El protagonista de El Gruffalo es un ratón. La historia de la caminata del ratón a través del bosque se desarrolla en dos fases, en tanto, el ratón utiliza la astucia para evadir el peligro.
El ratón va a dar un paseo en el bosque y en su camino se encuentra con varios animales peligrosos (un z...
El protagonista de El Gruffalo es un ratón. La historia de la caminata del ratón a través del bosque se desarrolla en dos fases, en tanto, el ratón utiliza la astucia para evadir el peligro.
El ratón va a dar un paseo en el bosque y en su camino se encuentra con varios animales peligrosos (un zorro, un búho y una serpiente). Cada uno de estos animales, es evidente la intención de comer el ratón, le invita a regresar a su casa para una comida. El ratón astuto declina cada oferta. Para disuadir a los nuevos avances, le dice a cada animal que se va a cenar con su amigo, un Gruffalo, cuya comida favorita pasa a ser el animal en cuestión. El ratón describe las características extrañas de la anatomía de lo monstruoso del Gruffalo. cada uno huye de los animales huye. El ratón se regodea en sí mismo, sabe que el Gruffalo es un monstruo de ficción y astutamente pasea junto a él en el bosque.
Size: 1.19 MB
Language: es
Added: Apr 24, 2020
Slides: 25 pages
Slide Content
Julia Doraldson k .
Axel Scheffler
EL GRUFALÓ
Julia Donaldson
Ilustraciones de As
Traducción de Fran
Por el bosque oscuro y hondo un ratón
a pasear.
Una zorra le echó el ojo, y no lo vio nada mal.
—Ratoncito —preguntó—, ratoncito, ¿adónde vas?
O
Mi casa está bajo el suelo. ¿Q ir a cena
—Muy amable de su parte, doña Zorra, pero no.
He quedado ya de verme con mi amigo, el grufaló.
—¿Un grufaló? ¿Y eso qué es?
—¿Cómo? ¿No lo sabe usted?
ne colmillos horrendos y un par de garras terribles,
unos dientes horrorosos y unas quijadas horrible
—¿Y dónde se van a ver?
Aquí, en estas enramadas.
Y su plato favorito son las zorras rosti
—¿Qué? ¿Las zorras rostizadas? ¡Ratoncito, yo me voy!
Y, dando un salto veloz, doña Zorra se alejó.
—iQué tontita, doña Zorra! Todavía no se entera
de que el grufaló no existe y no es más que una quimera.
Por el bosque oscuro y hondo el ratón volvió a pasear.
Una lechuza lo vio, y no lo vio nada mal.
—Ratoncito —preguntó—, ratoncito, ¿adónde vas?
Sobre esa fronda, en mi casa, tengo té. ¿Quieres probar?
—Qué amable, doña Lechuza. Muchas gracias, pero no.