrabrin de servir de fundamento.

Por ahora sólo estamos fcultado para captar los pefles euandtaivos
gencrales, Las bases de muestras representaciones, sin embargo, aparentan
ser muy firmes, El hecho fundamental es la existencia de la biofera durante
odos los tempos geológicos, desde sus indicios més remotos, desde la era ar-
queozoica,

179

La biofera ha sido siempre idéntica a sí misma en sus rasgos esenciales
Así, un aparato químico único e inmutable ha funcionado sin cesar en la
biosfera en el transcurso de todas as cra, propulsado por la corriente inin-
terrumpida dela misma energía radiante del Sol; un aparato creado, y per-
manentemente activado, por la matria viva. Este aparato se compone de
concentrasvitales determinados que, pese a transformarse continuamente,
ocupan idénticas posicioncs en las spas teresres que corresponden a la
biosfera. Estas condensaciones de vida, peliculas y concentraciones vitals,
«conforman unas subdivisiones secundarís especificas de las capas terres
tres, A finde cuentas, su concentriidad se mantene, aunque jamás recu-
‘bran, como una sola capa ininterrumpida, toda la superficie del planeta.
Conforman sus regiones químicamente activas, donde se acumulan sste-
mas esáricos muy diversos de equilibrios dinámicos de los elementos qui-
ios terrestres

‘Son ls regiones donde la energia radiante del Sol que incide en todo el
Globo, se mansforma en energía química erste libre. Y grado de teansfor-
mación depende de qué elementos químicos se trat. La existencia de esas
regiones del planera está ligada a la energía que de recibe del So, por un
lado, y alas propiedades de la materia viva, que acumula y transforma die
cha energía en energía química terrestre, por otro. Las propiedades y la
distribución de los elementos químicos, a su ve, también desempeñan un
papel importante.

160. Tados los concentros vitales interaríam. No pueden exis de ma-
nera independiente. Fl vínculo entre las distineas películas y concentracio-
nes viales, si como su carácter inmodificable alo largo de la hitociapla-
netas, constituyen el rasgo permanente del mecanismo de la historia

Lo mismo que nunca ba existide período geológico alguno indepen-
diente de la era firme, tampoco ha exido periodo alguno donde ésta
existicen por si sola. Únicamente la pur fantasía científica abstract ha po-
dido concebir nuestro planera como un esferoide bañado por el Océano
el «Mar Universal, de E. Suess- o como la penillanura inanimada, nive-
lada, árida, que en su momento había concebido E. Kant y, más reciente-
mente, P Lowell

La vera firme y el Ostano han coexisido desde Las eras geológicas más
Preis, Esta coexstencia se corresponde con la historia geoquimica de la
biosfera, es un resgo definidor de su mecanismo. Desde este punto de vis:
ta, ls discusiones sobre el origen marino de la vida continental parecen fü-
viles e ilusoias, La vida subaérea ha de ser tan antigua como la vida marina
en la sucesión de los tiempos geológicos; sus formas evolucionan y cam-
bian, pero tal modificación se produce siempre en la superficie terrestre,
no ya en los parajes occánics. Si ocuriera de otra suerte, debería haber

180

istido una erapa de revolución, un salto brusco en el mecantsmo de la
biosfera, que el estudio de los procesos geoguimicns habria desvelado. Des-
de la era argueozoica has hay sin embargo, el mecanismo del planeta yde su
biosfera permancos inmurable en sus grandes rages fundamentals

Los últimos descubrimientos en paleofitologia parecen modificar las
opiniones al uso en el sencido indicado. Las plantas verdes més antiguas,
de los albores de la era arqueozoica, son de una complejidad sorprendente
y denotan una larga evolución sobre tera firme.

La vida, en sus rasgos esenciales, se mantiene inalterable; únicamente
muda deforma nel curo de la historia geoléien En velidad, tadas aspel
cal viales —planctónica, del lecho oceánico, del suelo y todas las concenera-
ciones viales oral, sargácica, dulce o salbre- siempre han existido en su
sem. Sus relaciones mutts, la comida de materia implicada, son las que
se han alterado, las que han ido variando en el curso de los tiempos. No
obstante, estos cambios no han debido ser muy considerables ya que, al ser
inalterable o cuasi inalterable el aporte de encrgfa, la radiación solar, en el
uso de las eras geológicas, la disribución de Ia misma en hs películas y
concentraciones viales habrá venido necesariamente determinada por la
materia viva, la única y principal parce variable en el campo termodinni-
co de la bioslea,

‘Ahora bien, siquiera le materia viva ex una creación accidental. La
energía solar incide en lla como en todas sus concentraciones terrestre.

Podríamos llevar el análisis más lejos, profundizar en el mecanisn
complejo constieuido por las películas y concentraciones vitales. Tend
mos que reconsiderar entonces, con mayor detenimiento, la formas no ya
de los organismos, sino de sus asociaciones, de las materias vivas homogé-
cas que configuran peliculas y concentraciones viales, así como ls tela-
ones químicas que les ligan recíprocamente. Confiamos en que velvere-
mos a abordar más adelante este doble problem: el de las maerias vivas
homogéneas y el dela estructura de la materia viva en Is biosfera.

181

APÉNDICE:

LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES
Y LA MATERIA VIVA"

"onen pononcda ala Soda de Naas de ees! de bs le 192,

La vida consctuye una parte insegrante del mecanismo de la biosfera.
Es un rasgo que se infiere con claridad del estudio de la historia geoquí
mica de los elementos químicos, de los procesos biogeoquimicos -tan eru-
cles que exigen.

de procesos que, en una primera aproximación, en nada
que escudia la biología.

Incluso parece exis cieta inc
la vida, el biológico y el gooquimico; ni
petmire afinar el carácter de tl divergen

El análisis, en efec, desvela que se rta, por un lado, de fenómenos
idénticos con una traducción disint y, por otro lado, de fenómenos ves-
les realmente diferentes y considerados de forma disinta, ya desde el

wo de vista de la geoquímica o, por el consario, desde la biología.
La comparación entre fos dos enfoques modifica, confiiéndole mayor
penetración, la concepción científica de los fenómenos de le vida.

La discrepancia entre una y otra representación de la vida se expresa de
‘un modo especialmente signficcivo en el hecho de que la teoría de la evo-
lución, que impregna toda la concepción biológica actual del universo,
apenas desempeña un papel reseñable en geoquímica.

Nos esforzaremos en dilucida, al hilo de nuestra exposición, la impor-
rancia de los fenómenos relaivos a la evolución de las especies en el meca
nismo de la biosfera.

Fácilmente llegamos a la conclusión de que, en una visión planctara,
Jas nociones andamentals de la biología experimentan cambios radicales.

La especie suele considerara, en a ciencia biológica, desde un plantea-

to geométrico; la forma, los caracteres morfológico, son el factor más
senti, En lo fenómenos biogroquímicos, pr el coman, el
número ocupa el papel protagonist y se valor a especie desde un plante-
mien em, À semejama de los fenómenos químicos y ficos, de
los compuestos químicos y de los sistemas fsico-quimicos, las diversas
species de animales y planas deben se caracterizada y definida, en geo
mica, por unas constances numérica,

Los Índices morfológicos que utilizan los biólogos, necesarios para
determinar cada especie, son pues sustituidos por las constantes numé-

asemejan a los

npatibilidad entre ambos aspectas de
más detallado

185

En los proceso biogeoquimicos resulta ineludible tomar en considera-
ción las siguientes constantes: el peso medio del organismo, su composición
química elemental media y la energía gcoquímica media que pose: es dci,
Su facultad de producir desplazamientos o, en otras palabras, la migra-
«ión: de los elementos químicos en el campo de la vida.

En los procesos biogeoquímicos, por tanto, la materia y la energía
asumen el protagonismo en vez de la forma inherente a la especie. Bajo
dicha óptica, la especie se contemplará como una materia análoga a las
restances materias dla corteza errsures las aguas, los minerales, ls rocas,
junto con los organismos, representan el objeto delos procizos biogeo-
9 Considerada de este modo, la especie de bblogo puede ser enfocada
como una materia viva homogénea, caracterizada por la mas, a composi
ción química de sus elemento yla energía geoquímica.

Por lo general, los rasgos de las especies se expresan mediante unas
cifras que informan sobre el peso, sobre la composición química y sobre la
velocidad a la que se transmic la energía geoquimica, pero únicamente
ofrecen una idea muy abstracn, poco explícita acerca dela realidad,

Resulta fatible susiuira por otra idea que se ajuste mejor al carácter
del proceso natural que crea al organismo. En este ámbito consideramos,
desde la química fsica, a los organismos como unos campos autónomos
donde se agrupan decerminados átomos en una cantidad dad;

Tal cantidad constituye precisamente la propiedad definidora de cada
individuo, de cada especie, India el número de átomos que el organismo
de una especie concreta puede retener en función dela fuerza que le es
propia Fuera del campo de la biosfera, gracias a la cual los separa del
entorno. El volumen del oganismo y el mimero de átomos que comporta,

presados en magnitudes, brindan la fórmula más absteaca y, al mismo
tiempo, la más cfeciva de la especie en la medida en que hall su cores-
pondencia en los procesos geológicos del planea. Se obriene ral fórmula
midiendo las dimensiones, el pes, la composición química del organismo.
EL número de áromas y el volumen expresados de esta suerte equivalen, sin
duda a caracteres de a especie. La presencia dela ida en una esfera de un
volumen dado y la concentración de una determinada cantidad de átomos
implican un fenómeno real en la Naruraleza, can definidor para un orga-
nismo como su forma o sus funciones Aisiológicas,

En última instancia, sta valoración probablemente express los rasgos
esenciales desu existencia con la máxima consistencia posible.

Las magnicudes obtenidas son muy considerables: por ejemplo, en lo
que se refiere ala Lemna minor, el número de átomos para un organismo
supers 3,7 x 10%, alcanzando centenares de quinilones.

"Unos valores de st arden corresponden a a realidad y permiten reali
zar comparaciones estadísticas entre especies diferentes

186

La deserminación delas especies según el número de átomos incluidos
en el volumen ocupado por el organismo completa la caracterstica hioló-
gica habitual de la especie, que sólo toma en consideración la forma y la

La materia homogénea viva del geoquimico y la especie dl biólogo sn
idénticas, pero el modo de refjalas vera.

n

El estudio de los fenómenos de la vida en el mecanismo de la biosfera
desvela discrepancias aún más básicas can respecto a las nociones biológi-
cas ordinarias

La biosfera, en sus rasgos fundamentales, no se ha modificado en el
curso de su historia desde la ea arqueonoica; así pues, desde hace dos mil
millones de años por lo menos.

