La integración de conceptos transversales en la educación matemática ha evolucionado
significativamente a lo largo de los años, influenciada por diversas teorías y prácticas educativas.
Promover la comprensión interdisciplinaria y abordar los desafíos que la acompañan es esencial
para alcanzar su máximo potencial. A medida que los educadores continúan explorando y
perfeccionando estas estrategias, el panorama de la educación matemática se prepara para una
transformación significativa, alineándose con las reformas pedagógicas contemporáneas y las
demandas de un mundo interconectado.[1][2][4]
Una de las influencias fundamentales en este ámbito proviene del trabajo de Manfred Spitzer,
quien enfatiza la importancia del conocimiento previo en el proceso de aprendizaje mediante el
círculo hermenéutico. Esta perspectiva sostiene que el aprendizaje efectivo ocurre en un entorno
no estructurado donde las actividades cotidianas de los niños, incluyendo juegos con los dedos
e interacciones prácticas, desempeñan un papel crucial en el desarrollo cognitivo. Spitzer
sugiere que estas actividades son mucho más beneficiosas que los métodos tradicionales, como
escribir en computadoras portátiles, en entornos de primera infancia[1].
El desarrollo histórico de la educación matemática también ha presenciado el auge de los
enfoques interdisciplinarios, en particular en los campos STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería
y Matemáticas). Estudios recientes indican que los docentes de las áreas principales suelen tener
dificultades con el diseño interdisciplinario, lo que pone de relieve la necesidad de mejorar las
estrategias y la colaboración entre educadores para integrar eficazmente conceptos transversales
en las clases de matemáticas[2]. Esta evolución se alinea con el objetivo general de romper las
barreras del aprendizaje entre diversas disciplinas, permitiendo a los estudiantes reconocer los
puntos en común en la indagación científica y el razonamiento matemático[3].
Además, la investigación ha subrayado la importancia de reconocer patrones en matemáticas, ya
que sirven como elementos fundamentales que trascienden las fronteras disciplinarias.
Comprender patrones ayuda a los estudiantes a establecer relaciones, hacer predicciones y
aportar evidencia para las explicaciones tanto en matemáticas como en ciencias [4][5]. A medida
que los educadores se esfuerzan por implementar estos conceptos transversales, los contextos
históricos y los marcos educativos continúan dando forma e informando las prácticas de
enseñanza, con el foco puesto en mejorar la participación y la comprensión de los estudiantes
en las matemáticas[6].
En los últimos años, la noción de sistemas duales de pensamiento, popularizada por Daniel
Kahneman, ha proporcionado un marco para comprender cómo se internalizan los conceptos
matemáticos. El Sistema 1 representa el pensamiento intuitivo, que puede mejorarse mediante
representaciones físicas como la gnosis dactilar, mientras que el Sistema 2 implica estrategias
más deliberadas y metacognitivas, necesarias para el razonamiento matemático complejo[1].
Esta dicotomía se ha comparado con una orquesta y su director, donde la comprensión intuitiva
(Sistema 1) debe armonizarse con el pensamiento estructurado (Sistema 2) para lograr una
comprensión integral de las matemáticas[1].
Contexto histórico
Tipos de enfoques transversales
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