Introducción El Purgatorio es el segundo de los tres cantos de La Divina Comedia de Dante Alighieri. Lo antecede el del Infierno y le sigue el del Paraíso. El Purgatorio de Dante se divide en Antepurgatorio , Purgatorio y Paraíso terrestre. La estructura moral del Purgatorio sigue la clasificación de los vicios del amor mal dirigido, y no hace referencia a culpas específicas. Se divide en siete giros, en las cuales se expían los siete pecados capitales: soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula, lujuria.
Estructura Al pie de la montaña se encuentra el Antepurgatorio , y en la cima el Paraíso terrestre. Su estructura es peculiar a la del Infierno, pues si aquel es un abismo este es una montaña, y el orden de las penas sufre un giro muy inesperado: el camino de Dante va del pecado más grave al más leve (que es la lujuria, o amor que se excede en la medida).
Ante Purgatorio En las orillas del Purgatorio, Dante y Virgilio encuentran a Catón, un pagano que ha sido nombrado por Dios guardián del pie del monte. En la zona baja de la pendiente (llamada " Antepurgatorio "), ellos llegan a conocer dos clases principales de almas cuya penitente vida cristiana fue retardada: Los excomulgados y los arrepentidos de forma tardía. Los Primeros son detenidos aquí por un periodo treinta veces de largo como su periodo de terquedad. Los segundos incluyen a los demasiado perezosos o preocupados por su arrepentimiento, y aquellos que se arrepintieron en el último minuto sin haber recibido formalmente la unción de los enfermos, como resultado de muertes violentas. Estas almas serían aceptadas en el Purgatorio gracias a su genuino arrepentimiento, pero tendrían que esperar ahí por un tiempo igual al tiempo que permanecieron en la tierra. Entre los excomulgados se encuentra Manfredo de Sicilia en el(Canto III).
Entrada al Purgatorio Tras llegar al final del Antepurgatorio , tras un valle florecido, los dos cruzan la puerta del Purgatorio, que custodia un ángel con una espada de fuego, que parece tener vida propia. Está precedido por tres jardines, el primero de mármol blanco, el segundo de una piedra oscura y el tercero y último de pórfido rojo. El ángel, sentado en el solio de diamante y apoyando los pies en el escalón rojo, marca siete "p" en la frente de Dante y abre la puerta con dos llaves, una de plata y otra de oro, que San Pedro le dio, y los dos poetas se adentran en el segundo reino.
El purgatorio y sus 7 gradas Desde la puerta del Purgatorio, Virgilio guía a Dante a través del peregrino sus siete terrazas. Cada terraza purga un pecado en particular de manera adecuada (aquellos en el purgatorio pueden dejar voluntariamente su círculo, pero solo lo hará cuando se haya corregido el defecto dentro de sí mismos que llevaron a cometer el pecado).
Primera Grada (“La Soberbia”) Las tres primeras terrazas del Purgatorio están relacionadas con pecados causados por un mal amor que de alguna forma llega a herir a la persona amada. El primero de estos es el Orgullo. En la terraza hay almas orgullosas purgando sus culpas, Dante y Virgilio ven hermosas esculturas expresando humildad, la virtud opuesta. Luego de haber sido introducidos en la humildad, Dante y Virgilio conocen las almas de los orgullosos, quienes han sido doblados por el peso de enormes piedras en sus espaldas. Mientras ellos caminan por la terraza, pueden llegar a ver y analizar los ejemplos de humildad en las esculturas. Luego los poetas ascienden a la siguiente terraza, Un ángel cepilla con sus alas la frente de Dante, borrando la letra "P" correspondiente al pecado del orgullo, y Dante oye “Benditos son los pobres en espíritu"
Segunda Grada (“La Envidia”) La envidia era el pecado que "mira con deseo y repudio la fortuna y riquezas de otros, tomando cualquier oportunidad para quitarles o privarles de su felicidad" Tal como una de las almas envidiosas. Al entrar a la terraza de los envidiosos, Dante y Virgilio en un primer momento oyen voces contando historias acerca de la generosidad, la virtud opuesta. Las almas de los envidiosos vestían túnicas grises de penitencia, y tenían sus ojos cosidos con alambre de hierro, recordando la forma en cómo los cetreros cosían los ojos de sus halcones para lograr entrenarlos – así se les hacía más necesario poder oír que poder ver. A medida que va saliendo de la terraza, la deslumbrante luz emitida por el ángel de la terraza hace que Dante revele un poco de su conocimiento científico, pues observa que el ángulo incidia de la luz.