Su estructura se nos muestra mediante un gran número de fenómenos
correspondientes, entre los cuales se cuentan los fenómenos biogeoquímicos,

Ast, os ciclos geoquimicos de los elementos químicos habran perma-
necido inmutables en el curso de los tiempos geológicos. F el periodo
«ámbrico debieron asumir el mismo carácter que en la ra cuaternaia o
que en nuestros das.

Las condiciones climáticas, las erupciones voleénicas, los fenómenos
fbio-quimicos de I ersin han peso, duran la ct de os
emy jcos, tal como los observamos actualmente, En el trans-
tnt de een da Tim hana patin dei bumanidad eve
liza, no se ha creado ningún mineral nuevo. Las especies minerales en
eso planeta no han cambiado o se alteran de manera idéntca con el
paso del tiempo. Siempre han terminado por formarse los compuestos que
conocemos. En ningún caso cabría relacionar una especie mineral con una
“época geológica dererminada. En ell se diferencian claramente las especies
minerales de las materias viva homogéncas, de las especies de los organis-
mos vivos. Esas últimas sufren mutaciones en el curso de los periodos
geológicos van apareciendo continuamente especies nuevas, frente a la
Fermancneia de as espec nenes Contemplada dede lapetogeo-

(en calidad de componente de la biosfera, sometido a meras osc
9, la vida, tomada en su conjunto, se presenta como estable €
inmueble

La vida constioye una parte integrante delos ciclos groquimicos que
se enuevanconmanterent, un cuando e mantenga sempre és
no experimenta grandes alteraciones en el curso delos fenómenos estudiar
des por la groquimia La mua de mates viva es de, cantidad de
somos captados por los innumembles campos autónomos de los organis-

187

mos- y la composición química media de la materia viva a composición
química de los ¿tomos de los campos de la vida- deben permanecer, en
definitiv, invasables a lo largo de los períodos geológicos, Por lo demás,
en el decurso de ls siglos las formas de energa con la cuales se vincula Ja
Ia radiación solar, tampoco se han modificado substancialmente en lo

que se refiere alas magnitudes.
Simplemente se registran oscilaciones en todos estos fenómenos,

en un sentido, ora en oo, en torno a un valor medio que se nos mani-
fiesta constante.

dos geológicos contrasta significrivamente con las modi-
caciones profundas que han experimentado, en el mismo tempo, las for-
amas de vida ecudisdas por la biología.

Concretamente, existe la certeza de que todos los caracteres dela expe-
ie, establecidos por los fenómenos geoquímicos, se han alterado ra
mente en frecuentes ocasiones, a lo largo de las fases geológicas. Mi
(specis, animals y vegeals, han desaparecido, formándose otras nuevas

un peso diferente, una composición química y una energía geoquí-
mica distintas de sus predecesoras. No cabe duda de que la composición
química de unos cuerpos morfolögicamente dispares varia. Las especies
desaparecidas correspondían, necesariamente, a ours formas de materia
viva homogénea actualmente extinguidas. Sus constantes num
Ea M
ech lación gene de ya pemance iy Inch cos

calles como en los fenómenos de la crosión, por ejemplo-, ello indica
tpl ue gin mn ari ov se de mee
os químicos, pero en caso alguno la posibilidad de una modificación radical
de su composición ni desu cantidad. Estas nuevas agrupaciones no repercu-
ten en la constancia ni en la inmurabilidad de los procesos geológicos
(groquímicos, en tal caso)

Es un hecho novedoso de gran trascendencia cienífica, cuya introduc-
ción en el ámbico dela biología es menester atribuida al studio peoquí-
mio de la vida

Mientras que el aspecto morfológico, geométrico de a vida -conside-
ada globalmente-, experiments grandes cambios y se manifiesta constan
temente mediante la spectacular evolución de as formas vias desde la era
arqueozoica, la fórmula mumérica, cuancitativa dela vida, sempre tomada
en su conjunto, permanece inmutable cn sus proporciones básicas y según
todos los indicios en sus funciones enc. ms

188

Indudablemente el estudio minucioso de los fenómenos de la evolu-
ión, en el campo dela biología, desvel a extrema irregularidad del pro
‘eso, No cabe hablar de cambio constante de todas las especie, de todas
las formas de vida. Muy al contrario, algunas especies han subsist inal-
teradas durante centenares de millones de años, como las especies de
radiolrios de la ¿poca precámbrica que no pueden diferenciarse de las
actuales, por ejemplo; igual cabe afirmar de las especies de la Jngula, que
desde el cámbrico hasta hoy no se han cransformado; siguen siendo ide
as en el curs de centenares de millones de años, a través de las innumera-
bles generaciones que se han sucedido, Podríamos citar muchísimos cjem-
las análogos para periodos quizá menos legos, durante los culos, si se
an producido cambios, étos han ido, en cualquier caso, poco considera-
bles. Por tanto, no sólo resulta posible observar y estudiar la variabilidad.
en ls formas vivas, sino también su extraordinaria estabilidad. Presumible-
mente tal estabilidad morfológica de las especies en el curso de millones de
años, de millones de generaciones, supone el rasgo más caraczerltico de
los seres vivos, meteciendo la máxima atención del biólogo.

Esos fenómenos puramente biológicas son probablemente la manifes-
vación de la inmurabilidad de la vida, considerada en su esencia, en el
curso de toda la hiscora geológica; una ¡nmurabilidad que desvela su papel
en el mecanismo de la biosfera bajo una modalidad diva

La estabilidad de las especies merecería pues atacr la atención de los
biólogos más de lo que ocurre en nuestros ds.

El pensamiento de los biólogos actuales se ha orientado en una direc-
ción disnea. La evolución morfológica en el curso delos tiempos geolögi-
‘ons parece ser el rasgo sobresaliente de la historia de a vida, abarcando en
“apariencia toda la Naturaleza viva.

Este fenómeno se comprobó empiricamente, y conforme a unos proce-
dimientos rigurosos, hace un sigo: G. Cuvier, un naturalista eminente
mente profundo y preciso, demostró la existencia de un universo distinto,
que desconocíamos, en una época geológica anterior. Dicha constatación
provocó en vida de A. Wallace y de C. Darwin, así como posteriormente,
ln gito radical enla concepción del universo científico de los naturalistas,
La evolución de las especies ocupa la posición central enla visión de éstos
y polarizala atención basa el punto de que se desetiman oxos fenómenos
biológicos tanto o más importantes si cabe.

La noción de la evolución de las especies se apropia del pensamiento
ciensficohasca tales excremos que cualquier fenómeno o explicación nue-
vos, en el ámbito de la biología, deben relacionarse, para ser aceptados,
con al noción de una manera más o menos explícita

Es menester dilucidar las manifestaciones de esta cvolución en los pro-
cesos biogeoquímicos, ya que el desarrollo ulterior de los estudios geoquí-
micos se halla accualmente paralizado por falta de datos, que sólo pueden

189

suministra los biólogos. Los fenómenos biogcoquimioos deben inco
fate a cfra de os interes e a biología. me

Por otra part, investiga la relación que sin duda existe entre la evolu
«ión de las especies y os fenómenos biogeoquimicas entraña, como tarea,
un gran significado.

La conexión entre la evolución de las especis y el mecanismo de la
biosfera el desarollo de ls prose bogcoquímios nos pre a Gone
troversia, Para demostrar bastara esgrimir el hecho de que los extadisti-
cos básicos que caracterizan tales procesos son propiedades de la especia
‘que se modifican en el curso de la evolución; gracias, precisamente, al
estudio de ese vínculo, cabe determina: los lazos que existen entre la
inmutabilidad de Ls leyes dela vida, considerada en su con}
quimica y su evolución, siempre considerada globalmente

Nos hallamos ante uno de los problemas cien:
de muesros dis.

mw

Abordaremos el problema en cucsión a partir del estudio dela migre-
ción bidgena de ls elementos químicos de la biosfera, caracterizada por la
regularidad de formas que revise.

Denominaremos migración delos elementos químicos a cualquier despla-
zamiento de los mismos, independientemente de la causa originaria. La
migración en la biusfea puede deberse a procesos químicos, como en el
caso de ls crupciones volcánicas; La provoca el traslado de masas líquidas,
sólida, gascosas, en las evaporaciones y en la formación de sedimento; se
tiene constancia de ells a cravés del movimiento de los ros, delas corien=
tes marinas, de los vientos, del deslizamiento de capas terrestres, et.

La migración biégena oigicada por la intervención de la vida, contem=
plada en su conjunco, figura entr los procesos más grandiosos y típicos de
la biosfera, consiayendo el rasgo esencial de su mecanismo.

“Cantidades innumerables de átomos se ven sometidos a La acción de
una migración biógena ininterrumpida.

Huelga que insisamos sobre el impacto producido en la biosfera por
‘una migración biögena a cal escala, Hemos tratado ya la cueción epetida-
mente.

No obstante, conviene subrayar cercos rasgos esenciales de la migre-
ción biógena, ya que es indispensable conocerlos para comprender el desa-
rollo de nuestros argumentos

En primer lugar, exten varias modalidades, absolutamente disints, de
migración bidgena. Por un lado, éta 5 liga del modo más Intimo, gendica
‚mente, a la materia del organismo vio, su exitencia, Cuvier nos ofeció

190

una definición exacta y acertada del organismo vivo en su existencia, equi
parändolo a una corriente incesante, a un torbellino de átomos que fluyen
“desde el exterior, adonde luego retornan. El organismo vive en tanto sub-
sisted lujo de átomos. La corriente abarca toda la materia del organismo.
Cada organismo individual, o odos los organisms juntos, crean sin cesar
por medio de la respiración, la nutrición, el metabolismo incern, la repro-
uccién, una corriente biógena de átomos, que construye y mantiene a la

sia viva. En suma, se tata de la modalidad esencial y principal de la
migraciön biógena, cuya imporancia numérica viene deierminada por la
masa de materia viva existente en un momento dado en muestro planet,
Pero con ello no abarcamos toda la migración biógena,

Evidentemente, el efecto de toda la migración biógena no depende
directamente de la rasa de materia viva. Depende de la canidad de äto-
mos tanto como de la intensidad de sus desplazamientos en relación esro-
cha con la vida. La migración bidgena se hará más intensa en la medida en
que los ácomos cicculen más deprisa; esta migración puede ser muy
divers, por más que sea idéntica la cantidad de átomos abarcados por la
vida.

