LAZOS FRATERNOS
Como mencionamos anteriormente, los celos vienen de la mano
de la necesidad de rivalizar con el par. Por lo tanto, estos sentimientos
son esperables sobre todo cuando se trata de niños pequeños. Por
eso, como padres debemos prestar especial atención tanto cuando
estos sentimientos están exacer-
bados como cuando no se mani-
fiestan en absoluto. Cuando su-
cede esto último es habitual que
se observe en el chico, en lugar
de celos, una necesidad excesiva
de cuidar al hermano o herma-
na, lo que puede ser la expresión
sintomática de la culpa que provocan los sentimientos hostiles des-
pertados por el rival. Una defensa contra estos sentimientos que, por
alguna razón, no pueden expresarse. También, esto puede deberse a
conductas vinculadas con una sobreadaptación.
Muchas veces sin saberlo, son los mismos padres los que alimen-
tan estas respuestas: felicitando al hermano que no expresa sus sen-
timientos y castigando al que lo hace, por ejemplo. Desde luego que
los límites deben operar tanto en este como en todos los vínculos,
pero, en ocasiones, resulta muy complicado para los padres encua-
drar ciertas pautas de comportamiento. Cuando un hijo se “porta
bien” y el otro “mal” es muy frecuente que este último reciba mayor
atención a través de los retos, reprimendas y demás señalamientos.
Es por eso que el hijo que se porta bien, tal vez necesite convocar la
atención de los padres con este “portarse tan bien”, lo que puede
enmascarar sentimientos hostiles,
angustia, tristeza… “El otro día los
dejé un minuto para ir al baño y de
la nada el más chiquito empezó a
llorar en el carrito. Le pregunté al
más grande qué había pasado y me
dijo que nada, que se puso a llorar
de repente. Al rato le veo al bebé la
marca de una mordida en una mani-
to. No lo podía creer porque el mayor siempre le hace mimos y dice
que está contento de tener un hermanito”.
Sabias palabras las de Olivia, la cerdita inquieta, alegre y creati-
va que entretiene a nuestros niños por la tele y con la que muchos
identificamos a nuestros hijos: “Mi hermano MENOR es mi MAYOR
pesadilla”, dice. Palabra de hermana mayor, aunque el hermano me-
nor tendrá lo suyo para declarar,
seguramente. Lo cierto es que si
existe algo que el ser humano
no decide es tener un hermano
o hermana, relación involuntaria
si las hay.
Pero, ¿qué es lo que com-
plica la relación fraterna? ¿Por qué el amor y el odio se mezclan y
desmezclan tan crudamente en este vínculo? Existe un miedo básico,
un miedo fundamental asociado con el sentimiento de indefensión
y desvalimiento, miedo primordial que activa y desarrolla todos los
mecanismos de defensa del sujeto. Básicamente se trata del temor a
perder el amor de los padres o de los otros significativos y, el tenerlo
que compartir con un tercero, desata las pasiones más fervientes.
Por lo tanto, la rivalidad entre hermanos, sobre todo en las etapas
más tempranas del desarrollo, es esperable y natural. “Yo le pegué
pero él empezó primero” frase que, con alguna palabra más, alguna
menos, se hace eco en cada familia con más de un niño donde el adul-
to es convocado a encarnar un rol de juez que desempate, apruebe
y consuele.
Si observamos detenidamente
podremos constatar que en el hori-
zonte de la mayoría de las disputas
(no sólo las peleas entre hermanos)
existe un elemento tercero por lo
que se disputa. Este puede ser tan-
to un juguete como la atención de
mamá o, incluso, que papá “me dé
la razón a mí”. En cómo el adulto
responda a la demanda del niño se jugará la posibilidad de sentar
las bases para fomentar el compañerismo y la tolerancia o los celos y
demás sentimientos hostiles en el vínculo fraterno a futuro.
En cómo el adulto responda a la demanda
del niño se jugará la posibilidad de sentar
las bases para fomentar el compañerismo y
la tolerancia o los celos y demás sentimien-
tos hostiles en el vínculo fraterno a futuro.
Muchas veces sin saberlo, son los mis-
mos padres los que alimentan estas res-
puestas: felicitando al hermano que no
expresa sus sentimientos y castigando
al que lo hace, por ejemplo.
*Es psicóloga clínica, Coordinadora de Admisiones de Apertura, Equipo de Asistencia Psicológica / 4866 3237 /15 5729 9111 / www.apertura-psi.com.ar /
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