HANA – LAUREN OLIVER
BLOG ‘DARK PATIENCE’
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‚No, no.‛ Lo último que quiero es estar a solas con Fred. Él es lo suficientemente
amable, y gracias al paquete de información que he recibido de él desde los evaluadores,
estoy bien preparada para hablar de sus intereses (de golf, películas, política), pero, sin
embargo, me pone nerviosa. Él es mayor, y curado, y ya había sido emparejado antes.
Todo en él ─desde los gemelos brillantes de plata, hasta la manera ordenada en que su
cabello se enrosca alrededor de su cuello─ hace que me sienta como una niña pequeña,
estúpida y sin experiencia.
Sin embargo, Fred ya está de pie. ‚Ésa es una gran idea,‛ dice. Me ofrece su mano.
‚Vamos, Hana.‛
Yo titubeo. Parece extraño tener contacto físico con un chico aquí, en una habitación
bien iluminada, con mis padres mirándome impasibles ─pero, por supuesto, Fred
Hargrove es mi pareja, por lo que no está prohibido. Tomo su mano, y él me para en mis
pies. Sus manos están más secas y ásperas de lo que esperaba.
Nos salimos del comedor hacia una sala con paneles de madera. Fred me da un
gesto para que vaya primero, y yo estoy incómodamente consciente de sus ojos en mi
cuerpo, su cercanía y su olor. Él es grande. Alto. Más alto que Steve Hilt.
Tan pronto como pienso en la comparación, estoy enfadada conmigo misma.
Cuando llegamos al porche trasero, me alejo de él, y me siento aliviada cuando no
me sigue. Me empujo contra la barandilla, mirando hacia el vasto y oscuro paisaje de
jardines. Pequeñas, lámparas de hierro desplazadas, iluminan lo abedules y arces,
enrejados limpios con rosales trepadores, y camas de tulipanes de color rojo sangre. Los
grillos cantan, un oleaje ronco. El aire huele a tierra mojada.
‚Es hermoso,‛ dejo escapar.
Fred se ha sentado en la mecedora del porche, manteniendo una pierna cruzada
sobre la rodilla opuesta. La mayor parte de su rostro está en la sombra, pero puedo decir
que está sonriendo.
‚A mam{ le gusta la jardinería. En realidad, creo que sólo le gusta el deshierbe. Te
lo juro, a veces pienso que ella planta las malas hierbas solo para poder arrancarlas de
nuevo.‛
Yo no digo nada. He oído rumores de que el Sr. y la Sra. Hargrove tienen estrechos
vínculos con el presidente de América Libre de Deliria, uno de los más poderosos grupos
antideliria en el país. Es lógico que a ella le guste arrancar las malas hierbas, para arrancar
de raíz el crecimiento, desagradable y reptil, que mancha su perfecto jardín. Eso es lo que
quiere el ALD también: la erradicación total de la enfermedad, de los repugnantes,