Un recorrido por Los Molinos

Esta nueva edición de un libro de fotografías pretende completar el trabajo realizado en Los Molinos en imágenes 1863-1960. Aquel fue una recopilación de fotos antiguas ordenadas a modo de álbum, ahora las fotografías dan pie a un relato, a pequeños apuntes que conforman la historia de Los Molinos.
Este libro recoge más de 200 imágenes del municipio, de sus habitantes y de los acontecimientos más destacables. Todas ellas han sido aportadas por los vecinos y reflejan un pueblo y unas costumbres que han cambiado sin que apenas nos demos cuenta.
Las fotografías están ordenadas en varios apartados siguiendo el orden de las calles, plazas y barrios. Así, en el caso de la calle Real, que da comienzo al libro, empezamos el recorrido con el número 1, en la esquina con la calle Calvario haciendo un recorrido hacia el norte en el que se describe cada edificio, negocio, personaje destacado, fiesta…
Los documentos aportan mucha información sobre nuestros principales acontecimientos y muchas veces completan lo expuesto en una fotografía. Carteles, boletos, folletos y programas de mano, entre otros documentos, también nos relatan el qué, el cómo, el cuándo y el dónde de la pequeña historia de Los Molinos.

2. Un recorrido por
LOS MOLINOS

4. Un recorrido por
LOS MOLINOS
Marta Martín Fernández

5. © 2012, Excmo. Ayuntamiento de Los Molinos
© 2012, de esta edición, TEMPORAE
C/ Arenal, 21
28013 - Madrid
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Fax: [phone]
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http://www.temporae.es
Maquetación: Pura Portero Azorín
I.S.B.N.: 978-84-939440-4-9
Depósito Legal: M-13401-2012
Impreso en España/Printed in Spain
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta
obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por
la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita
fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

6. Prólogo 7
Calle Real 9
Paseo de Miguel Menéndez Boneta y Colonia de la Estación 34
Calle Calvario, calle de las Eras y sanatorio de la Marina 51
Plaza de la Iglesia 65
Plaza de España 72
Calle Posada 89
Calle Comercio 97
Calle Concejo 103
Calle de los Tres Puentes 114
Índice

7. La realización de este libro no habría sido posible sin la generosa aportación de fotografías y
documentos de: Soledad Martín, Óscar Fidalgo, Pedro Alonso, las hermanas Mª Ángeles, Pilar y Adela
López, Felicito Martín, Caridad Hortal, Evaristo Prieto, la familia Roa, Fernando Argenta, Mª Luisa
Gómez, Luis Sancho Blanco, Mª Isabel y Ángel Martín, Amparo y Leonor González, Nieves Blanco,
Juan Fernández Chulilla, Álvaro Pérez, Adela Espí, Fernando Partida, Alfonso Ramos, Mª Luisa Do-
mínguez, Mª Vi Alonso, Esperanza Bernárdez, Doris Arias, Adolfo Rodríguez Gil, Rosa Mª Borreguero,
las familias Aymerich, Fuster, Senra y Sánchez Cervera, Ángeles Martín, Teresa Herrero y la familia
Bragado Herrero. Además de Carlos Muguiro Ybarra, actual barón del Castillo de Chirel y su hermano
Jaime, que junto a una extensa colección de fotografías con textos explicativos correctos ha aportado
el testamento ológrafo de Carlos Frígola Palavicino, de 1899, con una valiosa información sobre Los
Molinos de principios del siglo
xx.
Este agradecimiento es extensivo a la persona que ha escaneado cientos de documentos y fotografías
desde el mes de agosto de 2011, Adela Espí, y a quien ha recorrido las calles de Los Molinos reco- giendo fotos, “a pie de obra”, Alfonso Huberto Baselga, quien, además, con infinita paciencia, aporta a
la Concejalía de Cultura recopilaciones de documentos e imágenes perfectamente digitalizados desde
hace años.
A todos los que han aportado documentos, postales, fotografías…, y que han hecho que este trabajo
sea una realidad, pido disculpas por los posibles errores u omisiones, nunca intencionados.
Dedico este libro a todos los molineros, verdaderos protagonistas de esta obra, y espero que el re-
sultado sea de su agrado.
Muchas gracias a todos.

8. 7
Prólogo
Esta nueva edición de un libro de fotografías pretende completar el trabajo
realizado en Los Molinos en imágenes 1863-1960. Aquel fue una recopilación de
fotos antiguas ordenadas a modo de álbum, ahora las fotografías dan pie a un
relato, a pequeños apuntes que conforman la historia de Los Molinos.
Este libro recoge más de 200 imágenes del municipio, de sus habitantes y de
los acontecimientos más destacables. Todas ellas han sido aportadas por los ve-
cinos y reflejan un pueblo y unas costumbres que han cambiado sin que apenas
nos demos cuenta.
Las fotografías están ordenadas en varios apartados siguiendo el orden de las
calles, plazas y barrios. Así, en el caso de la calle Real, que da comienzo al libro,
empezamos el recorrido con el número 1, en la esquina con la calle Calvario
haciendo un recorrido hacia el norte en el que se describe cada edificio, negocio,
personaje destacado, fiesta…
Los documentos aportan mucha información sobre nuestros principales
acontecimientos y muchas veces completan lo expuesto en una fotografía. Car-
teles, boletos, folletos y programas de mano, entre otros documentos, también
nos relatan el qué, el cómo, el cuándo y el dónde de la pequeña historia de Los
Molinos.
Las fotografías más antiguas tienen mucho más valor y nos enseñan cómo
era el pueblo hace un siglo. En Un recorrido por Los Molinos es tan importante
el escenario donde se sitúa la acción como los personajes, porque se trata de
plasmar el paso del tiempo en todos sus aspectos. Esta publicación pretende
recordar lo que Jorge Luis Borges denominaba “esa suerte de cuarta dimensión
que es la memoria”, antes de que el tiempo acabe con todo.
Toda acción llevada a cabo desde la cultura debe tener una finalidad didáctica
y educativa, principio que en este trabajo se cumple sobradamente: cómo eran
las calles, cómo se llaman y por qué, cuánto costaban las cosas, dónde pasaban
los molineros su tiempo libre, dónde trabajaban, qué había anteriormente en
ese solar donde ahora hay un banco, y así hasta un largo etcétera.
Juntar el puzle de las vidas de los personajes, importantes y acomodados, o
no tanto, y su paso por Los Molinos, es quizá lo más revelador de este libro: qué
fueron y a qué se dedicaron La Romerito, Ataúlfo Argenta, o el barón de Chirel
son detalles que siempre hemos querido conocer. Habitualmente hemos sabido
detalles sesgados de sus vidas o de sus trabajos, pero descolocados en el tiem-
po. En Un recorrido por Los Molinos he tratado de perfilar sus biografías lo más

9. 8
ampliamente posible, desterrando tópicos y aclarando errores que hemos ido
agrandando con el paso del tiempo.
Todo conforma un rompecabezas que, ordenado, nos relata la parte menos
oficial de la historia de Los Molinos.
Hablar de nosotros mismos es algo que dominamos a la perfección y nos
gusta, y sobre todo nos gusta que nos escuchen, y eso hago yo: escuchar y trans-
cribir los relatos.
Reconozco que, en el fondo, este tipo de trabajo es una intromisión en toda
regla en la intimidad familiar de los molineros y entiendo que en las familias las
cosas, a veces, son un tanto difíciles. Pero también sé que los éxitos y vicisitudes
de nuestra familia han dejado pocas huellas en los archivos al cabo de los siglos,
así que la mejor manera de aportar esa información es volcándola en este libro.
Esta publicación tiene nueve apartados, y cualquiera puede proponerse hacer
un recorrido caminando de una calle a otra, a modo de guía de rutas por Los
Molinos, identificando esos lugares en muchas ocasiones cambiados y en otras,
desaparecidos.

10. 9
Pintura de José Luis Muñoz de la actual calle Real. Anteriormente fue denominada avenida del
Generalísimo, así como calle de la Baronesa de Chirel. Comienza en la esquina con la calle Calvario
y finaliza en la calle Constitución.
Calle Real

11. 10
En la imagen vemos Casa Roa, donde hoy están la farmacia y
el supermercado. Aquí se encontraba la parada de los autobuses
Larrea para ir a Madrid, también llamada “de teléfonos”.
La venta sevillana La Bodega surge en los años 40 del siglo pa-
sado persiguiendo el éxito de otros jardines de verano de Los Mo-
linos. Estaba enfrente del supermercado, donde hoy encontramos varios comercios. El cartel anuncia a la orquesta La Bodega en el Gran Baile del 6 de septiembre de 1947, en el que actuaron Nieves del Río, Palomita y Emilio de Torres.

