burlesco en esta situación, en la que podría basarse una novela cómica
(2). Es cómico, pero no es sólo cómico... es también terrible. Pues se
trata de un hombre que, en cierto sentido, está desesperado, frenético.
El mundo desaparece incesantemente, pierde sentido, se esfuma... y él
ha de buscar sentido, elaborar sentido, de un modo desesperado,
inventando continuamente, tendiendo puentes de sentido para salvar
abismos de insensatez, el caos que se abre continuamente a sus pies.
Pero, ¿sabe, siente esto el propio señor Thomson? Después de
considerarlo «tremendo», «muy simpático», «muy divertido» la gente
siente inquietud, miedo incluso, por algo que hay en él. «No para»,
dicen. «Es como si estuviese corriendo en una carrera, como si intentase
alcanzar algo que siempre se le escapa. » Y, verdaderamente, nunca
puede parar de correr, porque esa brecha de la memoria, de la
existencia, del sentido, no se cura nunca, hay que tender puentes, hay
que poner «remiendos», a cada instante. Y los puentes, los remiendos,
pese a toda su brillantez, no funcionan... porque son confabulaciones,
ficciones, que no pueden sustituir a la realidad, y que no se
corresponden además con ella. ¿Siente esto el señor Thomson? O, dicho
de otro modo, ¿cuál es su «sentido de la realidad»? ¿Se siente
atormentado continuamente, siente la angustia del hombre perdido en
la irrealidad, que lucha por superar su situación mediante ilusiones,
invenciones incesantes que son también totalmente irreales, en las que
se hunde? Es indudable que no se siente muy a gusto... tiene siempre
una expresión tensa, crispada, como de un hombre sometido a una
presión interior continua; y de cuando en cuando, no muy
frecuentemente, o enmascarada si aparece, una expresión de
desconcierto patente, franco, patético. Lo que salva por una parte al
señor Thompson, y lo condena por otra, es la superficialidad forzada o
defensiva de su vida: la forma en que se halla reducido, en realidad, a
una superficie, brillante, temblequeante, iridiscente, en perpetuo
cambio, pero a pesar de todo una superficie, una masa de ilusiones, un
delirio, sin profundidad.