6
Coloquio en la práctica:
Número de participantes y disposición de mobiliario.
A la vista del número de participante que integra un grupo de
cualquier índole -por lo general, inferior a 30-, el número
aconsejable de participantes en un coloquio es de 6 -es decir, la
quinta parte del total, con el fin de que todos ellos tengan ocasión
de hablar. Los participante que no intervengan directamente en el
coloquio se dispondrán alrededor de quienes participan, en calidad
de “espectadores activos” que, por una parte, observan con
atención –para poner en práctica, en futuras ocasiones en que a
ellos les toque intervenir como protagonistas en nuevos coloquios,
cuanto hayan podido aprender;y, por otra parte, que intervienen en
la evaluación de aquellos, en función de unos “indicadores”
previamente establecidos.
Cuando no se disponga de una sala expresamente habilitada para
la celebración de coloquios, conviene disponer temporalmente de
un mobiliario en la que vaya a tener lugar el coloquio de forma tal
que los participantes en el mismo puedan mirarse unos a otros a la
cara, lo que, sin duda, facilitará la intercomunicación entre ellos.
Limitación de las intervenciones -en cantidad y duración- de los
participantes.
Una vez determinado el tema del coloquio -que se preparará por
todos los participantes de un grupo a lo largo de una semana-, así
como el número departicipantes -cuyos nombres se desvelarán en
el momento en que aquel se vaya a celebrar-, es necesario fijar la
duración del coloquio, con objeto de que todos los que en él
intervienen dispongan del tiempo suficiente para exponer sus
puntos de vista; Y puede resultar útil, para la buena marcha del
coloquio, que cada participante programe sus posibles
intervenciones, tanto en número como en duración aproximada;
aunque con un amplio margen de flexibilidad, que dependerá tanto
de las intervenciones de los demás como del propio desarrollo del
coloquio. De esta forma tal vez pudiera evitarse que los más
parlanchines permanezcan demasiado tiempo en el uso de la
palabra y que los más vergonzosos se obstinen en guardar silencio.
En cualquier caso, la persona que preside y dirige el coloquio -el
moderador- puede –para facilitar la participación de todos los
componentes de la reunión-, por unaparte, señalar un límite de
tiempo en el uso de la palabra a los máshabladores y, por otra
parte, dirigir preguntas a los más retraídos, para que también ellos
manifiesten sus puntos de vista.