Tercera Grada (“La Ira”) En la terraza de los iracundos, ejemplos de mansedumbre, la virtud opuesta, son mostrados a Dante como visiones en su mente. Las almas de los iracundos caminaban en fumarolas de acre, esto simboliza el cegador efecto del enojo. Marco Lombardo discute con Dante acerca del Libre albedrío – un tema relevante, ya que no hay razones para discutir con alguien que no tiene control sobre sus acciones. En este punto Virgilio explica a Dante la organización del purgatorio y su relación con el amor pervertido, deficiente o mal dirigido. Las terrazas que habían recorrido hasta el momento habían borrado la soberbia, la envidia, y la ira. Todos ellos, amores mal direccionados.
Cuarta Grada (“La Pereza”) En la cuarta terraza se podrían encontrar las almas de aquellos que pecaron por descuido lo que sería la Pereza. Desde el momento en vida en que se falla al buscar el amor, aquí son condenados a incesantes trabajos. Esta actividad, además, remplaza las oraciones verbales de esta terraza. Estos perezosos están demasiado ocupados siquiera para conversar durante sus trabajos, por ello esta es una de las secciones más cortas del poema. Al caer la segunda noche, con los poetas aún en la terraza, Dante sueña con una Sirena, símbolo del amor desordenado o excesivo representado por la avaricia, la gula y la lujuria.
Quinta Grada (“La Avaricia”) En las tres últimas terrazas se encuentran los que pecaron por amar buenas cosas, pero amándolas excesivamente o desordenadamente. En la quinta terraza, la excesiva preocupación por los bienes terrenales, ya sea codiciosamente o extravagantemente, es castigada y purificada, y los avaros y los adinerados yacen boca abajo al suelo, sin posibilidad de moverse. En una escena, que Dante relaciona con el episodio en el que Jesús se aparece a dos discípulos en el camino hacia Emaús, Dante y Virgilio son alcanzados por el poeta Estacio , a quien Dante presenta, aunque no en bases obvias o entendibles, como un convertido al Cristianismo. Acababa de finalizar su purificación en aquel círculo, y, como cristiano, su guía sería apta para complementar la de Virgilio.
Sexta Grada (“La Gula”) La sexta terraza purifica a los glotones, y en general, a todos aquellos que a pesar de estar satisfechos insistían al comer, beber, saciar su cuerpo. En una evocadora escena del castigo de Tántalo, los glotones mueren de hambre ante árboles llenos de frutos que nunca estarán a su alcance. Subiendo a la séptima terraza, Dante se pregunta como es posible para almas incorpóreas tener el aspecto descarnado de las almas siendo privadas de comida aquí. En explicación, Stacio habla de la naturaleza del alma y su relación al cuerpo.
Séptima Grada (“La Lujuria”) La terraza de la lujuria tiene una inmensa pared de llamas a través del cual todos deben pasar. Almas arrepintiéndose de deseo mal dirigido sexual se ejecutan a través de las llamas gritando ejemplos de la lujuria y de la castidad y la fidelidad marital. A medida que el círculo de la terraza, los dos grupos de penitentes se saludan de forma que Dante se compara con las hormigas. Entre las flamas, a las que no se atreve a entrar, están los poetas románticos Guido Guinizelli y Arnaut Daniel, con quienes Dante conversa. Le recuerdan a Dante que a Beatriz puede encontrarla al otro lado del Paraíso Terrenal, finalmente Virgilio persuade a Dante para que pase entre las llamas. En los escalones del paraíso terrenal, la noche cae por tercera vez, y Dante sueña con Lea y Raquel, quienes simbolizan la vida cristiana activa y no monástica, y también la vida cristiana de contemplación, ambas importantes.
El Paraíso Terrenal En la cima del Monte Purgatorio se encuentra el Paraíso Terrenal o el Jardín del Edén. Alegóricamente, representa la inocencia que existía antes de que Adán y Eva perdieran la Gracia de Dios – el estado que el ascenso de Dante al purgatorio ha estado recuperando. Aquí Dante conoce a Matilda , una mujer cuya identidad literal y alegórica "es seguramente el problema más tentador de la Comedia. Con Matilda , Dante es testigo de una procesión que forma una alegoría dentro de la alegoría. Tiene un estilo muy diferente del Purgatorio como un todo, tiene la forma de una máscara, donde los personajes están caminando símbolos en lugar de personas reales. En la cima del monte descansa el paraíso terrenal. Este es el ultimo punto donde llegara Virgilio, pues al ser un espíritu pagano tiene prohibida la contemplación del paraíso. A partir de entonces la guía de Dante será Beatriz. Finalmente, Dante bebe del río Eunoë , recuperando la memoria, y preparándose para su ascenso al Paraíso.