El tórax es una de las regiones más importantes del cuerpo humano, ya que forma la cavidad torácica, estructura fundamental que alberga órganos vitales como el corazón y los pulmones, además de grandes vasos sanguíneos, porciones del aparato digestivo y est...
Huesos y articulaciones del tórax
El tórax es una de las regiones más importantes del cuerpo humano, ya que forma la cavidad torácica, estructura fundamental que alberga órganos vitales como el corazón y los pulmones, además de grandes vasos sanguíneos, porciones del aparato digestivo y estructuras linfáticas y nerviosas esenciales para la vida. La arquitectura de esta región está dada por un armazón osteocartilaginoso conformado principalmente por la columna torácica, las costillas, los cartílagos costales y el esternón, unidos entre sí por articulaciones que permiten tanto la estabilidad como un grado variable de movilidad necesario para la respiración. La descripción detallada de los huesos y articulaciones del tórax requiere entender cada uno de sus elementos de forma individual, pero también en conjunto, ya que actúan como una caja protectora, resistente pero a la vez flexible, capaz de expandirse y contraerse en el ciclo respiratorio, soportar la presión intratorácica y servir como punto de inserción de músculos respiratorios y de la cintura escapular.
En primer lugar, se encuentra la columna torácica o columna dorsal, compuesta por doce vértebras torácicas que se disponen en sentido longitudinal en la parte posterior del tórax. Cada vértebra torácica presenta características específicas que la distinguen de las vértebras cervicales y lumbares. Poseen un cuerpo vertebral de tamaño intermedio, coraziforme, con fositas costales que sirven para la articulación con las cabezas de las costillas. Los pedículos son cortos y dirigidos hacia atrás, las láminas vertebrales se disponen de forma oblicua y se unen para formar un conducto espinal relativamente estrecho en comparación con otras regiones. Las apófisis espinosas son largas, inclinadas hacia abajo y se superponen parcialmente como tejas, lo cual limita la extensión excesiva en esta zona de la columna. Las apófisis transversas presentan facetas articulares para la tuberosidad de las costillas en la mayoría de los niveles. En conjunto, las vértebras torácicas forman una curvatura fisiológica de convexidad posterior, llamada cifosis torácica, que es fundamental para la distribución del peso y la biomecánica del tronco.
Unidos a la columna torácica se encuentran los arcos costales. Existen doce pares de costillas, huesos largos y planos que se curvan desde la columna hacia la parte anterior del tórax. Cada costilla presenta una cabeza con dos carillas articulares, separadas por una cresta, que se articulan con las fositas costales de las vértebras correspondientes y de la vértebra superior adyacente. A continuación, se encuentra el cuello, que conecta la cabeza con el tubérculo costal. Este tubérculo presenta una faceta articular para la apófisis transversa de la vértebra correspondiente, y una porción rugosa que sirve de inserción a ligamentos. El cuerpo o diáfisis costal se extiende en forma curva, con un ángulo costal marcado y una cara interna cóncava que presenta el surco costal, donde s