Fiesta De..

guestc9dbeb 232 views 15 slides Jun 04, 2009
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Festividad de la Santísima Trinidad
…Y sabed que yo estoy
con vosotros todos los días hasta
el fin del mundo.
Mt.28, 18-20

“ ¡Dios mío, Trinidad
a quien adoro!,
la Iglesia nos sumerge en tu
misterio;
te confesamos
y te bendecimos,
Señor Dios nuestro”.

La fe se hace confesión y
alabanza del misterio
trinitario,
que distingue a la religión
cristiana de los otros
monoteísmos.

“ Oh Palabra del Padre ,
te escuchamos;
oh Padre,
mira el rostro de tu Verbo;
oh Espíritu de amor,
ven a nosotros;
Señor Dios nuestro”.

La Trinidad Santa de Dios no
languidece en vitrinas de
cristales.
Adoramos a un Dios
que vive y engendra,
vive y se comunica,
vive y ama.
Porque la Trinidad de Dios
es la vida. La vida de Dios.
Y nuestra propia vida, insertada ya
para siempre
en su comunidad de comunión.

La fiesta de la Santísima Trinidad nos invita
a meditar en la última consigna del Maestro:
“Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo
y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar
todo lo que os he mandado”.

Enseñar,
bautizar ,
y hacer discípulos.
En esas palabras
se encierra la triple misión
de la Iglesia.

Una vocación profética para anunciar una palabra
que salva.
Una función litúrgica en la que se celebra la nueva
vida.
Una tarea de diario pastoreo que recoge,
alimenta y guía a la comunidad
de los cristianos.

Con esa triple encomienda fueron
enviados los discípulos.
Un encargo que compete
a toda la Iglesia,
a toda la diócesis
y parroquia,
a toda la comunidad
y a cada uno
de los creyentes en Jesucristo.

En su nombre hemos sido
bautizados.
En su presencia recorremos
el camino.
En su intimidad
habitamos, existimos
y actuamos.

“Sabed que yo estoy
con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo”.
Ésa es la última
palabra de Jesús.

¿Está el Señor con nosotros?
¿ Dónde estaba Dios en aquellos días de
muerte y genocidio?
Benedicto XVI
repetía en Auschwitz :
“Estaba precisamente en los que eran ajusticiados”
El Señor está con nosotros, porque se ha identificado
con nuestra propia suerte.
Y con nuestra muerte.

¿Estamos nosotros con el Señor?
La persona se mutila y empobrece si olvida
que ha sido llamada a otra dimensión.
Cuando cae en esa tentación se priva de lo más importante
de sí misma: su espíritu religioso.

Con toda la Iglesia nos atrevemos a proclamar
la alabanza de nuestra fe trinitaria:
“Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén”.

Texto: José Román Flecha Andrés
PALABRA DEL SEÑOR
Secretariado Trinitario . Salamanca
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