12. 11
Otra imagen recreando un cuadro flamenco en La Bodega.
Fotos de posado para promocionar la venta sevillana. Matías Fidalgo, su mujer, Alita, su cuñada
y una amiga posan en el jardín de verano. Las verbenas y actuaciones se sucedían en distintos jardi-
nes del barrio de la Estación: La Bolera, Zacarías, Florida e incluso en el bar La Perla.

13. 12
Arcos, falsas columnas,
enredaderas y celosías recon-
vierten el jardín de la antigua
venta sevillana para dejar paso
a la pista Yola. Año 1960.
La pista Yola acoge, en esta imagen, las verbenas de las nuevas fiestas veraniegas en honor a la
Virgen del Espino. Año 1962.
Fotografía de Alita en la
entrada a La Bodega en los años 40. Estas escaleras co- incidirían con la actual tienda de telefonía.

14. 13
Desde entonces y hasta los años 80, la pista Yola permanece abierta y da cabida tanto a concur-
sos, yincanas y campeonatos de mus, como a actuaciones en directo: Ana María Drack, Rosa María
Lobo y Sergio y Estíbaliz, entre otros. En la imagen, la regidora y sus damas de honor en la verbena
que ese año se organizó en la pista.
José Alberto Ramos en, posiblemente, un
concurso en la pista Yola.

15. 14
Por la calle Real discu-
rre todo, o casi todo, lo que
ocurre en Los Molinos. En la
imagen, los mozos corren un
choto que se había escapado
del encierro, algo habitual si
se tiene en cuenta las preca-
rias talanqueras.
Una imagen del quiosco
de Nieves en invierno. Este negocio será el motor de arranque, como más adelante veremos, de una asociación de jóvenes.
La Vuelta Ciclista a los Puertos y hasta la Vuelta Ciclista a España han discurrido por la calle
Real. En la imagen, los ciclistas dejando la calle para subir las cuestas de la estación de Renfe. En primer término, un guardia civil con el clásico tricornio.

16. 15
El colegio público mixto abre sus puertas en 1958 en la actual calle Real, 8. Esta instantánea, en
la que vemos al maestro, don Nicolás Bragado, corresponde al discurso de inauguración en la puerta
principal del colegio, momentos antes de cortar la banda. El centro tenía dos aulas para niñas en la
parte izquierda y dos para niños en la derecha.
El arquitecto municipal don Luis Rodríguez Quevedo diseña el edificio central destinado a
las aulas, además de uno lateral destinado a casa de los maestros. Estos edificios se construyeron alrededor de un gran patio de recreo con fuente y árboles. El uso de materiales de la zona, como el granito y la pizarra, hace que el arquitecto consiga un diseño propio de la arquitectura de Los Molinos. Año 1973.

17. 16
El colegio y sus alrededores sufren varios cambios durante los años 60 y 70. El patio ya es de
arena y aparecen las primeras cestas de baloncesto. En esos bancos de piedra muchos niños hemos
leído tebeos, hoy llamados cómics; hemos jugado a los bonis (alfileres de cabeza de cristal) y hemos
hecho kilos de pimentón machacando trocitos de ladrillo para jugar a las tiendas. Año 1973.
En 1980 habían desaparecido ya las hileras de árboles, así como el quiosco de verano. Con el
buen tiempo, las sillas de tijera y las mesas de tablitas de madera se llenaban de clientes que tomaban cerveza con sifón, Schuss y Mirindas. Podemos ver que el colegio ya tenía dos pisos y la pista, que fue el polideportivo de niños y jóvenes durante muchos años, era ya un hecho.

18. 17
En 1969 el colegio público comienza a abrir sus puertas por la tarde-noche para la enseñanza de
adultos. En la imagen, primera promoción de graduados con su maestro voluntario, Miguel Ángel
Antón, sentado en el centro.
Las funciones teatrales del colegio son un clásico. Una de las primeras representaciones, en
1961, es El divino maestro. Hasta bien entrados los años sesenta, las funciones teatrales se van a re-
presentar en la Casa Parroquial así como en Zacarías o Royalty.

19. 18
Grupo de amigos en la calle Real, detrás de La Cerca. En invierno, a pesar del frío, poco más se
podía hacer que pasear calle arriba y calle abajo. En la imagen, Pilar López, Mª Juli Fernández con
su novio y Mª Rosa Borreguero con un amigo en 1958.
Balconcillo de la Casa Grande a la calle Real, durante el encierro de 1949 en las fiestas patro-
nales. De izquierda a derecha: Alfonso, Mª Luisa, Magdalena y Francisco Muguiro Ybarra y Santiago García de la Rasilla (actualmente obispo de la sede titular de Voncaria, en Argelia), acompañados de otros amigos y familiares.

20. 19
La tienda de Partida compartía edificio con el autoservicio VeGé, de Chiquín. Al fondo a la
derecha, la churrería de Felisa y Andrés. Encierro en Los Molinos, año 1963.
Otro negocio de la ca-
lle Real: la tienda de tejidos,
perfumería, zapatería e inclu-
so de revelado de carretes. En
la imagen, Fernando Partida
López en 1972.

21. 20
Edificio de piedra construido
en 1910 en la esquina de la calle
Vistillas.
Jaime Muguiro Ybarra, hijo de los barones
de Chirel (Carlos Muguiro Frígola y Mª Luisa Ybarra Osborne), sobre la yegua Pamplinas en la esquina de la calle Vistillas. A la izquierda de la imagen, el edificio que ocupó la tahona de Ángel Herrero. Año 1949.

22. 21
Otro de los negocios de Fernando Partida,
cuya familia tenía varios comercios en la calle
Real.
Rosa Mª Borreguero en 1958 sentada en
el murete del bar La Viña, detrás de lo que hoy conocemos como “el chiringuito”.
Encierro de novillos a su paso por la casa de la señora Segunda, hoy en día el conocido bar de
copas La Bahía. Detrás de los novillos apreciamos, difuminado, el quiosco de churros y patatas de Andrés y Felisa.

23. 22
Mª Luisa Gómez, propietaria de la zapatería, delante del ultramarinos de Evaristo que más
tarde fue de Tomé y que hoy conocemos como La Burgalesa.
Grupo de amigos en las fiestas de septiembre delante del bar La Viña, hoy librería Avenida.

24. 23
Vista de la calle Real con el bar Zacarías a la izquierda. Un hombre espera a Larrea, que, pese a
ser el nombre de una empresa, en Los Molinos es sinónimo de autocar. Cuando hacía frío no había
inconveniente en pasar dentro y aguardar hasta que llegara. Las antiguas persianas de madera solo
se cerraban algunos días, y había una pizarra de cemento donde anunciaban tanto las raciones que
se ofertaban como las actuaciones de titiriteros o prestidigitadores. En el cartel de la fachada dice:
“Nº de colegiado 23. Compra y venta de fincas. Alquileres Redondo”. Año 1960.
La terraza del bar Zacarías en el verano de 1953. A la derecha de la puerta de entrada había un
pequeño mostrador que se alquilaba a Emiliana (a la izquierda), a modo de pastelería y heladería. Detrás podemos leer “La Favorita, artículos de limpieza”. En la imagen vemos también a Juan Fran-
cisco, a su padre con el brazo apoyado y a Rosario, su madre.

25. 24
Cuando llegó en 1957 la primera televisión
a Los Molinos, fue todo un acontecimiento. Los
niños que jugaban en la calle y vieron la caja en
el camión corrieron a Zacarías para presenciar la
bajada del artefacto. Se compró con dinero pres-
tado y se amortizó en un año. Cuando la televi-
sión se iba a encender, se apagaba varias veces la
luz del bar a modo de aviso, como en el cine. Se
vendían unos tiques por los que tenías derecho a
copa y café por 2,50 pesetas. Los jueves y domin-
gos había sesión infantil, con un tarro de pipas o
cacahuetes, y una chocolatina.
Zacarías, además de ser bar y pensión, tenía un gran salón de teatro, cine y baile en la parte tra-
sera: el Royalty. La misma familia también regentó el jardín de verano Zacarías. Había un estanco, que con los años pasó al exterior. En él se podía comprar papel del Estado, pólizas para documentos e incluso letras de cambio. En la imagen, Rosa Mª Borreguero en 1960.

26. 25
A través de las fotografías de los encierros podemos ir apreciando los cambios que se suceden
en la calle Real, en sus casas y en sus negocios. Aquí vemos al novillo delante de la casa de Benita
Navas, lugar donde se hospedaba el párroco don Vicente Serrano Jiménez. En 1973, se asentará aquí
la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, antecedente de Caja Madrid y Bankia. En primer
plano vemos la carnicería de Serrano, hoy el bar La Alquimia.
En la barra podemos ver a Rafael de Luis (en el centro), a Juan Francisco Borreguero (a la de-
recha) y al camarero de siempre (a la izquierda).

