Conservas
al vacío
hechas en casa
E
ste método, llamado "envasado en caliente", se
utiliza habitualmente en la industria alimentaria,
porque sustituye con ventaja al clásico y engo-
rroso "baño maría", imprescindible para ciertas
conservas más complicadas como los espárragos o las alu-
bias verdes, etc.
Para la conserva de tomate (entero, triturado o en
salsa) utilizaremos tarros de vidrio con cierre de tapa t
twist en tarros de un cuarto, medio litro o de litro. Para
zumos es mejor usar frascos de zumo, por su forma de
botella, más cómodos a la hora de servir el zumo o mosto
a los vasos. Los bares y restaurantes son buena fuente para
reciclar estos frascos de forma gratuita. Bastará con lavar-
los y dejarlos secar boca abajo. Las tapas deben ser nuevas
o al menos sin muescas ni abolladuras, para que e
sea correcto asegurando un envasado al vacío. También es
importante revisar que no tengan manchas de óxido una
vez lavadas y secas.
Conserva de Tomate
1. Empezaremos escaldando los tomates. Para ello una
vez lavados los introducimos unos segundos en una perola
con agua hirviendo. Se sacan con la espumadera a un
recipiente y, una vez enfriados, se pelan fácil-
mente.
2. Después de pelados se vuelven a
poner en una perola grande que tendre-
mos al fuego. Lo más normal es meter la
varilla de la batidora en la perola llena
de tomate y triturarlo hasta dejar una
masa roja. Si el tomate tiene mucho caldo se suele dejar
un rato evaporando a fuego lento y removiendo hasta que
la consistencia sea más pastosa.
3. Puedes añadirle un refrito con ajos y cebolla a tu
gusto. El tomate estará listo para ser envasado. Si le pones
sal, recuerda anotarlo en el envase, para no salar luego dos
veces el guiso que prepares con esta salsa de tomate.
4. El tomate ya está listo para ser envasado. Deberá
seguir
sobre un fuego lento que lo mantenga en suave ebu-
llición. Tendremos los tarros y sus correspondientes tapas
cerca, para no perder tiempo buscándolas mientras enva-
samos. Para no quemarnos las manos, nos pondremos unos
guantes de cuero o de loneta recia y verteremos el tomate
poco a poco con ayuda de un embudo y un cazo normal.
5
. Con el cazo, se vierte la pasta caliente de tomate tri-
turado sobre el embudo y de éste pasa al tarro de vidrio,
para llenarlo prácticamente hasta su borde superior.
6. A continuación, se pone la tapa del tarro bien apre-
tada y se deja el tarro boca abajo sobre una superficie de
madera o recubierta con un trapo de cocina.
El contacto del tomate caliente con el tarro y la tapa
hace que se pasteuricen y se eliminen las bacterias que
p
udieran echar a perder la conserva.
La operación de tapar el tarro se debe hacer
inmediatamente después de su llenado.
No se pueden llenar tres o cuatro y
luego ir poniendo tapas, porque en
ese tiempo se puede enfriar la masa
y entonces ya no se puede garanti-
z
ar una buena conservación.
Después de dejar la perola vacía
El verano y el principio del otoño son la época de recolección por excelencia.
Recogemos los frutos en su madurez perfecta, por lo que es el momento ideal para
hacer dietas a base de estos alimentos. Aún así, como seguramente no podremos comerlo
todo en crudo, podemos conservarlos de diversas formas, para aprovecharlos el resto del año.
Como e
tos maduros más habituales: tomate, mosto de uva y zumo de manzana
50 La fertilidad de la tierra nº 13
. . . . . . . . . .Texto y dibujos:Iñaki Urkia