El líder moderno y el hombre de fe comparten características como la integridad, el servicio, la empatía y la humildad, pero difieren en su motivación principal: mientras que el líder secular se enfoca en el éxito organizacional, el hombre de fe se guía por principios divinos para glorificar ...
El líder moderno y el hombre de fe comparten características como la integridad, el servicio, la empatía y la humildad, pero difieren en su motivación principal: mientras que el líder secular se enfoca en el éxito organizacional, el hombre de fe se guía por principios divinos para glorificar a Dios y guiar a otros hacia Él. Ambos deben ser discípulos dedicados y coherentes en sus palabras y acciones.
Se enfoca en el desarrollo espiritual de las personas. Busca que otros se acerquen más a Dios, buscando que se conviertan en mejores discípulos de Él y puedan así potencializar al máximo los recursos divinos hacia el logro del propósito de Dios para sus vidas.
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Added: Oct 10, 2025
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MI DEVOCIONAL DIARIO. DIA 284 OCTUBRE 10
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???????????? ??????????????????????????????????????????????????????, ?????? ????????????????????????́???????????? ???????????????????????? ??????????????????????????????”. (1 Samuel 17:24)
Pasaje complementario: 1 Samuel 17:24-38
El gigante Goliat era un líder. Si alguno no estaba con él tenía que
correr y huir de su presencia. Algunos líderes son temibles, son
desafiantes, son humillativos cuando no se les rinde pleitesía. Algunos
líderes hacen uso de una falsa humildad y de una falsa sencillez y
comienzan a hablar, pero si no se comparte lo que ellos profesan, si no
se cree en lo que ellos creen y si no se les rinde la pleitesía que ellos
demandan de una manera sutil (no abiertamente, sino a través de un
grupo de áulicos que están alrededor suyo), pues entonces se vuelven
humillativos, son temibles, son terribles. En los acontecimientos
narrados en la Biblia respecto a David y el gigante Goliat, vemos que el
mismo Saúl, rey de Israel, se perturba, porque nadie se enfrenta a
aquel gigantesco paladín.
Podemos resaltar las acciones de un hombre de fe en la vida de David a
través de sus acciones ante aquella amenaza del gigante Goliat. En el
versículo 32 dice: “Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.” El
hombre de fe no pregunta “¿quién irá?”, sino pregunta “¿a qué hora hay
que ir?, ¿me dejas ir a mí?”, y afirma, “yo quiero ir”, dice “déjame, yo
voy”. Esa es la diferencia entre un líder y un hombre de fe.
Los versículos 34 y 35 nos describen: “David respondió a Saúl: Tu
siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o
un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él, y lo
hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba
mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.” Saúl ve a David muy
pequeño, lo menosprecia, pero vemos que Dios ya venía formando a
David como pastor de las ovejas de su padre, no solo para liberar a su
pueblo del gigante sino también para pastorear a todo el pueblo de
Israel. En el versículo 37 David saca sus credenciales: “Añadió David:
Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso,
él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David:
Ve, y Jehová esté contigo.”
A David lo libra Dios, pero las preguntas que nos tenemos que hacer
son: ¿al gigante quién lo libra? A un hombre de fe Dios lo libra, pero
¿quién va en auxilio del gigante?, ¿quién va a librarlo? El gigante se ve
muy convencido de sus fortalezas, muy lleno de sí, autosuficiente, hasta
llegar a creerse invencible, pero un hombre de fe tiene a su favor lo
único que se necesita para ganar: tiene al Señor, el Dios de Israel de su
lado.
OREMOS
"Señor Dios de Israel, hoy declaro en mi corazón que tú eres mi Dios,
que tú eres mi fortaleza. Líbrame de buscar ser un líder autosuficiente y
lleno de mí mismo, aquel que cree que sus atributos personales le
hacen fuerte e invencible. Por el contrario, hoy s
é que lo único que
necesito es que estés siempre a mi lado y a mi favor, de esta manera,
como David lo expresó, “yo iré”. Iré siempre a lo que me envíes, a
enfrentar y a derribar gigantes por amor a tu nombre, a tu obra y todo
lo que me has encomendado en mi vida."