27. 26
Fiesta de San Sebastián el 20 de enero
de 1948, en la actual calle Real a la altura
de la fuente del León. Al fondo, vemos una
verja con pilares que daba entrada a la car-
bonería de Baudilio y a la casa de la señora
Marina. Hoy es el bar Siete Picos. En primer
plano, a la izquierda, vemos la casa de Felipe
Navas Robledano, que pasó a ser la frutería
La Burgalesa y hoy es un bar de copas. En la
imagen, aparece Bernardino Gila tocando la
dulzaina, tercer miembro de la saga iniciada
por su abuelo Mariano y continuada por su
padre, Eulogio. A la izquierda, aparece Desi-
derio. El niño con abrigo y botas puede ser
Josele, hijo del tío Pelucas, peluquero que,
entre otros muchos, cortaba el pelo a todos
los hijos del barón de Chirel.
Rosa Mª Borreguero posa delante de un soberbio coche en la calle Real, junto a la fuente del
León, en 1964. Detrás, a la izquierda, tiene el comienzo de la calle Comercio y la pescadería La Po-
lar, de Librada Rubio y, a la derecha, vemos la carnicería regentada por Primitivo Herrero, cuyo nú-
mero de teléfono era el 10. Actualmente ninguna de las casas que se divisan en la imagen está en pie.

28. 27
Otra postal de la calle Real perteneciente a las colecciones editadas entre 1965 y 1980, que se
hacían en tiradas muy cortas para venderlas en los despachos de prensa, principalmente en verano.
Año 1969.
En esta postal vemos la calle Real en 1973. Era normal que los huéspedes del hotel Laris se sen-
taran en los sillones de mimbre de la terraza bajo sombrillas, o a la sombra de los grandes chopos, a escribir postales a sus amigos y familias.

29. 28
Romería de la Hermandad de la Virgen del Espino fundada por la Peña de Casados en 1961.
Luis Rodríguez Quevedo fue el autor del proyecto de la ermita; la construcción la llevó a cabo
Germán Bernárdez y la imagen de piedra, así como el molde de las medallas, las realizó el escultor
Tomás Pares.
En este cartel de las fiestas de la Virgen del
Espino de 1964 se citan algunos de los numero-
sos negocios que había en Los Molinos: el Yola Club con su gran verbena; Zacarías con simul-
táneas de ajedrez y final de dominó; el Royalty, con un día infantil; la piscina con las competi-
ciones deportivas…

30. 29
Carroza que recrea la fuente del León de la calle Real. Año 1955.
La señora Boni en la calle del Horno. Tras ella, la ropa tendida de Paloma Martín Garcillán, que
abrió una huevería y pollería en la esquina de la calle Real con la calle Torrejón.

31. 30
De izquierda a derecha: Pilar Martín, Maribel Martín, Mari Tere, Carmina Perales y Mari Car-
men Puga en la calle Real, entre el bar Los Ángeles y el colmado de Clemente.
Pilar Corasa Aparicio en la primera casa de
teléfonos de Los Molinos, en 1947. En la ac-
tualidad, en ese lugar se encuentra el bar Los
Ángeles.
El bar Los Ángeles en 1956. Es uno de los
más antiguos de Los Molinos y se mantiene en la misma ubicación.

32. 31
Inauguración del bar Los Ángeles en 1956. De izquierda a derecha: Ángel Martín Aparicio,
Angelito, la abuela Ana, Maribel, Isabel y Maximiliano.
Ángel Martín Pérez (izquierda) y su amigo Julián Serrano Iglesias (derecha). Ambos se dedi-
caron a la hostelería: Ángel continúa en el bar Los Ángeles, que regentaba su padre, y Julián es un
molinero por el mundo. Está considerado por los críticos estadounidenses como uno de los cinco
mejores chefs del mundo. Su restaurante Picasso, en el lujoso Hotel Casino Bellagio de Las Vegas,
luce once obras originales del pintor malagueño así como fotografías de Robert Capa, y factura
varios millones de euros al año.

33. 32
Mujeres de la familia López cosiendo. El ahorro era un lema en las familias españolas de los años
50 y 60, y coser la propia ropa lo suponía. Año 1950.
◀ Altar de Corpus Christi enfrente del actual hogar del pensionista. Año 1960.
▶ Pilar Hortal es la abanderada en la procesión del 14 de septiembre de 1946, en la avenida del
Generalísimo (actual calle Real). Junto a los niños vemos la escuela que funcionó hasta 1957 y que
se distribuía así: las niñas a la izquierda y los niños a la derecha. Encima, respectivamente, estaban
las casas de la maestra, doña Mercedes Toribio, y el maestro, don Ángel. El patio de recreo era la
misma calle y había que ser prudentes a las 11, cuando Larrea pasaba hacia Cercedilla.

34. 33
Altar erigido en la fachada del colegio; en él ve-
mos un escudo en el que se lee: “Escuela Nacional
de Niños. Ministerio Educación Nacional”. En la
imagen, comunión de Pilar López en 1949.
Carroza que recrea la fuente del León de la calle Real. Año 1955.

35. 34
Paseo de Miguel Menéndez
Boneta y Colonia de
la Estación
El Estío, una mercería y tienda de regalos, fue regentada por Enriqueta Pallares, cuñada de
Ataúlfo Argenta, de quien hablaremos más adelante. En los años 1948, 1949 y 1950 estuvo en la
esquina de la avenida del Generalísimo (hoy calle Real) con la calle Apeadero (actual Miguel Me-
néndez Boneta). En la imagen, Maruja Perales con sus sobrinos Yola y Ernesto en 1957.

36. 35
En el mismo local después hubo una car-
nicería y más tarde una pastelería delante de
la que posa, en 1964, Julián Serrano. Este
molinero, que cocina rodeado de arte en Las
Vegas, fue galardonado en España como el
mejor chef en el extranjero en el año 2002.
Fue pregonero de las fiestas, junto a su amigo
Ángel Martín, en 2011.
Bar El Tropezón, en 1960. Fue el primer restaurante de Los Molinos y en él se podía tanto
comer como tomar un aperitivo.

37. 36
Terraza del bar El Tropezón.
El paseo Miguel Menéndez Boneta, que todos conocíamos como calle de la Estación o como
calle del Apeadero, si nos remontamos aún más atrás. Miguel Menéndez Boneta (1874-1947) fue
ingeniero de caminos, canales y puertos, director general de Puertos y Señales Marítimas. En la
imagen, en el número 1 de la calle, los hermanos Juan y Mª Luisa Blanco posan delante de Muebles
El Parque en 1974, hoy el bar Tubos, abierto en 1983.

38. 37
Zapatería y reparación de calzado en el
número 7 de Miguel Menéndez Boneta. En
la imagen, de 1964, vemos a Sara y Antonio
Gómez con Lolita López.
En el número 3 de la calle encontramos a Victoriano Ropero Arroyo (1933-1995), que posa en
el jardín de su casa. En ella estuvo, desde 1956, año en que permutó su plaza de Bakio (Vizcaya), su consulta de practicante y podología. Año 1977.

39. 38
El río Guadarrama sigue discurriendo por su cauce y en primavera sus aguas continúan bajando
marrones del lodo que arrastran, pero en la margen derecha hoy disfrutamos de un parque per-
fectamente urbanizado y acondicionado con la capilla de San José en un extremo. Postal de 1973.
Modesto González Herrero llevando la carreta que recorría las calles más alejadas del centro
y llevaba a la gente a las fiestas patronales. Fotografía realizada en septiembre de 1925, a la altura del puente.

40. 39
Carlos Frígola Palavicino, barón del Castillo de Chirel (1848-1915), y Mª Patrocinio Muguiro y
Finat (1853-1932), que más tarde sería marquesa de Salinas. Conocida como “mamá Patro”, murió
en el hotel María Cristina de San Sebastián. El matrimonio mandó construir seis casas en esta calle,
una para cada hija: Villa Magdalena, Villa Pilar, Villa María…

41. 40
Siete fueron las hermanas
Frígola Muguiro: María (1881-
1976), Magdalena (1882-
1914), Carlota (1884-1945),
Amparo (1885-1940), Pilar
(1887-1915), Josefina Gabrie-
la (fallecida a los 38 días de su
nacimiento, en 1889) y Dolores
(1890-1936). En la imagen, las
seis hermanas que sobrevivie-
ron.
La segunda hija de los barones de Chirel,
Magdalena, con su marido Francisco Muguiro y Muguiro. Son los padres de Carlos Muguiro y Frígola, quien se casó con Mª Luisa Ybarra Os- borne. Han sido los últimos residentes de la Casa Grande, conocida también como La Cerca.

