Humanidades 1 Progresión 10 1er. Cuatrimestre Profr. Martín Ramírez Ortiz QUÉ HACER CON MI VIDA
Para iniciar ¿Qué debemos hacer con nuestra vida?
Existencia auténtica e inauténtica El filósofo de origen alemán Martin Heidegger (1889-1976) afirmaba que el ser humano es el único ente que constantemente se interroga por su esencia. Este autor afirmó que la filosofía surge porque el sujeto es finito, es decir, está destinado a la muerte. Dado que somos seres temporales, cada instante nos acerca a la desaparición física, pero también da significado a cada cosa que hacemos. De este modo, se destaca el primer rasgo de la existencia humana : seres para la muerte, y esta última provoca angustia; sin embargo, al mismo tiempo otorga sentido a la vida , la cual es una especie de estado situado en medio de dos nadas, de donde venimos y a la que vamos .
Existencia auténtica e inauténtica Muchas personas quieren olvidar la temporalidad que lo lleva de forma irremediable hacia la muerte . Recurren a diversas actitudes banales y triviales, esto es, pasan el tiempo en actividades superficiales a manera de distractores de esta condición ontológica de que la muerte es la última posibilidad de la existencia humana. Así, comprar mucha ropa cara o tener siempre los últimos aparatos tecnológicos son parte de evadir la temporalidad de nuestra existencia. Sólo será posible llevar una existencia auténtica si se adquiere plena conciencia de la finitud, de que la muerte es la cancelación de todo evento por venir. Los humanos somos temporalidad , dice Heidegger , porque en nuestro ser es tensión entre pasado, presente y futuro. Por ello, no es permanente presencia, sino acontecer.
Existencia auténtica e inauténtica El ser humano puede adoptar dos perspectivas para comprender el sentido de su existencia: o lo hace desde sí mismo o desde los demás. Y es aquí donde Heidegger plantea la diferencia entre una existencia auténtica y una inauténtica . Cuando una persona parte de su propia situación logra auténtica comprensión . En cambio, si se analiza desde la posición de los otros , lo que tiene es comprensión inauténtica, pues se pierde en la opinión de los demás. Como afirmó este autor, en este caso se tiene una existencia anónima donde prevalece lo que dice o hace alguien más. En este tipo de vida, el individuo renuncia a sí mismo y se deja llevar por la opinión de otros. Abandonarse a una existencia inauténtica elimina las posibilidades de trascender, de concretar posibilidades . Esta forma de vivir se caracteriza por tres fenómenos: las habladurías, la avidez de novedades y la ambigüedad.
La deconstrucción de lo aprendido El término deconstrucción fue introducido por el filósofo francés de origen argelino Jacques Derrida (1932-2004). Deconstruir es desmantelar las ideas que hemos heredado para apreciar lo que puede haber de verdadero en las ideas contrarias. La filosofía occidental se funda en una serie de dualismos, privilegiando a una de las partes: razón sobre pasión, hombre sobre mujer, palabras sobre imágenes, visión sobre tacto, etcétera. Esto impide ver los méritos y el valor de la otra parte de la ecuación. Deconstruir una idea es mostrar las confusiones que la rodean . De esta manera este pensador concluye que es falso, como se cree, que hay una solución clara para todo problema. Por el contrario, la vida misma está llena de aporías, es decir, de situaciones en las cuales no hay una sola respuesta correcta.
La deconstrucción de lo aprendido Derrida nombró logocentrismo a la excesiva e ingenua confianza en la lógica, la razón y las definiciones claras . Decía que muchas de las cosas más importantes que sentimos no pueden expresarse pulcramente en palabras . El objeto de su crítica es la visión intelectual que se tiene en el mundo moderno. Por ejemplo, una noción usada para clasificar a las personas en el trabajo o la escuela es la del coeficiente intelectual , pero este filósofo aseguró que tal noción es incapaz de mostrarnos qué tan hábil es alguien para hacer amigos, trabajar en grupo o reconocer sus errores.
