NARRADOR: Jesús llega al monte Calvario, lugar donde debía de ser crucificado, los soldados le quitan la ropa, empiezan a
burlarse de él. Colocan un letrero donde dice: Jesús, rey de los judíos. Lo colocan en la cruz y lo levantan.
Estando crucificado, pide que su padre les perdone. Los solados y la gente, se burla y piden que si es el mesías, baje de la cruz.
SOLDADO 1: Mejor no rompamos esta túnica.
SOLDADO 2: Tienes razón echémosla a suerte.
JESUS: ¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!
ANANÍAS: Dijiste que podías destruir el templo y reconstruirlo en tres días, y no puedes bajarte de la cruz.
JÓNATAN: ¿No eres tú el Mesías?, ¡sálvate de ese castigo!!!
ANÁS: ¿A otros ha salvado, y no puede salvarse a sí mismo?
CAIFÁS: Que baje ese Mesías, ese Rey de Israel para que podamos creerle.
GESTAS: ¡Si de veras eres Hijo de Dios!, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!
DIMAS: ¡Cállate!, ¿no tienes temor de Dios? ¡Nosotros, estamos bajo justo castigo! ¡Más este hombre! ¿Qué mal ha hecho??? ! Señor,
acuérdate de mí, cuando comiences a reinar.
JESÚS: En verdad te digo... que hoy estarás... conmigo en el Reino.
NARRADOR: Entonces el sol comenzó a ocultarse, las nubes taparon el brillo del sol, todo ese lugar empezó a
oscurecerse, la gente empezó a sentir miedo.
JESÚS: Tengo sed.
NARRADOR: Uno de los soldados, empapa con vinagre un trapo, lo coloca en su lanza y lo da de beber a Jesús. María, que
estaba ahí presente, se le acerca junto con uno de los últimos discípulos, arrodillándose le empieza a acariciar.
MARIA: ¡Hijo mío! sangre de mi sangre, corazón de mi corazón, llévame contigo en este instante.
JESUS: ¡Mujer... ahí tienes a tu Hijo!..., ¡Hijo… ahí tienes a tu Madre!
JESUS: Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
JESUS: ¡Todo está consumado!
JESÚS: ¡Padre, en tus manos... encomiendo mi espíritu!
ABENADER: En verdad este era un hombre justo.
(Bajan a Jesús, y María, Juan y las mujeres llegan a recibirlo).
NARRADOR: Entonces, empieza a temblar la tierra, la tela del templo se desgarra en dos, la gente que lo acompañaba
comprende que en verdad él era el Mesías. Uno de los soldados para asegurarse que Jesús estaba muerto, mete la lanza en el
cuerpo de Jesús.
Pasado las horas, un hombre bueno, llamado José de tarso, pide permiso para que bajen el cuerpo de Jesús, este lo envuelve en
mantos, y los llevan a un sepulcro nuevo que habían hecho, los tapan con una enorme roca y colocan cuatro soldados para que
vigilen.
Al amanecer del tercer día, las mujeres, se dirigen hacia el sepulcro, pero se dan con la sorpresa que la roca que tapaba la
entrada, estaba fuera del lugar, ingresan dentro del sepulcro y un ángel del señor se les aparece.
ANGEL: Por qué buscan entre los muertos al que ahora está vivo, el Señor ha resucitado tal como lo había dicho, vayan a decir
a sus discípulos la buena nueva, que estén preparados para el encuentro con el Señor.
NARRADOR: Al amanecer del tercer día, las mujeres, se dirigen hacia el sepulcro, pero se dan con la sorpresa que la roca que
tapaba la entrada, estaba fuera del lugar, ingresan dentro del sepulcro y un ángel del Señor se les aparece y les dijo: “Jesús ha
resucitado como les anunció”. Jesús se les apareció a sus discípulos y luego de conversar con ellos ascendió a los cielos en
cuerpo y alma.
JESUS: (Acercándose a sus discípulos que estaban reunidos en oración) Paz a todos ustedes en nombre del Señor.
APOSTOLES: Sorprendidos…. Se acerca al Señor.
JESÚS: (Dirigiéndose a su apóstoles) Vayan y enseñen las buenas nuevas por todo el mundo. (Y se va).
NARRADOR: Jesús dirigiéndose a sus apóstoles, les dice: No les toca a ustedes conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha
establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán fuerza para ser mis testigos. Ved ahora
por donde va a difundir su cuerpo, ver donde no quiere ser pisoteados. Recibirán fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea, en samaria ya hasta los confines del mundo. Ved donde permanezco, yo que asciendo, por soy cabeza, permanece todavía
mi cuerpo. ¿Dónde permanece? Por toda la tierra. Cuida no herirlo, cuida de no violarlo, cuida de no pisotearlo.
JESÚS: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera ¡VIVIRÁ!
PUEBLO: ¡Cristo vive! ¡Cristo vive! ¡Cristo vive! ¡Cristo vive! ¡Cristo vive! (salen del escenario)