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Chasqueé la lengua tirando el envase ya cerrado hacia un lado. Esa leche llevaba casi
dos meses caducada y no tenía ganas de enfermarme por semejante tontería, así que tiré
la leche que había en el vaso por el desagüe del fregadero y me bebí un vaso de agua del
grifo para después comerme la barrita.
Cuando sentí que el dolor de cabeza amenguaba, cogí mi móvil, el cual se encontraba
en la mesa del comedor, y me puse a ver todas las publicaciones que habían de la fiesta
de ayer en las redes sociales. Le di ‘ me gusta’ a varias fotos y sonreí con suavidad.
“Qué noche...” Dije para mí mismo. La verdad es que había disfrutado mucho el día
anterior, con toda la gente saltándose las clases para salir con sus amigos o para ir
preparándose para la fiesta que dio comienzo a media noche. S í… ayer fue un gran día.
Pasaron varios minutos cuando me dio por mirar la hora y resoplé al ver que eran las
10:43 de la mañana. Las clases habían empezado hací an ya unas dos horas, pero tampoco
me sorprendí mucho, ya que el llegar tarde a la universidad se había vuelto una rutina
para mí. De todas formas, hoy era el último día de clases y no quería faltar. A pesar de lo
poco que me gustaba ir a clases, nunca faltaba. Lo sentía como un pecado y, podía sonar
irónico, pero prefería asistir y después no atender en clase que no ir y arrepentirme
después. Además, hoy se programaría la mejor fiesta jamás hecha como despedida de este
año universitario y no me la perdería por nada del mundo, sobretodo porque la fiesta la
iba a montar Mark, mi mejor amigo, y yo sería uno de los invitados especiales.
Sonreí con satisfacción y percibí una suave sensación de emoción y éxtasis formarse
alrededor de mi cuerpo. Me sentía algo débil por haber vomitado y por el dolor de cabeza
que poco a poco, iba amenguando, pero eso no me impidió sentirme feliz y entusiasmado
por la fiesta que se iba a celebrar al final del día. Guardé mi móvil en uno de los bolsillos
de mi pantalón y me volví a mi habitación, no sin antes pasar por el baño para lavarme la
cara y cepillarme los dientes.
Como me daría tiempo volver a mi casa después de la universidad, no tenía porqué
llevarme la ropa para después cambiarme para ir a la fiesta, así que miré toda la ropa que
tenía en mi armario y saqué las prendas más casuales que se encontrasen en él. Exacto,
unos vaqueros negros cortos y una camiseta blanca holgada que posteriormente
combinaría con unas zapatillas negras y varios accesorios tanto para mis dedos como para
mis muñecas.
Hoy era un día especial y me interesaba lucir bien, aunque fuera para ir a la universidad,
por lo que al final me decanté por decorar ambas de mis manos con tres anillos distintos
y un par de pulseras que combinasen con mi atuendo del día de hoy.
Satisfecho con el resultado, me miré en el espejo de mi habitación y, pasados unos
segundos, sentí mi móvil vibrar. Lo saqué de su lugar de reposo mientras me seguía