Llegamos a la segunda modalidad de migración biógena, que esté en fun
«ón directa de la intensidad dela coriene biégena de los diomos.

‘Agi existe una tercera forma, que empieza a adquirir en nuestra época
una época psiopzoica- una importancia extraordinaria en la historia de
‘nuestro planeta, Aludimos a la migración de los ácomos suscitada también
por los organismos, pero que no se rchciana genética, ni directamente,
con la penetrsciön o el paso de los átomos a través de sus cuerpos, Está
migración bidgena es ocasionada por el desarolo de la actividad cnica,
Viene determinada, por ejemplo, por el trabajo de los animales excavado-
es, cuyas huellas se nos aparecen desde las épocas geológicas más remotas;
por la repercusión de la vida social de Los animales constructores termes,
hormigas, catores-, Ahora bien, tal forma de migración bidyena de los
elementos químicos ha logrado un desarrollo extraordinario desde que sut-
86 la humanidad civilizada, hasé unos diez mil años. Por esca via se han
‘ercudo cuerpos totalmente nuevos, como los metales en estado libre, por
ejemplo. La far de la Tierra se transforma y desaparece la Naruraleza

al migración iögena no parece relacionarse directament con la mass
de materia viva cé condicionada, en sus rasgos esenciales, por el razona-
miento del hombre,

Por limo debemos añadir, en cuarto Ingar los cambios e la is
ción de los átomos provocados por I aparicón, en la biosfera, de nuevos
“compuestos de origen orgánico. Hn lo que atañe a sus efectos, probablemente
sea la forma más potente de migración bidgena. No obstante, no puede ser
«evaluada cuantiativamente y no habré de ocupaeme aqui de la misma.

191

Es el cao, por ejemplo, de la migración que determina la liberación de
‘oxigeno en estado libre por los organismos con clorofila, o la que est eau
sada por la transformación de combinaciones químicas, desconocidas
hasta ahora en la biosfera y creadas por el genio humano.

Sin duda este tipo de migración química no siempre resulta Fcilmente
discernible de fos dos primeros. Por ejemplo, la potente migración qui
mica provocada por la destrucciôn de los cuerpos de las organismos mu
tos se vincula estrechamente con los procisos de putrefacción y fermen
«ción, originados por la existencia de organismos específicos.

No obstante, los procesos bioquímicos no la explican integramente.

v

Las diferentes formas de migración química reseñadas consituyen una
particularidad sobre la que será preciso volver en nuestra exposición subsi-
guiente,

Tas leyes fsics quel rigen agregan un segundo rasgo característico.

La migración biógena es un elemento de otro proceso de la biosfera
todavia más potente; nos referimos a la migración general de sus elementos
“Tal migración viene en parte determinada por la influencia de la energía
solar, por la fuerza gravitatoria y por la acción de las capas intenas de la
(Corte terrestre sobre la biosfera

Cuslquiera que sa su caus, todos estos desplazamientos de elementos
responden a diversos sistemas de equilibrios mecánicos específicos; concre-
vamente, en la historia de los distinos elementos químicos configuran
ciclos geoqulmicos cerrados, rorbellinos de átomos

Pueden relacionarse, sin excepción, con las leyes de los equilibrios
heterogéneos y con los principios formulados por W. Gibbs.

Los procesos clics en los que participa Ia migración biögena están
alimentados por una fuerza externa, cuya permanente afluencia los
renueva. Las fuerzas de la encrgía radiante del Sol y de la energía arómica
cumplen un papel destacado en la repetcién de dichos procesos

[Estos equilibrios, estudiados al margen del aporte de energía externa,
son unos sistemas mecánicos que desembocan indefectiblemente en un
estado estable, Su energía libre será cero, o cuasi cero, cuando finaliza el
proceso, ya que todo el trabajo susceptible de efectuarse en este sistema se
efeceuará por definición, en último térmico. En los equilibrios de esta
clase, el trabajo siempre alcaız à energfa
estado bre ende a un minimo.

Ta migración biógena es una de las principales formas de trabajo en
gu izo de cui natures, por ell, dee tender a una mani

vación máxima.

192

Cabe considerar dicha propiedad de la migración biógena como un
principio geoqufmico csencial que rige de manera automática los fenéme-
nes biogcoquímicos.

Ese primer principio biogeoquímico —así 1o designaremos- puede ser
formulado como sigue z

La migración bidgena de los elementos químicos en la biosfera rende a su
manifstación más complea.

vl

Esaminemos ahora cómo se expresan ambas propiedades de la migra-
ción biógena en la biosfera: el primer principio biugsoquímico y la exis
tencia de sus dos formas de manifestarse, la que se rlaciona con la masa
de materia viva y la que se relaciona con la técnica dela vida

La masa de materia viva, una vez culminada la migración biógena
mésima en la biosfera, alcanzará pues sus limites poster, en el supuesto
de que existan.

a invariablidad de tal wase parece indicar que la migración bißgena,
bajo esta modalidad, ha llegado prácticamente a alcanzar dichos limites
desde las épocas geológicas pret

No sudo al on la migraciôn Be de los elements ques tere
a la récnica de la vida. Detectamos un salto brusco en nuestra época geolö-
FO eseniamos el destello de ea modalidad bidgena de migración y,
«conforme al primer principio biogcoquímico, debemos admitir que tal
forma de migración delos elementos forzosamente llegará, con el tiempo,
su límite máximo -siempre en el supuesto de que éste exista, o tenderá
inevitablemente a culminar su desarrollo máximo,

vi

Esaluaremos ficilmente cuán cenero es el primer principio biogeoquf-
mico estudiando la migración biógena, La tendencia de la misma a lograr
su maximo desarollo en la biosfera puede observarse en la Naturaleza con
ocasiôn de dos fenómenos: en primer lugar la migración biógena ocupará
el mayor espacio posible, el máximo espacio que le resulte accesible dadas
la masa de materia viva y la técnica de I vida que le es inherente, Este
fenómeno se refleja en la ubicuidad de la vida en la biosfera, como com-
abamos por doquier
oto Gin ob que cocine ación enquíic, a mig
biögena no sólo depende de la eantidad de átomos que capta en todo

193

momento en la biosfer, sino también de La rapidez con que los mismos se
mueven y del número de los que ataviesan la materia viva en la unidad de
tiempo, así como del desplazamiento, en dicha unidad de tiempo, provo-
ado por una intervención de orden técnico de eta materia viva enel seno
del entorno.

El primer principio biogeoquímico se manifiesta entonces por la pre-
sión de la vida, que observamos efectivamente enla biosfera, y por la ace-
Ieración creciente de la actividad téenica del hombre civilizado,

Conviene tomar también en consideración ~particularmente en el
fenémeno de la ubicuidad, además de en la presión de la vida- la exiten-
cia en la biosfera de formas de vida que evolucionan en unos medios con
ua cardcte Psico completamente distinto.

Se nos impone la necesidad de aceptar que la vida se manifiesta en dos
espacios fisicamente diferentes. a

En primer lugar, en el campo dela gravitación donde vivimos. Como
es gen, sd que nos ela más fama

‘Ahora bien, este campo, donde todo se rige por su correspondiente ley,
o abarc la totalidad del ámbio veal

Los organismos más pequeños poseen unas dimensiones prácticamente
moleculares, aun cuando pertenezcan a outa década, Dichos organismos,
cuyo diámetro no supera Ja cienmillonésima parte de un centímetro, se
inscriben en el campo de fuerzas molecalares; su vida, ax como los
‘menos que se relacionan con ella no se rige meramente por la gravitación
universal, sino que se someten a la acción de las radiaciones que nos cir-

«dan por doquier en el caso de dichos organismos, eras pueden anular
condiciones de existencia que se derivan dela gravitación

¡Nos consta que estos sees tan exiguos están asimismo do
cuidad, que ocupan el espacio máximo, y que su presión vial, a intensi«
dad del flujo de ¿tomos que originan, son extremas.

dos de ubi-

va

De esta suerte podemos considera la ubicuidad dla vida y supresión
como la expresión del principio de la Narurlera circundante, que sige la
migración biögena dels elementos químicos.

Tl estudio de los fenómenos naruales y los hechos emplticos relacio»
dos con ellos nos permiten concluir epidamente que la propia ubicui-
dad, así como la pujanza de a vida, no son explicables en razón de la
inmurabilidad de la vida actual de los organismos.

PV Wes, Re he dr Seen 928, p.136

194

Estos fenómenos van modificindose en el curso de los tiempos geoló-
sicos y mayoriariamente se desarollan por ecto dela evolución.

La crcación, como consecuencia de I misma, de nuevas formas de vida
que se adaptan a las nuevas condiciones de existencia incrementa la ubi-
cuidad de la vida y amplía su campó. La vida penetra así en regiones de la
biosfera adonde previamente no había nido acceso.

‘Al mismo tiempo vemos cómo, en el transcurso de las épocas geoló;
cas, van surgiendo nuevas forma de vida. Su aparición impulsa una acelo-
zación de La corriente de átomos a través de la materia via, provocando
vambién en el seno de stos nuevas manifestaciones, desconocidas hasca el
momento, as como la aparición de nuevas formas de desplazamiento,

La atención que tres generaciones ya de naturalists han prestado a los
fenómenos de la evolución de las especies ha permitido analizarla Natura:
Leza viva y asegurar quel ubicuidad yla presión de a vid
doquier, se han alterado substancialmente y se han i
curso delas épocas geológicas, lo cuales un read de le evolución y de la
adapcación de los organismos al medio.

‘Un par de ejemplos bastarán para ilustrar con
El análisis dela fauna cavernícola prucha que se compone de organismos
ue, en el pasado, vivieron bajo la luz del dia. Se han adaptado a condicio
ns distintas, extendiendo así el campo de la vida. Lo mismo cabe afirmar
de una pare, al menos, del bentos occánico. Se ha adaprado a condiciones
de alt presión, fro y tiicblas, aan cuando provenge de organismos que
antaño disfrutaron de condiciones discimtas

Se trata de un nuevo fenómeno que amplía el campo de la vida en la
biosfera. El análisis de tales fenómenos parece indicar que el campo dela
vida sigue ensanchindose cn muestra época geológica mediante la col
ción delas profundidades del Océano

En lo que concieme a otros fenómenos, continúan apreciándose sin
cesar procesos ¡déncicos, La fora y la fauna de las fuentes termales, la de
Jas cumbres o de los desiertos y las de ls glaciaes y ls de las nies perpe-
tus se han desarrollado conforme a las leyes de la evolución. La vida, al
adecuarse así al medio, se ha anexionado lentamente nuevos territorios y
ha reforzado la migración biógena de lo átomos dla biosfera.

