estresamos, tratando continuamente de rellenar la brecha, de
manipular el mundo exterior para lograr lo que queremos.
Esa es la condición desde la que mucha gente fija sus objetivos y trata
de crear lo que quiere en la vida, y, desafortunadamente, desde ese
nivel de conciencia no se logra nada... o nos ponemos tantos
obstáculos que finalmente no podemos lograr nada, o logramos
alcanzar nuestros objetivos pero vemos que no nos proporcionan la
felicidad interior.
Es en el momento en el que notamos este dilema que comenzamos a
abrirnos hacia una senda espiritual. Nos damos cuenta de que tiene
que haber algo más en la vida, y empezamos a buscarlo.
Podernos pasar por distintas experiencias y procesos en nuestra
búsqueda, pero finalmente nos restituimos a nosotros mismos. Es
decir, retornamos a una experiencia de nuestro verdadero yo, la
naturaleza de Dios o la mente universal que está en nuestro interior. A
través de esta experiencia se nos restituye toda la capacidad
espiritual, el vacío interior se llena desde adentro, y nos convertimos
en seres radiantes, compartiendo la luz y el amor que provienen de
nuestro interior con quienes nos rodean.
Este proceso es conocido como Iluminación", y creo que es una
evolución permanente de cada individuo, que no puede completarse
hasta que no la compartamos con todos nuestros congéneres. Por lo
tanto, todos somos igualmente responsables de nuestra propia
iluminación y de la iluminación de todos los seres en nuestro planeta...
Ahora retornemos a nuestra supuesta paradoja.
Cuando volvemos de un estado de vacío, codicia y manipulación, la
primera lección, y la más importante, es simplemente soltarnos.
Consiste en relajarnos, en dejar de pelearnos, de esforzarnos tanto, en
dejar de manipular cosas y personas para intentar obtener lo que
queremos y necesitamos: en dejar de hacer tanto, y por un momento,
tener la experiencia de ser simplemente.
Cuando hacemos esto, de repente descubrimos que estamos muy
bien, en realidad nos sentimos maravillosos, simplemente dejándonos
ser, y dejando al mundo ser, sin tratar de cambiar nada. Esta es la
experiencia básica de ser aquí y ahora, y es lo que la filosofía budista
llama "soltar las ataduras". Es una experiencia muy liberadora, y la
base de cualquier senda de autoconocimiento.
Cuando hayamos hecho esta experiencia con mayor frecuencia,
abriremos el canal hacia nuestro yo superior, y una gran cantidad de
energía creativa natural comenzará a fluir a través de nosotros en