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D. David llega a tener fama nacional (1 Samuel 16–31)
David es ungido (1 S 16). Samuel privadamente ungió a David para que fuera el
próximo rey, pero Saúl no lo sabía. David era joven, y Samuel era viejo. El profeta anciano
aprendió una nueva lección cuando ungió al joven rey. El hombre mira la apariencia
externa de una persona, pero Dios mira el corazón (1 S 16:5-13). Estudiante, recuerde esta
lección. Lo más importante para Dios no es su capacidad o sus notas. Él da la unción según
la condición del corazón, y la unción de Dios trae poder por el Espíritu Santo.
David se preparó bien cuando era joven. Aprendió a tocar instrumentos musicales. Su
fuerza y su valor crecieron cuando peleó con un león y con un oso que atacaron a sus
ovejas. Mediante sus luchas, David aprendió a confiar en Dios y en su ayuda.
David mata a Goliat (1 S 17). Isaí, el padre de David, lo envió con provisiones para sus
hermanos. Ellos eran soldados de la guerra contra los filisteos. Mientras David estaba allí,
oyó al gigante filisteo, Goliat, gritando a los israelitas. David sabía que Dios le ayudaría
matar a Goliat, y así fue, Dios le ayudó (1 S 17). Repentinamente todos supieron de David.
Él llegó a ser un gran héroe en Israel después de matar a Goliat y las mujeres danzaban y
cantaban: “Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles” (1 S 18:7). ¡A los reyes viejos
no les gusta oír canciones como estas sobre varones jóvenes!
Saúl trata de matar a David, pero Jonatán se hizo su amigo (1 S 18–20). Saúl
llegó a tener celos de David, aunque frecuentemente él le ayudaba (1 S 16:17-23; 18:2, 5–
9). Los celos de Saúl le hicieron que buscara maneras para matar a David indirectamente.
Primero, le pidió a David matar a cien filisteos como dote para casarse con Mical, su hija.
Saúl pensó que los cien filisteos matarían a David (1 S 18:25). Pero Dios estaba con David
y le ayudó matar a 200 filisteos. Entonces los ataques de Saúl llegaron a ser más directos.
En la cena, Saúl arrojó su lanza contra David (1 S 19:10), pero
el Señor ayudó a David a moverse, y la lanza se clavó en la
pared. Jonatán, hijo de Saúl y heredero al trono, llegó a ser el
mejor amigo de David y lo ayudó a escapar del palacio.
David huye y Saúl lo busca (1 S 21–26). David se vio
forzado a huir y a esconderse en el desierto (1 S 19:1-2). Saúl
y su ejército lo buscaron para matarlo. Dos veces, David y sus
hombres tuvieron la oportunidad de matar a Saúl, pero David
se rehusó a tocar al ungido de Dios (1 S 24:4-7; 26:8-12). Esta
es una gran ilustración de dejar la venganza a Dios (Ro 12:17-
21).
Los filisteos dan refugio a David (1 S 27). David tenía
miedo de que Saúl lo pudiera encontrar, así que se fue a vivir
con los filisteos. Ellos le permitieron vivir en la ciudad filistea
de Siclag. Con el tiempo, los filisteos fueron para pelear
contra Israel, pero no confiaron en David para que peleara en
David y sus hombres vivían
con los filisteos en Siclag.