42. 41
Enrique Espí Alfaro, que fue ingeniero de
obras públicas y proyectó los embalses de Na-
vacerrada, la Jarosa y Navalmedio, llegó a Los
Molinos en 1945. Se casó con Mª Isabel Gon-
zález y fueron padres de seis hijos. En la junta
de Abastecimiento a la Sierra de Guadarrama
de 1965 se expone el Plan General de Abaste-
cimientos y Estado de las Obras, apareciendo
la conducción Navacerrada-Los Molinos.
En 1970 se le nombra administrador del Consorcio de Abastecimiento a la Sierra de Guadarra-
ma (CASRAMA) y termina siendo director de la misma. Esta empresa fue absorbida por el Canal de Isabel II en 1984. En ese mismo año creó, junto al pianista Emmanuel Ferrer-Laloe y su madre, también pianista, además de otros vecinos, la Asociación Sierra Musical de la que fue nombrado presidente por unanimidad. Desde entonces su vida transcurrió entre Madrid y Los Molinos. Falle-
ció en 1992, pero muchos de sus hijos y nietos continúan viviendo en nuestro pueblo. En la imagen, la casa de Enrique Espí, El Espigón, en Miguel Menéndez Boneta, 47.

43. 42
Florida, que más adelante fue Zacarías, se encontraba en la actual calle Pedro Gutiérrez, 10. El
bar se situaba en la casa de piedra. La bolera tenía dos pistas detrás y, en el centro, la pista de baile
donde se colocaban las sillas para el cine de verano. Las películas se proyectaban desde una caseta
que todavía existe. En la imagen, una verbena de 1953.
Cartel de una verbena de 1944, en la sala de fiestas Florida, regentada por la señora Segunda y
Victorio Rafael de Luis Navas.

44. 43
Tuvo varios nombres: Zacarías, que era el
nombre del tío de Rafael y Rosario, fue el pri-
mer propietario, al igual que del bar Zacarías de
la calle Real. Florida era unas veces una sala de
fiestas y otras, un jardín de verano. En la ima-
gen, cartel de una verbena de 1944.
Elisa Ramírez Romero, La Romerito, acu-
día a las verbenas cuando pasaba el verano en su casa de la Cañada Real. Su actividad tea-
tral la lleva a destacar a muy temprana edad, hecho que no pasa inadvertido para el cine español de los años veinte que reclama su presencia con cierta continuidad. Su asidui-
dad en las verbenas de Los Molinos era un gran reclamo para los molineros.

45. 44
Las verbenas se publicitaban en Madrid capital y fueron lugar de reunión para muchos jóvenes
que pululaban alrededor de los famosos que las frecuentaban. Reverso y anverso de un folleto de
mano de 1943.
Corregir pie “anverso y reverso” he cambiado la posición de las fotos para montarlas”

46. 45
Billete en cartón del trayecto Madrid-Los Molinos, de
1946. La llegada del tren al pueblo, en 1898, trae como re-
sultado el desarrollo económico y social del municipio. Nacen
primero las colonias cercanas a la estación y después las más
alejadas, cuyos propietarios, incluso, poseían coche.
Paseo por la estación de los niños Adela, Fernando, Isabel y Enrique con su abuela Carmen.
Año 1950.

47. 46
Grupo de muchachas en la Colonia de la
Estación. El término se aplica a las zonas del
pueblo donde tienen sus casas las que vera-
nean en Los Molinos. “Colonia” comienza a
ser una palabra moribunda cuando se produ-
ce el desarrollo urbanístico de los años 80,
nacen las urbanizaciones y llegan nuevos vecinos.
Mujeres cosiendo en la zona de la estación en 1952. La compra de la máquina de coser suponía
un acontecimiento en las familias. Se podían elaborar todo tipo de prendas en mucho menos tiempo e incluso se podían aceptar encargos, representando estos una fuente extra de ingresos.

48. 47
Fotografía de Tomás López Bartolomé, guar-
da de El Chaparral, finca cercana a la estación,
en 1934. Trabajó anteriormente en El Pardo con
palomas mensajeras. Se casó con Saturnina Ló-
pez con la que tuvo tres hijas: Mª Ángeles, Pilar
y Adela.
Postal de la cañada de la Colonia del Carbajo. Año 1949.

49. 48
Ataúlfo Argenta nace en Castro Urdiales el 19 de noviembre de 1913. Se casa, en 1937, con
Juanita Pallares, con la que tiene cinco hijos: Ana Mª, Enrique (muere al día siguiente de nacer),
Margarita, Angelines y Fernando. A partir de 1939 los contratos le llueven y por mediación del
pianista Winfried Wolf le conceden una beca en Alemania, donde desarrolla su carrera con éxito
hasta que, en 1943, regresa a España. En 1945, se presenta en el teatro Español la Orquesta de Cá-
mara de Madrid, dirigida por Ataúlfo Argenta. Dirige también la orquesta Nacional, las de Bilbao y
Barcelona y la Filarmónica madrileña. Ataúlfo Argenta había dirigido 40 orquestas fuera de España,
dio 720 conciertos, y manejaba un repertorio de unas 600 obras. La fría mañana del 21 de enero de
1958, martes, uno de los obreros que realizaba trabajos en el chalet descubre el cuerpo sin vida de
Ataúlfo Argenta. Al arrancar su coche en el garaje del chalet, puso la calefacción y esperó a que se
calentara el motor. La autopsia revela la causa de la muerte: intoxicación por monóxido de carbono.
Pasa la noche del 21 de enero en el cementerio de los Molinos. Juanita, su mujer, regresa inmedia-
tamente de Suiza, donde la despide toda la orquesta de la Suisse Romande, acompañándola hasta la
escalerilla de subida del avión. Al llegar, el cuerpo de Ataúlfo ya está en su casa de Alfonso XII, en
Madrid. El entierro tiene lugar el día 23 en el cementerio de La Almudena.

50. 49
Elisa Ruiz Romero, actriz del cine mudo, conocida como La Romerito, nace en Sevilla en 1903
y muere en Madrid en 1995, a los 92 años. Trabajó con los mejores directores de la época, como
Florián Rey. Interpretó títulos como: La expiación (1919), La verbena de la paloma (1921), Rosario
la cortijera (1923) y La chavala (1924). La producción de Gigantes y cabezudos fue accidentada. El
empresario del teatro Infanta Isabel, Arturo Serrano, iba a financiar la película, pero en un viaje de
Madrid a Zaragoza, sufrieron un accidente en Soria y fallecieron el empresario, el chófer, el técnico
y el ayudante de operador. La Romerito, que iba a ser la protagonista, resultó herida, con lo que
Florián Rey ofreció a Bauer, presidente de la productora Atlántida, el proyecto. Carmen Viancé la
sustituyó como actriz. Tras la llegada del cine sonoro desaparece de la pantalla aunque continúa
haciendo teatro.
Chalet La Romerito, en una postal coloreada en su original, de 1946. Estas postales fueron
editadas por la piscina de Los Molinos. La finca está situada en la avenida de la Concordia con la Ca-
ñada Real. La casa la construyó Germán Bernárdez, y Mariano Hernández realizó algunas chapuzas. Recuerda que con las 600 pesetas ganadas le compró una máquina de coser a su novia Pura, que en aquellos años trabajaba en la bolera de la estación.

51. 50
Alfonso Senra Bernárdez (1877-1951), di-
putado a Cortes (1916-1923) y subsecretario
de Fomento, fue designado hijo predilecto de la
villa por el Ayuntamiento de Guadarrama por
haber sufragado la canalización del agua hasta
el casco urbano. Construyó una casa sobre un
terreno adquirido por la cantidad simbólica de
50 pesetas. Hoy es el hotel Torreblanca, en la ca-
rretera de Guadarrama a Los Molinos.
La proximidad a Los Molinos condicionó que parte de sus hijos se afincasen en el municipio a
partir de 1939. En el dibujo, una de sus casas, Villa Mª Jesús, en la esquina de Pedro Gutiérrez con Cañada Real.

52. 51
El Calvario continuaba con una serie de cruces alineadas a lo largo de esta calle. Durante la
Guerra Civil fueron desmontadas y trasladadas a San Lorenzo. Tras la guerra, un grupo de volunta-
rios recuperó algunas, devolviéndolas a su lugar de origen. La imagen aparece en el artículo “Tres
aspectos de la provincia de Madrid: El Monasterio de El Paular, Manzanares el Real, La Sierra de
Guadarrama”, de Pedro A. Baños Fernández.
Calle Calvario,
calle de las Eras y
sanatorio de la Marina

53. 52
Esquina de la calle Real con la calle Calvario, donde hoy se sitúa la farmacia de Antonio Galiano
Manzano. Año 1971.
Centralita de teléfonos en 1950. En la imagen, sentadas, Loli Pérez Matey y Mª Teresa Redon-
do; detrás de ellas, Antonia Pérez.

