6 Espesado
En una olla cocemos 1 kilo de punta de pecho en 4 trozos junto a 1 cebolla, 1
zanahoria, 1 poro (cortados en dos), 1 diente de ajo, unos granos de pimienta,
2 ramas de apio y sal. Cocinamos hasta que la carne esté suave. La retiramos
y colamos el caldo resultante. Aparte, picamos 1 taza de yuca pelada en
trozos medianos, 1 taza de loche en dados, 1 taza de caigua en dados y 1 taza
de frejol tierno. Molemos (o rallamos o licuamos) 6 choclos tiernos. Hacemos
lo mismo con ½ atado de culantro. Preparamos un aderezo rápido con 1
cucharada de ajo, 1 cebolla picada finita, 2 cucharadas de ají panca licuado,
sal, pimienta, comino y achiote al gusto. Echamos al caldo la yuca, el frejol,
el loche y la caigua, y dejamos cocer 10 minutos. Agregamos ahora la carne
reservada, luego choclo y culantro molidos y diluidos en un poco de agua.
Espesamos y probamos de sal. Servimos hirviendo y bañamos con el aderezo.
Arroz aparte, salsa criolla y listo.
Nuestro delicioso y cremoso pepián de choclo es el más conocido, aunque
no el único. La cocina peruana no deja de asombrarnos. En un reciente
trabajo de investigación los sabores del pepián se mostraban orgullosos de ser
reconocidos y degustados en sus variadas presentaciones. Pepianes de arroz,
de maní, de harina de maíz, de trigo, de sémola, de habas o de garbanzos, con
aderezos mil y de variados colores, donde el «ahogado» se impregna del
gusto de la carne elegida, sea esta chancho, gallina, cuy, pavo, conejo,
camarones, pescado o salchichas. Incluso cuando la carne es escasa, se le
puede poner al pepián —antes de retirarlo del fuego— unas papas
sancochadas, peladas y picadas. Alimento, sustento y sabor.