Cristo, una salvación que viene de Dios y se funda en la fe. De esta
manera conoceré a Cristo y experimentaré el poder de su resurrección y
compartiré sus padecimientos hasta asemejarme a él en su muerte, a ver
si así logro la resurrección de entre los muertos. No pretendo decir que
haya conquistado la meta o conseguido la perfección, pero me esfuerzo
a ver si la conquisto, por cuanto yo mismo he sido conquistado por
Cristo Jesús. Yo, hermanos, no me hago ilusiones de haber conquistado
la meta; pero eso sí, olvidando lo que he dejado atrás, me lanzo lleno
para conseguir lo que está delante y corro hacia la meta, hacia el
premio al que Dios me llama desde lo alto por medio de Cristo Jesús.
Esto deberíamos pensar los que nos creemos maduros en la fe. Y si
piensan de modo diferente, que Dios le haga ver claro también esto. En
todo caso, permanezcamos firmes en lo que hemos logrado.
Filipenses 3,8-16
Por lo que a mí toca, del Señor recibí la tradición que les he
transmitido, a saber, que Jesús, el Señor, la noche en que iba a ser
entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es
mi cuerpo entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía.
Igualmente, después de cenar, tomó el cáliz y dijo, Este cáliz es la nueva
alianza sellada con mi sangre; cuantas veces beban de él, háganlo en
memoria mía. Así pues, siempre que coman de este pan y beban de este
cáliz, anuncian la muerte del Señor hasta que él venga.
1 Corintios 11, 23-26
Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y,
sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para
quien lo coma no muera. Jesús añadió: —Yo soy el pan vivo bajado del
cielo. El que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo
daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo. Esto provocó una
fuerte discusión entre los judíos, los cuales se preguntaban: —¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: —Yo les aseguro
que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no
tendría vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene
vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi snagre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me envió posee la
vida y yo vivo por el, así también, el que me coma vivirá por mí. Este es
el pan que ha bajado del cielo; no como el pan que comieron sus
antepasados. Ellos murieron; pero él que coma de este pan, vivirá para
siempre.
Juan 6,48-58
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