54. 53
Villa Aurora, en el número 15 de Antonio Fernández Sola, fue el primer chalet construido en las
eras. Su primer propietario fue Antonio Fernández y hoy en día pertenece a la familia de Lacabello.
Antonio Fernández Sola, que fue ingeniero, geógrafo y artillero, da nombre a la calle que une la
calle Constitución con la calle Calvario, popularmente conocida como calle de las Eras.

55. 54
Amigas en la calle de las Eras, en 1959. Esta calle siempre ha sido la elegida por los molineros
para pasear; es muy soleada y el terreno es llano. De izquierda a derecha: Carmen Orgaz, Loli Blan-
co, María Bautista y Amelia González.
Villa Mª Carmen, en el número 13 de Antonio Fernández Sola. Al fondo, las eras pequeñas. La
imagen está tomada desde un balcón de Villa Aurora en el año 1927.

56. 55
Charo, Mª del Carmen Orgaz y Leonor, vecinas de los números 9 y 11 de Antonio Fernández
Sola, en 1951.
Las eras en 1933. Una vez finalizada la siega, se llevaba a la era el cereal, que se iba esparciendo
en un círculo ancho. Se colocaban los trillos, que consistían en una plancha de madera curvada en la
parte superior, y en la parte inferior llevaba incrustadas piedras afiladas de pedernal, que cortaban
la paja.

57. 56
La faena de trilla era fácil de hacer, pero muy pesada. Durante horas se pasaban los trillos rotan-
do en círculo. En cada trillo iba un conductor con la ijada, sentado en una pequeña silla, pendiente
de que la pareja de vacas no se saliera de la trilla y con la pala preparada para evitar que la paja se
manchara con las boñigas.
Estar un ratito dando vueltas en el trillo era entretenido, y para los chavales, divertido. Cuando
se tenía sed, los niños más pequeños acercaban los botijos. Se paraba para comer el almuerzo, que llevaban las mujeres, para echar la siesta bajo un árbol y para que los animales descansaran. Después, se daba la vuelta a la paja con los bieldos y horcas con dientes de tablillas para sacar la paja pegada al suelo, y al atardecer se atropaba una gran parva.

58. 57
En las eras: Carmen Orgaz, Pilar López, Lola Blanco, y Carmen Esteban de la Vera en 1960.
Se juntaba todo el grano ras-
treando y barriendo con baleos y
escobas hechas con ramas. Después,
se cribaba con cerandas. El cereal se
calculaba en diversas medidas: fane-
gas (42 kg), celemines (1/12 de una
fanega), heminas (14 kg) y arrobas
(11,5 kg). Las eras se utilizaron hasta
bien entrados los años 50.

59. 58
Las eras comparten sus terrenos llanos con un precario campo de futbol. Documento sobre un
memorial de fútbol en Cercedilla; el otro equipo fue el de Los Molinos. Año 1929.
Manuscrito con los resultados de unos
partidos de fútbol que aparecen en el me-
morial, de 1929: el 29 de marzo gana Cer-
cedilla a Los Molinos por 7 a 6 en el campo
de Los Molinos; el 14 de abril vence Los
Molinos a Cercedilla por 1 a 0 en el mismo
campo; el 9 de mayo juegan Sanatorio de
la Fuenfría y Cercedilla y el equipo estaba
formado por: Blanco, Vicente, Timoteo,
Rafael, Eligio Morales, Pablo, Manolo.
“Gana Sanatorio a Cercedilla ante más de
100 espectadores, arbitró un tío muy gor-
do del sanatorio muy mal”.

60. 59
Cartel de fútbol de 1947 entre C.D. Los Molinos (locales) y C.D. La Colonia (veraneantes). La
rivalidad era tanta que el equipo de la colonia tuvo que guarecerse en el garaje de Villa Mª Carmen
en una ocasión.

61. 60
Equipo de fútbol de 1969: Joaquín, Eugenio, Antonio, Angelito, Quique, Óscar, Villegas, Pavón,
Manolo, Padilla, M. Ángel, Jaime y Pepe.
Equipo de fútbol de 1975: Miguel, Jaime, Cabrera, Álvaro, Javi Linos, Javi, Mariano, M. Ángel,
Angelito, Juan Carlos y Jose Guti.

62. 61
Según el Boletín de la Armada de 1986, el sanatorio de la Marina “fruto de incontables desvelos
corporativos, surge pujante en el lugar de Matalascabras, próximo al pueblo de Los Molinos, cuyo
Ayuntamiento donó los terrenos, el Sanatorio Antituberculoso de Marina hoy prestigioso hospital
neumológico clínico. El entorno del Sanatorio es auténticamente de ensueño, en pleno valle del
Guadarrama, circundado por La Peñota, Siete Picos, Bola del Mundo, y Puerto de Los Leones. La
finca tiene una superficie de 69 hectáreas. En dicha finca brota un manantial de agua, llamado de la
Cabra, y está limitado por tres cañadas reales de la Mesta y el regazo del Espino (…)”.
“(…) Existen, además, una traída de aguas particular para el Sanatorio, cuyas aguas se captan de
los manantiales y neveros de La Peñota. En este marco se levantó un edificio principal de 6 plantas, con alturas retranqueadas, un pabellón secundario, donde se situaron servicios de hostelería, ofici-
nas y como reserva para hospitalización, más otras instalaciones como talleres, pañoles, grupo elec- trógeno, etc., separados para evitar molestias a los hospitalizados”. Los nuevos enfermos ingresaron en el sanatorio en el mes de junio de 1949. Abrió con 15 enfermos, 12 marineros, dos suboficiales y un oficial. “Les teníamos en palmitas, pues éramos siete monjas para quince enfermos” comenta sor Mª Josefa, fundadora del sanatorio, que ha pasado toda su vida allí. Prosigue: “En 1952, se habilitó un pabellón con 26 camas para poder atender a personal y familiares femeninos y se empezó a hacer cirugía pulmonar, además de la colapsoterapia (…).

63. 62
“(…) Al disminuir la morbilidad por tuberculosis, la lucha antituberculosa se extendió a los ma-
rineros y soldados desde 1956. La necesidad de aislar a los enfermos con positividad en los análisis
clínicos a hepatitis, determinó una redistribución de camas en habitaciones de una, dos, cuatro y
seis, con un total de 110 camas, de las cuales 40 permanecen en reserva para las emergencias fast,
según las normas OTAN para los hospitales militares de la alianza”. En la imagen, celebración de
la Pascua Militar en 1958 en la que aparecen Ramón Varandela y Francisco Aparicio entre otros.
Foto oficial del día de la fiesta de la Pascua Militar de 1958. Entre otros, aparecen: Dr. Ángel
Parra, Dr. Francisco Carrasco, Sabas, Juan Prieto La Vega, Salvador Miguel López, Carlos Pérez, José Rivas, Alfonso Vernalte, Mariano Hernández, Pedro Alonso, Sr. Jaqueti, Francisco Aparicio, Manolo Lemos, Pedro San Juan, Ángel Agüera, Ramón Varandela, Dr. Francisco Padilla, Álvaro Laín, Ricardo Piti y Maximiliano González.

64. 63
Inauguración del monumento a la Marina, el 14 de septiembre de 1982. El acto fue amenizado
por la banda de música de la Armada. Al finalizar, todos los vecinos fueron agasajados con un vino
español.
Otro momento de la inauguración del
monumento a la Marina en la intersección de la calle Calvario con Fernández Sola.

65. 64
Parque del doctor Juan Garrido-Lestache, inaugurado el 11 de septiembre de 1955. Había un
quiosco de verano, como el del colegio, ambos de don Luis Rodríguez Quevedo.

66. 65
Hubo varios actos por la inauguración de la acometida de aguas, el 14 de septiembre de 1920.
En la imagen, la procesión del Cristo de la Buena Muerte, en las fiestas patronales de Los Molinos.
Estas fotografías, y otras que aparecen más adelante, pertenecen a una serie numerada a mano. En
las imágenes apreciamos la número 4 y la número 7.
Plaza de la Iglesia

67. 66
Los milicianos patrullan las calles del pueblo. Durante la Guerra Civil la iglesia se utiliza como
almacén, y los carros entraban a descargar en el interior del templo. Los Molinos fue frente de
guerra, ya que era paso natural del puerto de Guadarrama y de la Fuenfría de las tropas sublevadas
al mando de Franco. Verano de 1936.
Aspecto que presentaba el altar de la iglesia
parroquial en 1942.

68. 67
Soledad Martín Aparicio portando la
bandera de Acción Católica en la procesión
de 1946.
Gigantes y cabezudos en 1950. Entre otros,
vemos a los niños Pedro Alonso, Mª Ángeles Mo-
lero y Adela López.

