El lenguaje
mación sobre el que habla gracias a diferentes seña les que éste no ha enviado intencio- nadamente. Podría notar que está resfriado (porque tiene la voz ronca), que no es una persona tranquila (ha estado moviéndose constanteme nte en la silla), que no es presumido (el pelo mal peinado, la ropa arrugada), que es desordenado (lleva los calcetines desparejados), o que no es del país (tiene un acent o raro). Sin embargo, cuando utiliza el lenguaje para decirle «me gustaría presentarme a la plaza vacante de neurocirujano del hospital», normalmente se supone que está comunican do algo intencionadamente. Por lo mismo, no se suele pensar que el mirlo esté comunic ando algo por tener plumas negras, por estar en la rama de un árbol y comiéndose un gusano, pero sí se considera que está enviando una señal comunicativa al graznar para ser oído cuando un gato aparece en escena. Por tanto, cuando estudiamos las diferencia s entre el lenguaje humano y la comunicación animal, estamos considerándolos a ambo s según su potencial para ser un medio de comunicación intencionada. Propiedades únicas Ha habido varios intentos de determinar las propied ades que definen el lenguaje humano, y podemos encontrar diferentes listas de rasgos. Vamo s a tomar seis de esas características y a describir cómo se manifiestan en el lenguaje huma no. También intentaremos describir de qué manera esos rasgos sólo lo son del lenguaje humano y no de los sistemas de comunicación de otras criaturas; pero hay que tener en cuenta que nuestra percepción de cómo se comunican las demás especies es esencialmen te la de un extraño y que, por tanto, puede no ser correcta. Es posible que vuestro perro mantenga conversaciones bastante complejas con otros miembros de su especie y que co mente a menudo lo duro que es tratar con esos bípedos altos y torpes, que actúan como si lo supieran todo. Con esta advertencia en mente, podemos pasar a estudiar algunas de las p ropiedades que esos bípedos creen únicas de su sistema lingüístico. Desplazamiento Cuando vuestro gato vuelve a casa después de haber pasado la noche por negras callejuelas y se para a vuestros pies haciendo miau, lo más probable es que entendáis el mensaje como algo relacionado con aquel preciso tiempo y lugar. Si le preguntamos al gato dónde ha estado la noche anterior y lo que ha estado haciend o, obtendremos el mismo miau por respuesta. Parece como si la comunicación animal es tuviera diseñada exclusivamente para este momento, aquí y ahora. No puede utilizarse de forma efectiva para relacionar sucesos que estén lejos en el tiempo o en el espacio. Cuand o vuestro perro dice
GRRR
,
posiblemente
querrá decir
GRRR
,
ahora mismo, porque no parece ser capaz
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3. Las propiedades del lenguaje
de comunicar
GRRR
,
ayer por la noche en el parque. Ahora bien, los usuarios del lenguaje
humano son perfectamente capaces de producir mensaj es equivalentes a
GRRK
,
ayer por la
noche en el parque, y continuar diciendo De hecho, volveré a salir un rato mañana. Pueden referirse a tiempos pasados o futuros y a otros sit ios. Esta propiedad del lenguaje humano es lo que se llama desplazamiento y permite a los usuarios del lenguaje hablar sobre cosas y sucesos que no ocurren en el entorno inmediato. Por regla general se considera que la comunicación animal carece de esta propiedad.
Se ha dicho, sin embargo, que el sistema que emplea n las abejas para comunicarse tiene la propiedad del desplazamiento. Por ejemplo, cuando u na abeja obrera encuentra néctar y vuelve al enjambre, ejecuta una danza compleja para comunicar a las otras abejas la situación del néctar. Dependiendo del tipo de baile (dando vueltas para decir 'cerca', y moviendo la cola, con tempo variable, para 'lejos' y 'cuan lejos'), las otras abejas averiguan dónde pueden encontrar el recién descubierto banque te. Esta habilidad de las abejas para indicar una ubicación a una cierta distancia quiere decir que la comunicación entre abejas tiene por lo menos algún grado de desplazamiento, a unque de forma extremadamente limitada. Ciertamente, una abeja puede dirigir a ot ras a una fuente de alimento, pero ha de ser a la fuente de alimento más reciente. No puede ser aquel jardín de rosas al otro lado del pueblo que ya visitamos la semana pasada, ni puede ser, por lo que sabemos, posibles néctares futuros en el paraíso de las abejas.
Los factores implicados en la propiedad del desplaz amiento, tal como se manifiestan en el lenguaje humano, son muchos más que comunicar una simple ubicación. Nos permiten hablar sobre cosas y lugares de cuya existencia ni siquiera estamos seguros. Podemos referirnos a criaturas míticas, demonios, hadas, án geles, a los Reyes Magos, y a personajes inventados recientemente como Superman. Es la propi edad del desplazamiento lo que permite a los humanos, a diferencia de cualquier ot ra especie, crear ficción y describir posibles mundos futuros. Arbitrariedad Lo normal es que no haya una conexión natural entre una forma lingüística y su significado. Mirando la palabra «
,
por ejemplo, no podemos determinar que tiene un sig nificado
natural a partir únicamente de su forma gráfica, o no más de lo que lo podemos hacer de su traducción castellana perro. La forma lingüística no tiene una relación natural o icónica con ese objeto ladrador de cuatro patas que hay en el m undo. El reconocer este hecho general del lenguaje nos lleva a decir que una propiedad de los signos lingüísticos es su relación arbitraria con los objetos que indican. Las formas del lenguaje humano demuestran una propiedad llamada arbitrariedad: no pueden, de ninguna forma, adecuarse a los objeto s que denotan. Claro que, si queremos, podemos
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