Los procesos evolutivos no sólo han extendido el campo de la vida,
sino que han inensificado y acelerado la migración biögena. La formación
del esqueleco de los vertebrados ha alterado y aumencado, al concentrsle,
la migración de ls átomos de fluor y, sin duda, de fsfor; también, en el
caso de os invertebrados acuáticos, la migración delos átomos de calco

Helga insistir sobre el incremento superlaivo de la presión de la vida
en la biosfera ocasionado por la aparición del Homo sapiens evolucionado
al que cabe designa al parecer, mediante la combinación de la trminalo-
fa de Linneo y de Bergson, utilizando la triple caraceristca de la especie

dez mis argumentos.

195

Homo sapiens fuber. La inteligencia del Homo sapiens faber entraña un
nuevo factor que conmaciona la esructura de la biosfra después de miles
desiglos.

x

A, el análisis empírico de la Naturaleza viva circundante confirma,
lara y definitivamente, que la ubieuidad yla presión de a vida en la bios-
fera son el resultado de la evolución. En otras palabras, la evolución delas
formas vivas en el transcurso de los tiempos geolégices sobre muestro planeta
“incrementa la migración biégena delos elementos quémices en a bier.

Evidentemente, la condición mecánica que determina la necesidad de
la migración arómica ha pers sin interrupciones en el curso de toda la
historia geológica y la evolución de las formas de vida siempre ha tenido
que ajustasea ella.

Fsta condición mecánica, que provoca cal migración hiógena de los
elementos, obedece al hecho de que la vida constituye una part integrance
del mecanismo de la biosfera y que, en álima i es la fuera que
derermina su existencia.

Es indudable que la evolución de las especies se halla en correlación
con la estructura de la biosfera, Ni La vide, ni la evolución de sus formas
podrían exist con independencia de I biosfera, ni oponénele como enti
dades naturales separadas.

‘A partir de este principio fundamental y del dato de que la evolución
participa en el desarrollo de a ubicuidad y de la presión de a vida en la
biosfera actual, nos resulta lícito establecer, en lo que ara ala evoluciôn
de las formas vivas, un nuevo principio biogeogutmica

Dicho principio, designado como segundo principio bingeaguímico,
puede formularse como sigue:

La evolución de las especies al crisalizar en la creación de nuevas formas
de vida enable, tenderá necesriamente a incrementar la migración bidgena
de las demos en La bife.

x

Es evidence que este nuevo principio no sirve para explicar la evolu-
ción de las especies: no interviene en los intentos de explicación, en las
diferentes teorías sobre La evolución que sopesan actualment los ciencif-
cos. Tal principio admite la evolución como un hecho empírico, o más
bien como una generalización empírica, relaciondndola con otra de la
‘misma clase, la generalización del mecanismo de la biosfera,

196

No obstante, cumple un papel específico desde el punto de visa delas
oras evolucionistas; a mi juicio, señala con una lógico infalible la vigen-
cia de una dirección necesariamente univoca para el proceso de la evolu
ción. Tal dirección coincide perfectamente en su terminología (científica
precisa) con las principios de la mecánica, con todo nuestro saber acerca
de los procesos fisico-quimicos terestes donde se inscribe la migración
biógena de losátomos.

Cualquier teoría de la evolucién debe tener presente la existencia de
est dirección deverminada del proceso de la evolución que, con el desarro-
Ilo ulterior dela ciencia, llegará a sr evaluado cuantitativamente.

Por varias razones, entiendo que no procede hablar de teorías evolucio-
ists sin tomar también cn consideración la cucstión fundamental de de
existencia de una dirección determinada, en el proce de la evolución invaria-
le, en el curs de todas ls épocas geológica

Contemplados en su conjunto, los anales de la paleoncologia no refle-
jan alteraciones caótics, unas veces en un sentido, otras en el contrario,
sino un fenómeno cuyo deseroll se efecda de una manera determinado,
siempre en la misma direción, en la del crecimiento de la consciencia, del
pensamiento y de la creación de formas que incrementan el impacto de la
vida en el entorno.

La vigencia de una dirección semejante en la evoluciön de ls especies
puede establecerse en términos precisos gracias ala observación.

Me limicaré a aportar un pequeño número de ejemplos, de un alcance
general, alusivos al desenvolvimiento del proceso evoluivo, alas indica
nes de la paleontología consideradas desde el punto de visa de la cansfor-
mación de la migración biógena en el curso delas épocas geológicas.

x

En el período cámbrico, en los albores del mundo vivo preétito que
nosotros estudiamos, aparecieron los invertebrados superiores. Tal hecho
aún no se ha establecido plenamente, pero es menester admitilo a fin de
explica, con argumentos muy sencillo, la brusca aleración que aconteció
poco después de comenzar el periodo cémbrico en lo que respecta a la
conservación de los organismos. La abeoluta inmumbilida, en el curso de
la cra procimbriea, de os procesos de erosiôn, su total idencidad si consi-
eramos sus rasgos esenciales- con los procesos análogos actuales, nos
impide buscarla explicación para Ia ausencia de vesgios en la
de las condiciones del medio extern.

‘Al mismo tiempo, tampoco hay rizones para suponer que el met:
fismo de las capas terrestres provocado por una duración determinada de
sus procesos haya acarreado, en aquel momento concrcio, una ausencia de

197

vestigios orgánicos, Habría que admitir entonces que sufrieron una com.
pleca ransformación todas las capas más antiguas

“Actualmente nos consta que abundan los casos de capas precémbricas
sometidas a una metamorfiación menor que las del período cámbrico y
que las capas más recientes.

Probablemente aciertan los geólogos que defienden aquí un cambi
brusco de la migración biggena de los domos de calcio. Es cl primer fend-
meno de eta clase que hayamos podido constatar.

Podemos estimar la importancia de tal acontecimiento recordando cl
papel desempeñado en la biosfera por los organismos muy ricos en calcio (os
organismos lo contienen con preferencia a todos los demás metales) en Ja or-
mación de los sedimentos cios, El mecanismo de la migración Biögena del
¿aci ha exado sujto a grandes modificaciones en la era señalada yla migra»

se hizo, al punto, más intensa. À jurgar por lo que sabemos a propésito
cla migración dl calco, suscitada por la creación del esqueleo de ls iver
tebrados superiores le moluscos o de corales, por ejemplo-, comparada con
la del calcio previamente liberado por los organismos microscópicos, es
meneste admi un incremento repenino y radical de la intensidad de su
migración cuando fueron creadas esas nuevas formas de vida.

Posiblemente una modificación semejante de la migración biógena del
calcio, originada por la formación de nuevas especies provistas de esque-
lato ricas en carbonato eieico, corresponda ala invasión concomitante de

da en nuevos ámbito de la bioser, Esta modificación hubo de reper-
¿ui igualmente enla historia del ácido carbénico.

En los inicios de la vida paleozoic, quizá en el periodo cámbrico, des-
aca otro suceso importantísimo relacionado con la migración bidgena de
Jos Aromos: está vinculado con la transformación radical de la vegeraciön
silvestre de Jos continentes. El proceso del perfeccionamiento gradual de
tales organismos, cuyo apogeo alcanzó, al parecer su punto culminante en
la era reciara, se prolongaria todavía en varias ¿pocas geológicas. Este
proceso corresponde a la conquista, por parte de la vida, de un campo
nuevo e inmenso, La aparición de los bosques, exuberantes de vida,
implicó un gran cambio en Ia migración de los éromos de oxigeno, cr.
bono e hidrógeno y al mismo tiempo, en la de codos los ácomos de la vida
cuyo movimiento cíclico hubo de tomarse más intenso, puesto que los
bosques de las nuevas fases geológicas, en particular los que tienen árboles
con hojas perennes, concentran la vida, tanto animal como vegetal, en
unzs proporciones inusitadas hata entonces. Si comparamos, desde este
enfoque, los bosques de criprégamas de las ¿pocas remotas con nuestros
basques o con los bosques cerciarios de fanerógamas, nos parecerá enorme
‘a diferencia en intensidad de la migración biógena.

En la era mesozoica, un nuevo hecho, la aparición de las aves,
aumenté Ia intensidad de la migración biógena y Ia vida extendió aún

198

más su campo, Los seres voladores, por or part, lograron su pleno desa-
xrollo como aves en la época mesozoic y en la era terciaria. A estas dos
nuevas formas de vida van unidas dos funciones biogcoquímicas muy
notables, No estamos en situacién de concluir que exista una relación
entre estas formas y los invertebrados voladores que se remontan muy
atrás en la historia, hasta los albores de la era paleozoica, aun cuando los
invertcbrados voladores hayan cumplido, de forma especial, estas funcio-
ne y la sigan cumpliendo en nuestros dis. En cualquier caso, la cree
ción de ls aves impulsó el mecanismo de la migración biögena en una
gran medide,

En el mecanismo de la biosfera, en la migración bidgens de los dio-
mos, destaca el cometido de ls aves, así como de los restantes seres vol.
dores, para el intercambio de materia entr tierra firme y el agua, sobre
todo entre el continente y el Océano. A tales efectos, el papel de la aves se
«contrapone con el de los rios, pero se asemejan en cuanto a la cantidad de
masas transportadas. Las migraciones de las aves refuerzan todavía más su
papel respecto de la circulación biógena de átomos. La aparición de estas
especies de vertebredos voladores no solamente creó nuevas modalidades
de migración biögena, repercutiendo en el equilibrio químico del mar y
del continente, sino que también ha provocado un incremento de la
migración biógena en el curo de la historia de los elementos individuales,
en particular del fósoro. Los invertebrados alados, los insectos, no han
desempeñado una función tan relevante. Es cierto que los saurios volado-
res precedieron a las aves pero todo indica que no cjrcieron una acción
comparable, La apaiciön de Is aves parece guardar una conexión con la
de nuevos tipos de bosques o, en cualquier caso, habría coincidido con la

Fl papel del hombre civilizado, desde el ángulo de la migración bi
gen, ha sido infinitamente más trascendental que el delos restantes verte
brados. Por primera vez en la historia de la Tiera, la migración biógena
causada por el desarollo de le acción de la técnica, ha podido cobrar un
significado mayor que la migración biógena determinada por la masa de
materia viva. Al mismo tiempo, ls migscionos biögenns han vaiado para
todos los elemento, Este proceso se ha efectuado con mucha ceetided en
un lapso temporal insignificante. La faz de la Tierra se ha transformado
hasta el punto de metamorfoscars y no obstante, e evidente que la era de
tal mucación apenas está iniciándose

Estas mutaciones s ajustan a los datos del segundo principio biogeo-

el cambio conlleva una aceleración enorme de la migración aró.
mica en la biosfera.