69. 68
En 1955 se publican los estatutos de la
Hermandad del Santísimo Cristo de la Bue-
na Muerte. En la introducción, se recoge
que “fue oficialmente reconocida como tal,
por Decreto de S. E. Reverendísima el señor
Obispo de Madrid-Alcalá, el 23 de febrero
de 1910. (…) Hoy día, después de cuarenta
y seis años, la práctica aconseja su modifica-
ción, formulándose a continuación, y previa
aprobación por la Junta General de la Her-
mandad (…)”.
“(…) Podrán formar parte de la Hermandad los que lo soliciten, siendo vecinos de la villa de
Los Molinos, y los que no perteneciendo a esta vecindad, habitualmente residan durante el verano en dicha villa de Los Molinos, así como las viudas de los hermanos fallecidos, mientras no contrai-
gan nuevas nupcias (…)”. Foto de algunos miembros de la hermandad cedida por la familia Chulilla.

70. 69
“(…) No podrán ser admitidos a formar
parte de la misma los que no lleven una vida
y costumbres de acuerdo con la doctrina de
la Iglesia tales como (…) no oír misa en días
festivos o no abstenerse de trabajar en dichos
días. (…) Teniendo en cuenta los fines asisten-
ciales que la Hermandad cumple, se exigirá,
además, en todo caso para el ingreso, no pa-
decer enfermedad crónica ni contagiosa y no
estar imposibilitado físicamente (…)”. En la
imagen, la procesión del Cristo de la Buena
Muerte en 1954.
“(…) Los cargos en la Herman-
dad serán una Junta Rectora (…) Alcalde, hermano mayor, tesorero, contador, un vocal de la Junta Parro-
quial, dos vocales consejeros, una secretaría general. Además por or-
den de rotación, un alcalde, cerero, ayudante de cerero, un manguero y cuatro llevadores (…)”. Imagen de 1953 cedida por la familia Chulilla.

71. 70
La Hermandad se encargará de “sufragar los gastos de enfermedades de miembros de la Her-
mandad si no estuviesen atendidos por otros servicios (…) El Hermano fallecido tendrá derecho a
dos velas, que alumbren su cadáver en la cámara mortuoria, a entierro y funeral de segunda clase,
al abono del féretro (…). Iguales beneficios disfrutarán sus viudas, e hijos no emancipados (…)
Los miembros vecinos residentes en Los Molinos satisfarán una cuota mensual, y los residentes-
veraneantes otra equivalente al doble de la satisfecha por los primeros”. En la imagen, algunos
miembros de la Hermandad en una cena de 1956.
Salida de misa un domingo de primavera de 1965, sobre la una de la tarde. Los vecinos, endo-
mingados, salen de misa mayor. El león de la fuente mira al sureste, mientras el rey de la carretera, el 600, está resguardado a la sombra.

72. 71
Otro de los momentos de la inauguración del monumento a la Marina, en 1982.
Romería de la
Virgen del Espino de-
lante de la tienda de
ultramarinos de María
Vecino. Año 1970.

73. 72
Día de la inauguración de la traída de aguas, el 14 de septiembre de 1920. Esta vez vemos el
ayuntamiento de la antigua plaza Mayor, actualmente de España, con las autoridades. En el balcón,
aunque casi imperceptible para nuestra vista, aparece escrito “Alcalde J. M.”, como era costumbre
en la época. Se refiere a Jesús Montero.
Plaza de España

74. 73
La inauguración de la traída de aguas en otra fotografía de la serie numerada a mano en la que
aparecen, además, la salida de la iglesia, la procesión y la corrida de toros. Año 1920.
Otra imagen de los actos religiosos de inauguración de la traída de aguas aprovechando el día
de la fiesta patronal del 14 de septiembre de 1920.

75. 74
Los actos de inauguración se completan con una corrida de novillos. Podemos comprobar que
los edificios que aparecen en la imagen aún se conservan y cómo las construcciones de la estación y
Majalastablas no existían. La plaza estuvo, tiempo atrás, delimitada por altos muros con puertas. En
las novilladas, se cerraban esas puertas con carros y se ponían palcos para el público.
Cartel de Fiestas de 1941. Becerrada
lidiada por vecinos del pueblo con novi-
llos de Adolfo Martín, hermano y socio del ganadero Victorino Martín, de Gala- pagar.

76. 75
Entrada de toros del 27 de agosto de 1944.
El ayuntamiento, jefatura local de FET y de las JONS, en un día de fiesta. Año 1953.

77. 76
Entrada de toros de 1953.
Entrada a la plaza de toros por la calle Co-
mercio. Año 1953.

78. 77
El cartel de fiestas de 1954 anuncia para los días 14, 15, 16 y 17 de septiembre: desencajona-
miento de reses; becerrada y novillada; baile tarde y noche; concursos y fuegos artificiales.

79. 78
Los encierros a su entrada en la plaza de España.
Grupo de mozos en la becerrada de 1954. Al fondo, vemos la rueda de un carro, que se usaba
para cerrar la plaza.

80. 79
Panorámica de la plaza de España convertida en coso taurino. El cierre es ya completo.
La antigua plaza.

81. 80
Otra imagen de la plaza.
Antes de comenzar el festejo taurino. A la izquierda, La segoviana, que junto con La barata se
encargaban de proveer a los asistentes de pipas, caramelos y cacahuetes.

82. 81
Cartel de toros de los mozos de 1976. Las sociedades de
mozos, casados y mozas participan activamente en el desa-
rrollo de las fiestas patronales del Cristo de la Buena Muerte,
que cada año se celebran en septiembre.
Los palos. Las entradas en los palcos eran numeradas, por lo que cuando se abrían las puertas se
entraba en tropel a coger sitio en los palos. Los hermanos Ángela, Mª Luisa y Antonio Gómez, con unos amigos, en 1964. Detrás, el cartel de ultramarinos Piral.

83. 82
En este entorno del Ayuntamiento, consideramos oportuno hablar de Carlos Frígola Palavici-
no. Barón del Castillo de Chirel (1848-1915), caballero de Montesa y gentilhombre de cámara de
S. M.
senador, diputado a Cortes, vicepresidente del Senado, y director general de Agricultura, Industria
y Comercio.
El rey Alfonso XIII en una comida en La Cerca. A la derecha del Rey, vemos a Carlos Hurtado
de Amézaga y Zabala, y a su izquierda, a Francisco Muguiro Muguiro, abuelo del actual barón de Chirel. No se puede concretar una fecha exacta de esta comida, pero los relatos nos llevan a 1925 o 1926.

84. 83
Fotografía del matrimonio Frígola-Muguiro, con sus seis hijas y los cuatro maridos de las que
entonces se habían casado. De izquierda a derecha: Amparo, con su marido Nicolás Fernández de
Córdoba y Owens, marqués de Zugasti; sentado, Carlos Frígola y Palavicino, barón del Castillo de
Chirel; Magdalena, con su marido Francisco Muguiro y Muguiro; sentada, la baronesa del Castillo
de Chirel y marquesa de Salinas; Pilar; Carlota, con su marido, Manuel Cendra y López, marqués
de Casa López; María, con Carlos Hurtado de Amézaga y Zabala, conde de Castronuevo, y sentada,
Dolores Frígola y Muguiro. Año 1910.
Fotografía del mismo día, en 1910, en la que aparecen, además, los nietos nacidos hasta esa
fecha. Los niños, de izquierda a derecha, son: Carlos Cendra en brazos de su madre Carlota; Malén Muguiro; Andrés Cendra; María Cendra (Machi), en brazos de su abuela; José Mª Muguiro, con su
abuelo; Carlos Muguiro; Nicolás Fernández de Córdoba; Alfonso Muguiro; Piedad Muguiro con su madre, Malén; Joaquín Fernández de Córdoba en brazos de su madre, Amparo; Carlos Luis Fernán-
dez de Córdoba, en brazos de su tía María.

85. 84
Primera página de la escritura de partición y adjudicación de bienes de Carlos Frígola Palavi-
cino, barón de Chirel, fechada el 6 de diciembre de 1915. En su testamento ológrafo, de 1899, se
describen varios bienes que tuvo en Los Molinos, como un molino harinero “en las inmediaciones
del río Guadarrama y próximo a la Colonia San José, linda al (…) Norte con el camino de Guada-
rrama y un erial. La parte edificada que la constituye el cuero del molino, una cuadra, cocina y hoy
forma la fábrica con cuatro naves, mide doscientos diecinueve metros cuadrados y noventa y dos
centímetros y lo descubierto, compuesto de un solar y dos pequeñas huertas seiscientos noventa y
un metros (…) Se valúa en tres mil doscientas diez pesetas”.

