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igual. El dinamismo de la modernidad deriva de la recombinación
del tiempo y del espacio. Se reconfiguran las relaciones sociales en
la medida en que existen nuevos factores, básicamente tecnológicos,
involucrados en la tarea de revincular ambas dimensiones.®
Aunque ha sufrido una prolongada demonización por la tensión
que lo opone a la esfera laboral, el ocio ha decididamente superado
las barreras que le interpuso “lo productivo” durante los primeros
ciento cincuenta años de Revolución Industrial. El ocio fue consi-
derado durante mucho tiempo un aspecto del ámbito privado, del
espacio íntimo, que no afectaba ni a la educación ni a los medios
de comunicación.” La etimología del término le da perspectiva a
la realidad idiomática. En francés, la palabra ocio deriva de oisivité
(ociosidad) y, por tanto, está relacionada con algo despreciativo y
condenable, mientras que en inglés el término leisure aproxima su
significado al concepto de diversión en el descanso, lo que sería en
francés el término loisir. En las lenguas latinas, la noción de ocio
proviene de la definición de otium de Séneca, relacionada con el ocio
de los ciudadanos libres y propietarios en una sociedad esclavista.
Para Séneca, el ocio era la verdadera vida del espíritu, la realización
perfecta del ciudadano de la República, la diversión como resultado
del camino del conocimiento. En español, también se aproxima a la
idea de diversión o de ocupación reposada.®
La construcción del espacio que hoy ocupa el ocio en la vida de
los ciudadanos de las megalópolis representa el resultado de una
traslación histórica. Desde las capas más acomodadas, redimensio-
5 Giddens, Anthony, Consecuencias de la modernidad, Alianza Universidad, Madrid,
1994.
7 Perceval, José María, “Medios de comunicación y educación en la sociedad del
ocio”, en Pérez Tornero, José Manuel (coord.), Comunicación y educación en la
sociedad de la información. Nuevos lenguajes y conciencia crítica, Paidós, Barcelona,
2000, p. 59.
+ El Diccionario de la Real Academia Española presenta varias acepciones: 1. cesación
del trabajo, inacción o total omisión de la actividad. 2. tiempo libre de una persona.
3. Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque
estas se toman regularmente por descanso de otras tareas. 4. Obras de ingenio
que uno forma en los ratos que le dejan libres sus principales ocupaciones. Real
Academia Española. Diccionario de la Lengua Española, Madrid, 1992.
N
LA SOCIEDAD DEL Ocio INTERSTICIAL
na-do y reconfigurado modernamente por la economía industrial, el
ocio es un valor asequible para una amplia mayoría de los segmen-
tos socioeconómicos. Básicamente, la reducción de las jornadas de
trabajo, el establecimiento de un período vacacional y, en menor
medida, la modernización de los medios de transporte, son los tres
elementos de los que se sirven las personas para usufructuar, bajo
Plam?nes culturales bien determinados, un espacio tiempo destinado
al ocio.
Durante el siglo pasado, un equilibro inestable fue ganando te-
rreno y reduciendo el déficit de acceso al ocio en detrimento del
tiempo de trabajo. El derecho al ocio comenzó a entenderse como
un derecho más amplio de acceso a los servicios culturales, deporti-
vos y d_e Qis(racciém La influencia de una economía mediática y del
esparcimiento creció sin pausa. Al final del siglo, los productos de
las industrias culturales se habían convertido en bienes de consumo
de masas. “Jamás se había leído, escuchado música clásica y visitado
museos hasta tal punto. Las infotecnologías van ampliar más aún
esta oferta.”9
Esl-a evolución no está exenta de tensiones. La oposición puede
resumirse en dos paradigmas: a) el paradigma liberal-consumista
que interpreta el ocio exclusivamente como el descanso y la libera-
ción (ílel trabajo y que busca hacer del tiempo libre, sobre todo, un
espacio de consumo; b) el paradigma creativo-cultural que procura
integrar, en el tiempo de ocio, valores y procesos provenientes de la
c(}gcnclén, la creación y la cultura, y que se aproxima más a la defi-
nición clásica de otium. El primero constituye el basamento filosófico
para la mercantilización creciente de cualquier experiencia humana.
Para Rifkin, “las redes comerciales de todo tipo y naturaleza tejer;
una red en torno a la totalidad de la vida humana, mercantilizando
toda ex¡_)eriencia de vida. En la era del capitalismo de la propiedad
lo más importante era la venta de los bienes y los servicios. En la’
ccox}o‘mia del ciberespacio, la mercantilizacién de los bienes y los
servicios resulta algo secundario con respecto a la mercantilización
de las relaciones humanas. Mantener la atención de los clientes en
% UNESCO, Nuevas fuentes de empleo. El courrier. Diciembre de 1998.
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