dera a Vernadsky como fundador de la biogeoquimica moderna, y lo
caracteriza como un ruso liberal que creció en el siglo Xx, que aceptó la
Revolución Rusa, que hizo una gran parte de su labor después de 1918,
æunque scgún Hutchinson, sus numerosas referencias filosóficas lo sitian
lejos del marxismo, En realidad, Marx, cn lo concerniente a aspectos
nos directamente relacionados con la problemérica social, recibe u
indudable influencia de Darwin, en relación con la selección natural, tanto
de organismos como de artefactos -y est es un aspecto interesante, a La
que quiso corresponder, en vano, porque, por lo que se lee, parece que
Darwin ni siquiera se dignó cortar las páginas de EI Capital. Este libro
contiene alusiones que se reconocen como muy acertadas en relación con
el mecanismo de la selección, que opera sobre artefactos producidos en
serie por el hombre y otros temas en los que Marx seguramente reconoció
la idoneidad de la teoría dela evolución por selección natural
Según la publicación de Hutchinson citada antes, Veenadsky, antes de
su muerte ocurrida el 6 de enero de 1945, escribió a su amigo y antiguo
discípulo Alexander Petrunkevitch en los siguientes términos: «Veo el
futuro con optimismo. Pienso que estamos experimentando un cambio no
sólo histórico, mas también planetario, Vivimos una transición que nos ha
de levar ala noosfera. A ete concepto volveremos, Hutchinson no puede
deja de notar que los años transcurridos desde que rales palabras se esri-
bieron han servido sólo para demostrar cuán irracionales han sido las ten-
siones que la humanidad ha infligido a la biosfera. Sin embargo, añade
que sería la única akernarva a lo que puede abrevia la existencia de la
Humanidad quizá por millones de años.
G. Evelyn Hutchinson, en su libro autobiográfico The Kindly Fruits of
she Bart Sale Univ. Press. New Haven y Londres, 1979), señala ls hi
que la relacionan con nuestro Vernadsky; y que pasan à través del estu-
dioso de los arácnidos, fósiles y vivientes «Pete Petrunkevicch, que llegó à
Norteamérica en 1903 y que a panir de 1919 fue profesor en la Universi
dad de Yale, Este Petrunkevisch había trabajado en la Universidad de
Moscú con V. 1. Vernadsky y el propio hijo de éste, Goorge Vernadsky, un
eminente estudioso de la historia de Rusia, que emigró y formó también
parce de la facultad de Yale. Refiere Hurc we Peteunkeviteh,
Cuando era estudiante, estuvo a punto de perecer junto con nuestro V. I.
‘Vernadsky, mientras eran conducidos hacia las profundidades de una mina
para estudiar un depósito mineral. Un obrero anarquista, pensando que
era una buena oportunidad para liquidar a un oficial, coró el cable de la
Jaula. Afortunadamente, la jaula quedó encallada de manera que sus ocu-
pantes pudieron salie sin más daño. Hutchinson refiere que, a través de
Petrunkevitch y de Vernadsky hij, se interesó mucho por la ideas de Via-
dimir Vermadsky en lo que se retire a la presencia y contenido en los orgt-
nismos de elementos químicos menos estudiados. Y posiblemente la
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influenci se extiende a los propios alumnos de Hutchinson, por ejemplo,
ala visiön expresada por Raymond Lindeman cn ración con I termodi
‘ndmica de los ecosistemas, y que causaron considerable sinsaboris a me:
tory doctorando. El inerés de Hutchinson por Vernadsky queda de mani-
fiesto en la insroducción editorial del artículo «The Biosphere and the
Noospheres, de 1945, publicado pocos días después del fllecimiemo de
WI. Vernadsky el 6 de enero de 1945.
Ta ampliación de cualquier visión global a otros dominios dela ciencia
‘ de la filosofía, en el sentido se superponer, al considera a cvolución del
mundo físico, una nueva esfera en la que podrían tener cabida la mente, la
inteligencia o el prit, era cs de prever y tampoco puede extraiar que
entre sus paladines se hallen Jos que crefan descubrir una orientación más
manifiestamente spittal en los términos avanzados de Ia evolución, en el
sentido que adopta el filósofo francés Henri Bergson (1859-1941) y el
también francés y palcontólogo Pierre Teilhand de Chardin (1881-1955),
jesuita que fue considerado un tanto hercrodoxo por sus correligionacios y
cuyas ideas alcanzaron considerable dfusiön en España, eñaladamente a
waves del cambién paleoncolégo Miguel Crusafont, del Museo de Sabado.
Ts indudable que el renacido interés por esta visión global dela Terra,
guida superponiendo esferas sucesivas, posee un arracivo especial
para certo grupo de público, Ahora el foco de al interés se centra en Gaia
y creo que el mismo colectivo puede ser especialmente sensible alos es
tos de Vernadsky, que son un anticipo de oros textos más recientes, como
los producidos por vacios autores entre elos Lovelock, y editados por M.
B. Rambles, L. Margulis y R. Fester: 1989. Global Ecology: Towards à
Science of the Biosphere. Academic Pres. 204 pp, o Jacques Grinevald 4
potesi Gaia: una geofisiologia de la Biosfera», en 3 milenio, 1997, 7, pp.
4-15. O, tambien, ¿por qué no? la serie editada por Enciclopedia Cara-
lana, bajo el dtulo de Bioera, con el patrocinio, por lo menos moral, de
UNESCO y en cuyo primer volumen, aparecido en 1993, se incluye lo
que puede interpretarse como una visión global de la Biosfera o de Gaia, si
se quiece. Lyan Margulis es bien conocida en España en relación con estos
temas, y colaboró extensamente en a sección sobre eel pasado de la bios-
fera» del volumen que se acaba de mencionar. En esta misma obra se rinde
el debido homenaje a la memoria de nuestro autor, cuya fotografía se
incluye en el texto (vol. 1, p. 161). Tanto Vernadsky como Lovelock han
podido servir como punto de partida para extapolacioncs menos funda-
mentadas, de las que elos no son responsables, porque ambos, como.
ttficosserios, jamás han abandonado terreno ire.
De hecho, ambos encuentran una buena base en el hecho de que la
vida, al separar oxígeno libre en la corteza terrestre, bajo la acción de la
luz, genera al mismo tiempo ozono y protege así ala biosfera de las noci-
vas radiaciones de onda corta que nos vienen en todas las direcciones del
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