Es mencster que señalemos aquí dos fenómenos: en primer lugar que
el hombre ha surgido, a todas luces, de una evolución; en segundo lugar
que, al observar los cambios que ocasiona en la migración biógena, veri

199

«amos que son de un nuevo tipo -con el tiempo, se aceleran con una rapi-
dez extaordinara.

Por tano, admisicemos sin dificultad que ls alteciones enla migra-
ción biögena se efectuaban en el curso de los periodos paleontolögicos,
bajo la inluencia de la creación de nuevas especies animales y vegetales,
con una rapidez análoga.

La nueva forma cuantitativa de migración biógena que corresponde a
la civilización ha sido preparada a lo largo de toda la historia paleoncolé-
gica. Habriamos podido encontar sus primeras huellas, en el supuesto de
‘conocer las leyes narurales desde las primeras páginas de los anales de la
paleontología.

Me he detenido aquí en algunos fenómenos dipicos de la evolución de
has especie, alusivos la migración biégena de los elementos químicos. En
todos los casos, la correspondencia dela evolución con cl segundo princi
pio biogcoquímico resulta evidence -como se comprucba continuamente,
al parecer a pari del análisis de los anales paleontolégicos.

¿Cómo se ha producido tal convergencia? ¿Es el fruto de un cúmulo
fortuito de crcunstancis, o se rata de un proceso más profundo, deter-
minado por las propiedades de la vida, un proceso incesante, siempre
idéntico a sí mismo en sus manifeseciones a lo largo de la historia geolö-
ica del planeta? El fcuro nos brindará la respuesta

1a inftuencia reguladora del segundo principio geoquímico se manifes-
tard en dos casos.

Inchuso si la creación de las espocics hubiera acontecido como fruto
del zar, por accidente, al margen de la influencia del entorno es de
del mecanismo de la biosfera-, una especie cualquiera, creada de
‘manera fortuita, no habría podido sobrevivir ni incorporarse al corbe-

del planea. Sólo la especie suficientemente establ, susceptible de
tar la migración biógena de La biosfera, habría sobrevivido en tal

No obstante, no es facble contraponer actualmente, de una manera
tan elemental, el organismo con el entorno eo e, con la biofera- como
se hacía anteriormente. Sabemos que el organismo no cs un huésped acc
dental en el entorno, que está integrado en su mecanismo complejo y
sometido a leyes fas La propia evolución forma pare detal mecanismo.

EI nacuralsa ha de excluir de su concepción del universo todas Is
nociones filosóficas o religiosas que se han infiltrado cn la ciencia desde
campos foráneos, La aceptación, en los problemas de Is evolución de la
independencia del organismo con respect al medio, as como de una opo-
sición encre ambos factores, equivalía aun eror de est clase

Desde ul perspectiva, probablemente exista un lazo fncimo entre la
concortanca dela eución y d principio que L ig sin duda nos
stat de un mero cúmulo de circunstancias

200

x

Sin indagar sus causas, sino únicamente haciendo valer el dato de que
la evolucién requiere una dirección determinada, el estudio de los fenóme-
nos biogeoquímicos circunscribe el ámbito de ls teorfas evolucionistas
ciensiicamenee admisibles

Parece que este estudio enreabr, en nuestro horizonte, un campo adi-
cional de fenómenos para la actividad cientfica que ha sido, hata la fecha,
patrimonio exclusivo de la especulación filosófica o religiosa.

La nueva forma de migración biógena, novedost al menos a al escala,
ha sido provocada, como vemos, por l intervención dela razón humana.

No se diferencia en ‘embargo, de as restantes manifestaciones
dela migración biógena, que se coxtesponden con otras funciones vitals.

‘Al mismo tiempo podemos establecs, en términos precisos, que la
inceligencia humana modifica de manera brusca y radical la marcha de los
procesos narurals,slcrando lo que llamamos leyes de la Naturaleza.

La consciencia y el pensamiento, pese alos esfuerzos de generaciones
de pensadores y sabios, son imeductbles a la energía y a la matetiay sea
cual fuere el modo de definir estos plates de nuestro edificio científico.

¿Cómo ha podido actuar la consciencia sobre el desarollo de
procesos que parecen totalmente reductbles ala materia ya a energía?

Dicha cuestión ha sido recientemente planteada por el matemático
americano J. Locka’ precisamente a propósco delos fenómenos biogeoquí»
micos. Dudamos de que su respuesta ea saifaccoria. Con todo, ha
Jado la importancia del problema y la posibilidad de abordarlo

Probablemente no estaremos en condiciones de resolverlo hasta des-
pués de haber renovado radicalmente nuestra nociones sas findamen-
tales, unas nociones que acaban de experimentar, y experimentan codaví,
vanas transformaciones cuya celeridad carece de precedentes en la historia
del pensamiento, Las teorías fisicas habrán de preocuparse necesariamente
de los fenómenos fundamensales de la vida.

Fn tal sentido trabaja en la actualidad la investigación. Resulta invero-
mil prescindir de exios descubrimientos nuevos y profandos. Entre los
mismos, merecen un anilisis las especulaciones del matemático y pensador

és A. Whitehead en realidad, más Slosóficas que científicas-. Muy
posiblemente otro pensador inglés, E. Haldane’, se halle en lo cierto
cuando prevé, para un futuro inmediato, una renovación substancia de la
fisica y de sus principios, dads la introducción, en su esfera, del estudio de
los fenómenos dela vida

Ty as mes fol to: a 192
"Ale ead ion Co, 1925
o Bac 0

201

El esudio de los fenómenos biogeoquímics, impulsado al máximo,
nos permiee precisamente penetrar en este ámbito de las manifestaciones
enlezadas de la vida y la estructura fisica del universo, asi como en el
cerreno delas fucuras rela cientifias

Es muy comprensible el profundo interés filosófico que entrañan
sctualment los problemas biogeoquímicos.

202

LA BIOSFERA Y LA NOOSFERA*

1. Vea pablo cn In ei Amor Sn vl 3,1, neo de

La Biosfera

La materia viva está constiuida pot todos los organismos presentes
en la Tierra en un momento dado. Normalmente, esa toalidad es la que
tiene importancia, si bien al considerar el efecto del hombre sobre los
procesos del planeta puede tener relevancia un individuo por si solo.
Puede considerarse que la maveria viva de la Tierra es la suma de la
materia viva media de todos los geupos taxonómicamente reconocible
Así, se dice que cada uno de tales grupos se compone de materia viva
homogénea

La materia viva existe únicamente en la eg, que incluye la voli-
dad de la trosposfera aumosféic, los océanos y una delgada capa de las
zonas continentales, de un espesor de es o más kilömetros. El hombre
tiende a aumentar el tamaño de la biosfera,

La biosfera e caracteriza por ser cl campo de la vida, pero también, y
más esencialmente, por ser la zona en la que pueden tener hugar cambios
debidos a la radiación de entrada.

Dentro de la biosfera, Ja meteria es sensiblemente heterogénea y
puedo diferenciarse en materia inerte y materia viva. La materia inerte
predomina en gran medida en forma de masa o volumen. Se produce una
migración continua de átomos desde la materia inerce hacia la viva, y
viceversa. Todos los objetos de estudio de la biosfera tienen que contem-
plarse como cuerpos naturales de la biosfera y pueden ser de diferente
complejidad, ines, vivos, o bioinertes, como sucede en el caso dela tie-
ra o del agua de los lagos. El estudio de todos los fenómenos poses una
unidad que leva a la elaboración de un cuerpo de conocimiento sstema-
tizado, el corpus scieniaruom, que tiende a crecer como una bola de nieve;
este corpusincluye todo el conocimiento sistemativado y contrasta con los
resultados de la filosofia la religión y el arte allí donde la verdad puede
revelarse de forma incuiriva; la historia sistematizada de tales actividades
pertenece al corpus.

"conato de ooo, ca dc, de dc de avi, Fe inducido en la lg or
amar 746159) Pu come dl ox y en gl po Sc (UD co
Mi a des dl wow sho ae el pe V. Visas, Dh pobla e
‘iim Mange ins Bye La Bota, Lexi, 1926 ein Face, ai,

205

En el pasado, dos conceptos se han subrayado de forma inadecuada:
(a) Pasteur tenía razón al considerarla preponderancia de los compues-
tos épticamente activos como propiedad general más característica de la
materia viva y sus productos; esa idea es de inmensa importancia; (b) se
han desatendido gravemente las funciones de los organismos vivos en la
energética de la biosfera. La energía biogeoquimica puede expresarse
‘como la velocidad a la que la biosfera puede colonixars: por una especie
dada. Para determinadas bacterias, la velocidad restrictiva de extension
de una cadena divisora de células que propenden a abarcar toda la ci
cunferencia de la Tierra tendería a aproximarse a la velocidad del
sonido,

se tiene en cuenta estos principios iniciales, la diferencia entre la
materia viva yla inere de la biosfera puede expresarse en una tabla, que se
ofrece aquí en forma resumida. Las diferencias expuests en esta tabla no
son meramente diferencia relativa ala energéica y alas propiedades quí
micas, sino que implican también una diferencia fundamental cn las
manifestaciones expacio-temporals de la materia viva y de la incre. Sugic-
ren que la geomía apropiada para los cuerpos de los orga
puede diferir dela apropiada para los cuerposineres.

