diferenciación cultural entre los sexos.
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Ambos tipos de diferenciación contienen
elementos dinámicos que son de tal índole, que, cuando se eliminan ciertos factores de
restricción, la diferenciación o escisión entre ambos grupos aumenta progresivamente hacia
el colapso o hacia un nuevo equilibrio.
16) Diferenciación simétrica. A esta categoría pueden referirse todos aquellos casos en los
cuales los individuos de dos grupos A y B tienen las mismas aspiraciones y los mismo
patrones de conducta, pero se diferencian en la orientación de esos patrones. Así, los
miembros del grupo A manifiestan patrones de conducta A, B, C en los tratos que tienen
entre sí, pero adoptan los patrones X, Y, Z en sus tratos con miembros del grupo B.
Análogamente, el grupo B adopta los patrones A, B, C entre sus miembros pero manifiesta
X, Y, Z cuando trata con el grupo A. Como consecuencia, se establece una posición en la
que la conducta X, Y, Z constituye la respuesta estándar a X, Y. Z. Esta posición contiene
elementos que pueden llevar a la diferenciación progresiva, o esquismogénesis, a lo largo de
las mismas líneas. Si, por ejemplo, los patrones X, Y, Z incluyen la jactancia, veremos que
existe la verosimilitud de que, si el jactarse es la respuesta al jactarse, cada grupo empujará
al otro a acentuar excesivamente ese patrón, proceso que, de no ser contenido, sólo puede
llevar a una rivalidad cada vez más extrema y, en última instancia, a la hostilidad y al
colapso de todo el sistema.
17) Diferenciación complementaria. A esta categoría podemos referir todos aquellos casos
en los que la conducta y las aspiraciones de los miembros de los dos grupos son
fundamentalmente diferentes. Así, los miembros del grupo A se tratan unas a otros de
acuerdo con los patrones L, M, N y manifiestan los patrones O, P, Q cuando tratan con el
grupo B. Como réplica a O, P, Q los miembros del grupo B manifiestan los patrones U, V,
W pero entre ellos mismos adoptan los patrones R, S, T. De tal suerte resulta que O, P, Q es
la réplica a U, V, W; y viceversa. Esta diferenciación puede hacerse progresiva. Si, por
ejemplo, la serie O, P, Q incluye patrones que son considerados culturalmente como
asertivos, en tanto que U, V, W incluye la sumisión cultural, es verosímil que la sumisión
promueva más aserción, la que a su vez promoverá más sumisión. Esta esquismogénesis, a
menos que se la contenga, lleva a una distorsión unilateral progresiva de las personalidades
de los miembros de ambos grupos, cuyo resultado es la hostilidad mutua entre ellos y tiene
que terminar en el colapso del sistema.
18) Reciprocidad. Aunque la relación entre grupos puede clasificarse ampliamente en dos
categorías, simétricas y complementarias, esta subdivisión resulta desdibujada por otro tipo
de diferenciación que podríamos calificar de recíproca. En este tipo de conducta, los
patrones X e Y son adoptados por miembros de cada grupo al tratar con el otro grupo, pero
en vez del sistema simétrico en el que X es la réplica a X e Y es la réplica a Y, encontramos
aquí que X es la réplica a Y. Por consiguiente, en cualquier caso particular, la conducta es
asimétrica, pera la simetría se recupera después de un gran número de instancias, dado que
algunas veces el grupo A manifiesta X, a lo que el grupo B replica con Y, y algunas veces el
grupo A manifiesta Y y el grupo B replica con X. Los casos en que el grupo A algunas
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Confr. Margaret Mead, Sex and Temperament in Three Primüive Societtes, Nueva York, Morrow, 1935.
De las comunidades estudiadas en este libro, los arapesh y los mundugumor tienen una relación entre los
sexos que es predominantemente simétrica, mientras que los chambuli la tienen complementaria. Entre los
iatmules, una tribu de la misma zona, que estudié, la relación entre los sexos es complementaria, pero sobre
líneas más bien diferentes de las de los chambuli. Espero publicar en breve un libro sobre los iatmules que
esboza su conducta desde los puntos de vista a, b y e enunciados en el párrafo 10. (Véase Bibliografía,
entradas correspondientes a 1936 y 1958 a.)