remendadas en sus pies, y vestidos viejos sobre sí; y todo el pan de su provisión estaba seco
y desmenuzado. Vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres
de Israel: Hemos venido de un país lejano; haced, pues, pacto con nosotros. Y los hombres
de Israel dijeron a los heveos: Quizá habitáis en nuestra tierra, ¿cómo, pues, haremos pacto
con vosotros? Respondieron ellos a Josué: Somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes
sois, y de dónde venís? Y le dijeron: Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de
la fama del SEÑOR tu Dios; porque hemos oído hablar de El, de todo lo que hizo en Egipto, y
de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a
Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, que estaba en Astarot. Y nuestros ancianos y
todos los habitantes de nuestro país nos hablaron, diciendo: "Tomad provisiones en vuestra
mano para el camino, id a su encuentro y decidles: 'Somos vuestros siervos; haced, pues,
pacto con nosotros.'" (Josué 9:3-11)
Este pacto velado, abrió la brecha para que tiempo después, reyes de Israel cayeran en la
idolatría de los amorreos:
(LBLA) “Ciertamente no hubo ninguno como Acab que se vendiera para hacer lo malo ante
los ojos del SEÑOR, porque Jezabel su mujer lo había incitado. Su conducta fue muy
abominable, pues fue tras los ídolos conforme a todo lo que habían hecho los amorreos, a los
que el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel.” (1 Reyes 21:25 -26)
¿Qué hay detrás del espíritu amorreo?
En el hebreo la palabra para amorreo significa hablador, en el sentido de alardear, de
exaltarse a sí mismo, buscar la prominencia, o sea estar por encima de los demás.
No en balde, les gustaba vivir en los lugares altos.
El espíritu amorreo busca reconocimiento y grandeza delante de los hombres.
Prácticamente todos los dictadores en la historia, han tenido y tienen espíritu amorreo. Les
gusta dominar y controlar a los demás, buscan el sometimiento de las demás personas a
ellos. Se deleitan en ver sus fotos, imágenes y esculturas en su ciudad y reino.
Son excelentes “charlatanes” y oradores, les encanta que los escuchen hablar y hablar, pero
no escuchan en lo más mínimo cuando le toca al otro hablar.
Así como las montañas dominan el paisaje, a los amorreos les encanta dominar y gobernar
sobre otros.
Tenemos un ejemplo de esto en la Biblia:
(LBLA) “Y sucedió que después de estas cosas, Nabot de Jezreel tenía una viña que estaba
en Jezreel, junto al palacio de Acab, rey de Samaria. Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu
viña para que me sirva de huerta para hortaliza porque está cerca, al lado de mi casa, y yo te
daré en su lugar una viña mejor; si prefieres, te daré su precio en dinero. Pero Nabot le dijo a
Acab: No permita el SEÑOR que te dé la herencia de mis padres. Acab entonces se fue a su
casa disgustado y molesto a causa de la palabra que Nabot de Jezreel le había dicho; pues
dijo: No te daré la herencia de mis padres. Y se acostó en su cama, volvió su rostro y no