Todo sirve para construir el conocimiento El filósofo Paul Feyerabend (1924-1994 ) sostuvo que la ciencia no es un conocimiento superior o de determinado tipo que posea más verdad que otros . Mejor que eso, se trataría de una forma de obtener saberes de cierta clase, de una tradición de conocimiento entre otras, pero que, al igual que las demás, tiene limitaciones. En los problemas prácticos que enfrenta la sociedad humana, como el deterioro ambiental, el saber científico es necesario, pero no único; También hay que resolver asuntos como la organización de los recursos, las metas sociales y reglas internacionales de cooperación para enfrentar los retos ecológicos .
Todo sirve para construir el conocimiento La vida cotidiana requiere diferentes conocimientos y habilidades, entre las cuales se encuentran los saberes científicos y también los humanísticos. Hay formas de conocimiento que no responden a las metodologías y prácticas de la ciencia moderna , pero que aun así son capaces de resolver problemas reales en determinadas situaciones. Ejemplos de esto son la medicina tradicional y la herbolaria , basadas en recursos de los que se dispone en lugares específicos. Las técnicas de caza , pesca , agricultura y artesanías , entre otros saberes, también aprovechan lo que se tiene a la mano, sin agotarlo, para satisfacer las necesidades humanas.
Relacionarse con otro Emmanuel Levinas (1906-1995), filósofo lituano-francés de ascendencia judía, propuso una concepción filosófica en la que está presente la visión religiosa del judaísmo. Se opone a la idea de Heidegger que describe al humano como un “ser para la muerte”, afirmando que el destino del ser humano no es la muerte. Muere, de eso no cabe duda, pero no viene a la existencia para morir, sino para alcanzar algo más que está más allá de sí mismo. Hay algo más allá de nuestro propio límite: lo Otro humano que es diferente de mí. Entonces, más allá de mí hay algo, no soy todo lo que hay.
Relacionarse con otro Al comunicarme con los demás, surgen experiencias diversas, entre las cuales destacan la cooperación y el diálogo , que hablan de lo específicamente humano más allá de la supervivencia: el amor, la comprensión, identificación y compasión. Así que es una apreciación parcial creer que sólo vinimos a morir, porque en realidad somos capaces de experimentar muchas experiencias más .
Pensar la muerte El pesimismo es una actitud difícil de rebatir, pues parte de una premisa verdadera: la de que todos estamos destinados a morir. El pesimista diría que por eso nada de lo que hagamos tiene sentido ni vale la pena, pero comete un error al negar el valor en el sentido de la vida sólo por el hecho de que esta termina. Esta realidad no quiere decir que lo que hagamos carezca de sentido o que no sea más o menos valioso. Por el contrario, podríamos pensar que, dado que la vida no dura para siempre, debemos aprovechar cada momento para hacer algo que valga la pena. Las diferencias entre las predisposiciones optimistas y pesimistas influyen en el grado de felicidad o bienestar que se pueda tener a lo largo de la vida.
Pensar la muerte No hay seres humanos condenados al pesimismo y otros al optimismo, pues, aunque todos podemos tener una tendencia natural a interpretar el mundo en un sentido, somos capaces de trabajar con esa predisposición y transformar, o al menos regular, nuestra actitud hacia la experiencia . Dos métodos que algunas personas reportan como efectivo, sobre todo para transformar los pensamientos destructivos y los estados de ánimo depresivos, son la meditación y la terapia cognitivo conductual . La meditación consiste en distintas prácticas para serenar la mente y cultivar la atención y concentración, la introspección o conciencia. El ejercicio de la meditación promueve el desapego.
Pensar la muerte Una reflexión distinta es la que plantea David Hume (1711-1776) en su texto Sobre el suicidio , donde analiza los argumentos comunes contra este acto para afirmar que escapa a cualquier condena moral. Su disertación está orientada a la defensa de esta acción cuando la vida se ha vuelto insoportable para una persona debido a la vejez, la enfermedad o la desgracia. Hoy la tendencia actual es aceptar la decisión de morir de las personas que se encuentran en una situación de sufrimiento extremo. Así, países como Bélgica, Luxemburgo, Colombia, Canadá, Nueva Zelanda, España y Países Bajos han cambiado su legislación en décadas recientes para atender las peticiones de eutanasia y suicidio asistido , sobre todo de personas con enfermedades crónicas y terminales.