La inquisición en México, presentación.pptx

RAYMUNDOCORTEZRADILL 6 views 33 slides Sep 19, 2025
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La inquisición en México Mtro. Josué Severo

En 1535 el inquisidor general de España y arzobispo de Toledo, Alfonso Manrique, expidió el título de inquisidor apostólico al primer obispo de México, Juan de Zumárraga.

Aunque este no creyó prudente establecer aún la Inquisición en México, Zumarraga cometió el error de formar proceso a un indio, señor principal de Texcoco, bautizado ya con el nombre de Carlos y nieto de Nezahualcóyotl, a quien acusó de seguir sacrificando víctimas a sus dioses.

Carlos Ometochtzin Chichimecatecatl

¿Qué se pensaba en la época?

SOSPECHAS Los indios en los rincones de jacales, en los templos o teocallis arruinados, en el fondo de las cuevas y en la cima de los cerros, en el apartado silencio de los bosques y en las orillas de los lagos, prosiguieron pertinaces en sus idolatrías, consumando sacrificios, ofreciendo flores, quemando copal y aun paliando la adoración de sus falsas deidades bajo los simulacros de imágenes y cruces cristianas.

¿De qué se le acusaba? Los cronistas del siglo en que vivió y los inmediatamente posteriores le acumulan que hacía sacrificios, «porque había tenido revelación del demonio que había de haber mucha pestilencia en la tierra»

El inquisidor apostólico lo mandó a quemar vivo en la plaza pública el 30 de noviembre de 1539 para convertirlo en la primera víctima del Santo Oficio en la Nueva España. Zumárraga recibió regaño y castigo porque en las disposiciones reales y las reglas del Santo Oficio, se estipulaba que no se podían ejercer rigor ni pena contra los cristianos nuevos de la raza india.

Pero, fue hasta 1571 que el doctor Moya de Contreras, inquisidor mayor de la Nueva España estableció en México el Tribunal de la Fé , este año, se considera oficialmente, como el del establecimiento del Santo Oficio en México.

Pedro Moya de Contreras

Fray Tomás de Torquemada, pariente de Juan de Torquemada, el ilustre fraile que se ocupó de la historia indiana de México, fue uno de los más crueles inquisidores de España, Fue él quien desarrolló las reglas más crueles y estrictas para el Santo Oficio.

Entre sus disposiciones estaba que el secreto de los testigos fuera inviolable, que se adoptara el tormento y la confiscación de bienes, que en un corto período de gracia los acusados se denunciaran a sí mismos y abjuraran de sus errores, que se recibieran las denuncias de padres contra hijos y viceversa.

El Santo Oficio nace sobretodo para perseguir a la herejía : Acabar con las personas que niegan los dogmas establecidos por la religión católica.

Las penas impuestas a los reos de delitos que no se castigaban con la muerte eran generalmente “el auto, vela, soga y mordaza y abjuración de Levi”, y a veces también el destierro. Eran de rigor, eso sí, 100 o 200 azotes.

Los sospechosos se clasificaban en dos grados: el leviter , quien se hacía acreedor a una penitencia suave y el vehementer , a quien se le castigaba con una pena de prisión más o menos severa.

De cualquier forma, al no ir a parar a la hoguera, se les "reconciliaba" -o sea, se les acogía de nueva cuenta en el seno de la Iglesia-. También eran reconciliados aquellos que reconocían su delito y pedían perdón antes de la sentencia definitiva

Era un acto público organizado por la Inquisición en el que era expuesto el condenado. Auto de Fé

Entre los delitos figuraban no sólo el renegar de Dios, de sus santos y la Virgen, sino también el amancebamiento, la fornicación y la sodomía.

La indumentaria denunciaba al reo y así lo segregaba: a los judaizantes, por ejemplo, se les condenaba a llevar ad perpetuum , un hábito penitencial amarillo con dos aspas coloradas de San Andrés: es lo que llamaban el san benito .

Remataba el atuendo un gorro de papel en forma cónica, color azafrán. Para indicar que un preso iba hacia las cárceles del Santo Oficio.

El historiador Luis González Obregón calcula que se pronunciaron 51 sentencias de muerte en los 235 o 242 años en los que funcionó en México el Santo Oficio Inquisitorial.

El Tribunal del Santo Oficio en la Nueva España, tuvo su sede en este singular recinto, reconstruido por el arquitecto Pedro de Arrieta, Maestro Mayor de Obras y Arquitectura de la Inquisición. Al deteriorarse la casa que originalmente se asignó a los inquisidores, Arrieta decidió “hacer cosa notable su arquitectura” al “ochavar” la esquina y colocar en ella la entrada. El nuevo edificio barroco se  terminó de construir en 1736.

En su juzgado, salas de audiencia y cárceles, se mantuvieron a los perseguidos por judaísmo, protestantismo, herejía, hechicería, desviaciones, e incluso rebelión.

De acuerdo a las sospechas, se les sentenciaba a prisión temporal o perpetua, y en algunos casos, a la hoguera o la horca. El quemadero de la capital novohispana se ubicó frente al templo de San Diego, en lo que fueron los límites de la Ciudad de México. Una vez suprimido el Tribunal del Santo Oficio en 1820, el inmueble tuvo diversos usos, hasta que se destinó a la Escuela de Medicina de la Universidad. 
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