86. 85
En la imagen, vemos la referencia a las fincas
que el barón tenía en Los Molinos. Algunas eran
“un prado o cerca, denominado Matarrubia, de
pato labor, secano y regadío, con matas de ro-
ble, fresno y otros arbustos, cercado con pared
de piedra doble, de (…) treinta y seis hectáreas
(…). Esta finca tiene una puerta para su entrada
por Matalaguna y abastecimiento del riego con
una caucera (…) del río del molino de la villa.
Dentro de su perímetro existen tenados, corra-
les, herraderos y casa para servicio de pastores…
Se valúa en veinticinco mil pesetas”.
Carlos Muguiro Frígola, barón del Cas-
tillo Chirel, se casó con Mª Luisa Ybarra Osborne en 1932, y fueron padres de siete hijos: Mª Luisa, Carlos José (actual conde de Muguiro, barón de Benedrís, de Bicorp y del Castillo de Chirel), Emilia, Francisco (actualmente sacerdote jesuita en Perú), Magdalena, Alfonso, y Jaime. Este último ha colaborado activamente en la elaboración de este libro.

87. 86
Se describen, además, las fincas compradas en Los Molinos por Carlos Frígola Palavicino. Estas
son: “Majalastablas de algo más de 10 Ha (…). Un prado llamado Matarrubia, de algo más de 36 Ha
(…). Una cerca llamada del Río, de 5 Ha (…) y una cerca llamada Mata Asnos, de 10 Ha (…) 4
casas con corral de menor valoración, 2 molinos harineros, 9 pajares, 1 solar, 1 tinado, cobertizo
para recoger ganado. En total 51 fincas en Los Molinos, valoradas en 184.120 Ptas.” En la fotografía,
los barones de Chirel celebrando la primera misa de don Manuel Hortal en la Casa Grande.
En la entrada de la Casa Grande aparecen So-
ledad Martín y Sarita con los niños Pilar Hortal y Maribel Martín, 5 de junio de 1947.

88. 87
Emilia, Alfonso, Jaime (el pequeño), Magdalena, Carlos (el más alto) y Francisco Muguiro Yba-
rra, con su maestro de verano y su madre, en el verano de 1949. En el testamento del barón, se
continúan enumerando sus bienes en Los Molinos: “Una casa con huerto y pajarcito accesorio en
la calle de la Carnecería, señalada con el número uno; ocupa una superficie de unos ochocientos
metros cuadrados”.
La Casa Grande, o La Cerca, pasa a ser propiedad de una orden religiosa. Muchas veces se utili-
za como salón de actos para diversas celebraciones, como refleja esta imagen. Otras propiedades del barón eran: “Un mesón de abajo. Con varios accesorios, dos cuadras, y pajarcillos en la calle Real número cuatro, compuesto de portal, dos cuartos, sala con alcoba, cocina y corral con dos puertas”.

89. 88
En esta imagen, la representación
de una obra de teatro en La Cerca,
en 1968.
Todos los jóvenes que participaron en la cabalgata de Reyes, con el párroco don Miguel Terrats.
La Cerca, 1972.

90. 89
Boda, en 1898, de Remedios Vega y Agustín Domínguez, con familia y amigos dentro de la po-
sada. A la izquierda, se sitúa la casa donde 50 años después estaría la mercería La Favorita.
Calle Posada

91. 90
Cartel del 12 septiembre de 1952 anun-
ciando la representación de La casa de Quirós,
de Carlos Arniches, en Zacarías. Estos carte-
les, con la oferta teatral de Zacarías y de Ro-
yalty, se colocaban en la puerta principal del
bar, en el panel de cemento. En ocasiones vino
a ensayar Mª Fernanda Ladrón de Guevara,
madre de Amparo Rivelles y Carlos Larrañaga.
Representación teatral de La Casa de Quirós, en 1952. El reparto, como se ve en la imagen ante-
rior, fue: Maribel F. Simal, Pili Chulilla, Merche Fernández, Manolo Chamorro, Jaime de los Ríos, Julio Luque, Eduardo L. de Ceballos, Ana Mª Fidalgo, Rosa Marsall, Rocío Macías, Ignacio Ferrero, José Luis Gilsanz, José María Vizcaíno y Ángel Fernández.

92. 91
Velada artística a beneficio del Cristo de la Buena Muerte, en el salón Zacarías, el 29 de agosto
de 1953. Las diferentes piezas musicales son interpretadas por dos vecinas aficionadas: Mª Sol Knott
y Mª del Carmen Yagües.

93. 92
Representación teatral a beneficio del Cristo de la Buena Muerte, en 1953. La obra elegida fue
Las de Caín, de los hermanos Álvarez Quintero.

94. 93
El reparto de Las de Caín fue: Carolina López de Ceballos, Titina Luque, Mª Pilar Chulilla, Mª
del Carmen Ortiz, Mª Elvira Serrano, Paulita Uslé, Mª del Carmen Yagües, Merche Fernández, Ma-
nolo Sánchez, Carlos Ruiz de la Prada, Julián Ferragut, José Mª Vizcaíno, Manolo Chamorro, Julio
Luque y Ángel Fernández. En la imagen, un momento de la representación.
Las amigas Gloria Lozano, Ángela Gómez y Oliva
León en el cine Royalty, en 1947.

95. 94
Boda de Fermín y Mercedes en el Royalty,
el 15 de diciembre de 1960. Ese día fue, tam-
bién, la boda de Balduino de Bélgica y Fabiola
de Mora.
Amigos fumando, toda una transgresión hoy en día, en una boda celebrada en el Royalty: Mª
Ángeles López, Jesús Aparicio, José Molero, Pilar López, Amelia González y Mª Luisa Martín. Año 1960.

96. 95
Otra función teatral en el Royalty. De izquierda a derecha: Conchi Gutiérrez, Miguel Ángel
Antón, Mari Serrano, Julián Serrano y Nieves Blanco Plá. Año 1960.
Edificio de típica construcción serrana, reconvertido en la discoteca Los Vikingos. Año 1972.

97. 96
Fiesta de Nochevieja en Los Vikingos en 1976. La discoteca reunía a jóvenes de la zona y a de-
portistas del puerto de Navacerrada.

98. 97
Fotografía de la calle Comercio en las fiestas de 1959.
Calle Comercio

99. 98
Imagen de la misma calle, aunque en sen-
tido contrario, de un encierro en las fiestas
patronales de 1963.
Otra vista de la calle Comercio en un en-
cierro de 1967.

100. 99
Encierro de 1967.
Nieves Plá y Antonio Blanco en unas fotos-postales realizadas en J. Segura, en la Puerta del Sol
de Madrid, en 1919. Antonio se dedicó a vender carbón en su casa de la calle Comercio.

101. 100
La carbonería de Antonio Blanco, La Llama, tenía oficina en Madrid. Se encontraba en la calle
Alonso Cano, 9.
Antonio Blanco comenzó a vender bombo-
nas de butano, arreglaba bicicletas y se encarga-
ba de llevar y recoger paquetes a Madrid usan-
do para ello los autobuses de Larrea. Año 1978.

102. 101
Luis Sancho en el negocio de su abuelo, Antonio Blanco, al que se entraba por un patio cubierto
de bombonas de butano y piezas de bicicletas. Año 1971.

103. 102
La calle Comercio era una piña de casas bajas de piedra. Casa de la familia Cuena.
Luis, Antonio y Nieves durante las fiestas de 1974, en la calle Comercio.

104. 103
Comienzo de la calle Concejo. A la
izquierda, la casa de Adela, enfrente del
bar Los Ángeles. Año 1961.
Calle Concejo en 1961.
Calle Concejo

105. 104
Procesión en Corpus Christi en la calle Concejo. La banda de trompetas y tamboriles la dirigía
Ovidio Hernández. 1957.
Manuel Hortal Benito leyendo el Ya, uno
de los diarios de mayor tirada en 1947. De-
trás, El Torreón, que perteneció al general
Faura, quien lo mandó construir en 1920 e
hizo de él su domicilio veraniego, ponién-
dole el nombre de Villa Marujita. El general
Faura fue el padre de Mª del Sagrario Faura
Álvarez de Abreu, la que sería esposa de Ju-
lio Escobar del Cubo (1901-1994), insigne
periodista y escritor que legó parte de sus
bienes a Los Molinos. Su vivienda es hoy la
casa-museo de Julio Escobar.

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Procesión del Cristo de la Buena Muerte, el
14 de septiembre de 1945. Las niñas Lola Priego
y Ángeles Martín llevan el estandarte con Gabriel.
Isabel y Ángel Martín, Carmen Serrano, Isabel Pérez y Ana Mª Hernández posan delante de El
Torreón, el edificio más emblemático de esta calle, en 1958. Mª del Sagrario Faura y Álvarez Abreu heredó esta propiedad.

