repentinas en una sola estación de crecimiento, aunque suelen causar epifitias de desarrollo más lento y más
localizadas. Algunos patógenos, como los carbones y varias royas del ciclo corto que carecen de una etapa
repetitiva, requieren de todo un año para completar un ciclo de vida (patógenos monocíclicos) y, por lo
tanto, sólo pueden causar una serie de infecciones por año. En estas enfermedades, el inoculo aumenta de
un año al otro, y la epifitia se desarrolla al cabo de varios años. Asimismo, las epifitias causadas por
patógenos que necesitan más de un año para completar un ciclo reproductivo tienen un lento desarrollo.
Ejemplos son: la roya del manzano-cedro (2 años), la roya ampulante del pino blanco (3 a 6 años) y el
muérdago enano (5 a 6 años). Estos patógenos producen inoculo y causan una serie de infecciones cada año
sólo como resultado del traslape de sus generaciones poliéticas.
Ecología del patógeno
Algunos patógenos, como la mayoría de los hongos y plantas superiores parásitas, producen su inoculo
(esporas y semillas, respectivamente) en la superficie de los órganos aéreos del hospedante. De ahí, las
esporas y semillas se dispersan con facilidad a diferentes distancias y causan epifitias en extensas zonas.
Otros patógenos, como los hongos y bacterias vasculares, los micoplasmas, los virus y los protozoarios, se
reproducen dentro de la planta. En este caso, la propagación del patógeno es rara o imposible sin la ayuda de
vectores y, por lo tanto, dichos patógenos causan epifitias sólo cuando los vectores son abundantes y activos.
Aún incluso, otros patógenos como las bacterias, los nematodos y los hongos del suelo, producen su inoculo
en
los órganos infectados de la planta que yacen en el suelo, dentro de los cuales el inoculo se dispersa
lentamente, aunque esto representa poco peligro para que sucedan brotes epifíticos repentinos o extensos.
Forma de diseminación del patógeno
Las esporas de muchos hongos fitopatógenos, como las que causan las royas, los mildius y las manchas
foliares, se liberan en el aire y se diseminan por el aire o los vientos fuertes a distancias variables que
pueden ser hasta varios kilómetros. Estos hongos son la causa de las
164 Epifitología
epifitias más frecuentes y de mayor amplitud. En términos de su capacidad para causar epifitias
repentinas y amplias, el siguiente grupo de patógenos más importantes abarca a los patógenos cuyo
inoculo se lleva por los vectores transportados por el aire. Dichos patógenos incluyen a muchos de los virus
transmitidos por áfidos y algunos otros insectos; micoplasmas y bacterias fastidiosas transmitidos por
saltamontes, chicharritas y psílidos; y algunos hongos (como los que causan la enfermedad del olmo
holandés), bacterias (como la que causa la marchitez bacteriana de las cucurbitáceas) e incluso
nematodos (como el de la marchitez del pino) diseminados principalmente por escarabajos. Los
patógenos que se transmiten por la lluvia llevada por las corrientes de aire (principalmente los hongos que
causan enfermedades como la antracnosis y la roña del manzano, y la mayoría de las bacterias) son
responsables de las severas epifitias anuales, pero algo localizadas, que brotan dentro de un campo,
municipio o valle. Los patógenos que van en las semillas u otros órganos de propagación vegetativa
(como los tubérculos o bulbos) suelen depositarse en la parte media de las plantas susceptibles, pero
su capacidad para causar epidemias depende de la eficacia de su posterior transmisión a nuevas
plantas. Por último, los patógenos que viven y se propagan en el suelo, debido a las restricciones físicas, por
lo general son incapaces de causar epifitias repentinas o de gran amplitud, pero suelen causar enfermedades
locales de lenta diseminación pero de severidad considerable.
Factores ambientales que afectan el desarrollo de las epifitias
La mayoría de las enfermedades de las plantas ocurren en mayor o en menor grado en la mayoría de
las áreas donde crece la planta hospedante y, en general, no originan epifitias severas y de amplia
diseminación. La presencia concurrente, en las mismas áreas, de plantas susceptibles y patógenos
virulentos no siempre garantizan múltiples infecciones, mucho menos el desarrollo de una epifitia, y remarca
la dominante influencia del medio sobre el desarrollo de esta última. Las condiciones ambientales pueden
afectar la disponibilidad, etapa de crecimiento, suculencia y susceptibilidad genética de la planta
hospedante. También, puede afectar la supervivencia, vigor, tasa de multiplicación, tasa de esporulación,
facilidad, dirección y distancia de la dispersión del patógeno, así como la tasa de germinación de sus
esporas y su penetración en el hospedante. Asimismo el medio puede afectar el número y la actividad de los
vectores del patógeno. Los factores ambientales más importantes que afectan el desarrollo de las epifitias
son: la humedad, la temperatura y las actividades del hombre en términos de las prácticas culturales y las
medidas de control.
Humedad
Como ya se señaló en el capítulo 7, un alto nivel de humedad abundante, prolongada o repetida, ya sea en