La sonda nasogástrica es un tubo delgado y flexible, que se coloca en el hospital desde la nariz hasta el estómago, y que permite mantener la alimentación y administración de medicamentos en personas que no pueden tragar o comer normalmente, debido a algún tipo de cirugía en el región de la boca y la garganta, o debido a enfermedades degenerativas. La alimentación a través de la sonda es un proceso relativamente sencillo, sin embargo, es importante tener algunos cuidados para evitar que la sonda se salga de su lugar y que la comida llegue a los pulmones, lo que puede causar neumonía, por ejemplo. Idealmente, la técnica de alimentación por sonda siempre debe ser entrenada por el cuidador en el hospital, con la ayuda y orientación de una enfermera, antes de que la persona se vaya a casa. En los casos en que la persona con la sonda sea autónoma, la tarea de alimentación la puede realizar la propia persona.