En casos de quemaduras y llagas infectadas y gangrenosas, las esencias llegan a neutralizar
las toxinas micróbicas y a contener la degeneración del tejido. También por vía interna poseen
esta propiedad antitóxica.
Numerosos aceites esenciales presentan propiedades antirreumáticas y antineurálgicas
cuando son disueltos en el baño o bien mezclados a ungüentos específicos. Es el caso del romero,
de la lavanda y del enebro.
La aplicación de las esencias sobre la piel influye sobre los órganos más profundos; de
hecho, tienen una sorprendente facilidad de propagación a través de la piel y de allí llegan a la
circulación sanguínea y a los varios órganos, para ser al final eliminadas, sobre todo, a través de
los riñones y de los pulmones, cediendo a estos dos órganos sus propiedades antiespasmódicas,
desinfectantes o, según el caso, estimulantes.
Muchos aceites esenciales, entre ellos los de salvia, malva, verbena, ginseng, hiedra y
ciprés, poseen además propiedades hormonales, y actúan positivamente sobre las glándulas
suprarrenales, los ovarios, el tiroides, etc. La esencia de ciprés, por ejemplo, es lo mismo que las
hormonas ováricas, mientras la de agujas de pino es un estimulante córtico-suprarrenal. Su acción
reguladora sobre las glándulas endocrinas se exterioriza dinamizándolas, o sea, devolviéndoles su
vitalidad.
El doctor Jean Valnet, uno de los mayores especialistas contemporáneos en aromaterapia,
afirma que «las esencias son para las plantas lo que las hormonas son para las glándulas
endocrinas». Los cambios que los aceites esenciales producen en el organismo son rápidos y
fáciles de apreciar; la esencia de hisopo, por ejemplo, al eliminarse por los pulmones estimula la
secreción del moco tras fluidificarlo. Además de actuar como expectorante, elimina los espasmos
bronquiales.
Las propiedades de los aceites esenciales son numerosísimas y varían según las plantas de
las que han sido extraídos; a este propósito, consultar el apartado dedicado a cada una de las
plantas medicinales.
Debemos recordar que se trata de un producto extremadamente concentrado; baste pensar
que para extraer 200 gr de esencia de tomillo se necesitan 100 kg de planta. Es por este motivo
que debemos utilizarlas en soluciones muy diluidas. A menudo se obtienen resultados tanto más
importantes cuanto menor es la dosis; algo parecido a lo que pasa con la homeopatía.
El peso y la edad de una persona condicionan la dosis de esencia a tomar. Usualmente se
administra 1 gota por cada 25 kg de peso, 3 veces al día y durante un mes. En los casos agudos
serán suficientes unos pocos días de tratamiento.
Podemos, en general, clasificar algunas de la esencias como sigue:
Antidiabéticas: eucalipto, cebolla, geranio.
Antiespasmódicas: lavanda, mejorana, ruda, verbena, ciprés, anís, clavo.
Antifermentativas: cebolla, anís, enebro, tomillo.
Antirreumáticas: romero, lavanda, pino, enebro, orégano.
Antisépticas: limón, lavanda, tomillo, niaouli, trementina, pino, eucalipto, eugenia… (y casi
todas las demás).
Balsámicas: niaouli, tomillo, pino, trementina, eucalipto.
Cicatrizantes: lavanda, salvia, romero, geranio, tomillo.
Coleréticas: lavanda, menta, salvia, tomillo.
Diuréticas: cebolla, hinojo, enebro.
Emenagogas: ruda, valeriana, artemisia, albahaca, canela, lavanda, melisa, salvia.