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Otra construcción curiosa de esta zona:
un corralón con el dintel esculpido. Es de
finales del siglo xviii.
Soledad Martín Aparicio con Marina Alonso. Una de las actividades económicas de Los Molinos
era vender la leche de las vacas propias. Año 1944.

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Grupo de niños jugando en la calle Herrenzuela en 1948. Entre otros, vemos a Julián (del bar
El Talgo), Joaquín, Francisco Sánchez y Paulino.
Julio Escobar se casa con Mª del Sagrario Faura en
abril de 1930, en Madrid. Allí trabajó en el sector banca-
rio y en el de las artes gráficas. Dedicó buena parte de su
tiempo a las letras, donde cobró fama en los años 50 y 60
por una prosa castiza y tradicional que plasmó en novelas
de corte social, ambientadas en el medio rural que tan
bien conocía. Fue periodista, entre otros, de El Imparcial.
En la imagen, portada de su libro Vengadores de cenizas.

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Julio Escobar fue nombrado por el cardenal Enrique Tarancón, cuando este era primado de To-
ledo, caballero del Corpus Christi, momento que refleja la imagen. Bohemio para unos y raro para
otros, mantuvo correspondencia con Azorín y Gregorio Marañón. Entre sus obras destaca Itinerario
por las cocinas de España, de 1965 y El novillo del alba, de 1970.
Obra de teatro en la casa parroquial, que tenía
el único salón de actos que podían usar los niños. La recaudación de las diferentes representaciones iba destinada al Domund, u otras obras de caridad. En la imagen, Sita en 1956.

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La glorieta del Álamo recibe su nombre de un gran álamo, que estaba en el centro. Los quintos
salían a rondar a las chicas durante todo el año y en las casas les daban algo de dinero o productos de
la matanza. Con lo obtenido, hacían una merienda. Cantaban jotas, canciones de tuna y rancheras
acompañadas con laúd, almirez, botella de anís y, a veces, guitarra. Jesús, Manolo Montero, Daniel
Rubio, Antonio y otro amigo. Debajo: Manolo Villaverde, Luis Sancho y Antonio Corroto. Año
1957.
Obra de teatro en la casa parroquial en 1957. Sobre el pequeño escenario vemos a Alberto
Barral, Fernando Partida, Francisco Sánchez y un burro.

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La Caja Postal de Ahorros era el único
banco del municipio. En la imagen, libreta
corriente de 1961.
Procesión del Cristo de la Buena Muerte, en 1961, a su paso por la fachada de Correos.

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El teleclub La Gotera se inició como iniciativa de Nieves Blanco. Durante el verano, niños y
jóvenes se reunían delante de su quiosco, pero en invierno no había donde ir. Nieves vivió nueve
meses en Las Palmas de Gran Canaria y pudo comprobar la destrucción que provocaba la droga en
los jóvenes y sus familias, así que a su vuelta se decidió a impulsar la creación de una asociación de
jóvenes. Fotografía de 1975.
La señora Petrona alquiló a los jóvenes
la casa de la glorieta del Álamo, pagando la luz y el agua. Se marcó una cuota de 10 pesetas para todos los jóvenes, ya que el Ayuntamiento y la parroquia no tenían medios para ayudarles. Más de 60 socios, todos jóvenes, se juntaban a escuchar mú-
sica y a hablar. En la imagen, Nieves Blanco en la cocina de La Gotera.

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El nombre de la casa, La Gotera, se derivó de las malas condiciones en que estaba el inmueble.
Después se llevaron a cabo una serie de arreglos como el suelo, que se hizo de cemento, y las dos
habitaciones de la parte trasera, donde estaban los juegos de mesa. Las habitaciones se calentaban
con braseros de cisco o de las brasas que se formaban en la chimenea. La limpieza la hacían las
chicas, mientras que los chicos se encargaban de ir a por leña. Había un autoservicio de coca-colas
y otros refrescos en la misma entrada, donde cada uno dejaba el dinero en un plato y… jamás faltó
un duro. No estaba permitido el alcohol. Parte de la junta directiva de La Gotera: José Bernardo,
Caridad, Maribel y Nieves, con otra amiga.
Además de las partidas y campeonatos de parchís, damas y ajedrez, se realizaron varias excur-
siones. La primera fue de diez días a San Pedro de Alcántara, y costó 10.000 pesetas. Se vendieron papeletas para rifar una moto y don Miguel Terrats dejó el sello de la parroquia para dar más cre-
dibilidad a las papeletas. Habló, además, con el dueño de Larrea, Martín Berrocal, quien les dejó un autocar nuevo. En la imagen, los Reyes Magos en La Gotera: Gaspar (Álvaro Pérez) y su paje (Gustavo Priego); Baltasar (Luis Carlos Antón) y su paje (Jesús Sandoval); y Melchor (José Luis Benito) y su paje (Emilio Aparicio).

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Después vinieron otras excursiones a San Juan (1974), Toledo (1977) y a Sevilla en la feria de
abril de 1976. Siempre había dos versiones: la de los más jóvenes (14 o 15 años), que cuentan cómo
se escapaban por la noche para ir por primera vez a una discoteca o al cine, y la de los mayores (24
o 25 años), que tenían la responsabilidad de cuidar de los más jóvenes y terminaban agotados de
perseguirlos o acompañarlos durante toda la noche. Representación de El tío Tinajas, obra a la que
se le dedicaron más de seis meses de ensayo. Se representó en el teatro de la Casa de las Hermanas
de los Pobres.
Jóvenes y niños en la calle del Faisán. Año 1975.

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El Río Guadarrama a su paso por Los Molinos. Tarjeta postal de 1973.
Calle de los Tres Puentes

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Mujeres en el río y ropa tendida tras ellas. Se continuó lavando en el río hasta finales de los
años 60.
Uno de los molinos que da nombre al mu-
nicipio. En el testamento del barón del Castillo
de Chirel se habla de “un molino harinero en la
margen del río, conteniendo dos piedras y sus
cubos también de piedra y su correspondien-
te caz llamado de Majarrodilla, compuesto de
portal, cocina, dos cuartos, cuadra, huerto y
la maquinaria propia del artefacto; lindaba por
Saliente con camino o calle que conduce a Na-
vacerrada y Cercedilla; Mediodía el mismo; Po-
niente el río y Norte con pradillo propio de esta
hacienda (…)”.

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Otra de las labores propias de esta zona de Los Molinos: la siega de la hierba.
La piscina de Los Molinos, Casa
Evaristo, se abrió al público en el ve-
rano de 1944. Con una superficie de
5.000 metros cuadrados, es una de las
primeras piscinas públicas de la sie-
rra. Tenía entonces una gran arboleda
de álamos, chopos y fresnos; algunos
ejemplares se conservan hoy en día.
Unos años más tarde se abrieron pistas
de tenis, baloncesto y patinaje sobre
ruedas.

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Hubo publicidad de la piscina de Los Molinos en los cines de Madrid y en la estación de metro
de Ópera. Además, se anunciaba mediante carteles en diversas localidades, cuñas radiofónicas y
propaganda por correo. En los primeros años, tanto la piscina de adultos como la infantil se surtían
directamente del río Guadarrama, por lo que no contenían cloro. Cartel publicitario de 1948.

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Portada del lote de diez fotografías artísticas, recuerdo de Los Molinos y su piscina, que editó
esta instalación en 1948.
La piscina, situada en el margen del río Guadarrama, tenía gran cantidad de espacios verdes y
pistas de deporte.

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Imagen de la piscina en la que se aprecia, al fondo, el trampolín.
Así se veía el pueblo de Los Molinos desde la piscina.

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Aspecto que tenía la piscina desde el otro lado del río.
Vista parcial de la piscina y sus alrededores.

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Publicidad dirigida a excursionistas y veraneantes, del año 1946. El menú del día costaba 20
pesetas (0,12 euros). Se anuncia que está en construcción el “campo de baloncesto y tenis”.
Campeonato de natación, año 1948. Se celebraron campeonatos y concursos de natación, saltos
de trampolín, cucaña… La piscina se construyó siguiendo el diseño y planos del arquitecto Luis
Rodríguez Quevedo, de quien queda un importante legado urbanístico en nuestro municipio.

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Otra imagen de la piscina un domingo cualquiera de verano.
Programa en directo de Radio Intercontinental, desde la piscina. A la izquierda, entre otros,
aparece Juan Rubio. Año 1956.

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Julián Serrano en el trampolín, un gran
atractivo de esta instalación deportiva. Cuán-
to más altos eran, mejor: daban a los intrépi-
dos jóvenes la oportunidad de demostrar su
valor.
Imagen de la piscina en primavera.

126. Con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Los Molinos