1
A. Los cuerpos vivos naturales exis. a conexi6n genérica que mantienen
ten únicamente cn la biosfera y sólo 2% sl a lo largo del tiempo geolö-
como cuerpos discrtos, No sc ha
Obvevado nunca si paren ao exe À. Los cepas ets manual son
partir de otros cuerpos vivos Su tondintriament wariadsy no pen
“ingreso en la biosfera procedentes del 9er etructurales o genérica comu
espacio cósmico es hipotética y jamás "2
inside demosada
B. Las formas inertes discretas se come An
man onl bie par eee A. Las diferencias químicas come
nits mec ne pond enla. enantomorfs lev: y deuréiros
lorena tere, Se men on le biojengextacterinan el estado del espacio
pars tambien ingresan en ella dade ico scupado por les organismos
“bajo, por ls fenómenos voledricas, y os. Predominas bien os enantio
Cad «opaco cómic, on forma de. motos Lvégios, bien los destrógio
minority palo. sos

pd trenton
cite res nen ito cp La

206

v

A. Los nuevos cuerpos vivos ars
rales nacen Únicamente a partir de los
prceristntes, De vez en cuando, apate-
cen nuevas generaciones diferentes de.
las anteriores. El susgimienee del ss
tema nervioso central ha aumentado el
papel geológico de la materia viva,
especialmente desde finales del Pio

Ba Dor nuevor cuerpos inertes re
crean en la biosfera con independencia
dle los cuerps naturales previamente cir
Gentes. En general, lo procesos inertes
configuran el mismo tipo de cuerpos
nerds que los que formaban hace des
mil millones de ar. los mun tipos de
cuerpos inertes aparecen solamente por
Fnflencia dela materia viva, especial
mente el hombre.

y

A. No calar cusrpas vivos qui
dos o gaseosos, bien los liquidos y los
fases se encuentran presentes en los
cuerpos vivos mesomóricos o silidos.
Tos cuerpos vivos se cazrerzan por el
movimiento expontánco, autoregulado
en gran medi. Lo anterior puede se:
pasivo, como en la reproducción, pero
el efecto de ésta consiste en la coloniza-
ción de la bicafera a través de un pro-
ceso comparable a la expansión de un

ss

D. Los cuerpos inertes liquides y gu
sos adoptan L forma de lee recipientes
en lor que están consenidor Por regla
general. los cuerpos eres slids à meso
dre no mutran movimiento elena
‘ipo del cuerpo en u conjunto.

fromos que pasaa de los organismos
vivos a la biosfes, y viceversa. Dentro
de ls organismos, proces no con

dos de oro modo enla bicfer produ

cen un número inmenso y cambiante
de moléculas.

B. Lor cepas marae inerte came
bian tnicamente debido à casas ver.
as, con la excepción de los materiales
radioactivos

vu
A. El número de cuerpos.
naturales se encuentra cuanciativa-
mente relacionado con el tamaño de la
Biosfeca
B. EI múmero de cuerpos inertes
narrates viene definido por la propi.
dades generales de la materia y
la, yo independiente del témaño del
Plantes

van

A. La masa de la materia viva ha
permanecido relativamente constant,
A esa desrminada por laenerla solar
radiame y por la energía de coloniza-
ción biogeoquimica, pero aparente-
mente la masa aumenta hacia un
limite, no encontrándose todavía come
pero el proceso,

De Bi dre en que los cupos inerte
natural e manifcnon en La base se
encuentra Imitada por el tamaño de la
ültime y solamente aumenta en la
medida en que la bienfera se expande
Come conterencia del movimiento dela

x
A. El tamaño mínimo de un
cupo vivo natural se encuentra deter
minado por la respitación, y es del
Orden de 10° cm. El ams
no hs superado nunca n= 1
amplitad, 10%, no es grande
B. Ei somaño mimo de un cuerpo
nee mana en la bogen e determi
ado porel ga de diponsón de la mate
ña y la energía, e deco, porel tamaño de
lee ias parle ficas El tamaño

207

máximo sien dado porel dela bei. meins, cu defiicivamente desermi-
La amplind e 10° osuperio. nada y cs más conscame que las mezcat
isomóricas que consicuyes los mine-

x sales naturales,

A La composición química de lon B. La comporcisn quimira de lot
cuerpos vivos es una Función de sus curpos ines naturale puede equivaler
propiedades a La de compuesto ques cas puros,

B. La composición química de lor con relaciones stotcoméicas actas
ners inertes es una función de las pro- entre los elemento. En ls mineral, pre-

Piedader del medio en quese forman. dina la soluciones sólidas
x xv
A. El número de clases de com- A. Laerelacionsisorópicas pueden

puestas químicos en los cuerpos vivos star sensiblemente modificadas por los

sé relacionado con los tipos de orga- process enla matei viv

nismos individuales y alcanza probable. B, Zar mio ¿utópica no waren

mente varios millones. de forma apreciable em los cuerpos ine
D. El múmero de class diferentes de aura de la bir, si en tale cen

compass gues en I eerpo ines bits pueden ener har fra de labia,

se min unos poco mil enla profimdida de lá cota teatre.
xn xv

A. Los procesos en la materia vira A. La inmensa mayoría de as tr.

ticnden a cleva la energía libre de le. pos vivos rurales modifica sus formas

Bose. 3 lo largo del proceso cvolutivo, Sin

1, Todas lor proce inertes al la embargo, las ease à que tienen lugar
desnnegracion radioactive, reducen la eles cambios son muy divergentes.

energia libre del bare. B. La mayor parte de lot cuerpos
inerte dela birra son enables y por
ur Hana, carecen de variedad.
A. Los cuerpos vivos naturales son
siempre mesomórficos y, excepto en m
condiciones latentes en las que, como A, Los procesos de los cuerpor

en el agua, predominan H y O, tienen vivos narurale no son temporalmente
tuna mezcla sumamente complicada de reversible.

mos compuestos. La composición qui. B. Tadar los procesos ficoguémicos
mica de cualquier clase de materia via, om os cueros ¿eres nature on sem.
aunque no muesta relaciones cxoico: poralment reversible,

En la vida cotidiana, es habitual hablar del hombre como individuo
que vive y se mueve libremente sobre nuestro planeta y
libremente su historia. Hasca época muy reciente, los his
<studiosos de las humanidades y, hasta cierto punto, is
as- no eran conscientemente capaces de reconocer las leyes
ta biosfra nica envoltura terrestre en la que puede exis la vid

208

mentalmente, no puede separarse de ella al hombre, yes solamente ahora
cuando ral indiolubilidad se nos empieza a aparecer laramente y en tér
minos precisos. El hombre se halla geolögicamente ligado a su estru
material y energética. En realidad, no exite en a Tierra ningún organismo
vivo en estado libre Todos los organismos esän ligados de forma indiso-
Juble e inincerrumpids, a ervés sobretodo de la nutrición y la respiración
con cl entorno material y energético ambiental. Fuera de aquí, no pueden
exis en condiciones naruale.

En nuestro siglo, la biosfera ha adquirido un significado roclenente
nuevo; ha demostrado ser un fenómeno planetario de carcter cósmico. En
la biogcoquímica, hay que tener en cuenca el hecho de que los organismos
vivos existen realmente no sólo en nuestro plancta y no exclusivamente en
la biosfera terrestre, Me parece que hasta ahora tal cosa se ha demostrado
sin duda alguna únicamente en el caso de los denominados «planetas
terrestres, es deci, cn el caso de Venus, la Terra y Marc.

La idea de la vida como fenómeno cósmico viene de muy antiguo,
‘como se pone de manifiesto en los archivos científicos, incluyendo aquí la
ciencia usa. A finales del siglo xvi, el científico holandés Christian Huye
gens (1629-1895) planteó este problema en su última obra, Cosmorheoros
Publicada póstumamente. Por iniciativa de Pedro el Grande, cc libro fue
Publicado dos veces en ruso en el primer cuarto del siglo xvi, con cl
título El Libro de la Contemplación del Mundo‘. En su obra, Huygens senté
la generalización científica de que sla vida es un fenómeno cósmico en

7 Car Wolf (1789790, d noble cent, membro de la Academia de Cini de San
exergy, lens ps d oso cient de we ra a, pur ca
menea sc ac cn ls en un Eb pid en som ca Sr
Beenkure en 1789. dah ela gn Relación Hans con à Von opone e?
Vig oh an unit Sala el Esa ano Desc ed Pr eo
(Bee Foon pci y Activa psa de la Sera Voy Ana, A dic dele gu
rua eigen de a pa a at Ls esa de Neon as qe de Desc

ay amen que hat ara no se hn ead ple lr muss dsc
a amu de Wall a 197, à Can ce I Hori el Conair ea Acer de
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209

cierto modo daramente distinto de a materia inerte, Recientemente, he
denominado a es generalización «principio de Huygens«.

En términos relativos, la materia viva constiuye una parte insignifi-
ante de nuestro planeta. Es de suponer que al cosa e ha cumplido a todo
lo largo del tiempo geológico; en otras palabras, esa relación es geológica:
mente eterna". La materia viva se encuentra concentrada en una delgada,

més o menos continus, capa de la superficie terrstr en la topos
los bosques y campos, e impregna todo el océano. Se estima que
su cantidad es del orden de 0,25% del peso de la biosfera. En la tierra
firme, desciende bajo la superficie en acumulaciones discontinua, probe
blemence hasta una profundidad media de menos de 3 kilómetros.

La Noosfera?

Nos estamos acercando al punto culminante de la Segunda Guerra
Mundial. En Europa, la guerra se reanudó en 1939 tras una tregua de
veintidós años; ha durado cinco años en Europa Occidental y se encuentra
en su teceraño en nuestra ona, en Europa Oriental. En lo que respecta al
Tejano Oren, la gua e reanudó mucho anes en 1931 sc neuen
ra ya cn su decimosegundo ano. Una guerra de tal inensidad, duraci
fuerza constiuye un fenómeno sin parangón alguno en la historia d
humanidad y de la biosfera en general. Además, estuvo precedida por la
Primera Guerra Mundial, que, aunque de menor intensidad, muestra una
Telación causal on la presente

En nuestro pal, la Primera Guerra Mundial dio como resultado una
forma de estado nueva e históricamente sin precedente alguno, no sólo en
«el émbito dela economía, sino probablemente también en el delas aspira
«iones de Las nacionalidades, Desde la perspcciva del naruralista (y creo
que igualmente desde la del historiador), un fenómeno histórico de tal
intensidad podría y tendría que ser examinado como parte de un único
ran proceso geológico wrteste,y no meramente como proceso bisório,

La Primera Guerra Mundial influyó de forma decisiva en mi propia
obra cientiica, en e sentido de que modificó radicalmente mi nación ge.
lógica del mundo, Bue en la armóstera creada por esa guerra cuando me
planteé una concepción de Nacuraleza, idea olvidada en aquella época y

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210

por tanto, nueva para mí mismo y para otros, una concepción geoquímica
y biogeoquímica que abarca desde la misma perspectiva tanto la Natura-
Jeza viva como la inerte”. Pasé los años de la Primera Guetta Mundial
dedicado sin interrupción a mi labor científica creativa, actividad que he
úproseguido constantemente en le mise dirección.

