Cerré la puerta tras de mi y el caos de abajo desapareció con el
‘lick del pestillo, dejando fuera el ruido al igual que mis posibilidades de
que alguien me escuchara pedir ayuda.
—¿Dónde estás? —Pregunté dubitativamente.
—Bstoy aquí, —dijo la voz, sin ofrecer alguna indicación acerca de
dónde realmente era aquí.
‘Tomé aire, estabilizando mi respiración y dando unos pasos hacia
la televisión hasta que estuve lo suficientemente cerca para distinguir el
contorno de una cama en medio de la pequeña habitación y un par de
largas piernas colgando en el borde.
—éUmmm, bienvenido a casa? Bear me envió,
Tal vez, hablar le daría la oportunidad a mi corazón para que
regresase dentro de mi cuerpo. Pero la realización de lo que estaba a
punto de hacer me pareció estúpido y me paralizó frente a la sombra,
Ignorando mi lamentable intento de conversación, se arrastró
hasta el borde de la cama. Aunque no podía distinguir sus rasgos, su
sombra era masiva.
Se sentó y estiró, me preparé para su toque, pero no hubo contacto,
En su lugar, tomó una botella que se encontraba en la mesita de noche
detrás de mi. La inclinó hacia su boca, tomando un lento y largo sorbo.
Sus tragos fueron ruidosos en la silenciosa habitación.
De nuevo me sequé las manos en la falda, esperando que la
oscuridad cubriera mejor mis nervios que el sudor en mis manos,
—¿Te pongo nerviosa? —preguntó él, como si estuviera leyendo mi
mente, Pude oler whiskey fresco en su aliento,
—No, —contesté sin aliento, la mentira atrapada en mi garganta.
Una mano grande me agarró de la cintura, tirandome en el espacio entre
sus piernas. Sus dedos se clavaron en mis caderas, tomándome por
sorpresa.
—No me mientas, chica, —gruñó sin una pizca de agrado.
Mi sangre se congeló. Mi corazón se aceleró, Él tomó otro trago de la
botella, colocándola tras de mi, de nuevo. Está vez cuando se recostó, lo
hizo despacio, frotando su mejilla contra la mía, su vello facial no tan
largo para ser una barba, pero lo suficiente para ser rastrojo,
Hormigueos inesperados bailaron en mi espina, y luché contra la
sensación de tocar su rostro.
—elgnoras siempre a la gente que te hace preguntas?
Si, sí me ponía nerviosa. Me hacia sentir tan jodidamente nerviosa
que no podía encontrar mi lengua. No esperaba esto, Esperaba abrirme