11PrólogoLas medidas en Arquitectura
forma sigue a la función” para plantearse inmediatamen-
te “¿en qué medida?”. Ninguna actividad ocupa todo el
volumen disponible para ella. Se conceden considera-
bles tolerancias entre los usuarios, su equipo y mobilia-
rio, etc. y el espacio que los envuelve. Existen para ello
razones fisiológicas y psicológicas que se refieren, apar-
te de a razones higiénicas, a las variaciones en las dimen-
siones humanas, las configuraciones del movimiento y,
sobre todo, a las expectativas perceptivas. Lo más
corriente es que la labor arquitectónica sea diseñar esa
tolerancia y no una forma que se ajuste a la función.
La clasificación de los ámbitos parte de la naturaleza de
las actividades: en situación de estancia, circulación y alma-
cenamiento. En su determinación dimensional se ha pro-
curado conseguir un cierto nivel de asepsia, un distan-
ciamiento de las implicaciones o contenidos tipológicos,
con el fin de conferirles validez en cualquier situación,
de hacer posible su aplicación universal. Las implicacio-
nes dimensionales derivadas del tipo de edificio son pre-
cisamente el objeto de una serie de sucesivos manuales
que éste encabeza y da sentido(*).
* Unicamente se llegó a editar Las medidas de la vivienda .
Estar, circular, almacenar
Las actividades elementales de estanciaengloban un abani-
co muy amplio, pero según el destino de la edificación
se agrupan en un número más reducido de funciones. La
definición de un ámbito dimensional no es siempre posi-
ble, pues hay actividades que no requieren ninguna
organización especial del espacio. Por citar algún ejem-
plo, en el caso concreto de la vivienda, actividades como
fumar o leer no pueden considerarse funciones, y salvo
casos excepcionales, no comportan ámbitos específicos.
Por supuesto que leer es una función básica en otro tipo
de edificios, como las bibliotecas, y entonces sí determi-
na una organización especial del espacio; pero en todo
caso, amén de las peculiaridades que vayan anexas, el
ámbito personal de lectura sí puede determinarse, aun-
que sea asimilando el mecanismo que se ha utilizado
aquí para otras actividades, es decir, la consideración de
los datos antropométricos y las medidas del equipo.
Las actividades de circulacióndeben entenderse como el
movimiento de personas y vehículos y el traslado de
objetos. Las personas suelen moverse de una situación
estancial a otra. A veces comporta salir, y entrar, de un
edificio, lo que lleva a distinguir la circulación interna
de la acción de entrar o salir al exterior.
El traslado de objetos, así como de mobiliario o equipo,
es menos frecuente, pero su posibilidad exige dimensio-
nar los ámbitos en correspondencia. El frecuente uso de
vehículos incide particularmente en la determinación
de estos ámbitos.
En las actividades de almacenamientocabe disponer todas
aquellas de depósito de objetos o bienes que circunstan-
cialmente no se usan o no se consumen.
Espacios y formas de vida
Otros autores, si bien con otros fines, han establecido
otros modos de clasificación de las actividades. A la men-
ción de la clásica clasificación racionalista de distinguir
las actividades en las que prevalecen las exigencias indi-
viduales—de reposo, aseo, educación y ocio personales—
de aquellas que por contraste resultan ser exigencias
colectivas, deben añadirse al menos las contribuciones
de Habraken y Lamure.
Nikolaas J. Habraken — arquitecto conocido por su preo-
cupación por el tema de la participación en el proceso
de diseño de los usuarios de la vivienda producida masi-
vamente, de la personalización, en fin, de la vivienda-
partiendo de su propio contexto teórico, “el diseño de
soportes”, clasifica las actividades por el tipo de espacios
que requieren. Distingue en consecuencia, espacios de ser-
vicio, que se destinan a cortas ocupaciones, son de carác-
ter utilitario y su tamaño y disposición pueden deter-
minarse basándose en un análisis de sus funciones —es
el caso, por ejemplo, del cuarto de baño—, espacios para
usos especiales, que se ocupan durante ciertos períodos de
tiempo y cuyas dimensiones pueden determinarse en
base a un análisis de su función —es el caso de la coci-
na o los dormitorios— y espacios para usos generales , que
permiten una combinación de actividades que no siem-
pre pueden determinarse con antelación —es el caso de
la sala de estar, del comedor o del recibidor—. El autor
no cita explícitamente los espacios de almacenamiento
y circulación, si bien tal omisión se hace comprensible
si se sigue atentamente la estrategia proyectual que pro-
pone.
Otro estudioso de la vivienda, Claude Lamure, —y obsér-
vese que los otros esfuerzos de clasificación de las acti-
vidades provienen únicamente del campo específico de
la proyectación de la vivienda— aporta del campo de la
psicología de la conducta el concepto de forma de vida
de una familia, para distinguir entre funciones básicas y
funciones de forma de vida.Estas últimas son contingen-
tes y dependen de circunstancias tales como el lugar de
residencia, de la época o de la población; no obstante,
tienen su importancia y trascienden hasta modificar in-
cluso el marco físico de la vivienda. Cita entre las bási-
cas: el sueño, la comida diaria y su preparación, el cui-