Hace veintiocho años, en 1915, se consituy6 en la Academia de Cien-
as una «Comisión para el Estudio de ls Fuerzas Productivas» de nuetro
pats, la llamada CEFR Esa comisión, de la que fui elegido presidence,
«desempeñó un papel destacado en el período crítico de la Primera Guerra
Mundial. En medio de a guerra, y de forma toxalmente insperada, la Acı-
demi de Ciencias constaté que en la Rusia sarita no existan datos exaecos
de las actualmente denominadas materias primas estratégicas, y tn
seunir y compendiar rápidamente datos dispersos para poder cubrir las
lagunas de nuestros conocimientos", Por desgracia, en la época en que sc
inició a Segunda Guerra Mundial sólo se conserva la parte más burocti-
tica de esa comisión, el llamado Consejo de las Fuerzas Productivas, por lo
que se hiso necesario restablecer a toda prisa las restants secciones.

‘Al enfocar el estudio de los fenómenos geológicos desde una perspec-
tiva geoquímica y biogeoquimica, podemos abarcar toda la Naturaleza
ambience en el mismo aspecto atómico, De modo inconsciente, semejante
enfoque me parece coincidente con el que caracteriza ala ciencia del siglo
xx y la distingue de la imperante en anteriores centuras. EI siglo 3 es el
Siglo del asomismo cientifico.

En aquella época, 1917-1918, y de modo completamente fortuto, me
encontraba en Ucrania”, no regresando a Petrogrado hasta 1921. À Jo
largo de todos esos años, allí donde me hallas, mis pensamientos iban
siempre drigidos hacia las manifetaciones geoquímices y biogcoquímicas
en la Naturaleza ambiente, es deci, en la biosfera, Al mismo tiempo que
las observabs, dirigía mis lecturas y mis relexiones hacia esa cuestión de
forma intensiva y sistemática. De forma gradual, según se ¡ban configu-
rando, fui exponiendo las conclusiones ls que llegaba en conferencias à
informes presentados en Js ciudades en que me encontraba, como Yalta,
Poltaxa, Kie Sinferopol, Novorossüsk, Rostow etc. Al mismo tiempo, en
casi todas las ciudades en que estuve solía ler todo lo existence sobre el

ay Que rola aga que cn conteo e encon an os idos panes de €.
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revel volumen coment el into sen dele Aci ne

au

problema en su más amplio sentido, En fa medida en que me fue posible,
Aejé de lado cualquier aspiración floséfie e intenté basarme
en generalizaciones y hechos científicos y empiriens firmemente esablec
dos, permitiendome en ocasiones recurir por mí mismo a hipótesis de ta
bajo ciencficas. Así, en lugar del concepto de evidae, introdujc el de
«materia viva, que parece en la actualidad hallarse irmemente establecido
en la ciencia. «Materia vives es laroalidad de los organismos vivos, pero sc
ara de una generalización cientfica de carácter empírico de hechos empl-
ricamente indiscutibles conocidos por todos y ficilmente observables con

precisión. El concepto de «vidas excede siempre los límites dl de «materia
viva pertenoce al reino de la flosfa, el folklore, la religión y las arte.
“Tado eto se encuentra excluido de la noción de «materia viva.

En el transcurso del tiempo geológico, la materia viva can
gicamente de acuerdo con ls leyes dela Naturaleza. Su hi
como lenca modificación de la formas de los organismos vivos que penéti-
«camente se encuentran conectados entre s de forma ininterrumpida genc-
ración tras generación. Esa idea fue fermencando en la investigación cientí-
fica a través delas diversas épocas hasta que, en 1859, logró una sólida
base gracias a los grandes logros de Charles Darwin (1809-1882) y
Wallace (1822-1913). Se encontraba encastrada en la docerina de la evolu
ción de las especis, del mundo vegeral y animal, incluido el hombre, El
proceso evolutivo es solamente característico de la materia viva, no exis
tiendo manifestación alguna de él en la materia inerte de nuestro planeta.
En la era criptonoica, se formaron los mismos minerales y rocas que se for

en la actualidad" las únicas excepciones son los cuerpos naturales
nertes relacionadas de uno u otro modo con a materia viva
BI cambio en la estructura morfológica de la materia viva observado en
el proceso evolutivo conduce inevitablemente a un cambio en su composi-
ción química.

Mientras que la cancidad de materia viva es insignificante con respecto
ala masa incre y Dioinere de la biosfera las rocas biogénicas constcuyen
uma parte importante de su masa, y sobrepasan con mucho ls límites de
la biosfera. Sometidas a fenómenos de meramorfismo, se convierte, per

De ar con lora loas poder, como, pr ejemplo, Chae Seur
(Sowciear Danes. À Tendre Noo Yo. 128, pp. 683) amo ca pe
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dido todo castro de vida, en la emvolcura grana, no formando ya parte
de la biosfera. La envoltura granítica dela Tierra es la zona de antiguas
bosfera En la obra de Lamarck, Hydrgéologie (1802), en la que se con-
tienen ideas muy sobresalientes, la mareria viva, ral como la enciendo, se
revelaba como la creadora de las principales rocas de nuestro planeca.
Lamarck nunca 2ccptó el descubrimiento de Lavoisit (1743-1794). Sin
embargo, otro gran químico, ]. B, Dumas (1800-1884), que era comem-
poránco más joven de Lamarck, que síacepró el descubrimiento de Lavoi
fier y que estudió intensamente la química de la materia viva, se adhirió
también durante mucho tiempo a a idea de la importancia cvanitativa de
la materia viva en I estructura de las rocas dela biosfera,

J. D. Dana (1813-1895) y J. Le Conte (1823-1901), ambos jóvenes
contemporineos de Darwin y grandes geólogos americanos (y Dane tam-
bién mineralogsta y biólogo), expusicron, incluso antes de 1859, la gene-
ralización empitica de que a esoluión de la materia viva avanza en una
dirección categórica. À ese fenómeno lo llamó Dana «cefalizaciöns y Le
Conte «era psicozoica». Al igual que Darwin, Dana adopté esta idea
durante su viaje alrededor del mundo, viaje que inició en 1838, dos años
«después de regreso de Darwin a Londres, y que duró haste 1842".

La noción empirica de una dirección categórica del proceso evolutivo,
sin inteneo alguno, empero, de fundamentar teóricamente, se remonta
incluso hasta el siglo Xvi. En efecto, Buffon (1707-1788) habló del
«reino del hombre», en base la importancia geológica del hombre, ero le
era ajena la idea de evolución, idea que era asimismo ajena a Agassiz

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213

(1807-1873), quien inccodujo en le ciencia la idea de período glacial.
‘Agassiz vivió en una época de impetuoso florecimiento de la geología.
Admició que desde el punto de vista geológico había llegado el reino del
hombre, pero, debido a sus principios teológicos, se opuso a la teoría de la
evolución. Le Conte scíala que Dana, si bien en un principio mantenía
puntos de vista cercanos al de Agassiz, en los últimos años de su vida
acept la idea dela evolución en su habitual interpretación darwiniana,
con lo que desapareció asl la diferencia existente entre la vera psicoroicar
de Le Conte y la «ceflización» de Dana. Hay que lamentar que, speciale
mente en muestro pais, esa importante gencralizaciön empírica sigue
estando fra del horizonte contemplado por nuestros biólogos,

Ta solidez del principio de Dana, que parece encontrarse fuera del
horizonte de nuestros paleontólogos, puede contrastarse fcilmente por
odo aquel que desee hacerlo en base a cualquier traido moderno de pa-
leoncología. El principio no solamente abarca la coalidad del reno ani
mal, sino que también se pone claramente de manifieto en tipos indivi
duales de animales. Dana subrayó que, en el transcurso del tiempo
geológico, durante al menos dos mil millones de años y probablemente

10 más, tiene lugar un proceso ¡regular de crecimiento y perfeciona-
ento del sistema nervioso central, empezando por los crustáceos (cuyo
estudio weiliz6 Dana para demostrar su principio), siguiendo por los
moluscos (cefalópodos) y terminando por el hombre. A este fenómeno es
al que denominó cefalización. Una vez que lega a cierto nivel en el pro-
ceso evolutivo, el cerebro no está sometido a retroceso alguno, sino que
únicamente puede seguir progresando.

A pari del concepto del papel geológico del hombre, el geólogo A. À
Pavlov (1854-1929) solía hablar en los últimos años de su vida de la em
aneropogénica en la que vivimos hoy en día. Aunque no tuvo en cuenta la
posibilidad de la destrucción de los valores copiriuales y materiales a que
asistimos actualmente con la bárbara invasión de los alemanes y sus aliados
poco más de der años tras su muerte resalcó con razón que el hombre se
está convirtiendo ance nuestros propios ojos en una fuerza geológica pode
rosa y en permanente crecimiento, Tal fuerza geológica se configuró casi
imperceptiblement a través de un largo period de tiempo, coineidiendo
con ella un cambio en la posición del hombre sobre nuestro planeta (en
especial, su posición materia). En el siglo 3%, el hombre, por vez primera
en la historia dela Tierra, ha conocido y abatcado la biosfera en su totali
dad, ha completado cl mapa geográfico de planeta Tiera y ha colonizado
toda su superficie. La humanidad se ha convertido en una sola tralidad en
La vida dela Tierra. No hay lugar alguno en la Tierra en que el hombre no

FD Gila, pi p25.

