Mi hijo al ver que le prestó un poco menos de atención, comete un acto de vandalismo con los amigos, puesto que para llamar mi atención les da la llave del colegio a los amigos y estos entran y lo destrozan todo, porque apenas roban nada, solo se dedican a dejarlo hecho todo mixtos. Daniel intenta hablar con él, para ver qué es lo que le ha llevado a hacer eso, el dice que solo era una broma y que no le dará explicaciones ya que él no es su padre, al verme en tal situación decido hablar con mi hijo, él me dice que solo ha hecho eso, para llamar mi atención porque quiere saber sobre su padre, yo con pocas ganas de hablar del tema, le intento hacer ver que lo que ha hecho no está bien y le comento lo que quiera saber de su padre, le digo que su padre desapareció de nuestras vidas, en el momento en que supo que estaba embarazada, me dijo que abortara (pero yo no quise hacer eso) y desde ese momento no quiso saber nada más de él, ni de mí, entonces mi hijo lo entiende todo, me da un abrazo y desde entonces parece haber mejorado su relación con Daniel. Daniel esta vez, llega cansado a casa y sin ganas de nada, piensa en dejar su puesto como director y rendirse, una alumna del centro había muerto y el no había podido hacer nada por ayudarles en la situación por la que estaban pasando y encima la administración pública no se había hecho cargo de nada. Yo intento animarlo y propongo que hagamos una celebración, para lo que propongo que representemos el desierto con tiendas y botellas de colores, para que así participen tanto los niños, como los profesores y madres y padres de los escolares. Los días antes a la celebración, me lo paso genial, disfruto estando con los niños que dibujan las tiendas con pintura en los pies y en las manos, es una actividad genial muy creativa y divertida para todos no solo para los pequeños. Por fin llegó el día, disfrutamos mucho la celebración con los niños (bailamos, cantamos, jugamos…), y todo ello, sin olvidar por supuesto a LETICIA (que seguía entre nosotros, entre nuestras vidas).