214

pueda vivi si así lo desea, como lo demuestra la estancia de nuestro pue-
blo en los hielos Mlotantes del Polo Norte en 1937-1938. Al mismo
tiempo, gracias a las poderosas técnicas y a los éxitos del pensamiento
cienciic, de la radio y la television, el hombre es capaz de dirigirse de
forma instantánea a todo aquel a qui desee en cualquier punto de nues
wo planeta. Hl transporte aereo se reliza a una velocidad de varios cientos
de lémenros por hora, y todavía no ha alcanzado su limite máximo, Todo
ello es el resultado de la «cefalización», del crecimicnto del cerebro
ido por ese cerebro,

mind le importancia planetaria de este
fenómeno con el siguiente cálculo sorprendente: si se asignase a cada home
bre un metro cuadrado y si se colocase a todos los hombres uno junto à
otro, no ocuparlan ni siquiera el rea del pequeño lago de Constanza,
entre las fronteras de Baviera y Suiza, permancciendo vacio de hombres el
resto dela superficie terrestre. Ast oda la humanidad junta representa una
masa insignificante en relación con la materia del planeta. Su fuerza se
deriva no de su materia, sino de su cerebro. Si el hombre comprende todo
estoy no usa su cecbro y su trabajo para autodestrurse, se abre delante de
lun inmenso futuro en la historia geológica del biosfera,

El proceso geológioo cvolurivo pone de manifisto la unidad biológica
y la igualdad de todos los hombres, del Homo sapiens y de sus antepasados,
los snánmopos y otros; su progenie en a mezcla de raza blanca, oja, ama»
say mega erden sh ca tt de Inmumenble ponerse,
Se wata de una ky de la Naruneezs. En un determinado contexco hiss-
rico, como sucede por ejemplo en una guetra de la magnitud de la actua,
gana en último término quien sigue esa ley. No puede hacerse frente
impunemente al principio de la unidad de todos los hombres en su calidad
de ley dela Nacurleza. Empleo aquí la expresión le e la Naruraleza al
como se usa cada ver más en la ciencias ficas y químicas, en el sentido
de una generalización empírica determinado con precisión.

El proceso histórico se ha modificado radicalmente ante nuestros pro-
pios ojos. Por vez primera enla historia de la humanidad, los intereses de
Jas masas, por un lado, y el ibre albedrio de los individuos, por otro,
determinan el curso vite de la humanidad y proporcionan estándares para
Jas ideas humanas de justicia. Tomada en su conjunto, la humanidad sc
es convirtiendo en una poderosa fuerza geológica. Se plantea entonces dl

is maps y y eno hc vivido d forma imp un cumbio dea on
la comprendo rado saranda Bn la pcs de ml Jena, os pues que el vee
Indi ensues es ur op uti, dr deu período de aos post rl de
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fomi one 21 go de dec e loner de ss. Pa do euere mé de
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maten Sel ini mn ne dep ite y sli

25

problema de la recomsiruecin dela binfra en interés de la humanidad libre»
pensadora como taalidad. Ese muevo estado de I biosfera, a que nos apro-
ximamos sin darnos cuenta, es la noose

En la conferencia que pronunció en la Sorbona de Paris en 1922-23,
seconoc los fenómenos gcoquímicos como la base de la biasfra. EI conte-
nido de parte de esas conferencias se publicó en mi libro «Estudios de
Geoquímica», obra que apareció primero en franeés, en 1924, y después
en traducción rusa, en 1927. EI matemático francés Le Roy, Fl6sofo
bergsoniano, acepeó como punto de parida el fundamento biogeoquímico
dela biosfera, y en sus conferencias pronunciadas en el College de France
‘en Pari introdujo en 1927 el concepto de la noosfera como fase por la que
se encuentra pasando aceualmene la biosfera desde el punco de vista geo-
lógico”. Subrayó que había llegado a tal idea en colaboración con su
amigo Teilhard de Chardin, gran geólogo y palcontólogo que actualmente
está trabajando en China.

La noosfera constizuye un nuevo fenómeno geológico en nuestro pla-
neta, En di, y por vez primera, el hombre devienc una fuerza geldgica de
“enorme magnitud, Puede y debe reconstruir su campo vital por medio de
su trabajo y de su inteligencia, debe reconstruir de forma radical en
comparación con el pasado. Ante él se abren posibilidades creativas cada
vez más amplias, Podra ser que la generación de nucsros nieto se acer-
cave la plenitud,

‘Ahora bien, aquí se nos plantea un nuevo enigma. Le inteligencia no es
una forma de energía, ¿Cómo puede modificar entoncs os process mate-
Files? Este probleme no se ha resueto todavia. Por lo que conozco, fue
planteado por vez primera por un científico americano nacido en Lv, el
matemático y

sico Alfred Locka, pero fue incapaz de resolverlo.

1832) -no solamente un gran poeta, sino tambi
n gran cienufico- lo subrayó apropiadamente en una ocasión, en la cien-
cia únicamente podemos saber cómo ocurrió algo, mas no podemos saber
por quésucedié.

Por lo que se refiere al advenimiento de la noosfera, vemos en torno
a nosotros y en cada una de las erapas los resultados empíricos de exe
proceso sincomprehensibles. Asi, por ejemplo, esa rareza mincrolögica

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194. 196 il cin ru de us (a Bie, ye 1929 in na Ml
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206

que es el hierro nativo se produce actualmente por miles de millones de
toneladas. El alaminio nativo, que nunca exisió ances en muestro pla-
cta, se produce ahora en cualquier cantidad que se desee. Lo mismo cs
cierto en lo que se refiere a las innumerables combinaciones químicas
arificales (mincrales «cultural biogénicos) recientemente creadas en
nuesto planeta. El número de tales minerales arífiiles se encuentra en
constance crecimiento, Se incluyen aquí todas las materias primas etraté

eas. Desde el punto de vista químico, la fa de nuestro planeta, la bios-
era, está siendo profundamente transformada por el hombre, tanto de
forma consciente como, aun en mayor medida, inconscientemente, La
‘envoleura aérea de la tierra y todas sus aguas naturales están siendo
modificadas por el hombre física y químicamente. En el siglo xx, y como
resultado del crecimicnco de la civilización humana, los mares y las pat-
ves de los océanos más cercanas a la terra firme se han ido transtor-
mando de forma cada vez más notoria. Como resultado de todo ell, el
hombre debe tomar más y más medidas con el fin de preservar para las
generaciones futuras la riqueza de los mares, hasta ahora sin pertenencia
& nadie. Junto a ell, el hombre ha ido ereando nuevas especies y razas
de animales y plantas. Parece que seri posible realizar en el futuro los
bellos sueños contenidos en los cuentos: el hombre est intentando tras-
pasar los límites de ete planeta para entrar en el espacio cósmico, y pro-
bablemente lo logrará.

En este momento no podemos permitimos pasar por alto el hecho de
que, enla gran eragedia histórica en que nos encontramos, hemos escogido
de forma primaria la senda correcta que Ilva la noosfera. Digo de forma
correct, en la medida en que toda la historia de la humanidad va en esta
dirección. Los historiadores y los líderes políticos no hacen sino comenzar
& aproximarse a tener ciera comprehensión de los fenómenos de la Natu
raleza desde este punto de vista. En este sentido, es muy interesante el
enfoque del problema que muestra Winston Churchill (1932), desde su
perspectiva de historiador y dirigente político”.

La noosfera e la última de las muchas etapas habidas en la evoluciôn
de la biosfera enla historia geológica. El curso seguido por ea esolución
sólo empieza a sernos evidente gracias al estudio de algunos de los aspectos
del pasado geológico de la biosfera. Voy a permitirme citar unos pocos
ejemplos. Hace quinientos millones de años, en la era geológica cámbria,
aparecieron por vez primera en la biosfera formaciones de esqueletos de
animales, ricas en calcio las correspondientes a as plants aparecieron nds
de dos mil millones de años antes. Ese fundamento de calco de la materia
viva, totalmente desarrollado en la acculidad, fue uno de los más impor-

GAR cima. mid The Soros Tht Anne Nu Yer, 192, ep 274
y Teng a encia devs noi ene plo e sr een,

27

tantes factores evolutivos dentro del cambio geológico de la biosfera”
Otro cambio de no menor importancia en la biosfera tuvo lugar hace entre
setenta y ciento dez millones de años, enla época del sistema crticoo, y
especialmente durante la era terciars. Fue en esa época cuando se forme
ron por vez primer los bosques alos que tanto valoramos, Se trata de oro
gran sstadio evolutivo, análogo al de la noosfera. Probablemente fue en
stos bosques en los que apareció el hombre, aproximadamente hace
‘quince 0 veinte millones de aos.

Ahora vivimos en el periodo de un nuevo cambio geológico evoluivo
cn la biosfera, Nos encontramos entrando en la noosfera, Este nuevo pro-
ceso geológico fundamenta s esti desarollando a un ritmo impetuoso, y
en una época de una guerra mundial destructiva, pero el hecho importante
5 que muestos ideales democrtios estén sintoniaados con los procesos
geológicos fundamentals, con las leyes de la Naruraleza y con la noostera,
De ese modo, podremos encara el fixuro con oonfanza. Está en nuestras
manos, No podemos dejarlo escapar

a a gu par de mi os Te Oem Sc e pr (eh a7)
dee publ Os uns brags de los freie oan.

218

1. Las principios de la economía ecológica
Joan Martinez Alier (ed)

2. Economía delos recursos naturales: un enfoque invisucional
Federico Aguilera Klink (ed)
3. La Ley de la Entropía y el proceso económico
Nicholas Georgeseu-Rocgen

4. La frilisaciôn en los sistemas agrarios. Una perpetiva histórica
Ramôn Garrabou y José Manuel Naredo (eds)

5. Principios de bioeconomta
René Passet

6. Sistemas de producción e incidencia ambiental del cultivo en suelo
enarenado y en sustratos
J. López-Gálvez y J. M. Naredo

7. Economía del agua en España
Varios autores

8. La gestión del agua de riego
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9. La Biosfera
V. 1. Vernadsky

1. Mecenazgo y conservación del patrimonio artístico:

reflexiones sobre el caso español
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Pintura española de vanguardia (1950-1990)
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2. La economia española en un escenario abierto
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3. El empleo en España y Europa.
Un análisis comparado por sectores

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4. Las cuentas dela educación en España

y sus comunidades autónomas: 1980-1992
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5. Ética y empresa: una visión multidisciplinar
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6. Rentabilidad de la ética para la empresa

A. Cortina (di), A. Casiicia,]. Conill, A. Domingo,
D. García, E Lozano y J. M. Lozano

1. Desigualdad y class socials
Un seminario en torno a Erik O. Wright
Varios autores
2. Pensar la igualdad y la diferencia. Una refleión filosófica
Manuel-Reyes Mate (ed.)
3. Las desigualdades en España. Sintesis estadística
Varios autores

4. Perspecivas teóricas y comparadas dela igualdad.
Varios autores
5. Pobreza, necesidad y discriminación

Varios autores

6. La desigualdad de recursos
Varios autores

7. Las politics redstriburivas
Varios autores

8. Dilemas del Estado de Bienestar

Varios autores

9. Reformas sanicariasy equidad.
Varios autores

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Educación, vivienda e igualdad de oportunidades
Varios autores